Memoria Celular...

viernes, 29 de abril de 2011

 


Einstein sostiene que la energía simplemente existe y no se puede crear o destruir, solo se transforma. Y en el caso de los seres humanos se transforma mediante el pensamiento y la voluntad conciente e inconciente de quien la maneja. Esta aseveración da a entender que somos responsables de lo que sucede dentro y fuera de nosotros, ya que todos los patrones de pensamiento nos afectan y afectan a la energía del universo.

Entendemos que el universo físico que percibimos esta condicionado por nuestro sistema de creencias, por ello es tan necesario identificar y limpiar los traumas pasados ya que limitan nuestra percepción en el tiempo presente coartando nuestra libertad de elección ¿Si no veo la causa en mí como voy a poder resolver sus efectos?

Nuestra forma normal de manejar sentimientos desagradables nos lleva a evitar, negar o resistir ciertas experiencias. La resistencia produce más conflicto que a su vez genera una decisión eventual de evitar o negar ese problema o relación. Lo que se suprime es atraído una y otra vez a nuestra experiencia para ser comprendido y resuelto. Al negar o evitar esos problemas nos sentimos atrapados en nuestro medio, impotentes de hacer algo al respecto.

Cuando llega la comprensión, la repetición de experiencias negativas ya no es necesaria y nos sentimos libres, descubrimos una nueva manera de actuar.



En la memoria de nuestras células está escrito el programa de nuestra existencia, cada parte contiene la información completa del todo holístico. Mediante el testeo muscular de precisión conseguimos decodificar esta información y obtenemos un contacto directo con todos los niveles de nuestra conciencia. Esto nos permite conocer las verdades que fueron suprimidas y negadas en un intento de ser lo mas perfectos posible según nuestro actual sistema de creencias. La totalidad de su ser nos indica el qué, el cuando y el como de la realización del trabajo. El terapeuta es un instrumento que responde a la información que brinda el cuerpo del consultante, por ello todo el tratamiento está en perfecta sincronicidad y armonía con los requerimientos de cada persona.



Cuando experimentamos una situación que nos produce estrés, se activa en nosotros una reacción defensiva inconciente. Fisiológicamente esto se traduce como una anulación de la parte frontal del cerebro encargada de las nuevas opciones creativas, y el sujeto queda condicionado a la programación del cerebro posterior, basada en protegerse del dolor, del miedo y del miedo al dolor. Esta respuesta es coherente frente a una situación de peligro real, el problema surge cuando se transforma en un modo permanente de acción, ya que quedamos condicionados a las respuestas instintivas, produciendo con el tiempo también un desequilibrio físico. Recordemos que estrés equivale a negación y esto activa la defensa para eludir el tema.

Mediante esta técnica podemos ir energéticamente a dichos momentos para descubrir y desactivar estos mecanismos en la edad de su causa. Nos permitirá además, ver y elegir nuevas opciones y alternativas, lo que se verá inmediatamente reflejado en una sensación de mayor libertad en la vida presente.



En los orígenes de la kinesiología, el testeo manual de precisión era utilizado para corregir problemas físicos, se buscaba equilibrar el sistema muscular para resolver problemas estructurales. Por ello decimos que se trabajaba en la tercera dimensión, la dimensión física. Luego se descubre que existe una correlación entre el estrés y el tono muscular y se establece un código de comunicación que permite identificar sus causas en el nivel emocional. Este nivel se caracteriza por la polaridad: yo y mi sombra que debe ser integrada, yo y las circunstancias que me hicieron sufrir, yo y el otro. Es el campo donde se recorre un largo camino de reconocimiento, donde prevalece la historia y el sistema de creencias personal.

Con el avance de las investigaciones en el campo científico apoyando a los desarrolladores en memoria celular, se descubre la posibilidad de trabajar en una quinta dimensión, cuya característica principal es la unidad.

Desde la unidad ya no hay un “otro” visto como separado de mi. Desde este enfoque terapéutico, el otro es nuestro propio reflejo; todo lo que vemos en él no es más que un aspecto nuestro no integrado. Ya no existe el afuera como causa de mis dificultades, sino que reconocemos la causa en nosotros mismos. Trabajar desde la 5ª dimension puede compararse a un salto cuántico en el desarrollo personal, implica una gran aceleración en nuestro proceso de autoconciencia y sanación.

FUENTE: Viviana Weinberg y Álvaro Azzimonti

Intereses...

 


Me intereso sólo en aquellas personas que están listas para cambiar el curso mismo de la conciencia humana...
Ofenderé a otros, enojaré a otros, irritaré a otros, crearé celos en otros... Esto es parte de mi estrategia...Simplemente estoy exponiéndolos...
Si tienen algo de inteligencia lo entenderán...

OSHO

MaTeRiA....

 


Tú crees que tu cuerpo es de materia, golpeas una roca y escuchas el "toc, toc" que te hace "creer" que es "sólida"... Pero...esa sensación...no es real. En Realidad tu cuerpo está formado por moléculas, por átomos. Esa es una Realidad Científica Innegable. Y el 99% de tus átomos son VACÍO... Si quieres hacerte una proporción, imagina una Catedral Enorme y mete en su centro una cabeza de alfiler. La cabeza del alfiler es el núcleo del átomo, la "materia"... El resto del espacio es puro vacío...Según la física cuántica el espacio y el tiempo son ilusiones de la percepción, por lo tanto nuestros cuerpos no pueden ser realidad si no ocupan un espacio...

LOS SECRETOS DEL CIELO Y EL INFIERNO...

 





El anciano monje estaba sentado a la vera del camino, con los ojos cerrados, las piernas cruzadas y las manos en el regazo en profunda meditación.



De pronto la voz áspera y exigente de un guerrero samurái interrumpió su zazen.



-¡Tú, anciano! ¡Enséñame qué son el cielo y el infierno!



Al principio el monje no dio señales de respuesta, como si no hubiera oído. Pero poco a poco fue abriendo los ojos; un leve dejo de sonrisa jugaba en las comisuras de su boca. Mientras tanto, el samurái aguardaba con impaciencia, agitándose más y más con cada segundo transcurrido.



-¿Deseas conocer los secretos del cielo y el infierno? -dijo el monje, por fin-.



Tú, que estás tan desaliñado. Tú, que tienes las manos y los pies cubiertos de polvo. Tú, que vas despeinado y con mal aliento. Tú, que cargas una espada herrumbrosa y descuidada. Tú, tan feo, vestido por tu madre de esa manera tan ridícula, ¿tú me preguntas por el cielo y el infierno?



El samurái pronunció una vil maldición y, desenvainando la espada, la elevó por encima de su cabeza. Se había puesto carmesí, las venas se le marcaban en el cuello en nítido relieve, en tanto se disponía a degollar al monje.



-¡Eso es el infierno- dijo suavemente el anciano monje, en el momento en que la espada iniciaba su descenso.



En esa fracción de segundo, el samurái quedó sobrecogido de asombro, respeto religioso, comprensión y amor hacia ese gentil ser que había osado arriesgar la vida misma para transmitirle su enseñanza. La espada se detuvo en plena trayectoria y los ojos se le colmaron de lágrimas agradecidas.



-Y eso- dijo el monje- es el cielo...