Producir sin apropiarse,
actuar sin esperar,
guiar sin restricción,
he aquí la virtud suprema.
Percibir lo más pequeño, he aquí la clarividencia.
Guardar la suavidad, he aquí la fuerza del alma.
Sabio no aprecia los tesoros rebuscados.
Aprende a desaprender.
Se desvía de los excesos comunes de todos los hombres.
Facilita la evolución de todos los seres
sin osar actuar sobre ellos...
lunes, 13 de septiembre de 2010