Libro esoterismo y la alquimia Grillot de Givry: LA ARTIS subjectum.

sábado, 10 de abril de 2010

 


NICOLAS alquimista Valois, dijo: "La ciencia de los filósofos es el conocimiento del poder universal de las cosas."

En la noche oscura de tu alma, a veces te criaron, mi discípulo, diciéndote que una luz inmensa vendría, un día lejano e indefinido, a iluminar tu angustia.

Soñaste, confundido la visión, de la alegría, la omnisciencia,la armonía sobrehumana, el poder ilimitado.

Usted percibió - después de la oscuridad y la tristeza sombría del caos - El esplendor.

Y ahora el horizonte de tu vida se vuelve púrpura, y te permiten ver algo mejor y más perfecto.

Apresúrate a ti mismo hacia la luz ,si aún no estás decidido. Estoy disponible, en la estrella de los Reyes Magos que se enfrentan a tí y que te llevará, si lo decides,a salir de tú mirada hacia el Maestro del Mundo.

Entrégate a tí mismo, ustedes se han caracterizado por el desorden y la confusión en las ideas y en los actos.

El trastorno es específico para el regreso a ti mismo.

La vuelta a sí mismo requiere un esfuerzo continuo de la voluntad duradera.

El esfuerzo se requiere de manera continua y sostenible de la vida.

La regla de la vida es una serie de actos espirituales que se deben realizar escrupulosamente.

La primera norma, que resume todos los demás es el desinterés de los dichos y hechos de los hombres.

Déjate envolver por la indiferencia como una capa que es la clave de la vida mágica. Olvídate de las contingencias. Entregate a tí mismo de y deja de escuchar a cualquier ignorante. Bloquéate a ti mismo en tus pensamientos y tu sabiduría. ¡Sé el solitario, la construcción verdadera de una célula en su propio corazón.

Aceptar una vida oscura, cuando uno tiene hambre de gloria es la perfección alquímica final, con tanto rigor, los santos han logrado la Gran Obra.

Lo ideal es que crearás un reino en el que reinará como Señor soberano,serás tú ¿qué quieres más?

Tú eres el rey, cuando los tronos se derrumban! Eres Sacerdote el hierofaníte sin tropiezo!

Persiguiendo a la multitud, te darás cuenta del desprecio de las personas, desprecia a lo que puedan decir las masas y concéntrate en tú interés.

La expansión es considerada popular y jerárquica. Una multitud disciplinada ha construido el monumento,que oculta la excelencia el monumento que no proyecta sombra: la Pirámide; la multitud rebelde nunca supo que es accesible a todos, lo que deseen unirse, Renunciaron a la Gran Obra, entonces es simple,el Camino del Absoluto no se abre para ellos.

El querer tener la sabiduría y al mismo tiempo, la aprobación popular, es ridículo.

"La actuación no es actuar", dijo Lao-tsé; recordad esto. Cuando la multitud grita ,que la batallen sin ti, mi discípulo, el atanor víspera de tu alma,te espera.

Si Tú no sientes dolor al ignorar lo que la gente piensa y lo que dicen de ti, ¡ánimo! ya ha avanzado en el camino hacia el Absoluto.

La reputación no es nada, sólo el testimonio de la conciencia es importante. Lo que usted utiliza para llegar a ser santo, si lo es,solo tienes que sellar la paz en tu corazón.

Por lo tanto, de acuerdo a Scala Philosophorum, empieza a trabajar cuando el sol está en Aries y la Luna en Tauro.

Lo que ofrecemos toma un año de la piedra filosofal en toda su estabilidad y en cuanto a su firmeza ,Trevisan agregó siete días.

Comprende estas palabras y medita. Esfuérzate por desarrollar las fuerzas latentes que permanecen en vosotros. Ordena tu vida de acuerdo a las normas ocultas. TÚ eres el asunto de la Gran Obra: espiritualizarte, purificar tu astral, y a ti mismo te hace salir de las sombras .


Libro esoterismo y la alquimia- Grillot de Givry: INTRODUCCIÓN.

 



Por encima de nosotros en las esferas eternas de las que emana la luz y la vida, el misterio reinado, insondable y magnífico, el Absoluto.

El Absoluto rodea nuestro ser como una [involucro, Y delimita el círculo estrecho de nuestros conceptos precisos en todo lo que ha impreso su commonéfaction.

La oscuridad, sin que los que no son la ciencia, es un velo que cubre la causa primera, que se eleva a los iniciados.

¡Bendito el que se han conocido antes de rasgar tiempo! Luz, ya que no sabe ya que no deslumbran con su visión inesperada.

Pero los que se deleitaban en el temor de que no existe para ellos, el guardián del umbral está obligado a retirar por sí mismo!

Luego, al ver que nunca había sospechado que había contemné Puede ser, caen en las profundidades del abismo aniquilado, donde ya no es consciente de sí mismos, van a perder su entidad y pueden verse más!

O la escasez Y [parvité De los sabios, en este momento decisivo! Lo que lamenta los actos no se logra, los proyectos no ejecutados! ¿Cómo se puede reparar las omisiones y errores, la voluntad, imperfecta, incompleta, impuro, aceptar su conclusión final!

Sígueme Así que, mi discípulo en la Vía del Absoluto que le enseñará; síguemeY te prometo que un día te ceñirá su frente la corona de la luz, la diadema de oro de Wise reservado para aquellos que durante su vida, han hecho que resume el trabajo de trabajo.

Muchos han oído hablar de la Gran Obra. Algunos proponen que les gusto, pero poco para abordar la cuestión.

Todos dicen "Más tarde, cuando hemos conquistado el ocio y la calma." Pero el ocio y la tranquilidad por venir, mientras que el Absoluto te reclamará sin culpa, desde que llegó de él.

Oh pasar en esta tierra sin haber descifrado el enigma, sin haber penetrado en el [inexsupérable secreto Que algunos de nuestros antepasados conocían la has podido, que ya han pidió sabiduría de tantos hombres que no poseen?

La Gran Obra! La Gran Obra! palabra de prestigio! Deslumbrante esplendor! Algunos, en épocas pasadas, se han visto esta maravilla, habría pasado a tener en su totalidad, y usted, se lo permite, sin explicación, en los libros!

Y en la otra vida, tan dotado con la plenitud de su claridad de percepción, verías la falange triunfal de Sapient, una inundación de alegría radiante, desconcertada con la felicidad y el gozo, el deleite en la piedra de los filósofos, s en la alimentación para toda la eternidad y que no tienen parte en la fiesta!

Y oía el blanco teorías Inicia gritar como Dante:

Guai voi un anime pravi Veder No isperate de mayo a cielo!

mientras que se marcharía para siempre, triunfante en la luz, y te dejará solo, en la creciente oscuridad, su diazoma Siniestro se extiende alrededor!

Ese pensamiento es suficiente para inspirar a continuación, lamentar la negligencia del Magisterio de los Sabios.

Ojalá no sea demasiado tarde, y usted se encuentra ya demasiado tarde en la vida seguir para completar!

Porque si el ascetismo no ha comenzado saliendo de la adolescencia, es dudoso que pueda alcanzar la perfección. Es en este sentido que Nicolás Valois, dijo: "La primavera adelante el trabajo". Y Santo Tomás de Aquino: "En los primeros días, es importante levantarse temprano y ver si la vid está en flor.

Libro Esotérico y La Alquimia-Grillot de Givry:Meditación IV Disolución.

 



Roger Bacon dijo: "Es necesario que el cuerpo se convierte en el espíritu y el espíritu se convierte en el cuerpo." Esta es la solución de la obra.

Para lograrlo, su propio cuerpo, quemaduras con fuego filosófico corroídos por la quema de agua de la contrición, debe llegar a tal nivel de pureza que s'immatérialise realmente.

Luego, mediante la transformación de sí mismo como un Tabor, se convertirá inalterable ya no será una [impedancia] En la vida espiritual, sino al cuerpo igualmente gloriosa, va a participar en ella y ayudar a sí mismo, - ¡Oh maravilla! - En el trabajo.

Corporéifie entonces su mente, es decir, proyecta una mirada escrutadora de los que te sustancia impalpable que tal vez nunca has pensado en la naturaleza misteriosa, sin embargo, constantemente, que apoya su cuerpo.

Estudiado cuidadosamente todos los secretos de su funcionamiento a conocer la iniciativa, para preservar su poder y mantener el alimento intelectual que se adapte a él.

Tú, mi discípulo, un inmenso tesoro fuerzas ocultas que no lo sé, una fuerza considerable e invencible, se inclinó en ti, que superan todas las fuerzas corporales; aprender a utilizarlas para hacerlas obedecer a tu voluntad, en el instante t «que hagan absoluta maestría.

Y para ello primero debe eliminar de su mente todo lo que es superfluo y obsoleto. Emond enérgicamente dosel de su vulgar pensamientos. Tamaño audazmente en el bosque de clichés y banalidades que aún puede hacerse cargo. Pode cualquier cosa que no representa la fuerza y la fuerza se produce la pérdida de vegetación insalubres sólo de la energía espiritual.

El pensamiento es una sustancia de naturaleza casi líquido. Una vez emitido, es que existe.

La idea es inmutable. Provoca en el ámbito de la pura existencia un eco que resuena en la eternidad. Mirad, pues el infierno cogitaciones puede crear, que se unirá a usted para su condenación.

Sé puro, porque es su propia virtud que debe planear el atanor animar. Evita indiferente actos en sí mismos. Nunca deje que su mirada se extravía en los objetos que no valen un momento de su atención ; es un dibujo de tu ser que nunca pierda el poder de nuevo.

Entonces, cuando se les liberó de la carga de inútiles, recoger tesoros lo que usted quiere mantener a las fuerzas, y los dirige a la Obra con vehemencia. Observe cuidadosamente los colores del Magisterio, y hacer converger hacia la meta final, el más pequeño acto.

Algunos le dirán que el miraculaire poder adquirido y transmitido por un aliento, una palabra susurrada al oído cabalística, leer unas pocas páginas en un libro de hechizos o hacer una varita.

Sabe, sin embargo, que tal poder no se le concede únicamente por un lento y laborioso cultivo de fuerzas psíquicas que permanecen en ustedes en un estado latente.

Debemos t'abstraire en la vida superior, exaltando poderosamente tu, hacen una verdadera segregación de ti mismo con el mundo físico y el exterior.

Estudiantes a tu alrededor como un muro que retiene que emana de ti a las cosas sensibles y enciérrate en la ciudadela hermética en la que salen un día, invulnerable.

Sin duda, ya ver amanecer de luz que te prometí, y se regocijan usted.

Paciencia! pensar en su incompetencia! Estás en el cuarto nivel de la Vía de lo Absoluto. Tienes más de la mitad del camino por recorrer, y todavía se puede tropezar en el camino, y el otoño.

Más hábiles que has caído, que casi tocaba la meta.

Un dedo en los labios, como Harpócrates, y rezar, mi discípulo, en el silencio de tu alma.

XII Meditaciones sobre el camino de lo esotérico y lo Absoluto...Mysterium Magnum, la gran obra, Grillot de Givry.

 


Mysterium Magnum, la gran obra, Grillot de Givry.

XII Meditaciones sobre el camino de lo esotérico y lo Absoluto.

TEAEYTH

I. El Absoluto es la síntesis de la perfección universal.

II. El ser que posee en sí el sentimiento de perfección, es en el camino hacia el Absoluto.

III. El ser que ha traído consigo un elemento de auto-perfección, ha caminado el camino hacia el Absoluto.

IV. El Camino del Absoluto conduce a la absorción de la Primera Causa.

V. La primera causa es la perfección abstracta. Es el Absoluto mismo.

VI. La primera causa es una, infinita, eterna.

VII. El ser que lo ha exaltado a los tres conceptos de unidad, infinitud y la eternidad como para asimilarlos a la exclusión de todos los demás, fue absorbida por la causa primera, que ha alcanzado la perfección Suprema caminaba el camino de lo Absoluto.

VIII. El movimiento respondió a la calma y la quietud en el movimiento se manifiesta en todas las cosas visibles.

IX. El movimiento es la perfección y la quietud es la perfección.

X La primera causa es inmutable y es el motor universal. Es el movimiento y la quietud.

XI. La destrucción, en el ser, esta dualidad, el rechazo de la binaria por la unión de estos dos principios, a imitación de la causa primera, por lo tanto, conduce a la perfección. Este es el camino hacia el Absoluto.

XII. La causa principal tiene una existencia pura.

XIII. Cualquier cosa que se aparta de la causa primera es, por etapas sucesivas, hacia la no-existencia.

XIV. Esto no tienden a la pura existencia no está en el camino hacia el Absoluto.

XV. Todo tiene su arquetipo en el ideal absoluto.

XVI. La restauración de cada cosa en su verdadera efigie se corresponden con este arquetipo, es la redención universal.

XVII. Buscar lo universal Redentor es caminar en el camino hacia el Absoluto. Este trabajo de manera efectiva en la Gran Obra.

XVIII. Las claves se muestran en las cifras absolutas, porque piensan que la economía de la causa primera y el plano de la pura existencia.

XIX. Pero el camino hacia el Absoluto no está en números, porque el infinito no es ni la suma, ni el límite de los números.

XX. La reducción de todos los números de la primera unidad deberá realizarse antes de la posesión de lo infinito.

XXI. Por la unidad y el infinito son los dos nombres de una sola cosa, y el Camino de lo Absoluto no es un aumento real, sino un asceta, y esta es la Gran Obra que los filósofos enseñado.

Este es mi discípulo, todas las Magisterio.
Comprender y encontrar la clave vigésimo segundo, misterioso Tau no se puede escribir.
Sostener: Sólo hay un trabajo, hay dos trabajos, tres regímenes, cuatro operaciones, siete grados en cada uno de los regímenes y doce casas celestes que se realizan en las cuatro operaciones.

La fórmula de la Piedra es el siguiente:

Formule Pierre Philosophale

A continuación, los cuatro elementos, o bohu Tohu va-, cerró la Athanor clanes magnetizado por el Ruach Elohim, todo por un año y siete días.
Cuando se conoce el diámetro espagírica, usted puede lograr lo imposible filosófico. He aquí la unidad y su logaritmo, lo infinito y su logaritmo, cero y su logaritmo, y usted posee la clave del Universo. Aquí se le proporciona, mi discípulo, el supremo Sacramento de la Ciencia.

Usted ha recibido maestros la imposición de manos.
Vestido con unción sacerdotal esto, usted va ahora, ¡ay! de vuelta en niebla y vasto mundo, desde sus días de antes! Tienes que perderse en la multitud de hombres, que sus oídos oyen, como antes, las vulgaridades, las vulgaridades y la blasfemia.
Sin duda la amargura peculiar de este evento trae un poco de tristeza que aquí, pero es fácil de superar, porque usted es la antigua sabiduría de hiéracophore; llevas en tu corazón un tesoro que en caso de que el confort en cualquier dolor terrestres una luz para iluminar tu vida para siempre.
La misión nos sitúa por encima de todo el mundo y su felicidad es inconfundible, porque para usted las palabras de Hermes ha hecho: "Lo que era secreto y oculto se manifiesta."
Y no hay angustia, no puede aceptar lo que se ha enseñado el Camino Real de lo Absoluto!

Escucha a San Pablo t'énonçant el gran secreto: Patres nostri biberunt omnes de spiritalis, EOS compatibles, Petra: Petra autem erat CHRISTUS (I Cor., X, 4).

Myster

Parisiorum Lutetiae de 1906, el día de la Epifanía.

Mysterium Magnum, Le Grand OEuvre, Grillot de Givry.

 



XII Méditations sur la Voie de l’Esotérique et de l’Absolu.

TEAEYTH

I. L’Absolu est la synthèse de la perfection universelle.

II. L’être qui possède en soi le sentiment de la perfection, est sur la Voie de l’Absolu.

III. L’être qui a introduit en soi un élément de perfection, a cheminé sur la Voie de l’Absolu.

IV. La Voie de l’Absolu conduit à l’absorption dans la Cause Première.

V. La Cause Première est la perfection abstraite. Elle est l’Absolu lui-même.

VI. La Cause Première est une, infinie, éternelle.

VII. L’être qui a exalté en lui les trois notions d’unité, d’infinité et d’éternité au point de se les assimiler à l’exclusion de toute autre, s’est absorbé dans la Cause Première ; il a réalisé la perfection suprême ; il a parcouru la Voie de l’Absolu.

VIII. La réaction du mouvement sur l’immobilité et de l’immobilité sur le mouvement se manifeste en toutes les choses perceptibles.

IX. Le mouvement est la perfection et l’immobilité est la perfection.

X. La Cause Première est immuable et elle est l’universel moteur. Elle est à la fois le mouvement, et l’immobilité.

XI. La destruction, en l’être, de cette dualité, le rejet de ce binaire par l’union de ces deux principes, à l’imitation de la Cause Première, conduit donc à la perfection. C’est la Voie de l’Absolu.

XII. La cause première possède l’existence pure.

XIII. Tout ce qui s’éloigne de la Cause Première tend, par des degrés successifs, vers la non-existence.

XIV. Ce qui ne tend pas vers l’existence pure n’est pas dans la Voie de l’Absolu.

XV. Toute chose possède dans l’Absolu son archétype parfait.

XVI. La restauration de chaque chose en sa véritable effigie suivant cet archétype, constitue la rédemption universelle.

XVII. Chercher le Rédempteur universel, c’est cheminer dans la Voie de l’Absolu. C’est travailler efficacement au Grand OEuvre.

XVIII. Les clefs de l’Absolu sont inscrites dans les nombres, car ceux-ci réfléchissent l’économie de la Cause Première et du plan de l’existence pure.

XIX. Mais la Voie de l’Absolu n’est pas dans les nombres, car l’infini n’est ni la somme ni la limite des nombres.

XX. La réduction de tous les nombres à l’unité doit donc être préalablement opérée avant la possession de l’infini.

XXI. Car l’unité et l’infini sont les deux noms d’une seule et unique chose, et la Voie de l’Absolu n’est pas une progression véritable, mais une ascèse ; et c’est là le Grand OEuvre que les Philosophes ont enseigné.

Tel est, mon Disciple, tout le Magistère.
Comprends et trouve la vingt-deuxième clef, le Tau mystérieux qui ne s’écrit pas.
Retiens : Il n’y a qu’un seul oeuvre ; il y a deux travaux, trois régimes, quatre opérations, sept degrés dans chacun des régimes et douze maisons célestes dans lesquelles s’accomplissent les quatre opérations.

La formule de la Pierre s’établit ainsi :

Formule Pierre Philosophale

Puis les quatre éléments, ou Tohou-va-Bohou, enfermés clans l’Athanor aimanté par le Ruach Ælohim, le tout pendant une année et sept jours.
Lorsque tu connaîtras le diamètre spagyrique, tu pourras accomplir la quadrature du cercle philosophique. Contemple l’unité et son logarithme, l’infini et son logarithme, le zéro et son logarithme, et tu possèdes la Clef de l’Univers. Te voilà donc muni, mon Disciple, du viatique de la Science suprême.

Tu as reçu des maîtres l’imposition des mains.
Revêtu de cette onction sacerdotale, tu vas maintenant, hélas ! rentrer dans le monde brumeux et morne, de tes jours antérieurs ! Il faut que tu te perdes de nouveau dans la foule des hommes, que ton oreille entende, comme autrefois, les vulgarités, les lieux communs et les blasphèmes.
Sans doute l’amertume singulière de cette épreuve apporte ici quelque tristesse : mais il est aisé d’en triompher, car tu es le hiéracophore de l’antique Sapience ; tu portes en ton coeur un trésor qui doit te consoler de toute douleur terrestre, une lumière qui doit illuminer éternellement ta vie.
Ta mission te place au-dessus de tous les hommes et ton bonheur est incomparable, car pour toi la parole d’Hermès s’est réalisée : " Ce qui était occulte et caché deviendra manifeste ".
Et nulle angoisse ne saurait étreindre celui auquel a été enseignée la Voie Royale de l’Absolu !

Écoute Saint Paul t’énonçant le grand arcane : Patres nostri omnes biberunt de spiritali, consequente eos, petra : PETRA autem erat CHRISTUS (I Cor., x., 4).

Myster

Lutetiae Parisiorum,1906, le jour de l’Epiphanie.

Fulcanelli:El Misterio de las Catedrales...

 


Cuando escribió El misterio de las catedrales, en 1922, Fulcanelli no había recibido El don
de Dios, pero estaba tan cerca de la Iluminación suprema quejuzgó necesario esperar y
conservar el anonimato, el cual por lo demás, había observado constantemente, acaso más
por inclinación de su carácter que por obedecer rigurosamente la regla del secreto. Porque
hay que decir que este hombre de otro tiempo, por su apariencia extraña, sus maneras
anticuadas y sus ocupaciones insólitas, llamaba, sin pretenderlo, la atención de los
desocupados, los curiosos y los tontos, mucho menos, empero, de la que había de suscitar, un
poco más tarde, la desaparición total de su personalidad común.
Así desde la compilación de la primera parte de sus escritos el Maestro manifestó su
voluntad absoluta y sin apelación de que su identidad real permaneciese en la sombra, de que
desapareciese su marbete social definitivamente trocado por el seudónimo impuesto por la
Tradición y conocido desde hacía largo tiempo. Este nombre célebre ha quedado tan
firmemente grabado en la memoria, hasta las generaciones futuras más lejanas, que es
ciertamente imposible que sea sustituido jamás por cualquier patronímico, por muy
verdadero, brillante o famoso que fuese.
Sin embargo, no debemos pensar que el padre de una obra de tan alta calidad la
abandonase, inmediatamente después de haberla engendrado, sin razones adecuadas, por no
decir imperiosas, y profundamente meditadas. Éstas, en un plano muy distinto, condujeron a
un renunciamiento que no deja de causar admiración, cuando incluso los autores más puros,
entre los mejores, se muestran siempre sensibles al oropel de la obra impresa. Cierto que, en
el reino de las letras de nuestro tiempo, el caso de Fulcanelli no se parece a ningún otro,
porque emana de una disciplina ética infinitamente superior, según la cual el nuevo Adepto
ajusta su destino al de sus raros predecesores, aparecidos sucesivamente, como él en su época
determinada, jalonando, como faros de salvación y de misericordia, el camino infinito.
Filiación sin tacha, prodigiosamente perpetuada, a fin de que se reafine sin cesar, en su doble
manifestación espiritual y científicta la Verdad eterna universal e indivisible. A semejanza de
la mayoría de los Adeptos antiguos, Fulcanelli al arrojar a las ortigas de la zanja el gastado
despojo del hombre viejo, no dejó en el camino más que la huella onomástica de su fantasma,
cuya altiva enseña proclama la aristocracia suprema.
Quienes posean algún conocimiento sobre los libros de alquimia del pasado sabrán que la
enseñanza oral de maestro a discípulo prevalece sobre cualquier otra, lo cual tiene fuerza de
aforismo. Fulcanelli recibió su iniciación de esta manera, como la recibimos nosotros después
de él aunque tengamos que declarar, por nuestra parte, que Cyliani nos había abierto ya de
par en par la puerta del laberinto, en el curso de aquella semana de 1915 en que su opúsculo
fue reeditado.
En nuestra Introducción a Las doce llaves de la Filosofía, insistimos deliberadamente en
que Basilio Valentín fue el iniciador de nuestro Maestro, y lo hicimos, entre otras razones,
para tener ocasión de cambiar el epíteto del vocablo, es decir, de sustituir -por prurito de
exactitud-, con el adjetivo numeral primero, el calificativo verdadero que habíamos utilizado
antaño, en nuestro prólogo a las Moradas filosofales. En aquella época, ignorábamos la
conmovedora carta que transcribiremos un poco más adelante y que debe su impresionante
belleza al aliento de entusiasmo, al acento fervoroso que inflama a su autor, sumido en el
anónimo por el raspado de la firma, como se borra el nombre del destinatario por falta de
señas. Éste fue indudablemente el maestro de Fulcanelli el cual dejó entre sus papeles la
epístola reveladora cruzada por dos franjas oscuras en el lugar de los pliegues, por haber
pertenecido largo tiempo guardada en la cartera, adonde iba, empero, a buscarla el polvo
impalpable y graso del hornillo en continua actividad. El autor de El Misterio de las
catedrales conservó, pues, durante muchos años, como un talismán la prueba escrita del
t7iunfo de su verdadero iniciador, que nada nos impide que publiquemos hoy, tanto más
cuanto que nos da una idea elocuente y justa del terreno sublime en que se sitúa la Gran Obra
No creemos que nadie nos reproche 1a longitud de la extraña epístola de la que sin duda sería
lamentable suprimir una sola palabra:
Mi viejo amigo,
Esta vez, ha recibido usted verdaderamente el don de Dios, es una Gracia grande, y, por primera
vez, comprendo la rareza de este favor. Considero, en efecto, que, en su abismo insondable de
sencillez, el arcano es imposible de encontrar por la sola fuerza de la razón, por muy sutil que ésta
sea y por mucho que se haya ejercitado. En fin, posee usted el Tesoro de los Tesoros, demos
gracias a la Divina Luz por haberle hecho partícipe de él. Por lo demás, lo tiene justamente
merecido por su fe inquebrantable en la Verdad, por su constancia en el esfuerzo, por su
perseverancia en el sacrificio, y también, no lo olvidemos... por sus buenas obras.
Cuando mi mujer me anunció la buena nueva, me quedé aturdido de gozosa sorpresa y no cabía en
mí de felicidad. Tanto, que me decía: ojalá no paguemos esta hora de embriaguez con un terrible
mañana. Pero, por muy breve que sea mi información sobre la cosa, creí comprender, y esto en mi
certeza, que el fuego sólo se apaga cuando la obra se ha cumplido y toda la masa tintórea
impregna el vaso, que, de decantación en decantación, permanece absolutamente saturado y
se vuelve luminoso como el sol.
Ha llevado usted su generosidad hasta el punto de asociarnos a este alto y oculto conocimiento que
le pertenece de pleno derecho y de un modo absolutamente personal. Mejor que nadie,
comprendemos todo su precio, y, también mejor que nadie, somos capaces de guardarle por ello
eterno reconocimiento. Sabe usted que las más bellas frases y las más elocuentes protestas no valen
lo que la sencillez emocionada de estas solas palabras: es usted bueno, y, por esta gran virtud, ha
colocado Dios sobre su frente la diadema de la verdadera realeza. Él sabe que hará usted un uso
digno de este cetro y de los inestimables gajes que lleva consigo. Nosotros le conocemos desde
hace tiempo como el manto azul de sus amigos en desgracia; pero el manto caritativo se ha
ensanchado de pronto, pues ahora todo el azul del cielo y su gran sol cubren sus nobles hombros.
Ojalá pueda gozar mucho tiempo de esta grande y rara dicha, para satisfacción y consuelo de sus
amigos, e incluso de sus enemigos, pues la desdicha lo borra todo y usted posee, a partir de hoy, la
varita mágica que hace todos los milagros.
Mi mujer, con la inexplicable intuición de los seres sensibles, había tenido un sueño
verdaderamente extraño. Había visto a un hombre envuelto en todos los colores del prisma,
elevándose hasta el sol. La explicación no se hizo esperar. ¡Qué maravilla! ¡Qué bella y victoriosa
respuesta a mi carta cargada, sí, de dialéctica y -teóricamente- exacta, pero muy distante aún de lo
Verdadero, de lo Real ¡Ah! Casi puede decirse que el que saluda a la estrella de la mañana pierde
para siempre el uso de la vista y de la razón, pues queda fascinado por su falsa luz y es precipitado
en el abismo... A menos que, como a usted, no venga un gran golpe de suerte a arrancarle del borde
del precipicio.
Ardo en deseos de verle, mi viejo amigo, de oírle contar sus últimas horas de angustia y de
triunfo. Pero, créalo, jamás podré traducir en palabras la gran alegría que experimentamos y toda la
gratitud que sentimos hacia usted en el fondo de nuestro corazón. ¡Aleluya!
Le abrazo y le felicito,
Su viejo...
El que sabe hacer la Obra con sólo el mercurio ha encontrado lo que hay de más perfecto; es
decir, ha recibido la luz y realizado el Magisterio.
Tal vez un pasaje habrá chocado, sorprendido o desconcertado al lector atento y ya
familiarizado con los principales datos del problema hermético. Es cuando el íntimo y sabio
correspondiente exclama:
«¡Ay! Casi puede decirse que el que saluda a la estrella de la mañana pierde para
siempre el uso de la voz y de la razón pues queda fascinado por su falsa luz y es precipitado
en el abismo. »
¿No parece esta frase contradecir lo que afirmamos, hace más de veinte años en un
estudio sobre el Vellocino de Oro (1), es decir, que la estrella es el gran signo de la Obra, -
que sella la materia filosofal- que le dice al alquimista que no ha encontrado la luz de los
locos, sino la de los sabios, que consagra la sabiduría y que la llamamos estrella de la
mañana? Pero, ¿s e ha señalado que concretábamos brevemente que el astro hermético es
ante todo admirado en el espejo del arte o mercurio, antes de ser descubierto en el cielo
químico, donde alumbra de manera infinitamente más discreta? Si nos hubiéramos
preocupado más del deber de la caridad que de la observancia del secreto, y aun a costa de
pasar por fervientes adeptos de la paradoja habríamos podido insistir entonces en el
maravilloso arcano y, con este fin, copiar algunas líneas escritas en un viejísimo carnet,
después de una de aquellas eruditas charlas con Fulcanelli que, acompañadas de café
azucarado y frío, hacían nuestras profundas delicias de adolescente asiduo y estudioso,
ávido de un saber inapreciable:
Nuestra estrella es única y, sin embargo, es doble. Aprenda a distinguir su huella real de su
imagen, y observará que brilla con mayor intensidad a la luz del día que en las tinieblas de la noche.
Declaración que corrobora y completa la de Basilio Valentín (Doce llaves), no menos
categórica y solemne:
(1) Alchimie, pág. 137. J. -J. Pauvert, editor.
«Los dioses han otorgado al hombre dos estrellas para que le conduzcan a la gran Sabiduría,
obsérvalas, ¡oh, hombre!, y sigue con constancia su claridad, porque en ella se encuentra
la Sabiduría.»
¿Acaso no son estas dos estrellas las que os muestran una de las pequeñas pinturas
alquímicas del convento franciscano de Cimiez, acompañada de la inscripción latina que
expresa la virtud salvadora inherente al resplandor nocturno y estelar. «Cum luce saluten;
con la luz la salvación»?
En todo caso, por poco sentido filosófico que uno tenga y por poco trabajo que se tome en
meditar las anteriores frases de Adeptos incontestables, poseerá la llave con ayuda de la cual
abre Cyliani 1a cerradura del templo. Pero, si todavía no comprende, que relea a Fulcanelli y
no vaya a buscar en otra parte una enseñanza que ningún otro libro podría darle con tanta
precisión
Hay, pues, dos estrellas, las cuales, a pesar de que parezca inverosímil forman en realidad
una sola La que brilla sobre la Virgen mística -a la vez nuestra madre y el mar herméticoanuncia
la concepción y no es más que el reflejo de 1a otra, que precede al advenimiento
milagroso del Hijo. Pues si la Virgen celestial es todavía llamada stella matutina, estrella de
la mañana; si es posible contemplar en ella el esplendor de una señal divino; si el
descubrimiento de esta fuente de gracias pone gozo en el corazón del artista, no es, empero,
más que una simple imagen reflejada por el espejo de la Sabiduría. A pesar de su importancia
y del lugar que ocupa en los autores, esta estrella visible, pero inalcanzable, da testimonio de
la realidad de la otra, de la que coronó al Niño divino en el momento de nacer. El signo que
condujo a los Magos a la cueva de Belén, nos dice san Crisóstomo, fue a colocarse, antes de
desaparecer, sobre la cabeza del Salvador, rodeándole de un halo luminoso.
Insistimos en ello, porque estamos seguros de que algunos nos lo agradecerán: se trata
verdaderamente de un astro noctumo cuya claridad resplandece sin gran fuerza en el polo del
cielo hermético. Importa, pues, instruirse, sin dejarse engañar por las apariencias, sobre este
cielo terrestre de que habla Wenceslao Lavinius de Moravia y sobre el cual insiste tanto
Jacobus Tollius:
«Comprenderás lo que es el Cielo leyendo el pequeño comentario que sigue y por el cual el
Cielo químico habrá sido abierto. Pues este cielo es inmenso y viste los campos de luz purpúrea,
donde se han reconocido sus astros y su sol.»
Es indispensable meditar bien que el cielo y la tierra aunque confusos en el Caos cósmico
original no son diferentes en sustancia ni en esencia, sino que llegan a serlo en calidad, en
cantidad y en virtud ¿Acaso la tierra alquímica, caótica, inerte y estéril no contiene el cielo
filosófico? ¿Ha de ser, pues, imposible al artista, imitador de la Naturaleza y de la Gran Obra
divina, separar en su pequeño mundo, con ayuda del fuego secreto y del espíritu universal las
partes cristalinas, luminosas y puras, de las partes densas, tenebrosas y groseras? No, por lo
tanto, debe realizarse esta separación que consiste en extraer la luz de las tinieblas y en
efectuar el trabajo del primero de los Grandes Días de Salomón. Gracias a ella podremos
saber lo que es la tierra filosofal y lo que los Adeptos han llamado cielo de los Sabios.
Philaléthe, que, en su Entrada abierta al Palacio cerrado del Rey, es quien más se extendió
sobre la práctica de la Obra, señala la estrella hermética y llega a la conclusión de la magia
cósmica de su aparición:
«Es el milagro del mundo, la reunión de las virtudes superiores en las inferiores; por esto el
Todopoderoso la marcó con un signo extraordinario. Los Sabios 1a vieron en Oriente, se
llenaron de admiración y comprendieron en seguida que un Rey purísimo había nacido en el
mundo.
»Tú, cuando hayas visto su estrella, síguela hasta la Cuna; allí verás al hermoso Niño.»
« Tómese cuatro partes de nuestro dragón ígneo que oculta en su vientre nuestro Acero
mágico, y nueve partes de nuestro Imán mézclese todo por medio de Vulcano ardiente, en
forma de agua mineral donde sobrenadará una espuma que debe ser quitada. Arrójese la
costra, tómese el núcleo, purifíquese tres veces, por el fuego y la sal cosa que se hará
fácilmente si Saturno ha visto su imagen en el espejo de Marte. »
Por último, añade Philaléthe.
« Y que el Todopoderoso estampe su sello real en esta Obra y la adorne con él
particulannente. »
La estrella a decir verdad, no es un signo especial de la labor de la Gran Obra. Podemos
encontrarla en multitud de combinaciones arquímicas, de procedimientos particulares y de
operaciones espagíricas de menor importancia; sin embargo, ofrece siempre el mismo valor
indicativo de transformación parcial o total de los cuerpos sobre los cuales se ha fijado. Juan
Federico Helvetius nos dio un ejemplo típico de ello en el pasaje de su Becerro de Oro (Vitulus
Aureus) que traducimos a continuación:
«Cierto orfebre de La Haya (ciu nomen est Grillus), discípulo muy ejercitado en alquimia,
pero hombre muy pobre según la naturaleza de esta ciencia pidió hace algunos años (2) a mi
mejor amigo, es decir, a Juan Gaspar Knbtter, tintorera, espíritu de sal preparado de manera
no vulgar. Al preguntar Knótter si este espíritu de sal especial sería o no utilizado para los
metales, Gril respondió que para los metales, seguidamente vertió este espíritu de sal sobre
plomo que había colocado en un recipiente de vidrio utilizado para confituras o alimentos.
Pues bien, al cabo de dos semanas, apareció, flotando, una muy curiosa y resplandeciente
Estrella plateada, que parecía trazada con un compás por un artista muy hábil Por lo que
Gril lleno de inmensa alegría, nos manifestó que había visto ya la estrella visible de los
Filósofos, sobre la cual probablemente, se había informado en Basilio (Valentín). Yo y otros
muchos hombres honorables contemplamos con suma admiración esta estrella flotante en el
espíritu de sal, mientras que, en el fondo, permanecía el plomo de color de ceniza e hinchado
a la manera de una esponja. Sin embargo, en un intervalo de sie te o nueve días, fue
desapareciendo la humedad del espíritu de sal absorbida por el grandísimo calor del aire
(2) Hacia 1664, año de la edición príncipe e imposible de encontrar en Vitulus Aureus.
del mes de julio, y la estrella llegó al fondo, depositándose sobre aquel plomo esponjoso y
terroso. Fue un resultado digno de admiración y no para un reducido número de testigos. Por
último, Gril copeló en una vasta la parte de este plomo ceniciento a que se había adherido la
estrella y obtuvo, de una libra de este plomo, doce onzas de plata de copela y, además, de
estas doce onzas, dos onzas de oro excelente. »
Tal es el relato de Helvetius. Sólo lo damos para confirmar la presencia del signo estrellado
en todas las modificaciones intemas de cuerpos tratados filosóficamente. Sin embargo, no
quisiéramos ser causa de trabajos infructuosos o engañadores que sin duda emprendedan
algunos lectores entusiastas, fundándose en la reputación de Helvetius, en la probidad de los
testigos oculares y, tal vez también en nuestro constante afán de sinceridad Por esto
queremos observar, a quienes quisieran repetir el ensayo, que faltan en esta narración dos
datos esenciales: la composición química exacta del ácido clorhídrico y las operaciones
efectuadas previamente sobre el metal. Ningún químico será capaz de contradecirnos si
afirmamos que el plomo ordinario, sea cual fuere, no tomará jamás el aspecto de la piedra
pómez sometiéndolo en frío, a la acción del ácido muriático. Varios preparativos son, pues,
necesarios para provocar la dilatación del metal separar de él las impurezas más groseras y
los elementos inestables, y producir en fin, mediante la fermentación necesaria, la hinchazón
que le hace adquirir una estructura esponjosa, blanda y que manifiesta ya una marcadísima
tendencia al cambio profundo de las propiedades especí ficas.
Blaise de Vignére y Naxágoras, por ejemplo, han escrito largamente sobre la conveniencia de
una prolongada cocción previa. Pues, si es cierto que el plomo común está muerto -porque ha
sufrido la reducción, y una gran llama, dice Basilio Valentín, devora un fuego pequeño-, no es
menos verdad que el mismo metal pacientemente alimentado con sustancia ígnea, se
reanimará, reanudará poco a poco su actividad abolida y, de masa química inerte se
convertirá en cuerpo filosóficamente vivo.
Tal vez alguien se asombrará de que hayamos tratado tan prolijamente de un solo punto
de la Doctrina hasta dedicarle la mayor parte de este prólogo, lo cual en consecuencia, nos
hace temer que hayamos rebasado la finalidad corrientemente asignada a los escritos de este
género. Se advertirá, no obstante, que era lógico que desarrollásemos este tema que nos
introduce, a pie llano podríamos decir, en el texto de Fulcanelli. Efectivamente, ya en su
umbral se entretiene largamente nuestro Maestro en el papel capital de la Estrella, en la
Teofanía mineral que anuncia, con certeza, la elucidación tangible del gran secreto enterrado
en los edificios religiosos. El misterio de las catedrales: así se titula precisamente esta obra de
la que hoy ofrecemos -después de la tirada de 1926, compuesta únicamente de trescientos
ejemplares- la segunda edición aumentada con tres dibujos de Julien Champagne y varias
notas originales de Fulcanelli recogidas tal cual sin la menor adición ni el más pequeño
cambio. Estas se refieren a una cuestión muy angustiosa que ocupó largo tiempo la pluma del
Maestro y de la que diremos unas palabra a propósito de las Moradas filosofales.
Por lo demás, si hubiera que justificar el mérito de El misterio de las catedrales, bastaría
señalar que este libro ha sacado de nuevo a plena luz la cábala fonética cuyos principios y su
aplicación habían caído en el más absoluto olvido. Después de esta enseñanza detallada y
precisas tras las breves consideraciones apocadas por nosotros con ocasión del centauro, del
hombre-caballo del Plessis-Bourré, de Dos mansiones alquímicas, será ya imposible confundir
la lengua matriz, el enérgico idioma fácilmente comprendido aunque jamás hablado y,
siempre según de Cyrano Bergerac, el instinto o la voz de la Naturaleza, con las
transposiciones, los trastocamientos, las sustituciones y los cálculos no menos abstrusos que
arbitrarios de la kábala judía. Por eso importa distinguir los dos vocablos, cábala y kábala, a
fin de utilizarlos como se debe: el primero, como derivado de xaj3a>,>,ni o del Latín
caballus, caballo; el segundo, del hebreo kabbalah que significa tradición. En fin, no se podrá
ya, a pretexto de los sentidos figurado admitidos por analogía, de corrillo, manejo o intriga,
negar al sustantivo cábala la función que sólo él es capaz de desempeñar y que Fulcanelli lo
confirmó magistralmente, al encontrar la llave perdida de la Gaya ciencia, de la Lengua de
los dioses o de los pájaros. Las mismas que Jonathan Swift, el singular deán de San Patricio,
conocía a fondo y practicaba a su manera, con tanto saber y virtuosismo.

«Vale más vivir con grandes agobios
pobre, que haber sido seiíor
y pudrirse en una rica tumba.
¡Que haber sido señor! ¿Qué digo?
Señor, ¡ay! ¿acaso ya no lo es?
Según dicen los davídicos,
jamás conoceréis su lugar.»
FRANCOIS VILLON.

El Misterio de las Catedrales...

 


¿Qué es la alquimia para el hombre, sino -verdaderamente, y nacidos de cierto estado de
alma derivado de ,a gracia real y eficaz- la busca y el despertar de la Vida secretamente
adormecida bajo la gruesa envoltura del ser y la ruda corteza de las cosas? En los dos planos
universales, donde se asientan juntos la materia y el espíritu, existe un progreso absoluto que
consiste en una purificación permanente, hasta la perfección última.
Con este fin, nada expresa mejor el modo de operar que el antiguo apotegma tan preciso
en su imperativa brevedad: Solve et coagula; disuelve y coagula. Es una técnica sencilla y
lineal que requiere sinceridad, resolución y paciencia, y que apela a esa imaginación, ¡ay!, casi
totalmente abolida, en nuestra época de saturación agresiva y esterilizadora, en la inmensa
mayoría de las gentes. Raros son los que se aplican a la idea viva, a 1a imagen fructífera, al
símbolo siempre inseparable de toda elaboración filosofal o de toda aventura poética, y que
se abre poco a poco, en lenta progresión a una mayor cantidad de luz y de conocimiento.
Muchos alquimistas, y la Turba* en parúcular, han dicho, por boca de Baleus, que «la
madre se apiada de su hijo mientras que éste es muy duro con ella». El drama familiar se
desarrolla, de manera positiva, en el seno del macrocosmos alquimicofísico, de suerte que
cabe esperar, para el mundo terrestre y su Humanidad, que la Naturaleza acabe perdonando
a los hombres y conformándose, de la mejor manera, con los tormentos que éstos le imponen
perpetuamente.
*Compilación de citas atribuidas a filósofos antiguos y a filósofos alquimistas propiamente
dichos. Escrita en latín, pero traducida del árabe, gozó de gran crédito entre los alquimistas de la
Edad Media. (N. del T)
Ved ahora lo más grave: mientras la francmasonería busca continuamente 1a palabra
perdida (verbum dimissum), la Iglesia universal (XaOoÁ¿Xi7 katholiké), que posee este Verbo,
está en camino de abandonarlo en el ecumenismo del diablo. Nada favorece tanto a esta falta
imperdonable como la temerosa obediencia del clero, tan a menudo ignorante, al falaz
impulso, que se dice progresivo, de fuerzas ocultas que sólo se proponen destruir la obra de
Pedro. El ritual mágico de la misa latina profundamente trastornado, ha perdido su valor y,
actualmente, marcha de acuerdo con el sombrero flexible y el traje de calle que adoptan los
clérigos, felices con el disfraz, en prometedora etapa hacia la abolición del celibato
filosófico...
A favor de esta política de constante abandono, instálase 1a herejía funesta, en la
razonadora vanidad y en el desprecio profundo de 1as leyes misteriosas. Entre éstas, la
necesidad ineluctable de la putrefacción fecunda de toda materia, sea cual fuere, a fin de que
prosiga en ella la vida bajo 1a engañosa apariencia de la nada y de la muerte. Ante 1a fase
transitoria, tenebrosa y secreta, que abre a la alquimia operante sus asombrosas
posibilidades, ¿no es terrible que la Iglesia consienta, para lo sucesivo, esta atroz cremación
que antaño prohibía absolutamente?
Inmenso es el horizonte que ahora os descubre 1a parábola del grano que cae al suelo,
relatada por san Juan :
«En verdad, en verdad os digo, que, si el grano de trígo que cae a tierra no muere,
permanece solo, pero, si muere, llevará mucho fruto.» (XII, 24.).Extracto del libro...(El Misterio de las Catedrales) Fulcanelli.