Niño Dragòn...2000-2012...

sábado, 20 de agosto de 2011

 


LOS INTEGRANTES DE UNA FAMILIA EN LA CUAL ATERRIZO UN DRAGON ESTAN AVISADOS:PRESTEN ATENCION A SU CRECIMIENTO Y SU EVOLUCION.SU VIDA NO SERA FACIL PUES ESTA AQUI PARA COSAS SUPERIORES Y NO SIEMPRE COMPRENSIBLES.EL DRAGONCITO LLEGO PARA DEJAR SU HUELLA INDELEBLE ,PARA ABRIR NUESTRO HORIZONTE,PARA OFRECERNOS EL CALOR DE SUS ENTRAÑAS.

SON BEBES Y CHIQUITOS MUY BUENOS.SE DESTACAN SIN PROPONERSELO;TAL VEZ POR ESE ESTILO IMPERIAL QUE NATURALMENTE DESTILAN:MEDIAS SONRISAS Y LEVES INCLINACIONES DE CABEZA.

ES RARO VER A UN DRAGONCITO EN EL MEDIO DE UN FEROZ BERRINCHE A LOS GRITOS PELADOS.EL NIÑITO TIENE ESTRATEGIAS MAS SUTILES Y EFECTIVAS PARA CONSEGUIR LO QUE QUIERE:DESDE UN CHUPETIN HASTA UN VIAJE A DISNEY.TODOS CAEEN RENDIDOS A SUS PIES TARDE O TEMPRANO,HASTA SUS PROPIOS HERMANOS,QUE SUELEN TENERLE ENVIDIA O ALGUN RENCORSILLO OCULTO.EN EL COLEGIO Y EN SU CASA SON PROTECTORES Y GENEROSOS CON SUS COSAS Y SU TIEMPO.SUELEN SER LOS PAYASOS PLIN PLIN DE LA "TRIBU"TIENEN UN HUMOR TIPO INGLES,ESTAR JUNTO A UN DRAGONCITO ES UNA INYECCION DE VIDA Y OPTIMISMO,PERO CUANDO ESTAN EN LAS MALAS SE TRANSFORMAN EN MASCARITAS DE DOLOR QUE NO SABEN DISIMULAR.

TIENEN UN SENTIDO INTENSO Y ALGO TRAGICO DE LA VIDA,A VECES SUFREN POR SER DIFERENTES O NO ENCAJAR EN EL MEDIO QUE LES TOCA.POR SUERTE ENTIENDEN TEMPRANO QUE SERAN SUS PROPIAS GUIAS,QUIZAS POR ESO LOGRAN SUS METAS ANTES QUE EL RESTO.A LA FUERZA APRENDEN A NO ESPERAR NADA DE NADIE.

TAL VEZ UN DRAGONCITO FELIZ ES EL QUE PUEDA APAGAR SU FUEGO INTERNO POR UN RATO Y DESCANSAR EN LOS BRAZOS AFECTUOSOS DE SUS PADRES.LOS QUE PARIERON UN DRAGON ESTAN INVITADOS A ENTRAR EN EL REINO DE LOS CIELOS.NO HAY MAYOR BENDICION QUE APOYARLOS EN TODO LO QUE EMPRENDAN,AUQUE PAREZCA DESCABELLADO;AUQUE SUS SUEÑOS LOS ALEJE DE NOSOTROS.

NUESTRO AMOR LOS PONDRA DE PIE,UNA Y OTRA VEZ,A LO LARGO DE LA VIDA.

HUBO UNA VEZ,HACE MUCHO TIEMPO,UN NIÑITO DRAGON QUE NACIO EN UN ESTABLO DE BELEN......

El Yo Testigo...

viernes, 19 de agosto de 2011

 


La maravilla del estado consciente

Tenemos un núcleo muy arraigado, que es algo constante y estable, pese a todos los cambios. Hay una continuidad en lo que fuimos y lo que ahora somos. Es un principio mental, intangible, de consciencia despierta, cuya existencia misma hace posible la de todos los momentos de consciencia, porque reacciona por atención o desatención a la experiencia sensorial.

La doctrina ocultista afirma que la consciencia despierta, es en sí misma un principio separado. Parte de este principio actúa sobre el cuerpo, especialmente en el corazón y cerebro. Tiene relación y
correspondencia con los centros cerebrales. La parte que así actúa, es la que se proyecta en una forma particular de espacio y tiempo y que a partir de ellos se “imagina” como ser absolutamente completo y autosuficiente. Esto es lo que conocemos por persona. Es la suma de todos nuestros pensamientos, sensaciones y sentimientos personales. Esta es la consciencia fraccionada y no la mente que la origina, la que tiene su sede en el cuerpo, en el cerebro principalmente. Este limitado campo de la consciencia se expande al espacio y varía según los individuos. Una persona sensible puede sentir esta emanación u aura, cargada de pensamientos y sentimientos de otra, que se encuentre cerca, si entremezclan sus auras.

La mente está en todas partes. El espacio es la forma que la mente asume. El espacio mismo es creado por la mente. Los pensamientos son aspectos de la consciencia. La consciencia es un aspecto de la mente.
La mente trasciende los límites de cualquier espacio particular; no tiene ataduras físicas y sólo ocurre que los pensamientos manifestados, nos parecen acontecimientos temporales.

Para la doctrina del mentalismo, todas las cosas son conocidas por la mente, sólo como percepciones mentales y sólo pueden existir, dentro de ese principio consciente, inmaterial, intangible de consciencia despierta que es la mente humana. La consciencia es la que sintetiza a través de la observación e interpretación la reacción conjunta de los órganos sensoriales y del cerebro. Las sensaciones mismas sólo son “objetos” de la atención consciente del hombre.

Durante un sueño determinado, está la personalidad activa y proyectada en el sueño, de la cual se tenía consciencia, y su espectador de quien esa personalidad misma no tenía en ese momento consciencia alguna.

En el sueño hay una naturaleza doble, esa misma doble naturaleza puede existir también durante la vigilia en que hay un espectador detrás del cual- a causa de nuestra temporal identificación con ese hombre despierto- no hay consciencia alguna de esta relación.

En el soñar y dormir no se agota la existencia de la mente. El dormir profundo, debajo de la personalidad, apunta a un estado mental más profundo, dentro del “yo” a pesar de su inconsciencia. El misterio de ser, revela su secreto únicamente cuando el hombre se vuelve consciente de lo que él es, en esta parte más profunda de su ser.

Si la personalidad individual tal como se la conoce en vigilia, no fue el origen del soñar y del dormir, entonces, “otra mente” debe haberlo hecho. Esta segunda mente, debe estar relacionada con aquélla de alguna manera. Esta es la mente más profunda que nosotros buscamos, y que no siendo lo que sueña, duerme o está despierto, observe la creación de éstos fenómenos en la persona.

El principio de consciencia despierta, es un principio universal. Como está detrás de la consciencia, no puede volverse para verse a sí misma. Se encuentra por encima de nuestra consciencia introspectiva. Normalmente no la percibimos, porque trasciende al yo “familiar” mismo. Podemos percibir su presencia cuando comprendemos que hay algo que nos permite tomar consciencia de los estados fluctuantes del “yo” superficial. Es algo inconmensurablemente superior y permanente dentro de nosotros. Es una consciencia unitaria e infalible. Es un principio mental, la esencia misma de la mente que permanece fuera de todo cambio en nosotros, que no está en espacio ni tiempo, es, por lo tanto, inmutable.

La mente puede dividirse en dos partes; aquella de la que continuamente tenemos consciencia, como persona observada y la parte que nos permite captar, que hay una persona, que es la mente observadora.

El “Yo Testigo” está presente en forma de asociación o inmanencia mística en el “yo personal” y refleja en ese yo la sensación de su propia existencia real. El yo total tiene una índole triple: el cuerpo físico, consciencia personal constituida por sensaciones , pensamientos, deseos, imágenes y tendencias kármicas y el Yo Observador, Impersonal. Este Yo es el sujeto del cual los otros son el objeto. El yo consciente es un pensamiento, el Yo Superior es puro Pensamiento.

Esta consciencia es idéntica al cuarto estado de conciencia, que trasciende el dormir profundo. Puede permanecer fuera del dormir, soñar y estar en vigilia. La persona sólo es una proyección del Yo Superior a
la que trasciende y a la que hace establecer una relación entre esa persona y todas las demás. Tiene que incluírselo en un Ser superior en el que todos son uno y uno son todos. Es un Yo universal, una individualidad superior.

La experiencia humana es el residuo final de un proceso de interacción, un tejido elaborado por una mente común en la que todos los seres humanos viven y piensan y que a su vez vive y piensa a través de ellos.

El mundo es el resultado de una imaginación cósmica e individual continuada. Hay una última instancia, sólo un simple observador, la Mente Universal y sólo una única imagen del mundo y nosotros como personas, estamos contenidos en una realidad mayor. La Verdad detrás del mundo, es su realidad esencial y permanente. La Verdad detrás del yo es nuestra propia divinidad perdurable.

El proceso de desencarnar

Este proceso es variable, depende de la “ignorancia ” de la persona que viva la experiencia. Si es ignorante, el pensamiento se adhiere al cuerpo y los sentimientos a los deseos. Aumenta el dolor físico debido al temor y al rechazo. Si la persona tiene más claridad mental como para saber que su cuerpo es la idea que
él tiene de éste y como para controlar sus deseos personales, este cambio se produce con una mayor preparación.

El ser que vive esta experiencia, siente una intensa presión en los pies que va invadiendo todo su cuerpo produciéndole entumecimiento, eso influye en la respiración, la circulación de la sangre y en los sentidos
de la vista y del oído. La sensación de estar identificado con el cuerpo desaparece y se concentra en el corazón. Se produce una comunicación telepática automática, si la persona que está viviendo este proceso, está lejos de la persona que ama, la cual sentirá desasosiego y el presentimiento de que algo malo ocurre. Si su imaginación es impresionable, verá al agonizante frente a ella. Al mismo tiempo el que agoniza ve a la persona viva, cuando ambos tienen la suficiente fuerza telepática emisora y receptora.

Posteriormente el agonizante tiene la sensación de un total desamparo, se siente arrastrado por fuerzas naturales lejos de lo familiar y querido. Desea expresar sus sentimientos, pero descubre que no puede hablar. Siente una inconmensurable soledad. La naturaleza, llena de deseos, ambiciosa de posesiones, ha caído sobre él como una fría ducha.

El ser más evolucionado, en este mismo trance, sentirá la presencia consoladora de su Maestro, o su Hermano Mayor, cuya imagen siempre aparece en este instante, para facilitarle el tránsito.

Los últimos pensamientos del que agoniza, contribuyen al complejo grupo de factores que determinan qué forma adquirirá en la próxima reencarnación. La desaparición de la consciencia, que culmina en el paroxismo de la muerte, determina que pueda percibir lo que hasta ese momento no había podido captar.

Después del último latido del corazón, el “muerto” entra en un estado de visión clarividente, que a él le pueden parecer días, pero que es mucho más corto debido a los diferentes nódulos de nuestro tiempo terrenal. Entonces, empieza a descubrir la capa más misteriosa y profunda de su mente que le ha permitido conservar un registro de todas las experiencias vividas desde la infancia a la vejez. Todo existe en forma
de cuadro. Revisa algunos episodios, muy particularmente los más intensos, de su vida pasada. Estos cuadros, impresionantemente brillantes, se presentan como externos a él. Desde el momento de la muerte el tiempo de acontecimientos y experiencias, corre hacia atrás con una velocidad desconocida e increíble. Esto sucede porque él sale del cuerpo, todavía apegado a la vida y con el deseo de volver a ella.

Hay un Yo vivo, que ha observado imperturbablemente la muerte de su ser corporal, es el mismo Yo que ha observado siempre a su yo superficial, “algo” que no ha sido reconocido como propio. Ese ser, es su propio Yo Superior. A través de sus ojos, el hombre que ha muerto, no sólo contemplará su vida, sino que se convertirá en su propio juez incorruptible. Súbitamente, el enfoque personal y egoísta lo abandona, se contempla a sí mismo no sólo como los otros lo ven, sino como es frente al poder impersonal del karma.

Todos sus actos terrenales son enfrentados cara a cara con las consecuencias que tuvieron para otras personas. En ese momento comprende que sus sufrimientos fueron provocados por su conducta, ignorada, egoísta o inadvertida. Siente que todo fue justo, pero a la vez, siente remordimientos. Contempla a los demás seres que tuvieron relación con él, como realmente son y no como pretendían ser ante sus ojos o como él creía que eran. Así, descubre que el mundo creado por él mismo era ficticio. Ahora contempla a este superficial yo, como el observador anteriormente oculto lo contemplaba, sin pasión, fatuidad o auto compasión.

Al descender en consciencia, empieza a sentir que toda su existencia ha tenido la textura de un sueño. Los hechos y personas pasados de su vida terrenal, le parecen remotos e irreales. Puede percibir sin lugar a dudas, la calidad ilusoria de la materialidad del mundo. Si puede comprenderlo y contemplar esta revelación, podrá ganar en beneficio espiritual, que se pondrá de manifiesto en la encarnación siguiente.

El hombre que pasa por esta experiencia, sin un conocimiento cabal de su enorme poder potencial, es decir, que aunque su existencia real le parezca “ahora” un sueño, no la contempla como si siempre ” fuera semejante a un sueño.

Después de estas revelaciones, el hombre se sume en un sueño sin imágenes oníricas, en un completo descanso de todo su ser, dentro de la inconsciencia simple. Ahora sí se ha completado la transición de la muerte. Ha concluido una época de la vida individual.

Ramana Maharshi, expresa a sus devotos en sus Pláticas: “si un hombre considera que nació, no puede evitar el temor a la muerte. Uno experimenta un sueño y al despertar sabe que es irreal. La experiencia de la vigilia es irreal en los otros estados. Cada estado contradice a los otros. Por lo tanto son meros cambios que tienen lugar en quien los ve, o son meros fenómenos que aparecen en el Yo, el cual es ininterrumpido y permanece no afectado por ellos. Son fenómenos igual que el nacimiento, el crecimiento y la muerte. El nacimiento y la muerte son solamente ideas. Pertenecen al cuerpo o a la mente. El Yo existe antes del nacimiento de este cuerpo y permanecerá después de la muerte de este cuerpo. Así ocurre con la serie de cuerpos considerados en sucesión. El temor a la muerte es del cuerpo. Ese temor se debe a la ignorancia. Realización significa Verdadero Conocimiento de la Perfección y de la Inmortalidad del Yo. La mortalidad es sólo una idea, y es causa de aflicción. Ud. se libera de ella realizando la naturaleza Inmortal del Yo. La armonía consiste en la realización de su no separatividad del Yo. Este Yo único que ha permanecido en tantas fases”.

“Existe un Poder Superior que puede guiar. Es la Gracia y está dentro de cada uno. El Yo está siempre allí, en la actividad y en la paz”.

“Las ideas sobre conocimiento y no conocimiento son sólo relativas y falsas. Al no ser reales, no son perdurables. El estado verdadero es el Yo. Sin dualidad. Es eterno y persiste ya sea que uno esté consciente o no. El Yo está más allá de quien conoce y del conocimiento. El yo es la fuente del sujeto y
del objeto, como ahora prevalece la mente al sujeto se lo considera la fuente. La Realidad está más allá de sujeto y objeto. Cuando a la Realidad se la realiza se sueltan los nudos del corazón y se apaciguan las dudas. La búsqueda hacia dentro, es el sendero que el intelecto del hombre ha de conquistar. El intelecto mismo, mediante práctica continua, comprende que algún Poder Superior le permite funcionar. El mismo, no puede llegar a ese Poder, por eso después de cierta etapa, deja de funcionar y cuando lo hace todo lo que queda es el Poder Supremo. Eso es la Realización, esa es la finalidad, esa es la meta.”

El Yo Superior

El Yo Superior no siempre desempeña el papel de un testigo. Su presencia hace posible los movimientos
y actividades del hombre. No es sólo el oculto observador, sino además, en virtud de ser una función de la Mente Universal, la regla interior de la persona. Así se establece el karma de la siguiente encarnación,
antes del nacimiento, puesto que contiene todas las posibilidades kármicas del pasado, y constituye por esto el agente actualizador que traslada esas posibilidades, al tiempo y al espacio para que se produzca su evolución. En momentos críticos de la vida personal, pueden producirse acontecimientos inesperados que inducen a tomar una decisión con urgencia. Como resultado el hombre es guiado super racionalmente
o milagrosamente protegido.

El Yo Superior representa la consciencia más elevada de todo ser humano. El grado de evolución de la consciencia cognoscente del hombre, revela el grado en que puede oír esa voz. Si la resistencia del hombre es tenaz debido a sus preocupaciones de diversa índole y no se relaja por un solo momento durante la vigilia, el Yo Superior puede entregar su mensaje o advertencia durante el sueño. En tal caso la persona recibirá la comunicación en su mente consciente, después de un sueño sin sueños, en el filo del despertar o a través de un sueño que puede ser o no simbólico. Es muy importante reparar en las ideas que surgen durante cualquier momento de exaltación mental, procurando no perder su profundo significado.

Como la Gracia llega en forma inesperada, debemos prepararnos para recoger sus frutos, esto debe realizarse, sin hacer planes, ni luchas para obtenerla. La intervención del Yo Superior en la vida personal, produce una exaltación muy intensa, que sacudirá del letargo en que vive sumida la persona, los pensamientos, sentimientos, deseos y voluntad se ven afectados. Pero, a veces, ese ser privilegiado, vuelve a su antiguo punto de vista mediante la racionalización, producto de la incomprensión que no le deja ver por más tiempo la verdad con su certidumbre. Debemos tratar de saber reconocer estas excepcionales experiencias y oportunidades y valorarlas en su real dimensión.

El hombre espiritual debe, con absoluta seguridad, aceptar o negar su fe que el Yo Superior realmente existe, y que su realización es el fin de su encarnación. Ningún llamado persistente y sincero cae en el vacío, siempre es escuchado, debe surgir no sólo de los pensamientos, sino además de los actos. El Yo Superior no puede separarse del karma cósmico, pero está sujeto a la acción de la causalidad personal, aunque no está sometido a la personalidad, el cambio, la relatividad. El hecho de que la causalidad personal, no siga en el plano más profundo de la existencia, posibilita en la vida humana, la aparición de la Gracia.

Las fuerzas kármicas impersonales, que gobiernan el universo siguen siendo poderosas, sólo que debemos completar el círculo comprendiendo que la verdad acerca de la vida humana, tiene lugar suficiente como para incluir las ataduras del karma y la libertad de aquello que da origen al karma. Nuestros fines espirituales o físicos, los logramos no sólo por mérito propio, sino también por la Gracia.

La plegaria puede ser efectiva, si previamente hay arrepentimiento y reparación, pueden ser factores que afecten al karma y hacerlo más favorable. El Dios a quien el hombre ruega habita en su propio corazón. La mejor manera de luchar contra el principio del karma, cuando está ejerciendo una presión dolorosa, no es rogar, sino cambiar los propios pensamientos. Cuanto más pueda el hombre cambiar la tendencia general
de sus ideas, mejor se vuelve el exterior.

Existimos más allá de la muerte, ya sea en la etapa onírica que caracteriza el primer momento de la muerte, ya sea en la forma de un dormir profundo que finaliza el proceso de morir o bien en una nueva reencarnación, que completa el ciclo total de la personalidad. Estas etapas no son lo mismo que la verdadera eternidad, la cual sólo puede obtenerse superando la personalidad transitoria. Metafísicamente es imposible concebir a la eternidad como una continuación perpetua del yo personal. Todo lo que tiene un principio tiene un fin, es una ley inexorable de la Naturaleza.

Para la metafísica la inmortalidad es un modo de consciencia, lo cual es cualitativo. Su valor radica en nosotros, no en el tiempo. No existe posibilidad de liberación del sufrimiento, en ninguna parte del universo, mientras no se produzca la liberación del ego. La vida interior es el propósito final de la existencia. En algún momento, el hombre tiene una percepción inconsciente del hecho de que la existencia humana “ciertamente” posee algo de sí misma que resulta incólume a los acontecimientos del tiempo y que, por lo tanto, es auténticamente eterno, algo que permanece aparte de todas las vicisitudes que acompañan a la carne y al yo. La esencia mental es el verdadero cimiento sobre el cual se ha construido la estructura total de este “Yo”, que jamás ha nacido y en consecuencia jamás muere.

Este enfoque de la inmortalidad, como algo perteneciente a la individualidad superior del yo más elevado, más bien que a la personalidad inferior, reemplazaría al concepto anterior, destinado en última instancia a sufrir la angustia del deseo frustrado, en tanto, el enfoque verdadero sumerge al hombre en una paz que va en aumento a medida que mejor comprende esta verdad.

Esta verdadera inmortalidad puede alcanzarse sólo a través del Yo Superior, porque éste no deriva su vida de otro principio. Tiene vida propia. Es inmortal porque es parte de la Mente Universal, por lo tanto está liberado de algún cambio. La Mente no es ubicable en la consciencia personal, pero hay un instante en la percepción espacio-temporal, un punto en que la consciencia personal se reúne con Ella. Para la mayor parte de las experiencias místicas, dicho punto es percibido “primeramente” dentro del corazón, (Chakra Anahata).

La Mente Universal no puede confinarse dentro de una percepción tan limitada. La experiencia mística, con posterioridad, supera este centro, para terminar separando la consciencia de cualquier implicancia espacio-temporal. Este místico punto de encuentro, el Yo Superior, representa la máxima posibilidad de que el yo finito, pueda conscientemente compartir la existencia última. La diferencia entre la Mente Universal y el Yo Superior es sólo de alcance y de grado, no de índole, porque están formados de la misma
sustancia.

Nosotros podemos ascender hacia la máxima altura de este Yo, no más allá. Nuestra vida personal es una fase de la vida del Yo Superior, y la existencia de éste es una fase de la Mente Universal. Esta cadena de relaciones favorece que el yo inferior tenga un eterno parentesco con el Cosmos. El hombre puede tener consciencia de ese parentesco, pero no puede trascender la relación misma. Todo Yo Superior existe en la Mente, de la misma manera que los pensamientos existen en una misma y única mente humana. Cada Yo Superior es “en sí mismo” igual a otro. La diferencia es de relación y no de índole, porque cada uno guarda una relación particular con los ciclos de personalidades reencarnadas.

La experiencia que un hombre tiene cuando alcanza la consciencia del Yo Superior, es absolutamente idéntica a la de todos los hombres que lleguen a la misma experiencia. El Yo Superior es la capa más profunda de la mente, con la cual el hombre puede adquirir consciencia de Dios. Es la inmanencia sin tiempo y espacio del ser universal en un centro particular. Los seres humanos poseen rasgos propios de personalidad que los diferencian entre sí, son diferencias transitorias que los dividen, mientras no vivan en el Yo Superior. La memoria de las características esenciales de todas las reencarnaciones anteriormente relacionadas, se registra y conserva dentro del Yo Superior.

El cuerpo proporciona el “campo” de la experiencia; el pensamiento y el sentimiento dan los “medios” de la experiencia, mientras que el Ser Superior es el supremo ser experimental del hombre, el “Verbo hecho carne”. La consciencia original del Yo Superior es única e indiferenciada. El ego puede adquirir la experiencia de su identidad, perdiendo la consciencia del principio único y universal que subyace su propia existencia. El Yo Superior infinito debe descender de su propia unidad trascendente en forma de seres separados, reduciéndose para establecer relaciones con dichos seres. Cuando el Yo Superior se limita y diferencia para adquirir auto consciencia, la parte de sí mismo así limitada y vuelta finita, olvida su índole infinita. Esta es la razón por la que casi todas las criaturas de este mundo espacio-temporal, han olvidado su origen divino, sin saber que en ningún momento han estado separados de él.

Ramana Maharshi explica lo siguiente; “yo soy esto, yo soy eso, es el ego. El ego es transitorio. Cuando al Yo se lo considera solamente como el “Yo” es el Yo. Cuando escapa por la tangente y dice “esto” entonces es ego. El Yo es Dios. Yo Soy, es Dios. A Dios no se lo puede engañar con genuflexiones, ni posternaciones. El ve si la individualidad está allí o no”.

“El ego desaparece en quienquiera que investigue el origen del pensamiento del “Yo”. La esencia de nuestra mente, es solamente percepción consciente o consciencia. Sin embargo, cuando el ego la domina, funciona como la facultad racional, pensante y perceptiva. La Mente Cósmica, al no ser limitada por el ego, no tiene nada separado de sí misma, por lo tanto es solamente consciente. Eso es lo que en la Biblia significa. “Yo soy el que Soy.”

Él Yo puro es la Realidad: La Existencia, Consciencia y Bienaventuranza, Sat-Chit-Ananda. Cuando se olvida Eso, se dejan ver todas las aflicciones y cuando a Eso se lo mantiene firme, las aflicciones no afectan a la persona. El Yo, está más allá después de desechar todo lo que es no-yo. Para conocerlo hay que trascender el plano de la relatividad. Un ser separado (el yo) parece conocer algo aparte de sí mismo, (el no yo), o sea, el sujeto es consciente del objeto. Debe existir una unidad subyacente en estos dos estados la cual surge como “ego”. Este ego es la naturaleza de Chit ; Achit (el objeto insensible) es sólo la negación de Chit. Por lo tanto, la esencia subyacente es afín al sujeto, no al objeto. Buscando al que ve, desaparece lo que ve, el que se sutilizará cada vez más, hasta que sólo sobreviva el que ve absoluto. Este proceso se llama “la desaparición del mundo objetivo”

La eliminación de lo visto, significa la eliminación de las entidades separadas del sujeto y del objeto. Lo visto, incluso el ego, es el objeto. Lo Real sobrevive eliminando lo irreal”


“Dios ha creado el dolor y la pena
para que por contraste
se pueda conocer la alegría,
Las cosas ocultas se hacen manifiestas
mediante sus opuestos,
como Dios no tiene opuestos
El permanece oculto.”
Rumi

Porqué sufre el ego?

El bien y el mal son concepciones relativas. Desde el punto de vista de la Mente Universal nada es inútil
o innecesario. La permanencia del ego en el mundo, extraerá en el curso de una gradual evolución, todas las posibilidades latentes en la vida. Cuando el ego alcance su auto comprensión y sienta su pristísima unidad con los demás, la lucha finaliza. La evolución cósmica purificará y ennoblecerá a toda la humanidad, a través de la enseñanza kármica y los continuos nacimientos, aunque para que esto ocurra tengan que pasar millones de años.

El ego comete errores respecto de sí mismo y de los demás, porque su auto conocimiento es limitado y su comprensión del mundo es incompleta. Debido a esas características, aplica erróneamente sus energías, orienta mal sus sentimientos y pervierte su voluntad debido a la ignorancia. Cuando el hombre se separa
de su Yo Superior nace el mal, es por eso que una cura a su sufrimiento es una reintegración a esa Fuente eterna.

El hombre busca olvidarse de sí mismo a través de sus distracciones, tiene necesidad de llenar su vacío interior. Durante sus sucesivas reencarnaciones manifiesta a través de sus actos y pensamientos, lo alienado que está de la armonía con sus verdaderas metas vitales. Busca la fama, el amor o la riqueza, cuando lo que realmente necesita es la Realidad de una riqueza que jamás puede perderse y de un amor transformado en algo más especial y noble: compasión Para llegar a esta culminación, antes tendrá consciencia de la transitoriedad de la existencia externa con todas sus espinas, así sufre una crisis, lo
cual significa que un alma más ha comenzado a buscar al Yo Superior.

Las dos fuerzas en lucha en el universo son las llamadas Fuerzas del Mal, que estimulan una actitud egoísta y personal y las Fuerzas del Bien, que predisponen a una actitud impersonal y altruista. En la evolución espiritual el ego marcha hacia dentro y finalmente provoca la búsqueda de la unidad, cuando regresa con plena consciencia del Yo Superior. Toda separación, todo mal, lucha, egoísmo e ignorancia, surgen durante el movimiento objetivador externo de la mente. Toda unidad, bien, armonía, sabiduría, surgen durante el movimiento hacia dentro y de retorno. El conflicto entre la separación y unidad es continuo y en determinados períodos críticos de transición del karma evolutivo se puede volver un conflicto abierto de muy grave importancia histórica.

La Mente Universal ha puesto sus límites. El mal es efímero, sólo tiene una vida negativa. Representa la ceguera de lo que “ES”, la no realización de la armonía, la no comprensión de la verdad, una inadecuada captación de la vida, un alejamiento del verdadero ser. Cuando se consigue la visión interior esto se desvanece.

La existencia cósmica, se renueva en sucesivas reencarnaciones, es eterna e infinita en sí misma, pero
los ciclos recurrentes son necesariamente finitos y temporales. Jamás ha habido un punto de partida para todos los seres, porque siempre existió la proyección de la Mente en un universo en serie, que se repite a
sí mismo sin comienzo ni fin. El ascenso y progreso es un hecho real solamente porque la evolución tiene una estructura en espiral, lo que quiere decir es que siempre hubo simultáneamente, cultura, civilización, aspiración ética, desarrollo intelectual, etc., junto a condiciones primitivas.

El mal forma parte de la experiencia que el ego tiene del mundo, no porque sea inherente al mundo mismo, sino porque está en las ilusiones que los contrastes y limitaciones del mundo producen en el ego. El mal está en la persona no en su contorno.

No vemos el tiempo de los procesos naturales de evolución del ego, porque no puede cumplirse plenamente, mientras todavía permanecemos en este mundo inferior, debido a que nuestras percepciones espacio-temporales al ser finitas y pobres, impiden tener un mundo absolutamente perfecto. Todo lo finito es necesariamente imperfecto. Sólo cuando el hombre ha resuelto el misterio del tiempo, que pertenece a su vida terrenal, se le permitirá resolver el misterio de la Duración infinita, que esencialmente pertenece a su vida no terrenal.

La historia del hombre es el intento de realizar en el tiempo y en el espacio, lo que ya existe como unidad armoniosa en la consciencia de la Mente Universal. El universo es para Ella un proceso activo que actúa simultáneamente en el tiempo: un acto eterno. Es por eso que todas las cosas y seres incluidos en el universo, inconsciente o conscientemente, se esfuerzan por alcanzar su realidad interior, que los llevará más allá de esta esfera terrenal con sus limitadas percepciones. “Retorno al hogar”, llaman los chinos al afán de la vida humana de alcanzar su infinita Fuente y realizarse en ella. El hombre puede llegar a esa Fuente “dentro” de sí mismo.

Ramana Maharshi, en sus Platicas, explica: “el asiento de la Realización está en el interior y el buscador
no lo podrá encontrar como un objeto que está fuera de él. Ese asiento es la Dicha y el núcleo de todos los seres. La única finalidad útil del nacimiento actual, es volverse hacia el interior y realizar eso. El resultado de la concentración es el silencio. La meditación sin actividad mental es el silencio, la subyugación de la mente es meditación. La meditación profunda es palabra eterna”.

La eliminación de la ignorancia, es el objetivo de la práctica, no la adquisición de Realización. La Realización está presente siempre aquí y ahora y eternamente. La Gracia está siempre, no hay que adquirirla, la Gracia es el Yo. “Estad quietos y conoced que Yo soy Dios ” Aquí la quietud es entrega total, sin vestigio de individualidad. Prevalecerá la quietud y no habrá agitación mental. La agitación mental es la causa del deseo, del sentido de la ejecución del acto y de la personalidad. Allí conocer significa Ser. No es el conocimiento relativo, abarca a las tríadas, al conocimiento al sujeto y al objeto.

La naturaleza de la Realidad significa:

1.- La existencia sin principio ni final: eterna.

2.- La existencia por doquier, sin término: infinita.

3.- La existencia que subyace en todas las formas, todos los cambios, todas las fuerzas, toda la materia
y todo espíritu. La multiplicidad cambia y desaparece (está constituida por los fenómenos) mientras la Unidad perdura siempre. ( es el nóumeno).

4.- La Unidad desplaza a las tríadas. Las tríadas son sólo apariencias en el tiempo y el espacio, mientras
que la realidad yace más allá de aquéllos y detrás de aquéllos. Aquéllos se parecen a un espejismo que está detrás de la Realidad. Son el resultado de la engañosa ilusión.

“El Yo expulsa la ilusión del yo, pero permanece como Yo. Esa es la paradoja de la Realización del Yo, que
es Dicha porque es la Realización del Yo como el ojo espiritual ilimitado, no es clarividencia, es el supremo renunciamiento personal.”

Paul Brunton

Extractado por Elisa Aliaga de:
Brunton, Paul.- La Sabiduría del Yo Superior.- Kier
Brunton, Paul.- La Búsqueda del Yo Superior.- Kier
Ramanananda Saraswati.-Pláticas con Sri Ramana Maharshi.- Kier

Vida...

 


La esencia que revelas es la vida que transitas ...y si temes expresarte, estas negando tu existencia... No te quedes encerrado viviendo en el pasado, anhelando un futuro y perdiendote el presente... Expresate hoy tal como tù eres y tu vida serà exactamente todo lo que quieres: Paz, amor, felicidad y riqueza... Porque tù y la vida son la misma cosa...

Armonìa...

 


Si las cosas no fluyen en armonia como una sola melodia, no se pertecen... Alèjate de lo que te hace mal, rehace tu vida y sè feliz...

Amor...

 


“Al minuto de escuchar mi primera historia de amor, te comencé a buscar sin saber cuán ciego fui... Los amantes no se encuentran finalmente en algún lugar; están dentro el uno del otro todo el tiempo...” Rumi.