Diálogo de Jesús con la Virgen María..

jueves, 26 de agosto de 2010

 



IV 1. Y cuando el Salvador hubo hablado así, dijo: Aquel que tenga oídos para oír oiga.
2. Y cuando María oyó las frases del Salvador, miró al espacio durante una hora.
3. Y dijo: Señor, permíteme hablar con sinceridad.
4. Y Jesús misericordioso contestó a María: Eres dichosa, María, y yo te instruiré de todos los misterios concernientes a las regiones superiores.
5. Habla con sinceridad, tú, cuyo corazón está más enderezado que el de todos tus hermanos hacia el reino de los cielos.
6. Y María dijo al Salvador: Señor, tú has dicho: Oiga quien tenga oídos para oír, para que entendamos las palabras que nos has dicho.
7. Escúchame, Señor: Tú has dicho: Arrebaté la tercera parte de todos los archones de los eones, y cambié los Heimarniénés, y las esferas que son sus soberanas, para que, si la raza de los hombres que están en el mundo las Invocase en los misterios que los ángeles pecadores les han enseñado para ejercer malos actos en los misterios de su magia, no pudiesen desde entonces ejercerlos.
8. Puesto que tú les has arrebatado su fuerza, aquellos que muestran a los hombres las cosas que están en el porvenir no tendrán, desde ahora, la facultad de adivinar lo venidero, porque tú has cambiado sus esferas y las has hecho ejercer su influjo seis meses a la derecha y seis a la izquierda.
9. De tus palabras, Señor, ha hablado la fuerza que residía en Isaías el profeta, y que dijo en parábolas, al hablar de Egipto: ¿Dónde están, oh Egipto, tus adivinos y tus intérpretes y tus evocadores? La fuerza que había en Isaías, el profeta, ha profetizado, antes que tú vinieses, que tú quitarías su fuerza a los archones de los eones, y que cambiarías sus Heimarménés y todas sus esferas.
10. Y cuando el profeta dijo: No sabéis lo que hará el Señor, significaba que ninguno de los archones sabía lo que tú efectuarías ahora, y lo que dijo Isaías de Egipto debe entenderse también de la materia sin eficacia.
11. E Isaías hablaba de la fuerza que hay hoy en tu cuerpo material, y que tú has tomado de Sabaoth, el bueno, que está en el hemisferio de la derecha.
12. Y por eso, Señor Jesús, nos has dicho: Quien tenga oídos oiga, porque tú sabes si el corazón de cada uno aspira ardientemente hacia el reino de los cielos.
13. Y cuando María dejó de hablar, dijo el Salvador: María, dichosa tú eres entre todas las mujeres de la tierra, porque tú serás el pleroma de todos los pleromas y el fin de todos los fines.
14. Y oyendo hablar así María a Jesús, sintió júbilo extremo, y se arrodilló y adoró sus pies.
15. Y dijo: Señor, óyeme, y permite que te interrogue respecto a las palabras que has dicho acerca de las regiones en que has estado.
16. Y Jesús contestó a María, y dijo: Habla con franqueza y no temas, que yo te revelaré cuanto me preguntes.
17. Y ella dijo: Señor, los hombres que saben los misterios de la magia de los archones de los eones y la magia de los archones de la Heimarméné y la de los de la esfera, según los ángeles malos les han enseñado, y los invocan en sus misterios, que son su magia, para impedir las buenas acciones, ¿podrán ahora cumplir sus designios o no?
18. Y Jesús, contestando a María, dijo: No los cumplirán como los cumplían desde el principio, cuando yo les quité la tercera parte de su fuerza. Pero lo harán quienes conocen los misterios de la magia del tercer eon.
19. Y cuando Jesús dijo estas palabras, Maria se levantó y dijo: Señor, los adivinos, y los astrólogos, ¿mostrarán desde ahora a los hombres las cosas futuras?
20. Y Jesús contestó a María: Silos astrólogos observan las Heimarménés y las esferas cuando estén vueltas a la izquierda, según su primera emanación, sus palabras se cumplirán y dirán lo que ha de ocurrir.
21. Pero si se observan las Heimarménés y las esferas cuando estén vueltas a la derecha, no dirán nada verdadero.
22. Porque sus influencias estarán trocadas, así como sus cuatro ángulos, y sus tres ángulos, y sus ocho figuras.
23. Porque desde el principio sus cuatro ángulos, y sus tres ángulos y sus ocho figuras estaban vueltos hacia la izquierda Pero yo los cambiaré, haciendo que se vuelvan seis meses a la izquierda y seis a la derecha.
24. Y el que haya encontrado su orden desde que yo los cambié, disponiendo que seis meses miren a la izquierda y seis a la derecha; quien los haya observado de esta manera, sabrá exactamente sus influjos y anunciará cuantas cosas harán.
25. E igual será para los adivinos, si invocan el nombre de los archones cuando sus influencias, vueltas hacia la izquierda, se les manifiesten.
26. Y asimismo con todas las cosas sobre las que interroguen a los decanos.
27. Mas si los adivinos invocan sus nombres cuando tienen la faz hacia la derecha, no comprenderán nada, pues no estarán en la prístina posición en que Iâo los ha colocado, y tendrán un gran desconcierto al no conocer sus tres ángulos, ni sus cuatro ángulos, ni sus ocho figuras.

Diálogo de Jesús con Felipe

V 1. Y mientras Jesús pronunciaba estas palabras, Felipe estaba sentado, escribiendo todo lo que Jesús decía.
2. Y al concluir, se adelantó y, prosternándose, adoró los pies de Jesús, diciendo: Señor y Salvador mío, permíteme hablar, para que te interrogue sobre lo que nos has dicho acerca de las regiones en que has estado en virtud de tu misión.
3. Y el Salvador, misericordioso, contestó a Felipe, y dijo: Tienes permiso. Di lo que quieras.
4. Y Felipe replicó a Jesús: Señor, tú has cambiado el modo de ser de los archones, y los eones, y de sus Heimarménés, y esferas, y de todas sus regiones, y los has desconcertado en su camino y extraviado en su ruta. ¿Has hecho esto para la salvación del mundo, o no?
5. Y Jesús contestó a Felipe y a sus discípulos: Yo he cambiado su ruta por salvar todas las almas.
6. Porque en verdad os lo digo: De no haberlos desviado, ellos hubieran perdido muchas almas.
7. Y hubiera pasado mucho tiempo antes de que los archones de los eones, y los archones de Heimarméné, y de la esfera, y todas sus regiones, y sus cielos, y sus eones, hubieren sido destruidos.
8. Y las almas hubieran pasado mucho tiempo fuera de ese lugar, y el número de las almas de justos que fueran puestas por el misterio en posesión de las regiones superiores y en tesoro de la luz hubieran dejado de llenarse.
9. Y por eso he desviado su camino, para que fuesen perturbados, y perdiesen la fuerza que forma la materia de su mundo, para que los que han de salvarse sean prontamente purificados y llevados a las regiones superiores, y para que los que no deban salvarse sean destruidos.
10. Y cuando Jesús hubo dicho estas palabras a sus discípulos, María, la dichosa y de buen lenguaje, se adelantó, y se prosternó a los pies de Jesús, diciendo: Señor, perdóname si te hablo, y no te enojes contra mí por lo mucho que te interrogo.
11. Y el Salvador, en su misericordia, dijo a María: Di lo que quieras y te contestaré con claridad.
12. Y María respondió a Jesús: Señor, ¿cómo se detendrán las almas fuera de ese lugar y cómo serán rápidamente purificadas?
13. Y el Salvador contestó a María: María, tú buscas la verdad en todas tus preguntas, que son razonadas, y llevas la luz a todo con tu celo.
14. Desde ahora no os ocultaré nada, mas os revelaré todo con esmero y con claridad. Escúchame, María, y vosotros, discípulos, recoged mi palabra.