Síntesis...

jueves, 8 de abril de 2010

 


Al final de toda escuela de pensamiento, la última enseñanza que recogemos trata de la conclusión personal que acabamos de obtener en forma de ¡eureka!, de satori o de nirvana; no es otra coronación que asimilar la sencillez de todo cuanto nos rodea y la complejidad de vicisitudes por las que hemos tenido que pasar para obtener esa Iluminación. Aquí no hay religión que valga ni siquiera espiritualidad sin religión. El desarrollo de la voluntad y la evolución de la conciencia humana se sustentan en la biodiversidad de experiencias acumuladas desde los orígenes del ser humano hasta hoy en día.
Eso que llamamos prisma, no es otra cosa que nuestra propia mente auto-identificándose para conocerse. Necesita de la separabilidad y de la variabilidad para comprender. Cuanto más en la base estemos enfocados, más espacio y más distancias nos ponemos. Según estemos trabajando nuestro mundo interior, vamos ascendiendo hacia la cúspide. Creamos menos distancias y nos vamos uniendo e integrando. La gama de colores asciende hacia los primarios y en la última etapa, llegamos al ápice, al trono de la unidad aislada donde uno puede optar por el egoísmo absoluto de creerse el mejor o vivir esa sensación de poder con la mayor de las humildades. Pero volvamos al caso que ahora nos atañe.
Hemos ido tomando conciencia de la forma geométrica del prisma, disipando egoísmos, ignorancias y tiranías personales, ahora somos conscientes que cada matiz de color, tiene su vibración sonora y que es complementaria, que toda esta entramada y vinculada cuánticamente.
En el principio hubo una aceptación y tolerancia con los otros colores, después nos fuimos mezclando, fusionando, conociendo que en cada color hay algo de otro color. ¡Zas! Somos conscientes de la Unidad, de la luz blanca unificadora que trae la belleza de la paz.
¿Os habéis percatado que en todo momento ha existido el movimiento? Los rayos de luz/color, se mueven, se acercan, se unifican en un solo color, el blanco; la unidad.
Mi impronta desde la infancia y posterior trabajo personal me ha mostrado, que cada color por diferente que sea, tienen una misma esencia común en todos los colores. Que cuando quitamos atributos postizos llegamos a esa chispa esencial, por lo que, no solamente podemos disfrutar de la unidad de todo mediante la unificación; sino que desde la misma diversidad, podemos ser Uno con esa Esencia que todo lo impregna, la que yo llamo “energías de síntesis”. La característica genuina de la síntesis es que surge desde el no movimiento y genera causas desde ese no movimiento. Los colores mutan, se transmutan alcanzando su propio color puro o ese Blanco de unidad.
El color de las energías de síntesis, no es el blanco de la unidad. Son energías indiferenciadas, su color no altera el color existente. No se puede describir con nuestro espectro electromagnético, lo concebimos como transparente. Es así, que los colores están en la manifestación del Todo. El Blanco es la expresión del Uno. El vacio, refleja la ausencia de color (sonido-vibración).
Bien ahora integremos estas tres esferas, la de todos los colores más el blanco e incluso la ausencia de color. Todas sus esencias configuran la Síntesis. No importa que no seamos iguales, la síntesis nos une más que la luz blanca y nos ofrece una herramienta de participación para hacer hechos y crear acciones consecuentes a eso que llamamos inconscientemente hermandad.
La luz blanca es la visible en nuestro espectro planetario físico denso. En nuestra aura planetaria, el llamado color “indiferenciado” nos va a permitir avanzar más hacia la auténtica verdad de la Unidad que somos. Porque con el derecho de libertad & respeto que caracteriza al individuo, podemos vivir la unidad grupal y planetaria. Todo suma, nada se discrimina, esa es la autentica unidad que identificamos bajo las formas de Buda, Cristo, etc.
Os sugiero una idea bajo el concepto de la Síntesis, no es una idea religiosa, ni política, ni financiera, ni filosófica… Seamos hacedores de un HUMANISMO s.XXI
Existimos, es tan sólo el fenómeno. Expandirnos es nuestro trabajo activo y consciente.

Pd.-
Es cierta su reflexión. El Blanco puro (unificación), de los excelsos Buda, Cristo, etc. no predomina por la planicie de la cotidianidad.
El acercamiento de todos los colores eliminando sus egoísmos producen el color blanco, de la unidad; que utopía por alcanzar. En ellos estamos trabajando cada uno de nosotros aportando nuestra parte en ese todo.

  • Otra cosa más elevada aún es esa cristalina y transparente energía, siendo niño, la denominé “energías indiferenciadas de Síntesis”. Porque es la esencia que impregna la multiplicidad y a la unidad por igual.