La Nueva Tierra - capitulo 2...Evolución...

martes, 28 de septiembre de 2010

 





Sabed que vosotros no estáis separados de vuestra Fuente. Nunca habéis estado separados uno del otro. Nunca habéis estado separados de todos los hermanos y hermanas que tenéis en infinidad de planetas en vuestras galaxias. Nunca habéis estado separados de ninguna criatura en vuestro planeta. Habéis olvidado, eso es todo, habéis olvidado que sois Dios/Diosa oliendo la rosa de la vibración y el entusiasmo de esta dimensión de realidad...


La Creación en sí es una expansión del pensamiento y auto-conocimiento de nuestro Creador. La evolución de las entidades álmicas es otro aspecto de esta expansión. A través del proceso de Evolución, las almas individuales, cada una una ‘chispa’ de la Conciencia del Creador, se embarcan en un viaje de exploración y crecimiento para finalmente regresar a la unidad con el Creador, dotados con la totalidad de sabiduría y experiencia.

En su descenso evolutivo hacia los mundos de materialidad, el Alma desarrolla cada vez más su conocimiento del yo como entidad individual. El ego-yo se torna más asertivo gradualmente, ganando fuerza y ampliando su campo de exploración. A medida que desciende hacia los mundos de densidad y de materia, el auto-conocimiento se convierte en ego-centrismo, dando lugar al deseo de ganancias personales y a un sentimiento de superioridad, en ocasiones adquirido agresivamente, a veces hasta con violencia. Cuando todas las posibilidades de su ego-desarrollo han sido completamente exploradas puede empezar entonces su viaje de regreso hacia planos más altos de unidad, aprendiendo las artes de cooperación más gentiles, compartiendo con otros. La culminación eventual va a ser su reunificación con la Unidad del Creador en forma de un alma evolucionada, totalmente consciente y llena de compasión.

Y es de esta manera que iniciamos el gran Ciclo de Evolución. Conforme el alma o espíritu va descendiendo hacia mundos cada vez más densos y materiales, va desarrollando su correspondiente sentido de individualidad.

“Durante el descenso del Espíritu, en ocasiones llamado el arco descendente, no existe únicamente una tendencia hacia una mayor materialidad, el Espíritu va envolviéndose en materia para poder aprender a recibir impresiones a través de ella, pero también hay una tendencia hacia la diferenciación, la corriente de Vida Divina va dividiéndose y sub-dividiéndose en un cada vez mayor número de pequeños arroyos y unidades de conciencia.



Por el hecho de descender progresivamente hacia una materia más y más densa, el alma experimenta una creciente separación y pérdida de contacto con las Esferas Superiores. Al mismo tiempo, el alma va desarrollando y experimentando un sentido de separación de las otras almas, y el aumento correspondiente en la conciencia del yo que, a su vez conduce al egocentrismo. Esta incrementada sensación del yo es reforzada por la necesidad de satisfacer los requerimientos de un cuerpo físico en un mundo de materia densa, en donde al alimento y la protección de los elementos son esenciales para la supervivencia. De esta manera la combinación de alma + cuerpo se ve forzada a enfocarse en la propia supervivencia, la cual puede volverse fácilmente competitiva y explotadora en sus relaciones con demás, que a su vez persiguen objetivos similares.

Esta potente combinación de los efectos de la materia física, el egocentrismo y las exigencias corporales, primero crea y luego intensifica a un grado extremo el conflicto entre el Ego y la Unidad: entre el Yo y el Flujo de la Creación. Este conflicto inherente suministra, a su vez, muchas y complejas oportunidades para ejercitar el don del libre albedrío (o voluntad propia) de nuestro Creador, lo que permite al alma en evolución explorar senderos y direcciones evolutivas alternativas hacia la Sabiduría Superior y, por lo tanto, experimentar y aprender a partir de sus efectos.

Ciertamente estamos forzados a confrontar y aprender de los resultados de todas nuestras acciones; esta ‘Ley’ es expresada en la Sabiduría Oculta y en las filosofías Orientales como la ‘Ley del Karma’: es decir, que debemos experimentar, comprender plenamente y asimilar los efectos de todas nuestras acciones, tanto ‘buenas’ como ‘malas’, antes de que podamos continuar hacia nuestra siguiente lección o experiencia. Cada pensamiento, cada acción, tiene su efecto, del cual debemos, en última instancia, experimentar y aprender. De igual manera, todo lo que nos sucede tiene una causa y esa causa puede entenderse como originada en nuestras acciones pasadas o en nuestro pensamiento. Causa y efecto. Todo lo que ahora existe es el resultado de acciones pasadas, buenas o malas; y el futuro será el resultado de las acciones presentes.

Al experimentar los efectos de estas acciones, el alma en evolución aprende a discriminar entre ‘bueno’ y ‘malo’ de esas acciones, que aspiran a o se oponen al sendero de la Sabiduría Superior, esas acciones que promueven el yo y el ego versus aquellas acciones que reflejan el mayor bien universal colectivo; esas acciones que son positivas y creativas versus aquellas acciones que son negativas o destructivas.

Así, el alma gana una mayor sabiduría, que no podría obtenerse de otra manera si se siguiera el ‘sendero recto y estrecho’. Es solamente a través del conocimiento de lo ‘malo’, tanto de sus causas como de sus efectos, que el alma en evolución puede comprender lo ‘bueno’ en su total y genuino entendimiento, resultante de una experiencia física y emocional. Porque aprender a evitar el ‘mal’ no llega sin sufrir sus resultados; ciertamente experimentar los efectos desagradables de acciones inapropiadas es la llave esencial para el aprendizaje y, por ende, un importante elemento de la evolución.

La concentración por parte del ego en la auto-motivación y el auto-interés, que representa el factor dominante de la parte descendente del arco evolutivo, lleva inevitablemente a un conflicto mutuo competitivo, a medida que cada ego-individual trata de aprovecharse de ello y ‘obtener lo mejor’ de los otros. Esto explica porqué las relaciones políticas y sociales en la Tierra han tendido a dominar el pensamiento humano y la actividad de grupo. También explica porqué hemos fallado tan rotundamente hasta ahora para vivir en paz el uno con el otro. La simple regla de un comportamiento político correcto, o sea: que no hagamos nada que sea dañino para los otros, es aceptada en casi todos los mundos más desarrollados que el nuestro.

Esta fijación en desarrollar nuestra individualidad a expensas de los otros ha provocado la mayor parte de los problemas experimentados por la Humanidad en la historia de la Tierra. Y también ha causado el que muchas almas ‘caigan’ aún más. A través de actos negativos y pensamientos manifestados en varias formas de opresión, asesinato, tortura y perversión, estas almas acaban por encontrarse enredadas en los Mundos Astrales, obscuros y densos, en lo que llamamos el ‘Bajo Mundo’ o ‘Infierno’ cuando salen del plano de la Tierra.

Además, algunas almas particularmente ‘rebeldes’ por su fiera voluntad, o aquellas que no han desarrollado una capacidad emocional, han creado dentro de nuestra Galaxia grupos de mundos planetarios totalmente separados del Plan Evolutivo del Creador. Estos son ciertamente Mundos Oscuros y desde ellos han buscado, por medio de conquistas y guerras galácticas, ganar poder y avanzar a través de la Galaxia, utilizando la esclavitud y la perversión de aquellos más débiles que ellos.

Estas almas ‘oscuras’ y ‘negativas’, conocidas de forma colectiva en el mundo de lo oculto como las ‘Fuerzas de la Oscuridad’, han tenido en el pasado distante un éxito parcial al dominar varias veces al Planeta Tierra. Elementos de estas ‘Fuerzas de la Oscuridad’ han permanecido subsecuentemente en el trasfondo de nuestro mundo, buscando constantemente convertirse en el poder detrás de varios regímenes opresivos y de líderes voluntariosos; promoviendo guerras, conflictos y opresión. Afortunadamente, cualquiera que fuera su influencia, en estos momentos está siendo limpiada de la Tierra por la Jerarquía Espiritual, a tiempo para la pronta Ascensión de nuestro Planeta al nuevo Milenio. De hecho, a las Fuerzas de la Oscuridad se les están reduciendo sus poderes en toda nuestra Galaxia en preparación para el inminente Ciclo de la gran Ascensión Galáctica, que coincide con la nuestra.

Dentro de nuestra Galaxia, generalmente estas Fuerzas Oscuras han sido contenidas físicamente por las más fuertes y numerosas ‘Fuerzas Intergalácticas de Luz’. Sin embargo, esto no ha sido fácil, ya que en el pasado han tenido lugar en nuestra Galaxia algunas poderosas batallas interestelares entre las Fuerzas de la Luz y las Fuerzas de la Oscuridad. Pero, al final, las Fuerzas de la Luz deben triunfar y siempre lo han hecho, pues el sendero positivo ascendente del amor y la conciencia de los demás debe ser el destino final de toda la Creación evolutiva.

Aun estas almas rebeldes, habiendo ‘caído’ en mundos de oscuridad, también están aprendiendo de su propia experiencia del mal. Eventualmente ellas van a cansarse del constante conflicto competitivo; al final se sienten impulsadas a empezar a buscar la salvación, hacia arriba, hacia los Reinos de la Luz. Cuando genuinamente empiecen a buscar la Luz, siempre serán diligentemente asistidos por sus Guías Espirituales en su ascenso hacia planos superiores.

Y así, estas almas ‘errantes’ eventualmente redescubrirán por sí mismas, arduamente, la verdadera dirección de la evolución. Regresarán al Camino de la Sabiduría, no solo mucho más sabios, sino ciertamente como almas más fuertes que muchos de nosotros, con una capacidad de comprensión mucho más profunda de lo que es ‘correcto’ y lo que es ‘equivocado’. Así, aun las expresiones más extremas del ‘mal’ pueden contribuir al conocimiento, al aprendizaje y a la experiencia que componen la esencia misma de la evolución.

A medida que experimentamos las guerras y los conflictos en sus numerosas manifestaciones, entre naciones y grupos étnicos o religiosos a lo largo del mundo, en política y en comercio a nivel nacional o local, en nuestras propias familias o en nosotros mismos, llegamos finalmente al verdadero entendimiento de la naturaleza y la comprensión de la inutilidad de una agresión motivada por el yo, de acciones basadas puramente en el auto-interés individual ejercitado a expensas de otros.

En el desarrollo de esta consciencia, ya sea individual o colectivamente, nosotros, los que estamos en la Tierra, estamos llegando por fin al final del largo y descendiente Arco de Evolución, la fase de individualidad competitiva.

Este es el punto crítico del no retorno, el punto del equilibrio: el movimiento descendente hacia un estado de separación, lejos del Creador, que da un giro, convirtiéndose en el sendero ascendente hacia la Unidad junto con las demás formas de vida. A partir de este punto empezamos a ver las ventajas de la colaboración y la cooperación, del respeto y la asistencia mutuas.

El punto en donde se realiza el giro es, sorprendentemente, el punto de mayor conflicto dentro de cada alma y también en forma colectiva dentro de las sociedades y naciones. En este tiempo crítico sobre la Tierra – y es por ello que muchos de nosotros hemos escogido estar aquí en este preciso momento – aumentan las decisiones inherentes a nuestro mundo de dualidad: el Yo versus la Unidad, y el Espíritu versus la Materia. Aquí también las Fuerzas de la Oscuridad, viendo la forma en la que nos movemos, están tratando desesperadamente de mantener una ‘última trinchera’ de control sobre la Tierra, redoblando sus esfuerzos para distraernos de nuestro camino de regreso a la Unidad.

“Esta es la gran batalla del Universo, el tremendo conflicto entre el Espíritu y la Materia. En esta parte del Campo de Batalla se encuentra el punto de equilibrio. El Espíritu, habiendo teniendo innumerables relaciones con la Materia, al principio parece dominado; luego aparece el punto de equilibrio, cuando ninguno tiene la ventaja sobre el otro. Luego, lentamente, el Espíritu empieza a triunfar sobre la Materia para que, al final de esta etapa, el Espíritu sea el señor de la Materia, y esté listo para el ascenso.”

[‘The Solar System’ - Arthur E. Powell – Theosophical Publishing House London Ltd.]

Tenemos ahora que realizar un cambio de conciencia alejado de la percepción del yo como una unidad individual auto-contenida responsable sólo de ella misma. Necesitamos desarrollar una percepción del yo como un componente de un grupo más amplio: armonizandonos dentro de la familia y la comunidad, colaborando en lugar de competir en el servicio productivo de nuestro ‘trabajo’, respetando toda vida humana y, finalmente, respetando a toda la Creación. Debemos aprender a transmutar nuestro interés personal por el cuidado y preocupación por los otros, trabajando juntos, cooperando con nuestro prójimo así como con los reinos animal, vegetal y mineral, sin buscar tomar ventaja sobre el otro para nuestro propio beneficio.

Este ‘regreso a la unidad’ no implica que el individuo se convierta en ‘una pieza más de la rueda’, sino más bien en un compoente sabio, experimentado, compasivo, pensante y dispuesto a cooperar dentro de un grupo más amplio que, en última instancia, es universal. Aunque nos estamos agrupando, no separando, unificando no dividiendo, en categorías, cada Alma permanece por siempre a través de la Creación Unificada como una ‘conciencia individual’, cada una enriquecida por su propia y personal acumulación de experiencia y sabiduría.

En el ascenso, de regreso a través del Arco de Evolución, cuando el alma regresa a su Origen, porta ya una conciencia totalmente desarrollada y un conocimiento de la vida que incorpora una miríada de aspectos. Sobretodo, hemos aprendido lo que es ‘correcto’ y lo que es ‘equivocado’ lo cual nos permite tomar decisiones seguras, acordes con la verdadera dirección evolutiva. Aunque estamos regresando a la Unidad, cada uno de nosotros forma parte ahora de esa Unidad como conciencia plenamente individual.

“Durante el arco en ascenso, cuando la diferenciación se ha realizado finalmente por medio de la división de la Vida Divina como entidades humanas separadas, la tendencia es hacia la unidad, así como hacia una mayor espiritualidad. En esta etapa, el espíritu, habiendo aprendido perfectamente cómo recibir las impresiones a través de la materia, y cómo expresarse a través suyo, y habiendo despertado sus poderes inactivos, aprende a usar estos poderes correctamente al servicio del Logos.”

[‘The Solar System’ - Arthur E. Powell – Thesophical Publ. House, London Ltd.]

La Fuerza de Pensamiento de nuestro Creador, que continuamente avanza como un ‘Río de Pensamiento’ en la creación y el sostenimiento del Universo, también tiene cualidades inherentes magnéticas de fuerza de Luz, las mismas que conocemos como Amor. El Amor es una energía de fuerza de atracción cohesiva y magnética, siendo la fuerza-de-Luz coherente detrás de toda materia que se manifiesta, así como la fuerza magnética que proyecta toda la Creación de vuelta al centro de Su Unidad. Cuando esta Fuerza de Amor es transmutada hacia abajo a través de la experiencia de vida de los individuos, encuentra expresión en niveles inferiores como sentimientos de emoción. La emoción puede manifestarse tanto como fuerza positiva o bien tomando forma de oposición como fuerza negativa: amor y odio, atracción y repulsión.

Es esta experiencia emocional positiva-negativa la que provoca los ímpetus más poderosos para nuestra evolución y aprendizaje. A través de nuestros sentimientos y emociones, experimentamos el dolor por los errores y el gozo de ayudar a otros y de contribuir al flujo. Del mismo modo, es a través de nuestras emociones que nos enorgullecemos de nuestros logros personales, pero al mismo tiempo experimentamos una perenne nostalgia por la unidad, ya sea unidad con el ser amado, con una comunidad en virtud de actividades compartidas o la Unidad final con el Origen de la Creación.

Es a través de las emociones que siempre vivimos el impulso de movernos hacia adelante, y como resultado de esto también experimentamos y aprendemos de las alegrías y las tristezas de nuestras acciones. Es a través de las emociones que sentimos simpatía hacia los demás, como recompensa por nuestras propias experiencias de dolor y aflicción. Nos volvemos más sensibles y conscientes dentro de nosotros mismos; también experimentamos la bondad, al igual que la irreflexión, de los demás. Es por medio de las emociones, así como de la mente, que sentimos enojo al percibir la injusticia, o sentimos la aprobación por una conducta correcta y aprendemos así a comportarnos mejor con los demás.

Mientras que el desarrollo de la individualidad es una parte necesaria del proceso evolutivo conforme lo experimentamos, también podemos recordarnos de vez en cuando que todos somos parte y uno con toda la Creación. Esta gran verdad es algo que fácilmente podemos olvidar, por lo enredados que estamos en un mundo de individualidad y condición separatista. Pero el recuerdo de nuestra verdadera e implícita unidad con toda la Creación puede darnos consuelo en tiempos de estrés, al suministrar un sentido de contexto y de realidad así como de seguridad y dirección.

Todos estamos conectados, tanto por un origen compartido como por el continuo Río de Pensamiento Creativo del Creador. Estamos unidos no solo humanos con humanos, también estamos unidos con cada partícula, roca, planta, animal e insecto. Y, finalmente, estamos unidos a nuestro Creador, porque somos una parte de Su sustancia-de-Vida, y a través nuestro Él se mantiene siempre en contacto con cada una de nuestras experiencias. Nosotros mismos somos una extensión de nuestro Creador, experimentando y aprendiendo junto con Él en nuestra larga jornada de evolución.

“Sabed que vosotros no estáis y nunca habéis estado separados de vuestra Fuente. Verdaderamente nunca habéis estado separados uno del otro. Nunca habéis estado separados de todos los hermanos y hermanas que tenéis en infinidad de planetas en vuestras galaxias. Nunca habéis estado separados de ninguna criatura en vuestro planeta. Ni separados de vuestro Sol y vuestra Luna; o separados de cualquier hoja, brizna de pasto o flor que brota en vuestro jardín. Habéis olvidado, eso es todo, y en vuestro dolor y en vuestro juicio de quienes sois, os habéis cerrado. Habéis olvidado que sois Dios/Diosa oliendo la rosa de la vibración y el entusiasmo de esta dimensión de realidad.”




[‘The Solar System’ por Arthur E. Powell – Theosophical Publishing House London Ltd]

La Nueva Tierra.... capitulo I...La Creación...

 




La creación, en el sentido de nuestra actual
fase de evolución, es decir, nuestra ‘parte’
del proceso Creativo, puede ser vista en tres
etapas, que pueden llamarse mental, física y
espiritual. La primera etapa es el Pensamiento
o Plan. La segunda involucra la manifestación
de la materia sólida. Y en la tercera, se
agrega la fuerza de la Vida para que, ‘basada’
y radicando en la materia creada, ‘chispas’
individuales de Fuerza-de-Vida, puedan
evolucionar, interactuar y contribuir al
proceso creativo.
El origen de
toda creación es la energía pura de
pensamiento. Nada puede existir, o ser
creado o manifestado sin antes tener su origen
primario en forma de pensamiento. Esto lo
podemos ver en nuestra vida cotidiana y en
nuestras actividades, desde planes sociales y
horarios de trabajo hasta el diseño de un
producto o la construcción de un edificio.
Nada puede manifestarse físicamente sin haber
sido antes conceptualizado en forma de
pensamiento. Primero planificamos,
luego creamos. El pensamiento es una
fuerza, un poder que precede toda acción, toda
creación en cualquier nivel. Y el Origen de
todo Pensamiento dentro de nuestro Cosmos
actual es el Ser que llamamos Dios, nuestro
Creador Primario.
Nuestro Creador
Primario es la fuente de la ‘Fuerza de
Pensamiento’ original. Él se manifestó en
algún punto que desconocemos dentro del enorme
‘Vacío’ de nuestro Cosmos, aunque Él mismo era
posiblemente parte de un Cosmos o Entidad
Cósmica todavía un mayor. Él inició Su primera
fase de la creación proyectando Su ‘fuerza de
pensamiento’ dentro del Gran Vacío Oscuro que
le rodeaba, creando con ello una matriz
alrededor Suyo de ‘Mundos de Materia’ en
expansión. Estos fueron creados inicialmente
fuera de la energía de la Luz, habiendo
descendido ella misma de la frecuencia de la
Fuerza de Pensamiento Creador original. Esta
fuerza-de-Luz pudo entonces disminuir su
frecuencia todavía más para la creación de
materia y de mundos más sólidos.
Finalmente, Él
proyectó - dentro de estos mundos de materia
recientemente creados - unidades de Sus
propias células de Conciencia, que crecerían y
evolucionarían a su vez fuera de Él, agregando
un elemento espiritual a los mundos de Materia
Creada. A través de sus múltiples
interacciones y experiencias de vida en estos
mundos de materia, estas unidades crecerían en
conocimiento y estado de conciencia, y esas
conciencias evolucionadas podrían entonces ser
agregadas a Su Propia Conciencia en continua
evolución, permitiendo expandirse dentro de
una Entidad todavía mayor.
“El Creador,
en un determinado punto de Su evolución, dijo:
“Quiero explorar todo; quiero aprender; quiero
conocer; quiero comprender todo.” Y
virtualmente Él lo comprende todo, pero
también Él quiere expandirse. El Creador se
está expandiendo – existe siempre un proceso
de alumbramiento, de descubrimiento, en
espiral, que se está desplegando en el nivel
más alto. Y Él estableció un sistema, y ese
sistema lanza lo que ya ha sido integrado a
otro nivel, para que Él pueda explorar ese
nuevo nivel y aprender de él”.


Antes de
comenzar esta nueva fase de la Creación - a Su
derredor - de Mundos de Materia, el Creador
estableció una ‘Barrera de Limitación’
circundante conocida dentro del esoterismo
como el ’Anillo-No-Pasa’. Sin esta Barrera de
Limitación, Su Fuerza de Pensamiento,
proyectada dentro del Vacío que le rodeaba,
habría sido totalmente disipada, su energía
estaría perdida en la vastedad del espacio y,
por ende, ninguna Creación efectiva hubiera
sido posible.
La continua
proyección hacia afuera de la energía de
Pensamiento del Creador contra el
Anillo-No-Pasa establece un ciclo constante de
flujo de energía de Pensamiento hacia afuera y
de vuelta. Esto se manifiesta como un ciclo
rápido alternado de fuerza, una ola de
frecuencia vibratoria positiva-negativa. Esta
es la “fuerza motriz” de todo lo que conocemos
como Creación; toda vida y ‘materia’ dentro de
nuestro Cosmos vibra en una frecuencia
particular, o responde a un rango específico
de vibración.
La fuerza de
pensamiento del Creador que sale y regresa es
el origen de dos polaridades en oposición que
existen en toda la Creación: la positiva y la negativa. Estas dos
polaridades son un componente fundamental
básico de toda la Creación y todo se
manifiesta dentro de esta dualidad de
energía: una fuerza positiva en
oposición a una fuerza negativa. La
fuerza negativa por sí misma actúa como un
‘bloque de empuje’ contra la cuál la fuerza
positiva puede entonces manifestarse como
‘materia’.
La segunda
etapa de la Creación, la manifestación de lo
que llamamos ‘materia’, surge de la
interacción entre las olas de Pensamiento
vibrante que sale y regresa, y que se
ralentiza cuando sale y entra dentro de la
frecuencia vibratoria de la Luz.
En el punto en
que estos ciclos de fuerza positiva y negativa
se encuentran al salir y regresar, lo hacen
interactuando en el punto de intersección y
entonces causan un ‘cierre’ de fuerza, una
‘ola constante’ de dos fuerzas de luz en
direcciones opuestas que neutralizan el paso
de cada una a través del espacio. Este
‘cierre’ de fuerza permite, entonces, a través
de una combinación de atracción y repulsión,
el acrecentamiento de material estacionario de
‘materia’ conocido por nosotros como átomos.
Estos átomos atraen otros átomos al establecer
órbitas de ‘cierre’ de atracción-repulsión
magnético. Otros incrementos mayores de átomos
son entonces atraídos para construir más
‘materia’ y así el proceso continúa. Es este
proceso básico de ‘crecimiento sobre
crecimiento’ el responsable de la existencia y
el crecimiento continuo de todos los mundos
materiales más sólidos a nuestro alrededor.

A medida que la
vibración de Pensamiento saliente-entrante,
con su resultante creación de materia, se
convierte en una acumulación de compleja
materialidad, siempre en aumento, que expande
la Creación más y más allá de su Centro de
Origen, así su rango vibratorio es
progresivamente retardado. Estas reducciones
progresivas en el rango vibratorio en turno
causan que el Pensamiento-Puro se manifieste
en una mayor densidad y solidez de forma
material, dependiendo de su ‘rango’ o
distancia del Centro de Pensamiento.
Por lo tanto,
mirando o visualizando el Centro de
Pensamiento con sus Vibraciones de Pensamiento
creadoras de vida y energía, que salen y
regresan, podemos visualizar aún más estos
rangos de Vibración que se debilitan, que
pierden fuerza a medida que se alejan más y
más del Centro. Podemos, convenientemente,
‘dibujar’ tres círculos de radio en
ampliación, como las ondas en una charca,
representando los tres niveles mayores de
vibración/densidad. o Planos de la Creación,
que con el tiempo se han desarrollado entre el
Centro de Pensamiento y el Anillo-No-Pasa
exterior. Estos tres círculos, niveles o
planos de existencia pueden ser identificados
como: El Plano de Luz Espiritual cercano al
Centro, luego el Plano Etérico, y el mas
lejano del Centro como el Plano Físico denso.

El primer
‘rango’ de expansión de la Fuerza de
Pensamiento del Creador que sale para aumentar
la complejidad de la Creación, ha disminuido
la frecuencia vibratoria de la
energía-de-pensamiento a solo Luz Pura.
Este nivel espiritual todavía elevado se
expresa como una luminosidad blanca-dorada que
se irradia desde el Centro del Pensamiento, el
‘Sol Central’ del Cosmos que conocemos. Por
lo tanto, el Pensamiento Puro es ahora
transmutado a una vibración de Luz y se
manifiesta como una Fuerza de Luz
electromagnética positiva-negativa. Esta
vibrante Fuerza de Luz electromagnética
expresa el mismo patrón que existe en toda la
Creación inferior: electrones y protones
oscilando alrededor de un núcleo para crear un
átomo, y los átomos agrupándose para formar
moléculas más grandes.
El siguiente
gran paso hacia abajo desde los altos planos
espirituales de Luz Pura hacia los mundos de
incrementada complejidad es el ‘Plano Etérico’.
La energía-pensamiento de Luz Pura de baja
vibración es ahora disminuida al nivel de
vibración ‘etérica’, la ‘materia’ aglutinada
que a nuestros densos sentidos físicos
parecería como una forma de materia tenue y
distante, capaz de interpenetrar nuestra
propia materia física. La materia etérica es
también conocida por nuestros científicos de
lo oculto en la Tierra como el Éter, un
fluido electromagnético o continuum que
interpenetra todos los cuerpos celestes y el
espacio exterior, así como toda materia
física.
Finalmente
viene el plano de densidad más baja de todas,
con la solidez más grande material creada: el
denso Plano Físico con el que estamos
bien familiarizados aquí en la Tierra. Este
plano exhibe todos los patrones fundamentales
de materia creada en su nivel más básico,
demostrando los verdaderos “bloques de
construcción” de la Creación. De esta manera,
provee un ambiente para aquellos que deseen
explorar las profundidades del proceso
creativo, para examinar el intricado patrón de
materia en mayor y más completo detalle.
Por lo tanto,
de los ciclos de Pensamiento Puro que entran y
salen, y la interacción entre ellos, tenemos
la Creación de la Materia, variando en
densidad a medida que se aleja del Centro..
Tres niveles mayores de densidad han sido
identificados; éstos, a su vez, brindan
“niveles” diferentes de materia, cada uno
adecuado a un nivel o a una fase de evolución
diferente.
Este patrón
básico de un Centro de Luz-Pura con radiación
hacia el exterior es repetido muchas veces. El Gran Sol Central irradia una intensa
fuerza de Luz a través del Cosmos. Alrededor
de este Gran Sol Central orbitan una docena de
Universos totales conocidos, cada uno con su
propio Sol Central alrededor del cual
completan su órbita un sistema de galaxias aún
más lejano. Y alrededor de cada Sol Central
Galáctico de una Galaxia existen millones de
sistemas solares en órbita, de nuevo, cada uno
con su propio Sol Central alrededor del cual
también efectúan sus órbitas sus planetas
deshabitados. El mismo orden de diferentes
planos de densidad también rodea e
interpenetra cada punto focal de energía de
pensamiento, es decir, cada planeta, sol o
cualquier otra esfera celeste.
La tercera
etapa del proceso creativo básico involucra el
“aliento de vida” espiritual, la manifestación
de formas de vida espiritualizadas que pueden,
ellas mismas, crecer, crear, interactuar,
experimentar y contribuir a la Fuerza y Flujo
Universal Creativo.
El gran ‘Plan
Divino’ del Creador ha sido el introducir en
su matriz de Mundos de Materia creados,
elementos ‘Espirituales’ de Su propio Ser,
partes de Su propio Espíritu-Conciencia
proyectados fuera de sí mismo. Por lo tanto,
Él ha dado a luz partes de Sus propias células
como ‘Chispas de Espíritu’ en evolución y las
ha enviado al exterior en un largo ‘arco’ de
evolución, hacia abajo, a través de mundos de
‘materia’ creada, para aprender desde su
complejidad, y para que se conviertan en Seres
totalmente desarrollados, pero conscientemente
separados. Al observar sus variadas
interacciones – uno con el otro y con todo lo
que les rodea en los mundos de materialidad, y
a partir de sus experiencias subsecuentes y
lecciones aprendidas, Él tiene la capacidad de
expandir Su propio conocimiento y crecimiento
hacia nuevas posibilidades “fuera” de Sí
mismo.
Lanzadas hacia
esas matrices de materia aún en desarrollo,
las primeras ‘Chispas de Espíritu’ creadas a
partir del Plano de Luz más alto, como los
Seres de Luz o ‘Elohims’ originales, empezaron
- gracias al impulso y conducción del Creador
- a co-crear los primeros mundos
materiales de baja evolución de formas
líquidas y sólidas.
Estos seres de
Luz Originales fueron alentados, después de
haber co-creado mundos materiales, a dar a luz
a otras extensiones de espíritu/luz de ellos
mismos. Así fue creada una creciente jerarquía
de almas que se iban a embarcar en el gran
ciclo de Evolución, lejos de la unidad del
Creador, a través de mundos de materia y,
eventualmente, regresar a la unidad del
Creador como individuos totalmente conscientes
y alertas. Estos espíritus/almas en evolución
iban a crear, durante su largo descenso, más y
más mundos materiales complejos y densos para
habitarlos y experimentar la riqueza de la
vida, y también dar a luz a todavía más
extensiones-de-alma de ellos mismos como niños
de su propio espíritu. Y así fue que con el
tiempo esos vastos universos se fueron
desarrollando, cada uno conteniendo millones
de Galaxias, y dentro de cada Galaxia, grandes
números de Sistemas Solares provistos de sus
propios complementarios y circundantes
Planetas habitados y almas individualizadas.
Desde el
principio, el Creador también dio a luz una
jerarquía especial de Ángeles y Arcángeles
como un equipo de ‘Servidores de la Creación’
que se iría desarrollando por separado. Estos
habrían de actuar como Mensajeros Celestiales
para asegurar el mantenimiento vital de
nutrición y crecimiento de todas las formas de
materia creada en los diversos Universos. Al
servir como dedicados y constantes Servidores
de la Creación, no se les ha dado la misma
latitud de ‘libre albedrío’ para
apartarse y explorar fuera del Gran Plan
Evolutivo del Creador, como nos es permitido a
nosotros - almas en evolución – por medio del
aprendizaje a partir de la dualidad del ‘bien’
y el ‘mal’.
En la Tierra
tenemos muchas órdenes inferiores de este
Reino Angélico que trabajan para nuestro
beneficio de manera invisible; aquí son
conocidos como la Evolución Dévica. Por
ejemplo, uno de los grupos principales dentro
del mundo de la naturaleza es el Reino
Elemental, cuya tarea principal es la de
asistir al crecimiento y mantenimiento de los
Reinos Mineral y Vegetal. Estos son los
Espíritus de la Naturaleza, los Elementales y
las Hadas, visibles únicamente a aquellos
humanos con vista ‘psíquica’.
Después de un
largo período de evolución la primera ola de
Elohims – almas/espíritu –, en su descenso
desde el camino de exploración y evolución de
los altos Planos Espirituales de Luz
originales, crearon el nivel inferior del
Plano Etérico. Aquí, a través de eones de
tiempo también crearon los reinos Etéricos
mineral, animal, vegetal y humano sobre
planetas etéricos, en donde la vida era
todavía relativamente espiritual, pacífica y
fácil de vivir. Sin embargo, estas
almas/espíritu mayores sintieron otro impulso
que fue el de sondear más allá hacia una mayor
complejidad material dentro de sus
exploraciones de vida camino abajo en el arco
de la evolución. Por lo tanto, a través de un
largo período de tiempo, crearon todavía una
mayor y mas densa forma de materia de un rango
vibratorio mas bajo que incluyera otros mundos
habitados. De esta manera el Plano Físico
denso fue desarrollado, éste que habitamos
actualmente llamado Tierra así como otros
planetas físicos.
Cuando estos Co-Creadores
colonizadores comenzaron a crear un planeta
físio como la Tierra, tuvieron que partir
desde los patrones fundamentales de la
creación que involucraban una mayor
complejidad atómica. Tuvieron que hacerlo
desde lo más básico de la Creación al crear
‘glóbulos’ de materia primitiva en evolución,
tales como las amebas y una vida vegetal muy
simple. Al paso de millones de años ellos
gradualmente pudieron construir una vida
mineral y vegetal más desarrollada que iba
creciendo en complejidad, en detalle y en
refinamiento. Los resultados pueden ser vistos
ahora en la sorprendente variedad, valor y
belleza de la vida mineral, vegetal y animal
que nos rodea aquí en la Tierra. Aunque
podamos imaginar irreflexivamente que eso
‘simplemente sucedió’, cada árbol, flor,
mariposa, animal y ser humano terrestre ha
sido amorosamente ‘diseñado’ y los Creadores
Elohims originales que surgieron de niveles
espirituales más altos les dieron un método
para propagarse y crecer.
Dentro de estos
nuevos mundos de materia inferior, capaces de
sostener más y más formas complejas de vida,
los Espíritus Mayores dieron a luz otras
oleadas de jóvenes extensiones-de-alma de
ellos mismos, destinadas eventualmente a
continuar el proceso de su creación sobre
estos nuevos niveles inferiores. Las Almas
Mayores entonces tendrían la capacidad de
aprender aun más de las experiencias de su
progenie en espíritu. A través de este largo
proceso de vivir y crear en densos mundos
físicos, todas las almas, jóvenes y viejas,
desarrollaban una cada vez mayor conciencia de
ser un yo-individual separado de la propia
conciencia del Creador. Mediante este
aprendizaje de nuevas y contrarias
alternativas, la difícil selección y las
dolorosas lecciones de planos inferiores,
todos iban a evolucionar eventualmente en
Seres conscientes y sabios, merecedores de
convertirse en co-creadores junto al Creador.
Y así, mientras
las últimas oleadas de almas seguían
descendiendo a estos bajos mundos de materia,
experimentando y siendo afectadas por la
densidad vibracional aumentada y la
complejidad que les rodeaba, iban
desarrollando un fuerte y creciente sentido de individualidad separada del Creador, un
fuerte sentido del yo separado e
independiente de la propia Conciencia del
Creador.
Esta especie de
identidad individual, del yo
individualizado, con el tiempo se convirtió en
un gran conflicto entre el Yo y la
Unidad del Creador, entre la Materia y el Espíritu. Este conflicto es
actualmente la etapa dominante de la evolución
que se experimenta aquí y ahora en la Tierra.

Este conflicto
ha surgido como resultado de, o la expresión
del don del Creador llamado libre albedrío
o libertad de selección, por el que Él ha
permitido a las almas exploradoras salientes
tomar su propio camino de evolución, para
experimentar, para explorar sus propias
direcciones evolutivas y, consecuentemente,
cometer sus propios errores para llegar al
‘fin del camino’ evolutivo. La intención
siempre fue que ellos encontraran su propia
dirección evolutiva influenciados en lo
posible por la propia y pre-determinada
Voluntad y Conciencia del Creador.
Sólo a través
de este proceso seremos verdaderamente capaces
de adquirir una profunda sabiduría; debemos
tomar nuestras propias decisiones y aprender
de nuestros propios errores y los
consiguientes efectos, buenos o malos. Al
mismo tiempo, la propia conciencia del Creador
y su conocimiento están siendo ampliamente
expandidos a medida que nuestras múltiples
experiencias van hacia Él. Estos actos de co-creación
ayudan a expandir y desarrollar aun más el
Cosmos del Creador para lograr una mayor
Entidad combinada, dentro del profundo Vacío
que nos rodea.
Sin embargo,
este ‘don’ del libre albedrío puede ser
visto en ocasiones aquí en la Tierra como una
maldición, cuando vemos el daño que hemos
hecho al usarlo. Pero también debemos ver el
lado positivo de su potencialidad a medida que
reconocemos y desarrollamos la creatividad
individual del hombre ligado a la Tierra en el
campo de la arquitectura, el arte, la música,
literatura e ideas. E incluso el ‘mal’ que
hacemos; las guerras, conflictos y la
destrucción del medio ambiente, nos enseñará
valiosas lecciones que tendrán como resultado
una sabiduría más profunda. En última
instancia, debemos ver el libre albedrío y nuestras posibilidades creadoras como
son vistas ya en niveles más altos: un regalo
Cósmico que nos ha sido dado como un
experimento de la Creación Divina.
A medida que
aprendemos a discriminar entre el Camino del
Interés Personal y el Camino de la Ley
Universal, de la misma manera crecemos en la
sabiduría que da la experiencia. Con esa
sabiduría seremos al final ‘calificados’ para
co-crear a niveles más altos, con el poder, el
privilegio y la responsabilidad de un juicio
independiente. Aunque este estado de
sabiduría puede estar todavía muy lejos,
podemos, sin embargo, mantenerlo frente a
nosotros como una inspiración y un objetivo
luminoso.
“Esta Tierra es un lugar muy especial.
Habéis recibido los dones supremos del
Dios-Mente: la divinidad, la creatividad, y el
libre albedrío. Sois, en esencia, Dioses en
proceso y esta Tierra es una escuela para
Dioses. Sois altamente privilegiados al
encarnar en Ella, al ser parte de la escuela
de la Tierra y al avanzar vuestras conciencias
espirituales a través del ejercicio de esos
talentos Cósmicos. Existen muchos Seres en
otros planetas a quienes no se les permite
alcanzar la conciencia de esta manera. Ahora
podéis ver po qué la Tierra es vista con
envidia por otros planetas en el Sistema
Solar, porque no todos ellos poseen ese
poder De hecho, tenéis el poder y el destino
para dejar atrás cualquier otro plano de
conciencia dentro del Cuerpo Solar si tan solo
pudierais someter vuestro ser y dirigirlo con
sabiduría y amor.”





Maestro Vywamus – por Janet
McClure en “Prelude To Ascension”