Ataque de Pánico...

lunes, 30 de mayo de 2011

 




¿Qué es un ataque de pánico?

Un ataque de pánico es un momento de intenso miedo y angustia acompañado de síntomas físicos y mentales. Los ataques de pánico son detonados por un agente al que se conoce como “disparador” que se presenta de manera inesperada y que genera un estado de confusión y ansiedad.

Tipos de ataques de pánico:

ESPONTANEOS: se presentan de manera inesperada, sin advertencia previa, en cualquier momento y sin un desencadenante específico. Es la forma que genera más ansiedad pues ocurre sin una advertencia o motivo concreto y, quien lo padece, no puede encontrar la causa del temor de manera clara o racional. Este tipo de ataque de pánico es, con mucha frecuencia, relacionado con un ataque cardiaco.

ESPECIFICOS: Ocurre ante una situación o evento específico y quien lo padece no suele presentarlo ante otro

Pánico o ansiedad ante situaciones poco frecuentes

tipo de situaciones que no sean éstas. Si la persona se encuentra en lugares seguros como su casa o con gente en la que confía, está segura de que no tendrá que enfrentarse a este problema. El riesgo que se puede presentar, es que la persona que tiene este malestar, procure a toda costa, estar alejada de otras circunstancias que la pongan en riesgo como estar fuera de su casa o con personas desconocidas.

Predispuestos por situaciones: Ocurren, por ejemplo, en situaciones en las que la persona enfrenta situaciones muy específicas e identificadas como viajar en avión o en otro medio donde hay demasiada gente. Otras situaciones pueden ocurrir, por ejemplo, en elevadores, reuniones sociales, juntas de oficina o eventos familiares.

Los síntomas del ataque de pánico

Los síntomas más comunes de los ataques de pánico son:

Quedarse paralizado o congelado ante una situación. La mente se llena de pensamientos de peligro y el cuerpo experimenta sensaciones como: taquicardia, palpitaciones, transpiración intensa, calor, dificultad para respirar, y otros. También pueden presentarse síntomas como: dolores en el pecho, náuseas y mareos, hormigueos y entumecimiento.

Estado de irrealidad y despersonalización

Otro síntoma frecuente de quien padece ataques de pánico es el estado de irrealidad y despersonalización como si estuviera desprendido de su propio cuerpo. También aparecen pensamientos y sensaciones como miedo a la muerte o el sentirte o a perder el control y volverse loco.

La respuesta de huída ante el evento amenazante. La respuesta de lucha o huida...

El ser humano posee un mecanismo llamado respuesta de lucha o huida (“fight or flight response”) que está encargado de protegernos y de activar elementos químicos como la adrenalina, acelerar el ritmo cardíaco o aumentar la presión arterial para ayudarnos a reaccionar y actuar ante situaciones de peligro. Nos ayuda a prepararnos a enfrentar una situación o sujeto agresor, o bien, nos permite reaccionar con valor para huir de la situación amenazante.

Cuando la sensación de peligro disminuye, los síntomas desaparecen y el cuerpo vuelve a su estado de equilibrio. Sin embargo, quienes padecen ataques de pánico o ansiedades, tienen más dificultad para volver a un estado de normalidad por lo que, durante un periodo prolongado, se activan los miedos, las angustias y la sensación de incomodidad, de alerta y de ansiedad.

Para proteger nuestra sobrevivencia, la respuesta de huida se activa para ayudarnos. Los síntomas fisiológicos que una persona experimenta ante el ataque de pánico son los mismos que hubieran sentido nuestros ancestros después de la cacería o de enfrentarse con una fiera que pusiera en peligro nuestra sobrevivencia.

El mundo actual es muy diferente al de nuestros antepasados, por lo tanto, el hecho de estar en peligro por ser atacado por un animal Salvaje es muy poco probable. Pero el mecanismo de defensa de huída o lucha es innato en todos los seres humanos y, para aquellos que sufren de ataques de pánico, la situación NO NECESITA ser peligrosa para que este se active.

Trastornos de ansiedad.

Los ataques de pánico/ansiedad a menudo son síntomas de un grupo de condiciones conocido como Trastornos de Ansiedad.

Existen cinco desordenes o trastornos de ansiedad predominantes, que suelen presentarse en forma conjunta o encadenada:

Trastorno de Pánico: es el temor a sufrir ataques de pánico espontánea y continuamente. Puede tener una intensidad severa, y sus síntomas a menudo son confundidos con los de un ataque cardíaco.
Ansiedad Social: es el temor a sufrir ataques en situaciones sociales, lo que significaría hacer el ridículo en público o sentir vergüenza, creando un estado de alerta permanente que nos impide actuar naturalmente en reuniones y eventos con otras personas.
Trastorno de Estrés Agudo o Trastorno de Estrés Post Traumático: es la experimentación de situaciones de riesgo de muerte, ya sea nuestra o de otros, o bien de eventos peligrosos o amenazadores en forma extrema. Comunmente son acompañados de ataques de pánico, pesadillas o remembranzas del evento en forma de sueños diurnos.
Trastorno Obsesivo Compulsivo: son los pensamientos y comportamientos obsesivos e involuntarios que poseen formas de rituales, que se desarrollan en la vida diaria: la limpieza compulsiva de un objeto, el aseo personal excesivo, la repetición de ciertas palabras, etc.
Trastorno de Ansiedad Generalizado: es una excesiva preocupación, en un momento o a lo largo de meses o los años sobre eventos que incluso pueden no haber ocurrido. Se viven como una idea persecutoria, marcada por las preguntas de “y qué pasaría si…”.


Si tienes un ataque de pánico o ansiedad, mantén la calma y respira profundo...

Si estás ansioso o temes un ataque de pánico, no permitas que tu mente empiece a generar ideas de muerte o peligro, pues eso no va a pasar pero sí incrementa el malestar. Siéntate, si es necesario en el suelo, cierra tus ojos si eso te tranquiliza, si no, manténlos abiertos y respira profundo, despacio; repítete frases como: “esto pasará”; “de esto no me voy a morir”; “puedo estar en calma”. Confía en tu respiración, es tu mejor aleada, eso, y no permitir que los pensamientos trabajen en tu contra, todo lo contrario, hazlos tus aliados.

Otras recomendaciones:

Un chequeo es indispensable para descartar riesgos

Acude al médico: realizarte un examen completo, para eliminar las dudas sobre posibles condiciones biológicas que puedan causarte ataques de pánico y ansiedad. Haz todas las preguntas que quieras y, de ser necesario, solicita terapia psicológica para resolver todas las dudas y que te apoye un especialista para reducir las sensaciones negativas.

Aprende a respirar – Se consciente de

práctica de respiración y atención plena

la respiración y evita las respiraciones cortas (sólo hasta el pecho), intenta respirar poco a poco, más profundamente, hasta el estámago y hazlo de una manera suave, lenta, regular. Pon tus manos en el vientre para comprobar como se expande con cada respiración. To te quedes con el aire dentro, exhala suavemente, si te es más fácil, hazlo por la boca. Esto te ayudará a sobrecargar tu torrente sanguíneo con dióxido de carbono, y evitarás así mareos y hormigueos en tus extremidades.

intenta distraerte – No te esperes a que la ansiedad y el pánico te dominen, en cuanto sientas que te estás poniendo ansioso (a), busca algo divertido, útil, entretenido, en qué ocupar tu mente. Realiza cosas que te generen placer o te diviertan, sal a caminar, observa los árboles, jardines, flores, cualquier elemento natural, escribe, lee un libro que te guste, haz una llamada telefónica, ponte a bailar o a cantar, sonríe aunque no tengas ganas, hazte bromas bobas, ve a ver una película boba y ríete a carcajadas.

Grupo de control de la ansiedad a través de la respiración

Intégrate a un grupo de apoyo. Hay espacios para trabajar y aprender a controlar la ansiedad. No estás solo, muchas otras personas en la época actual padecen los trastornos de ansiedad y ataques de pánico. ¿Para qué entonces vivir esto en soledad? Sí, es una inversión, pero te ahorras mucho dolor, medicamentos, y lo más grave, disfrutar de ti, de los seres que amas y de la vida en general. No te des por vencido ni te asuste pedir ayuda. Mientras más pronto lo hagas, ganarás tiempo para gozar de la vida, sereno, gozoso, en paz.

Controla tus pensamientos. No te des permiso de tener pensamientos negativos hacia ti, lo que haces, lo que

"No soporto seguir viviendo"

sabes o lo que sientes. Sé justo y realista. No hay nadie tan imperfecto como para que se merezca la tortura que los pensamientos te pueden generar. Practica transformar el hábito de estarte juzgando, criticando, presionando, por el hábito de ser compasivo y hablarte de manera amable, realista, positiva, madura.

Ejercítate – El ejercicio, los deportes, las prácticas recreativas, ayudan a fortalecer o regularizar tu sistema cardiovascular, el balance químico y hormonal. El ejercicio te mantiene sano y te ayuda a liberar endorfinas que te ayudarán, de manera natural, a sentirte más contento y satisfecho contigo mismo.

Técnica de respiración bajo asesoría especializada

Relájate – Toma clases o aprende técnicas de relajación a través de la respiración, visualización o meditación, que puedas aplicar en cualquier en que te sientas ansioso, deprimido o con pensamientos negativos y fatalistas o con fantasías catastróficas en relación al futuro.

Aliméntate bien – Asesórate con un especialista para llevar una dieta balanceada que te ayude a sentirte bien, a estar sano y con energía. Además, si tu apariencia física es saludable y agradable, te ayudará a ser más positivo y aumentará tu autostima. Controla la ingestión de alcohol, café y otras sustancias nocivas. Evita el cigarro y las drogas.

Evita el consumo de fármacos – Medicamentos y fármacos tales como los beta-bloqueadores, los sedantes y los ansiolíticos pueden ayudarte, aunque debes de consumirlos sólo si tu médico lo haya ordenado. De lo contrario, podrían ocasionarte un daño mucho mayor.

Recompénsate: Cada vez que logres romper la pasividad, el conformismo o la auto-complacencia y hagas algunas de las cosas aquí mencionadas, date una recompensa, felicítate, reconócete que estás saliendo de tu zona de confort y te estás poniendo en acción, de manera responsable, en la búsqueda de mayor salud y bienestar personal.