Frases del Libro Lazos de Amor...de Brian Weiss...

domingo, 11 de diciembre de 2011

 




Si no vivimos plenamente el presente, en un abrir y cerrar de ojos la vida se nos habrá escapado. Habremos perdido sus sensaciones, su aroma, su exquisitez y su belleza, y sentiremos que ha transcurrido a toda velocidad. El pasado ya ha pasado. Aprendamos de él y dejémoslo atrás. El futuro ni tan siquiera ha llegado. Hagamos planes para el futuro, pero no perdamos el tiempo preocúpandonos por él. Preocuparse no sirve para nada. Cuando dejemos de pensar en lo que ya ha ocurrido, cuando dejemos de preocuparnos por lo que todavía no ha pasado, estaremos en el presente. Sólo entonces empezaremos a experimentar la alegría de vivir.

¿De qué sirve tener prisa? De todas maneras, el tiempo no existe. Cuando no vives en el presente y te dejas absorver por el pasado o te preocupas por el futuro, te apenas y te afliges a ti mismo. El tiempo también es una ilusión. Incluso en el mundo tridimensional, el futuro es sólo un sistema de probabilidades. ¿Por qué te preocupas?

El cuerpo y el alma son como el coche y el conductir. Recordemos siempre que somos el conductor y no el coche. No debemos identificarnos con el vehículo. Este empeño actual en prolongar nuestra vida, en vivir incluso más de cien años, es una locura. Sería como conservar nuestro viejo Ford después de haber recorrido con él más de trescientosmil kilómetros. La carrocería está oxidada, el circuito de transmisión se ha reparado cuatro veces, el motor se está cayendo a trozos, y aún así nos resistimos a cambiarlo. Entretanto, hay un Corvette de 1ª mano esperándonos a la vuelta de la esquina. Sólo hemos de bajar tranquilamente del Ford y subirnos al hermoso Corvette. El conductor, el alma, nunca cambia. Sólo cambiamos de coche.

Las lecciones más importantes suelen aprenderse en los momentos más difíciles.

En el transcurso de nuestras vidas cambiamos de sexo, religión y raza con el objetivo de aprender desde todas esas perspectivas. Es como si fuéramos siempre a la escuela. Regresamos repetidas veces para aprender determinadas lecciones o cualidades como el amor, el perdón, la compresión, la paciencia, la conciencia o la no violencia. Debemos olvidar otros sentimientos que son producto de viejas imposiciones, como el miedo, la ira, la codicia, el odio, el orgullo o el ego. Sólo entonces obtendremos la licenciatura y abandonaremos esta escuela, Tenemos todo el tiempo del mundo para aprender y desaprender. Todo lo que siembre el hombre, lo cosechará algún día. En todas las grandes religiones se encuentra el concepto de karma prácticamente con las mismas palabras. Es un antigua sabiduría. Somos responsables de nosotros mismos, de los demás, de la comundidad y del planeta.

El proceso de regresión es parecido al de buscar petróleo: nunca se sabe exactamente dónde excavar, pero cuanto más profunda es la perforación, más posibilidades hay de encontrarlo.

Me gusta pensar que las almas se relacionan como los millares de hojas de un viejo árbol. Las que penden de nuestro propio talo están estrechamente relacionadas con nosotros e incluso llegamos a compartir diferentes experiencias con ellas, vivencias del alma. También nos sentimos estrechamente unidos a las hojas de nuestras ramas. Tenemos algo en común con ellas. Están cerca de nosotros epro no tanto como lo están las hojas de nuestro tallo. De igual modo, conforme nos vamos alejando por las ramas del árbol, nuestra relación con las otras hojas o almas sigue existiendo pero no es tan íntima como la que tenemos con las hojas más cercanas. Todos formamos parte de un árbol y un tronco. Podemos compartir experiencias. Nos conocemos. Pero los que pertenecen a nuestro tallo son los más íntimos. En este bello bosque hay muchos otros árboles. Cada uno de ellos está conectado con los demás a través del sistema de raíces subterráneo. De este modo, aunque una hoja se encuentre en un árbol muy lejano y diferente del nuestro, seguiremos conectados a ella. Estamos conectados a todas ls hojas, pero tenemos una relación más estrecha con las de nuestro árbol, todavía más íntima con las de nuestra rama, y un vínculo que es casi una fusión con las de nuestro tallo.

Qué interesante sería escribir la historia de las experiencias en esta vida de un hombre que se suicidó en su vida anterior,; cómo tropieza ahora con las mismas exigencias que se le habían presentado anteriormente, hasta que llega a comprender que debe satisfacerlas... los hechos de una vida previa pueden encauzar la vida presente.

Cómo encontramos y reconocemos a nuestras almas gemelas y qué decisiones debemos tomar que pueden transformar nuestra vida es uno de los temas más importantes y fascinantes de nuestra existencia. El destino dicta el encuentro con los demás. Una decisión errónea o una oportunidad desaprovechada puede conducir a una gran soledad y mucho sufrimiento. Un acierto en la elección, una oportunidad aprovechada, nos puede proporcionar una profunda felicidad.

Cuando nuestra intuición, nuestros sentimientos más vicerales y nuestro espíritu saben algo más allá de cualquier duda, no debemos permitir que las razones de los demás, construídas sobre sus propios miedos, nos influyan. Sean o no buenas sus intenciones, pueden llevarnos por el mal camino y alejarnos del sendero de la felicidad.

Nuestro camino es interior. Éste es el viaje más difícil y doloroso. Somos los responsables de nuestro propio aprendizaje. No podemos rechazar esta responsabilidad y echarla sobre las espaldas de otro.

Los sueños cumplen muchas funciones. Ayudan a procesar e integrar los acontecimientos diarios. Nos suelen dar indicaciones a menudo en forma de símbolos y metáforas, que nos ayudan a resolver los problemas de la vida cotidiana (las relaciones, miedos, trabajo, sentimientos, enfermedades...). Nos ayudan a conseguir nuestros objetivos y deseos, si no físicamente, oníricamente, Nos sirven para recapacitar sobre los hechos pasados, recordándonos sus paralelos en el presente. Protegen nuestro sueño enmascarando estímulos, como la ansiedad, que de lo contrario nos despertarían.

Las personas tienden a ocultarse tras sus etiquetas y máscaras profesionales (médico, abogado, senador...), la mayoría de las cuales ni siquiera existían antes de los años 20 o 30. Hemos de recordar quienes éramos antes de que nos concedieran nuestros títulos.

Siempre estuvo allí, y yo en realidad, nunca me di cuenta. A veces los árboles no te dejan ver el bosque.

Es posible que nuestra mente diga: "yo no te conozco". Pero el corazón sí le conoce.

Nuestro ser amado, a través de los siglos, llega a nosotros y nos besa de nuevo para recordarnos que permenaceremos siempre juntos, hasta la eternidad.

Los ojos, sin ninguna duda, son la ventana del alma...

El amor vence todos los obstáculos...