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sábado, 10 de julio de 2010

 




A través de un ventanuco enrejado que había en su celda un preso gustaba de mirar al exterior. Todos los días se asomaba y cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras e irrefrenables carcajadas. El guardián estaba realmente sorprendido. Y un día le pregu ...ntó : - Oye, hombre, ¿a qué vienen todas esas risotadas día tras día... El preso contestó: - ¿De qué me río? ¡Pero eSTÁS ciego! Me río de todos esos que hay ahí. ¿No ves que están presos detrás de estas rejas?