LAS SIETE REGLAS DE PARACELSO...

domingo, 11 de abril de 2010

 


Paracelso fue un Médico muy apreciado, curó toda clase de heridas; la lepra, la gota, la hidropesía y otras varias enfermedades del cuerpo, con ciencia maravillosa. Fue el iniciador de la química farmacológica y se adelantó en la marcha de la medicina hacia las ciencias naturales. Se anticipó a todos en la experimentación de vacunas, la descripción de la pneumoconiosis, el descubrimiento de la relación entre cretinismo y bocio y el empleo del hierro y otras substancias inorgánicas en la terapéutica; además, introdujo la noción de enfermedades metabólicas con la idea de enfermedades tartáricas, en que el tártaro, el veneno, aparecía depositado en los órganos, y la idea de substancias químicas como fármacos específicos. Creador de la palabra espagiria: "separar para volver a reunir de una forma nueva" y desarrolló a través de ella: sales, elixires, tinturas, piedras vegetales y otros preparados que apuntan a la sanación en forma holística. Sus remedios nunca operaron solamente sobre los síntomas corpóreos de la enfermedad, sino también sobre las causas espirituales de las enfermedades. Según Paracelso, la naturaleza muestra el proceso de la curación. El médico es sólo un instrumento, su tarea consiste en descubrir las relaciones ocultas, coordinar una parte con otra. "Tan pronto como el hombre llega al conocimiento de sí mismo, no necesita ya ninguna ayuda ajena." 1.- Lo primero es mejorar la salud.-
Para ello hay que respirar con la mayor frecuencia posible, honda y rítmica, llenando bien los pulmones, al aire libre o asomado a una ventana. Beber diariamente en pequeños sorbos, dos litros de agua, comer muchas frutas, masticar los alimentos del modo más perfecto posible, evitar el alcohol, el tabaco y las medicinas, a menos que estuvieras por alguna causa grave sometido a un tratamiento. Bañarte diariamente, es un hábito que debes a tu propia dignidad.

2.- Desterrar absolutamente de tu ánimo, por mas motivos que existan, toda idea de pesimismo, rencor, odio, tedio, tristeza, venganza y pobreza.
Huir como de la peste de toda ocasión de tratar a personas maldicientes, viciosas, ruines, murmuradoras, indolentes, chismosas, vanidosas o vulgares e inferiores por natural bajeza de entendimiento o por tópicos sensualistas que forman la base de sus discursos u ocupaciones.
La observancia de esta regla es de importancia decisiva: se trata de cambiar la espiritual contextura de tu alma. Es el único medio de cambiar tu destino, pues este depende de nuestros actos y pensamientos. El azar no existe.

3.- Haz todo el bien posible a todo el mundo.
Auxilia a todo desgraciado siempre que puedas, pero jamás tengas debilidades por ninguna persona. Debes cuidar tus propias energías y huir de todo sentimentalismo.

4.- Hay que olvidar toda ofensa, mas aun: esfuérzate por pensar bien del mayor enemigo.
Tu alma es un templo que no debe ser jamás profanado por el odio. Todos los grandes seres se han dejado guiar por esa suave voz interior, pero no te hablara así de pronto, tienes que prepararte por un tiempo; destruir las superpuestas capas de viejos hábitos, pensamientos y errores que pesan sobre tu espíritu, que es divino y perfecto en si, pero impotente por lo imperfecto del vehículo que le ofreces hoy para manifestarse, la carne flaca.

5.- Debes recogerte todos los días en donde nadie pueda turbarte lo menos por media hora, sentarte lo más cómodamente posible con los ojos medio entornados y no pensar en nada.
Esto fortifica enérgicamente el cerebro y el Espíritu y te pondrá en contacto con las buenas influencias. En este estado de recogimiento y silencio, suelen ocurrírsenos a veces luminosas ideas, susceptibles de cambiar toda una existencia. Con el tiempo todos los problemas que se presentan serán resueltos victoriosamente por una voz interior que te guiara en tales instantes de silencio, a solas con tu conciencia. Ese es el daimon de que habla Sócrates.

6.- Debes guardar absoluto silencio de todos tus asuntos personales.
Abstenerse, como si hubieras hecho juramento solemne, de referir a los demás, aun de tus más íntimos todo cuanto pienses, oigas, sepas, aprendas, sospeches o descubras. por un largo tiempo al menos debes ser como casa tapiada o jardín sellado. Es regla de suma importancia.

7.- Jamás temas a los hombres ni te inspire sobresalto el DIA mañana.
Ten tu alma fuerte y limpia y todo te saldrá bien. Jamás te creas solo ni débil, porque hay detrás de ti ejércitos poderosos, que no concibes ni en sueños. Si elevas tu espíritu no habrá mal que pueda tocarte. El único enemigo a quien debes temer es a ti mismo. El miedo y desconfianza en el futuro son madres
funestas de todos los fracasos, atraen las malas influencias y con ellas el desastre. Si estudias atentamente a las personas de buena suerte, veras que intuitivamente, observan gran parte de las reglas que anteceden. Muchas de las que allegan gran riqueza, muy cierto es que no son del todo buenas personas, en el sentido recto, pero poseen muchas virtudes que arriba se mencionan. Por otra parte, la riqueza no es sinónimo de dicha; Puede ser uno de los factores que a ella conduce, por el poder que nos da para ejercer grandes y nobles obras; pero la dicha más duradera solo se consigue por otros caminos; allí donde nunca impera el antiguo Satán de la leyenda, cuyo verdadero nombre es el egoísmo.
Jamás te quejes de nada, domina tus sentidos; huye tanto de la humildad como de la vanidad. La humildad te sustraerá fuerzas y la vanidad es tan nociva, que es como si dijéramos: pecado mortal contra el Espíritu Santo.

...El TAO de la Física...- Frijot Capra.

 


LA FISICA MODERNA... ¿Un camino con corazón?



La influencia que la física moderna ha tenido en
casi todos los aspectos de la sociedad humana es notable. Se ha convertido en
la base de las ciencias naturales, y la combinación de las ciencias naturales y
las ciencias técnicas ha cam­biado fundamentalmente las condiciones de la vida
sobre la tierra, tanto para bien copio para mal. En nuestros días, apenas hay
una industria que no utilice de algún modo los resultados de la física atómica,
y la influencia que éstos han tenido en la estructura política del mundo por
sus aplicaciones en el arma­mento atómico es de sobra conocida. Sin embargo, la
influen­cia de la física moderna va mucho más allá de la tecnología. Se
extiende al campo del pensamiento y de la cultura, donde ha generado una
profunda revisión de nuestros conceptos sobre el universo y de nuestra relación
con él. La exploración de los mundos atómico y subatómico llevada a cabo
durante el siglo XX ha puesto de manifiesto la antes insospechada estrechez y
limitación de las ideas clásicas y ha motivado una revisión radical de muchos
de nuestros conceptos básicos. Así, el concepto de materia en la física
subatómica, por ejemplo, es totalmente diferente de la idea tradicional
asignada a la sustancia material en la física clásica. Lo trismo ocurre con los
conceptos de tiempo, espacio, causa y efecto. Y dado que nuestra perspectiva
del mundo está basada sobre tales con­ceptos fundamentales, al modificarse
éstos, nuestra visión del mundo ha comenzado a cambiar.

Estos cambios, originados por la física moderna, han
sido ampliamente discutidos durante las últimas décadas tanto por físicos como
por filósofos, pero en raras ocasiones se ha observado que todos ellos parecen
llevar hacia una mis­ma dirección: hacia una visión del mundo que resulta muy
parecida a la que presenta el misticismo oriental. Los concep­tos de la física
moderna muestran con frecuencia sorprenden­tes paralelismos con las filosofías
religiosas del lejano Orien­te. Aunque estos paralelismos no han sido todavía
explorados en profundidad, sí fueron advertidos por algunos de los gran­des
físicos de nuestro siglo, cuando con motivo de sus confe­rencias en la India, China y Japón,
entraron en contacto con la cultura del lejano Oriente. Las tres citas
siguientes son un ejemplo de ello:



Las ideas generales sobre el
entendimiento humano... ilustradas por los descubrimientos ocurridos en la físi­ca
atómica, no constituyen cosas del todo desconoci­das, de las que jamás se oyera
hablar, ni tampoco nue­vas. Incluso en nuestra propia cultura tienen su histo­ria
y en el pensamiento budista e hindú ocupan un lugar muy importante y central.
Lo que hallaremos es un ejemplo, un desarrollo y fin refinamiento de la
sabiduría antigua.1



Julius Robert Oppenheimer









De un modo paralelo a las
enseñanzas de la teoría ató­mica... al tratar de armonizar nuestra posición
corro espectadores y actores del gran drama de la existencia (tenemos que
considerar) ese tipo de problemas episte­mológicos, con los que pensadores como
Buda y Lao Tse tuvieron ya que enfrentarse.2



Niels Bohr










La gran contribución a la física
teórica llegada de Ja­pón desde la Última guerra puede indicar cierta rela­ción
entre las ideas .filosóficas tradicionales del lejano Oriente y la
sustancia filosófica de la teoría cuánti­ca3



Werner Heisenberg








La finalidad del presente libro es explorar esta
relación existente entre los conceptos de la física moderna y las ideas básicas
de las tradiciones religiosas y filosóficas del lejano Oriente. Veremos cómo
los dos pilares de la física del siglo XX -la teoría cuántica y la teoría de la
relatividad- nos obligan a ver el mundo del mismo modo que lo ve un hindú, un
budista o un taoísta, y veremos también cómo esa similitud cobra fuerza cuando
contemplamos los recientes intentos por combinar ambas teorías, a fin de lograr
una explicación para los fenómenos del mundo submicroscópico: las propiedades y
las interacciones de las partículas subatómicas de las que toda materia está
formada. En este campo, los paralelismos y el misticismo oriental son más que
sorprendentes y con frecuencia tropezaremos con afirmacio­nes que será casi
imposible decir si fueron efectuadas por físicos o por místicos orientales.

Cuando digo "misticismo oriental" me
refiero a las filo­sofías religiosas del hinduismo, del budismo y del taoísmo.
Aunque éstas comprenden un vasto número de sistemas filo­sóficos y de
disciplinas espirituales sutilmente entretejidas, los rasgos básicos de su
visión del inundo son idénticos. Tal visión no está limitada a Oriente, sino
que en algún grado podemos hallarla en todas las filosofías con una orientación
mística. El argumento de este libro podría, entonces, ser expresado de una
forma más general, diciendo que la física moderna nos lleva a una visión del mundo
que es muy similar a la de los místicos de todas las épocas y tradiciones. Las
tradi­ciones místicas están presentes en todas las religiones, y pueden
encontrarse también elementos místicos en muchas escuelas filosóficas
occidentales. Los paralelismos con la fí­sica moderna no sólo aparecen en los Vedas,
en el I Ching o en los sutras del budismo, sino también en
fragmentos de Heráclito. en el sufísmo de lbn Arabi y en las enseñanzas del
brujo yaqui Don Juan. La diferencia entre Oriente y Occidente se encuentra en
que en éste último las escuelas místicas siempre han jugado un papel marginal,
mientras que en Oriente cons­tituyen la corriente principal del pensamiento
filosófico y religioso. Por lo tanto, para mayor sencillez, hablaré de la
"visión oriental del mundo' y sólo ocasionalmente mencio­naré otras
fuentes del pensamiento místico.

Al conducirnos hoy a una visión del mundo esencial­mente
mística, la física está de algún modo volviendo a sus comienzos de hace 2.500
años. Es interesante seguir la evolu­ción de la ciencia occidental a través de
su camino espiral, partiendo de las filosofías místicas de los antiguos
griegos, elevándose y desplegándose con una evolución intelectual
impresionante, separándose cada vez más de sus orígenes místicos hasta llegar a
desarrollar una visión del mundo en total contraste con la del lejano Oriente.
Ahora, en sus etapas más recientes, la ciencia occidental está finalmente
superan­do esta visión y está volviendo a la de los antiguos griegos y a la de
las filosofías orientales. Esta vez sin embargo, no se basa solamente en la
intuición, sino en un riguroso y consistente formulismo matemático.

Las raíces de la física, corno las de toda la
ciencia occi­dental, se hallan en el primer período de la filosofía griega, en
el siglo VI antes de Cristo, en una cultura en la que no existía separación
alguna entre ciencia, filosofía y religión. Los sabios de la escuela de Mileto
no se preocupaban de tales distinciones. Su finalidad era descubrir la
naturaleza esen­cial, la constitución real de las cosas, que ellos llamaron
"físis". El término "física" se deriva de esta palabra
griega, y por lo tanto, inicialmente significaba el empeño por conocer la
naturaleza esencial de todas las cosas.

Esta, desde luego, es también la finalidad central
de todos los místicos y la filosofía de la escuela de Mileto tenía ciertamente
un fuerte aroma místico. Los de Mileto fueron llamados "hylozoístas"
-los que creen que la materia está viva- por los griegos más molemos, porque no
veían dife­rencia alguna entre lo animado y lo inanimado, entre espíritu y
materia. De hecho, ni siquiera tenían una palabra para designar a la materia,
pues consideraban que todas las formas de existencia eran manifestaciones de la
"físis" dotadas de vida y de espiritualidad. Así, Tales declaró que
todas las cosas están llenas de dioses y Anaximandro vio el universo como una
especie de organismo sostenido por el "neuma" o aliento cósmico, del
mismo modo que el cuerpo humano está susten­tado por el aire.

La visión monista y orgánica de los filósofos de
Mileto estaba muy cercana a las antiguas filosofías de China e India, y estos
paralelismos con el pensamiento oriental se acentúan todavía más en Heráclito
de Efeso. Heráclito creía en un mundo en perpetuo cambio, en un eterno "devenir".
Para él todo ser estático estaba basado en un error de apreciación y su
principio universal era el fuego, símbolo del flujo continuo y del cambio de
todas las cosas. Heráclito enseñó que todos los cambios que se producen en el
mundo ocurren por la interac­ción dinámica y cíclica de los opuestos, y
consideraba que todo par de opuestos formaba una unidad. A esa unidad, que
contiene y trasciende a todas las fuerzas opuestas, la llamó el Logos.

Unidad que comenzó a resquebrajarse con la escuela
de Elea, la cual asumió la existencia de un principio divino que prevalecía
sobre todos los dioses y los hombres. Inicialmente se identificó a este
principio con la unidad del universo, pero luego se consideró que era un dios
inteligente y personal que gobierna y dirige al mundo. Así comenzó una
tendencia de pensamiento que llevó finalmente a la separación entre espíritu y
materia, y a un dualismo que se convirtió en la caracte­rística de la filosofía
occidental.

Parménides de Elea, cuyo pensamiento era totalmente
opuesto al de Heráclito, dio un paso decisivo en esa dirección. Llamó a su
principio básico el Ser y sostuvo que era único e invariable. Consideró que el
cambio era imposible y anunció que los cambios que creemos percibir en el mundo
son meras ilusiones de los sentidos. A partir de esa filosofía, el concepto de
una substancia indestructible que presenta propiedades variables fue creciendo,
hasta llegar a convertirse en uno de los conceptos fundamentales del
pensamiento occidental. En el siglo V antes de Cristo, los filósofos griegos
intentaron superar el agudo contraste que existía entre las visiones de
Parménides y Heráclito. A fin de reconciliar la idea del Ser inmutable (de
Parménides) con el eterno Devenir (de Herá­clito) asumieron que el Ser se
manifiesta en ciertas substan­cias invariables y que la mezcla o separación de
las mismas origina los cambios que tienen lugar en el mundo. Esto los llevó al
concepto del átomo, la unidad más pequeña de mate­ria indivisible, cuya más
clara expresión se halla en la filoso­fía de Leucipo y Demócrito. Los atomistas
griegos trazaron una clara línea divisoria entre espíritu y materia,
representan­do a la materia como constituida por diversos "ladrillos bási­cos".
Estos eran partículas puramente pasivas e intrínseca­mente muertas que se
movían en el vacío. No se explicaba la causa de su movimiento, pero se solía
relacionar con fuerzas externas que se suponían de origen espiritual y que eran
fun­damentalmente diferentes de la materia. En siglos posterio­res esta imagen
se convirtió en un elemento esencial del pen­samiento occidental, del dualismo
entre mente y materia, entre cuerpo y alma.

Una vez que la idea de la separación entre espíritu
y materia hubo arraigado, los filósofos, en lugar de hacia el mundo material,
volcaron su atención hacia el mundo espiri­tual, hacia el alma humana y hacia
los asuntos de la ética y la moralidad. Estas cuestiones ocuparon el
pensamiento occi­dental durante más de dos mil años, a partir de la culminación
de la ciencia y la cultura griegas que tuvo lugar en los siglos V y IV antes de
Cristo. El conocimiento científico de la antigüe­dad fue sistematizado y
organizado por Aristóteles, quien creó el esquema que serviría de base durante
dos mil años a la concepción occidental del universo. Aristóteles creía que las
cuestiones relativas a la perfección del alma humana y a la contemplación de
Dios eran mucho más importantes que las investigaciones sobre el mundo
material. La razón por la que el modelo aristotélico del universo permaneció
incontestado durante tanto tiempo fue precisamente esa falta de interés en el
mundo material, y también la gran influencia de la Iglesia Cristiana
que apoyó las doctrinas de Aristóteles durante toda la Edad Media.

La ciencia occidental no alcanzó mayor desarrollo
hasta la llegada del Renacimiento. Fue entonces cuando el hombre comenzó a
liberarse de la influencia de Aristóteles y de la Iglesia, mostrando un
nuevo interés en la naturaleza. El estu­dio de la naturaleza con un espíritu
realmente científico se llevó a cabo por primera vez a finales del siglo XV,
efectuán­dose experimentos a fin de demostrar las ideas especulativas. Dado que
este desarrollo se dio paralelo a un creciente interés por las matemáticas,
finalmente condujo a la formulación de verdaderas teorías científicas basadas
en la experimentación y expresadas en lenguaje matemático. Galileo fue el
primero que combinó el conocimiento experimental con las matemá­ticas y es, por
ello, considerado como el padre de la ciencia moderna.

El nacimiento de la ciencia moderna fue precedido y
acompañado por una evolución del pensamiento filosófico que llevó a una
formulación extrema del dualismo espíritu-­materia. Esta formulación apareció
en el siglo XVII en la filo­sofía de René Descartes, quien basó su visión de la
naturale­za en una división fundamental, en dos reinos separados e
independientes: el de la mente (res cogitans) y el de la materia (res
extensa). Esta división cartesiana permitió a los científi­cos tratar a la
materia como algo muerto y totalmente separa­do de ellos mismos, considerando
al inundo material corno una multitud de objetos diferentes, ensamblados entre
sí para formar una máquina enorme. Esta visión mecanicista del inundo la
mantuvo también Isaac Newton, quien construyó su mecánica sobre esta base y la
convirtió en los cimientos de la física clásica. Desde la segunda mitad del
siglo XVII hasta finales del siglo XIX, el modelo mecanicista newtoniano del
universo dominó todo el pensamiento científico. Fue parale­lo a la imagen de un
dios monárquico, que gobernaba el mundo desde arriba, imponiendo en él su
divina ley. Así, las leyes de la naturaleza investigadas por los científicos
fueron conside­radas como las leyes de Dios, invariables y eternas, a las que
el inundo se hallaba sometido.

La filosofía de Descartes no sólo tuvo su
importancia en el desarrollo de la física clásica, sino que además ejerció una
influencia tremenda sobre el modo de pensar occidental, hasta nuestros días. La
famosa frase de Descartes "Cogito ergo sum" -pienso, luego
existo-, llevó al hombre occi­dental a considerarse identificado con su mente,
en lugar de hacerlo con todo su organismo. Como consecuencia de esta división
cartesiana, la mayoría de los individuos son cons­cientes de sí mismos como
egos aislados, que existen "den­tro" de sus cuerpos. La mente fue
separada del cuerpo y se le asignó la fútil tarea de controlarlo, causando así
un aparente conflicto entre la voluntad consciente y los instintos involun­tarios.
Cada individuo fue además dividido en un gran núme­ro de compartimentos
separados, de acuerdo a sus activida­des, sus talentos, sus sentimientos, sus
creencias y así sucesi­vamente, generándose de este modo conflictos sin fin,
una gran confusión metafísica y una continua frustración.

Esta fragmentación interna es un reflejo del
"mundo exterior", percibido como una multitud de objetos y aconte­cimientos
separados. El entorno natural es tratado como si consistiera en partes
separadas, que existen para ser explota­das por diferentes grupos de interés.
Esta visión fragmentada es acentuada todavía por la sociedad, dividida en
diferentes naciones, razas y grupos religiosos y políticos. La creencia de que
todos esos fragmentos -en nosotros mismos, en nuestro entorno y en nuestra
sociedad- están realmente separados, puede considerarse como la razón esencial
de la presente serie de crisis sociales, ecológicas y culturales. Nos ha
separado de la naturaleza y de nuestros congéneres humanos. Ha genera­do una
distribución enormemente injusta de los recursos naturales creando el desorden
político y económico, una creciente ola de violencia, tanto espontánea como
institucionalizada y un feo y contaminado medio ambiente, en el que la vida se
ha hecho a veces malsana, tanto física como mental­mente.

La división cartesiana y el concepto mecanicista del
mundo han sido al mismo tiempo benéficos y perjudiciales. Fueron benéficos para
el desarrollo de la física y de la tecnología clásica, pero han tenido muchas
consecuencias adver­sas para nuestra civilización. Es fascinante ver cómo la cien­cia
del siglo XX, que tuvo su origen en la división cartesiana y en el concepto de
un mundo mecanicista y que realmente sólo llegó a ser posible a causa de dicho
concepto supera ahora esa fragmentación y vuelve a la idea de unidad, tal como
era expresada en las primitivas filosofías griegas y orientales.

Contrastando con el concepto mecanicista occidental,
la visión oriental del mundo es "orgánica". Para el místico oriental
todas las cosas y los sucesos percibidos por los senti­dos están conectadas e
interrelacionadas, y no son sino dife­rentes aspectos o manifestaciones de una
misma realidad última. Nuestra tendencia a dividir el mundo que percibimos en
cosas individuales y separadas y a vernos a nosotros mis­mos como egos aislados
se considera como una ilusión, crea­da por nuestra mentalidad medidora y
clasificadora. En la filosofía budista se le llama avidya o ignorancia,
y es conside­rada como un estado mental confuso que se debe superar:



Cuando la mente está confusa se
produce la multiplici­dad de las corsas, sin embargo, cuando la atente está
tranquila, desaparece la multiplicidad de las cosas.4









Aunque las diversas escuelas de misticismo oriental
difieren en muchos detalles, todas ellas resaltan la unidad básica del
universo, y esto constituye el rasgo central de sus enseñanzas. Para sus
seguidores -ya sean hindúes, budistas o taoístas- la meta más elevada es llegar
a ser conscientes de la unidad e interrelación mutua de todas las cosas,
trascen­diendo la noción de ser un individuo aislado, e identificándo­se a sí
mismos con la realidad última. La aparición de esa consciencia -conocida como
"iluminación"- no es sólo un acto intelectual, sino que se trata de
tina experiencia que afec­ta a la totalidad de la persona y cuya naturaleza es
definitiva­mente religiosa. Y ése es el motivo por el cual la mayoría de las
filosofías orientales son esencialmente filosofías religiosas.

Desde el punto de vista oriental, la división de la
natura­leza en objetos separados no es algo fundamental y cualquiera de tales
objetos posee un carácter fluido y siempre cambiante. Así. el concepto oriental
del mundo es intrínsecamente diná­mico y entre sus rasgos esenciales están el
tiempo y el cambio. El cosmos es considerado como una realidad inseparable-
siempre en movimiento, vivo, orgánico. espiritual y material al mismo tiempo.

Dado que el movimiento y el cambio constituyen las
propiedades esenciales de las cosas, las fuerzas que causan el movimiento no
están fuera de los objetos, como ocurría en la concepción de los clásicos
griegos, sino que son una propie­dad intrínseca de la materia. Del mismo modo,
la imagen oriental de la divinidad no es la de un gobernante que dirige al
mundo desde lo alto, sino la de un principio que controla todo desde dentro:



Aquél que habita en todas las
cosas,

y sin embargo es diferente a
ellas,

a quien ninguna cosa conoce,

cuyo cuerpo son todas las cosas,

que controla todo desde dentro.

El es tu alma, el Controlador Interno,

el Inmortal.



5 Brahad-aranyaka (Upanishad). 3.7.15.





Los siguientes capítulos mostrarán que los elementos
básicos de la concepción oriental del mundo son los mismos que se desprenden de
la física moderna. En ellos, trato de sugerir que el pensamiento oriental, y de
un modo más gene­ral, todo el pensamiento místico, ofrece una base filosófica
relevante y congruente con las teorías de la ciencia contempo­ránea, una
concepción del mundo en la que los descubrimien­tos científicos pueden estar en
perfecta armonía con las metas espirituales y las creencias religiosas. Los dos
temas básicos de esta concepción son la unidad e interrelación de todos los
fenómenos y la naturaleza intrínsecamente dinámica del universo. Cuanto más
penetremos en el mundo submicroscó­pico, más nos daremos cuenta de que el
físico moderno, al igual que el místico oriental, ha llegado a ver al mundo
como un sistema de componentes inseparables, interrelacionados y en constante
movimiento, en el que el observador constitu­ye una parte integral de dicho
sistema.

La concepción orgánica y “ecológica” del mundo que
tienen las filosofías orientales es sin duda una de las razones que explican la
inmensa popularidad que han alcanzado estas filosofías en occidente,
especialmente entre los jóvenes. En nuestra cultura occidental, cada vez más
personas consideran que la todavía dominante visión mecanicista y fragmentada
del mundo es la causa del descontento tan generalizado que se da en nuestra
sociedad, pasando a adoptar -muchas de esas personas- las formas orientales de
liberación. Es interesan­te, y quizás no demasiado sorprendente, que aquellos
que se sienten atraídos por el misticismo oriental, que consultan el I Ching
y practican yoga u otras formas de meditación, tengan en general una
marcada actitud anticientífica. Tienden a ver la ciencia, y la física en
particular, cono una disciplina de estrechas miras, sin imaginación y como la
responsable de todos los males de la tecnología moderna.

Este libro pretende mejorar la imagen de la ciencia,
mostrando la existencia de una armonía esencial entre el espíritu de la
sabiduría oriental y la ciencia occidental. Trata de sugerir que la física
moderna va mucho más allá de la tec­nología, que el camino -o Tao- de la
física, puede ser un camino con corazón, un camino hacia el conocimiento espi­ritual
y hacia la autorrealización.

Hablemos del Tiempo...(fÍsica Cuàntica)

 


Cuando miramos un árbol, decimos, "sus hojas son verdes": "mi verde". Es nuestra realidad cotidiana. Sin embargo, no somos conscientes de que el color que manifiesta el árbol es el que refleja, es el que "no quiere", el que "rechaza", pues sólo permite que penetre en su estructura el resto de colores del espectro visible, que es la banda de frecuencias que exige de la radiación solar para llevar a cabo la fotosíntesis . El color que muestra es sólo su autoafirmación de especie frente al ambiente que le rodea. Por tanto, ¿cuál es la realidad?, el verde que vemos o la fracción de frecuencias representadas por el resto de radiaciones del espectro que permiten al árbol seguir viviendo?.

Actualmente, los físicos se preguntan si el mundo que llamamos real es algo concreto, tal como se nos presenta, o por el contrario es la percepcion holográfica de una gran cohorte de partículas elementales que se ordenan ante la inferencia humana. Si no se obtiene una percepción directa de la realidad, ¿existe tal realidad?, y especialmente, ¿si cuando dejamos de percibirla (olerla, saborearla, tocarla, mirarla, ponderarla, evaluarla, etc.), queda sólo como una sensación inconcreta que se desdibuja en el tiempo?. Por ello, las preguntas que se deben hacer, por simple asociación, son:

1. No conozco, no tengo conciencia del fenómeno, ¿luego no existe?;

2. ¿Sólo existe cuando lo percibo?;

3. Lo que percibo, ¿es el mundo real?, o ¿sólo es "mi mundo real"?;

4. Mi mundo real, ¿es solamente "mi presente"?;

5. En cada instante de mi presente, ¿se encuentra la profundidad de la eternidad?;

6.¿Puedo inmovilizar e intemporalizar ese "mi instante"?, y si es así,

7. ¿Puedo tomar conciencia de la eternidad?.

Aparentemente, son preguntas cuyas respuestas parecen ser altamente complejas. En los años 30 del siglo pasado, Einstein, Rosen y Podolsky, afrontan este problema escribiendo:" No cabe esperar ninguna definición mínimamente razonable de la realidad que nos rodea". El rol de la conciencia del observador en la creación de la realidad cuántica, se presenta como uno de los grandes retos de la física actual, ya que este observador al encontrarse aparentemente fuera del sistema cuántico que es abierto e impredecible, es incapaz de definir tal realidad y mucho menos, formularla, por lo que su interpretación no sólo no puede ser objetiva, sino que ni siquiera la alcanza el campo de la subjetividad.

Ante estos hechos, Capra, de la Univ. de California, propone una interpretación intuitiva, metafísica y mística de la esencia de la naturaleza. Anteriormente y en la misma línea, Bohr, al exponer el constructor atómico y por ello ser nombrado caballero, elige como escudo de su blasón el esquema del yin y del yang, oriental. Schrödinger, tras sus investigaciones acaba dando amplio crédito a la religión budista. La física de Newton ya nos permitía entrever la existencia de este problema, sin embargo, es la física cuántica la que nos puede dar algunas respuestas.

La ciencia, tal como se la define actualmente, propone un conocimiento crítico e intenta describir la realidad y explicarla mediante leyes que son proposiciones universales que establecen bajo qué condiciones se producirán ciertos hechos, permitiendo así la predicción de los fenómenos, a condición de estar despojados de sentimientos, sensaciones y emociones. La física, por un lado, nos acerca al conocimiento de los elementos materiales que constituyen la Naturaleza próxima, y por otro, intenta investigar el origen del universo y su evolución mediante analíticos teóricos, y todo ello, recurriendo a la abstracta razón de la útil herramienta de las modelos matemáticas. Los físicos se valen de la investigación en su vertiente fundamental o aplicada, dependiendo de si son teóricos o experimentadores. En cualquier caso, el objetivo último, tal vez utópico, es el de construir un modelo capaz de resolver todas y cada una de las cuestiones que se pueden plantear desde la relatividad general y la física cuántica, unificándolas en una sola teoría. En este momento, sin embargo, no parece posible un modelo físico-teórico que contenga a la vez, las fuerzas que interrelacionan la materia con la energía (electromagnetismo, gravedad,fuerza débil o de Fermi y fuerza nuclear) y las ondas y partículas elementales cuánticas.

La física cuántica establece que las partículas elementales, constituyentes del átomo, no son elementos esencialmente reales dada su imprecisión existencial. Se pueden comportar como partículas en un momento dado y como ondas en el siguiente o en el anterior. Existen en un espacio y un tiempo que no reconoce el presente, saltan del pasado al futuro, y a la inversa. El presente material sólo es reconocido como una necesidad y una arbitrariedad de la observación humana. No obstante, contradictoriamente, las partículas elementales y las ondas exigen su derecho de ser el fundamento de la materia.Paradigma complejo y de difícil solución. La curiosidad estriba en que tanto la física relativista como la cuántica resuelven problemas siempre que no sea simultáneamente. Esta disyuntiva generó el Principio de Incertidumbre propuesto por Heisenberg, que expresa el que no hay ningún elemento que exista en un lugar y en un tiempo determinados. Por tanto, la velocidad y situación de una partícula elemental solamente se puede fijar en un instante dado (por el diagrama de Friedmann), pero nunca se sabrá que sucederá en el instante siguiente, y tampoco si actuará como tal partícula o como función de onda.

La física clásica la erigió Newton como respuesta al sentido común. La materia se puede evaluar, se precisa su posición y su comportamiento, se prevén los movimientos y velocidades, sus energías y sus resultados. Las ondas eran elementos de segundo orden en comparación con las partículas que por sí solas eran suficientes para conformar la materia. La física clásica no intuyó con la perspicacia necesaria, las posibilidades de las ondas actuando como partículas, al no conocer estos elementos subatómicos, a la vez extremadamente cercanos y lejanos, pero vinculados estrechamente a la vida de los átomos. No fue más allá del horizonte molecular.

La física cuántica teoriza sobre la constitución íntima de la "materia real" fundamentándola en dos partículas elementales: fermiones y bosones.

Los fermiones son las partículas que construyen la estructura de la materia, y se encuentran representados por los electrones, protones y neutrones. Son partículas que actúan con cierta independencia y autonomía. Los bosones son los vectores que transportan la esencia y la fuerza de la Naturaleza, facilitando la conjunción del Universo. Son partículas independientes que siempre interactúan entre sí, a veces sincrónicamente, pero que en ciertas condiciones pierden su individualidad. Esta paradoja de la interdependencia e individualidad de estas partículas fue enunciada por Einstein, Podolski y Rosen. Los bosones están constituidos por los gluones, gravitones y fotones, siempre con tendencia unívoca a la reunión dispersa.

La interrelación dinámica entre fermiones y bosones, la fundamenta, especialmente, el fotón, que al no tener carga, es su propia antipartícula. Pares de electrones y positrones pueden ser creados espontáneamente por fotones, y este proceso se puede invertir como consecuencia de su propia aniquilación. La antipartícula del electrón es el positrón. La colisión de un fotón (γ) con un electrón (e-) genera un brusco cambio en la dirección de este. El e- absorbe al γ. Luego, lo emite cambiando de nuevo su direcciσn.


Diagrama en el que se describe la colisión de un electrón y un fotón. Obsérvese que entre las dos colisiones A y B, el electrón ha cambiado su trayectoria en el espacio y ha invertido el tiempo.

Fermiones y bosones, son partículas elementales que sostienen y actúan en instantes indeterminados comofunciones de onda.

Por causa de los bosones, los fermiones se mueven y se mantienen coherentes entre sí, aunque independientes, en el proceso de creación. Cuando los bosones se solapan por la afinidad generada por una información compartida resonante (concepto introducido por el autor) conllevan una determinada identidad, pero las probabilidades de existencia como tales partículas individuales, disminuyen, concretándose la materialización. A este proceso se le denomina caída de la función de onda. Esta primigenia afinidad puede hacer suponer la presencia de un inicial estado elemental de conciencia. La pérdida de la cualidad individual de los bosones, es la responsable directa de la aparición de un primer estadio de una estructura material consciente de su propia existencia.

La teoría cuántica sólo es posible expresarla en términos matemáticos y describe a la materia como una abstracción. En este sentido, la materia no ocupa ni un espacio puntual ni un tiempo determinado, se encuentra difundida y en un constante movimiento discontinuo, aleatorio e impredecible, en todo el universo. Las partículas elementales no obedecen a leyes predeterminadas, por lo que para quien las observa en este estado inicial, resultan parecer la consecuencia de una situación caótica.

Primero Minkowski y luego su alumno Einstein, proponen los campos o planos de referencia inercial. Supongamos que un turista, que se encuentra en Sacrè Coeur, París, pregunta dónde se encuentra el edificio número 10, en la Place de Tête. Para un parisino domiciliado en esa zona le será muy fácil explicar, ya sea topológica o matemáticamente, lo que debe hacer el turista para llegar a esa exacta dirección. Sin embargo, a nadie se le ocurrirá preguntar por esa misma dirección si se encuentra a 1.000 kilómetros de altura. En todo caso preguntará dónde se encuentra Europa. Es decir, los hechos responden a determinados planos de referencia inercial. De aquí surge la relatividad, que en todo caso responde a la referencia asociada al propio observador. Es el mundo de las certezas, donde el movimiento es natural pues lo controlamos por el espacio recorrido, por el tipo de velocidad, el tiempo y la energía empleada. Sin embargo, para la teoría cuántica, no pueden existir planos de referencia, excepto los que devienen de un preciso instante dado. Es el mundo de lo impredecible, donde todo fluye, donde las partículas aparecen y desaparecen, sus movimientos son discontinuos y giran sin cesar en todas direcciones, a veces como tales partículas y a veces como funciones de onda. El espacio y el tiempo se difunden en el mundo de las partículas que circulan sin orden cronológico, se diluyen en campos de magnitudes de onda en su propio y aleatorio espacio y se complejifican en ocasiones, permitiendo la materialización, y en otros instantes invirtiendo el curso del tiempo. Las realidades cuánticas son estados potenciales.

Naturalmente, para un observador es más simple desenvolverse en el mundo de la física clásica; no podría hacerlo en el mundo cuántico, pues este observador necesita de hechos entendibles no desde la acronología. Sin embargo, los fermiones, y especialmente los electrones, sí. Es el denominado acontecimiento de reversibilidad temporal, en el que los sucesos ocurren de una manera tal, que permiten adoptar cualquier dirección en el espacio y en el tiempo. Es por esto por lo que el observador influye definitivamente en la creación de la materia, es el que le aporta conciencia a la realidad. Ello permite las dualidades onda-partícula, cuerpo-conciencia y mente-realidad, aspectos todos ellos, indisociables de la existencia. Es el observador el que crea la realidad del instante presente. Si este instante no es observado se puede generalizar diciendo que se difundirá, extinguiéndose en el tiempo. Por tanto, sólo es la conciencia del observador del suceso lo que le aporta realidad. Pero, ¿y si no se tiene conciencia de ese mismo suceso, existe en realidad?.

Las partículas elementales parecen estar aparentemente alejadas en el espacio-tiempo, pero en realidad, en un dominio subyacente, el dominio implícito cuántico, permite que se encuentren vinculadas entre sí. Según Bohm, este dominio se comporta como el patrón de interferencias de un holograma. En el dominio implícito de las frecuencias no existe el espacio, ni las distancias, y por ello, tal como dice Pribiam: "la separatividad es una ilusión construida en nuestro cerebro".

Es conocido el problema de "quién mató al gato" propuesto por Schrödinger. Pensó en quién mataría a un gato dentro de una jaula. Colocó comida en un lado y un tóxico mortal en el otro. Por delante puso un líquido radioactivo que desprendería una partícula que podría subir o bajar. Si esta partícula sube, se destapará la comida, pero si baja, destapará el veneno. Se trata de saber que le sucederá al gato. Según la ecuación del autor de este acertijo, nada físico puede decidir la suerte del gato. Al tratarse de una realidad cuántica se encuentra en un estado potencial. Vivo y muerto al mismo tiempo, en dos estados probables, solapados e interpuestos. Sólo la mirada del observador puede determinar el desenlace final.

La realidad cuántica es diferente según se perciba o no, según se observe o no.

Imaginemos la infinidad de trayectorias de partículas elementales y ondas (los trazos del dibujo de Doré) que se han ordenado en el instante dinámico de la interferencia del observador, ofreciendo a la organización cerebral la proyección del espejo de la realidad. Individualmente, cada línea o trayectoria de una partícula no se traduce en una imagen reconocible, sin embargo, el conjunto ordenado de ellas conforman nuestra realidad cotidiana.

Electrones que antes de la percepción del observador eran partículas u ondas

indefinidas e impredecibles, se transforman, como consecuencia de esa misma observación, en partículas y ondas de carácter formal, mediante unos fotones invisibles que responden a la llamada del observador como consecuencia de su experimento. El gato vivirá o morirá, concretando uno de los dos estados latentes superpuestos en el momento de la observación. Dependiendo del instante de la observación, Schrödinger lo acariciará o lo enterrará.

A partir de aquí se plantea un gran problema. ¿Qué poder virtual tiene el observador sobre la creación de la realidad?. El conocimiento de los elementos que nos rodean, parece ser el eslabón entre el mundo cuántico y la realidad común. Es decir, la conciencia del observador es la que hace realidad lo observado. Por eso, Prigogine dice: "La realidad se nos revela sólo a través de una construcción activa en la que participamos" . La ciencia, tal como se definió anteriormente, no responde a estas características quedando corta en suobjetivos ya que su campo de actuación no contempla a la conciencia.

De acuerdo con Louis de Broglie:

"En la dimensión espacio-temporal, todo lo que para cada uno de nosotros constituye el pasado, el presente y el futuro, se da en bloque... Cada observador, a medida que su tiempo va pasando, descubre nuevas porciones de espacio-tiempo que aparecen ante él como aspectos sucesivos del mundo material, aunque en realidad, el conjunto de sucesos que constituyen el espacio-tiempo, existe con prioridad a su conocimiento de ellos"

La reducción de la probabilidad y su conversión en realidad se encuentra asociada a la actividad y actitud de los bosones, por lo que pueden ser considerados como los antecedentes primarios de la conciencia (Martínez de la Fe, 1991).

La conciencia está en estado latente en la materia, por lo que no es algo extraño al mundo cuántico: las partículas elementales asocian los cambios en su medio a la interferencia del observador. Existe un diálogo inexplicable entre el hombre y la partícula. Tal vez sea este "... el secreto del Viejo", tal como dijo Einstein. La conciencia brota a partir de una relación de fotones virtuales coherentemente ordenados en el sistema cuántico del cerebro.

El observador se convierte de esta manera en el espejo de la realidad, que su conciencia debe conocer y asume la dualidad: onda-partícula, cuerpo-conciencia, mente-realidad, aspectos diferentes pero todos ellos integrados en la existencia. Desde la física cuántica se puede afirmar que la realidad no es más que un holograma constituido por partículas elementales ordenadas en nuestro cerebro.

De esta forma, elhombre cuántico se convierte en la gran paradoja de la física de las partículas cuánticas.

BIBLIOGRAFÍA:

Sergio A. R. Gutiérrez Morales y Victor Smith-Agreda: "Biomedicina: Fundamentos, Práctica Clínica e invetigación", Mandala, Madrid, 2001.

Ortoli, Pharabod: "El cántico de la cuántica", Gedisa, Barna, 1987.

Dennis Flanagan: "La ciencia ante el S XXXI", Temas de Hoy, Madrid, 1989.

Danah Zohar: "La conciencia cuántica", Plaza y Janés, Barna, 1991.

Ilya Prigogine: "Entre le temps et l´eternité", Fayard, París, 1988.

Martínez de la Fe: "¿Existe lo que no vemos?", Heptada edic., Madrid, 1991.

López Royo: "Física General", Catedrático de la Facultad de Física,de Las Palmas, Islas Canarias.

Fritjof capra: "El Tao de la Física", Sirio, Málaga, 2002.

Ph. D. Sergio A. R. Gutiérrez Morales

Med. Bioenergética – Epidemiólogo

 


~ Taixi ~ (I Parte)
Clásico de la Respiración Embrionaria
胎 息 经

胎从伏气中结,气从有胎中息。

气入身来谓之生,神去离形谓之死。

知神气,可以长生。

故守虚无,以养神气。

神行即气行,神住即气住。

若欲长生,神气相注。

心不动念,无来无去,不出不入,自然常在。

勤而行之,是真道路。
El embrión se forma a partir de la energía interior.
La energía es la respiración del embrión.
La energía penetrando en el cuerpo, esto es la vida.
El espíritu abandonando la forma (física), esto es la muerte.
Quien conozca el espíritu y la energía, podrá vivir mucho tiempo, ...
y aquellos que preserven el vacío y el no-ser, podrán nutrir el
espíritu y la energía.
Cuando el espíritu se moviliza, la energía se moviliza;
si el espíritu se detiene, la energía se detiene.
Si se desea una larga vida, habrá que mezclar espíritu y energía.
Cuando la mente no se ve agitada por pensamientos,
no va ni viene; no sale ni entra:
así se habita permanentemente en la naturalidad.
Practica esto diligentemente, pues este es el auténtico camino del Dao.
La respiración del vientre (Taixi) Parte 2

La Unidad Triple dice: "La espiración y la inspiración se nutren
mutuamente; calmando
la respiración, inhalar y exhalar se vuelven marido y mujer .

El Tratado sobre la Respiración del Vientre dice: "El espíritu y la energía se unen y conservan la respiración interna".

Yu Yuwu dijo: "El universo respira dentro; por eso perdura. Si las personas son capaces de respirar internamente como el universo,también ellas pueden durar tanto como el universo".

La Colección de grandes obras de alquimia dice: "Espirando, corazón y pulmones; inspirando, hígado, riñones y genitales. Espirando, te pones en contacto con la raíz del cielo; inspirando, te pones en contacto con la raíz de la tierra. Espirando, el dragón brama y se levantan las nubes; inspirando, ruge el tigre y se levanta el viento".

El Clásico de la Flor del Sur dice: "Las personas completas respirandesde los talones".

El Clásico del Patio Amarillo dice: "Detrás hay una puerta secreta;al frente, está la puerta de la vida. Espirando el sol, inspirando la luna, queda la respiración".

Algunos preguntan dónde está el lugar de la respiración de las personas verdaderas. Liao Zhanhui dijo: "Frente al ombligo por delante y a los riñones por detrás, en el centro está el verdadero crisol de oro; éste es el lugar de la respiración verdadera".

Fan Dezhao el Iluminado dijo: "Cuando no sale la energía interior y no entra la energía exterior, eso no significa que contengáis la respiración".

Actualmente, muchos hablan de afinar la respiración, y algunos enseñan a la gente a descuidar la respiración. ¿Es esto correcto? ¡No!
El Secreto del Embrión Sagrado dice: "Cuando la energía se acumula en el mar de energía, y la energía genital no sube; entonces se estabiliza la respiración".

En general, cuando afinas la respiración durante mucho tiempo, cuanto más tiempo lo hagas, más se asienta tu espíritu y más sutil se vuelve tu respiración. Por fin, no hay respiración en la nariz, sólo un aliento sutil que entra y sale por el ombligo, como un feto en el vientre. Por eso se llama respiración del vientre.

Ésta es una gran estabilización de la energía espiritualizada; se produce de manera natural y no descuidándola deliberadamente ni de forzarla exageradamente, ni por ningún otro medio inconsciente.
Mientras las personas coagulen el espíritu sin pensarlo, no dejarán de concordar.

Si no se olvida la percepción emocional, los pensamientos siguen sin cesar y el espíritu no está estable ni calmado; entonces se producen dificultades incontables y nadie puede alcanzar la maravilla.Por eso dijo el maestro Yuan acerca del Vacío Cósmico: “Lo esencial es trabajar por olvidar las maquinaciones y por cortar los pensamientos.
“Mantén la unidad y la respiración...no irá y vendrá”.

El Secreto del Embrión Sagrado dice: “No surge un solo pensamiento;no se agita una sola idea; no existe el menor fallo”.

¿Cómo podría referirse esto al control y a la represión?

El refinado práctico debe llegar a la respiración del vientre antes de
que la energía regrese al mar de lo fundamental: éste es el proceso
de “gestación”. Si cierras los ojos y te mantienes en silencio, pero
respiras por la boca y por la nariz como siempre, entonces todavía
estás perdiendo tu energía espiritual; cuando concluya el período de
gestación, no habrá surgimiento ni florecimiento de la energía y del
crecimiento.
El Maestro de la Primavera Eterna dijo: “Con la menor falta de
estabilidad en la respiración, tu vida no es tuya”.

La Alquimia del Tao...El Vacío...

 


EL VACÍO EN TAO SIGNIFICA NO SER.

NO SER SIGNIFICA NO MENTE.

NO MENTE SIGNIFICA NO EGO.

NO EGO SIGNIFICA SABIDURÍA.

SABIDURÍA IMPLICA AUSENCIA DE IGNORANCIA.

Y ESTO SE RESUME EN EL WEI WU WEI.

CON WEI WU WEI NO HAY GASTO DE ENERGÍA.

Y QUIEN NO DESGASTA SU ENERGÍA INUTILMENTE

ES UN SABIO ENTRE LOS MORTALES.

LA MAYORÍA D ...E LAS PERSONAS VIVEN MUNDANAMENTE

Y MUEREN SIN HABER COMPRENDIDO EL SIGNIFICADO DE WEI WU WEI.

PARA ASIMILAR ESTE SENTIDO (alquímicamente hablando)

ES NECESARIO VIVIR VACÍO, VIVIR SIN SER,

VIVIR SIN MENTE, VIVIR SIN EGO.

ESTE ES EL PROPÓSITO DE LA MEDITACIÓN Y ALQUIMIA TAOÍSTA.

Así el Ser humano de honda Sabiduría sabe que,cuando algo se mueve,es porque algo se encuentra quieto,y cuando algo está quieto,es a causa de lo que está en movimiento.Por eso,quien tiene en claro el Arte de la Quietud en el Movimiento y del Movimiento en la quietud,es sin duda alguna,UNA VERDADERA CONCIENCIA EXPANDIDA.Porque asimilas el vacío,es como el mismo centro de un ciclón y hacerse UNO con él,conforma una de las vivencias taoístas de mayor reputación,ya que alcanzar este estado de vacío,y y centralización,es la médula del Tao.De este modo se dice:Sin abrir una ventana,se puede contemplar la verdadera naturaleza,y sin salir por la puerta,se puede recorrer el universo entero.Puesto que es la cualidad principal del espacio interior,de todos los Seres.Alegoricamente,este espacio es semejante,al centro vacìo de la rueda,que hace que ésta cumpla la función de rueda,tanto como el ambiente vacío,conformado entre las paredes,es lo que hace que sea una verdadera vivenda,o bien,el receptáculo vacío de un cántaro,lo que realmente puede ser llenado.Del mismo modo,el Ser humano que descompone su propio centro,y nada sabe de ese espacio vacío interior,no es un Ser humano completo.Pués porque eso,inmaterial,es lo verdaderamente esencial.Porque el no contenido,o el contenido esencial de todo contenedor,es lo que manifiesta al Tao trascendente.Por lo tanto,solo en el profundo y elevado silencio interior,palpita la verdadera existencia,solo en el inescrutable vacío interior,de cada Ser,mora lo esencial,y solo en la total quietud,se percibe el vasto movimiento siquico de la conciencia.Es entonces.solo a partir de este estado,subliminal,del movimiento y la quietud,que se suscita una nueva actitud integral...