El Templo Interno...

viernes, 3 de junio de 2011

 





Conocer las cosas está muy bien, pero mucho mejor es poder practicar de modo que se pueda tener alguna experiencia real, es decir, que nos sirva de algo en nuestras vidas. Sin entrar en complicadas prácticas y profundidades, que para eso están las escuelas, si podemos hacer alguna incursión en este campo; nada tiene más valor que la propia experiencia. Así y para los que quieran vamos a incluir unos cuantos artículos que nos acerquen a la experiencia mágica. Como todo, en la vida, cualquier aprendizaje comienza poco a poco; así, aunque las siguientes técnicas son sencillas no por eso son menos importantes. La experiencia oculta es algo totalmente subjetivo, lo que quiere decir que solo la práctica y experiencia nos puede llevar a conocer realmente este campo; todos los libros escritos, todas las explicaciones que podamos encontrar no son más que señales que nos dejan a las puertas de un conocimiento; el cual para ser aprehendido no queda otro remedio que traspasar el dintel por uno mismo y poder comprobar que hay ahí para cada uno de nosotros. Aquí no queda más remedio que coger la mano de nuestro propio “Maestro Interno” y seguir adelante.

Cuando nos adentramos en los mundos internos hay que tener cierto cuidado para que la salud y el equilibrio mental no sean afectados de forma negativa; igualmente para no perder pie de nuestro mundo físico, circunstancias, etc.; es decir, se necesita mantener una atmósfera mental sana y equilibrada; un espacio mental limpio de influencias ajenas a estos trabajos, por lo menos hasta que tengamos el suficiente dominio sobre nuestro cuerpo, mente y emociones; un espacio donde aumentar el nivel de autoconciencia hasta darnos cuenta que aquello que llamamos “Yo” (ese aspecto realmente íntimo de nuestro ser) no es más que una bahía en el mar de la Consciencia o un rayo de algo mucho más amplio y abarcante; así empezaremos a estar en disposición de tomar control de los diferentes aspectos de nuestra personalidad; de forma tal que podamos ir transmutando los aspectos más groseros (el plomo) en Oro.

Los Templos que habitualmente conocemos están en el exterior; esto puede estar bien, pero son muchos los que confunden este asunto, sin darse cuenta que todos estos no son más que un modelo o reflejo de algo interior; así viven separados del Templo, aún cuando estén dentro de él…..se sienten como algo diferente, separado e incluso se sienten separados de aquello a lo que rezan o adoran. Para cualquier hermético es claro y diáfano que dicho Templo debe estar en el interior y de ahí la máxima de “construido sin manos”, que es lo que vamos a hacer. Este Templo es entonces un recinto interior construido con material de nuestra imaginación y mantenido y adornado con nuestra mente y corazón. Se trata de “nuestro” espacio interior, un lugar donde realizar operaciones mágicas, reflexionar, meditar, curar. Lo sublime, lo divino, la esencia, la fuente, la puede pone cada uno según sus preferencia; aquí cabe decir que uno mismo es un buen comienzo.

La figura más básica para un templo es un círculo, ya que representa al Todo o a la Consciencia, pero esto es demasiado básico, aunque se sigue usando en muchos trabajos de magia (en realidad el círculo siempre está presente); así que en occidente y desde muy antiguo la figura que define un Templo es un “cubo”; este, además, es el símbolo de lo manifestado, el mundo que nos rodea, de nuestro propio cuerpo físico.

En el Templo de Salomón, la parte más interna era un cubo; las iglesias son un reflejo de la cruz de Cristo y esta a su vez es la extensión de un cubo; la planta de un Templo que esté en consonancia con las medidas mágicas de 8x5 tiene oculto un cubo de 5x5; y cuando vemos la Kaaba en el Islam, estaremos viendo una figura cúbica; igualmente con el Sagrario (donde se guarda la Hostia); en el Tarot son varias las claves que contienen esta figura. En oriente no es muy diferente. La idea que está detrás de todo esto es el hombre en la casa.

Así que este Templo interior tiene forma de cubo. Así que podemos imaginarnos en el centro de un cubo; sentados en una silla y adoptando la posición de las figuras egipcias, esto es: espalda recta, cabeza ligeramente inclinada sobre el pecho, rodillas y pies juntos, los pies bien asentados en el suelo, las manos con las palmas sobre los muslos cerca de las rodillas. Esta forma hace que nuestro cuerpo se convierta en un canal adecuado de energías. El centro de este cubo coincidiría con nuestro centro solar, localizado unos cuatro dedos por encima del corazón.

Al frente está el Oriente; atrás el Occidente; a nuestra derecha el Sur; a la izquierda el Norte; más las direcciones Arriba y Abajo. El Centro es nuestro Yo, Corazón, lo más íntimo de nuestro ser.

A partir de ahora ya tenemos “nuestro” espacio, nuestro lugar mágico, el cual iremos completando con una serie de atribuciones relacionadas con cada una de las direcciones. Este espacio lo podemos hacer alrededor nuestro pero conviene hacerlo lo más grande posible, al fin y al cabo es un símbolo del universo.

Para ayudarse en esta construcción se puede tomar como referencia una habitación, donde todas las aristas las podemos visualizar de color blanco…más concretamente luz blanca, al igual que el punto central.

El Oriente es el lugar por donde sale el sol, la vida, la luz, está relacionado con el Amor y la creatividad.

El Sur es donde el sol está en su apogeo; hay más luz, más calor; está relacionado con la regeneración y el Yo en el más amplio sentido.

El Occidente esta relacionado con los ciclos, ritmos, experiencias, evolución, Compasión.

El Norte es la parte más fría, densa; corresponde con la cualidad de coagular; es también la dirección de los modelos mentales ya establecidos.

Arriba es la dirección de la autoconciencia, intenciones, atención, cielo.

Abajo es la dirección de la tierra; también de la subconsciencia como el soporte que está detrás de todas nuestras actividades y estructuras.

Crear este Templo es importante….más adelante se puede ir completando, aunque es importante que cada cual vaya viendo como lo va adornando en base a las ideas que le sugiere lo comentado.

Una vez formado se vuelve un sitio adecuado para meditar, reflexionar, un lugar desde el cual enviar formas de pensamiento sanador al igual que recibirlas, también es muy práctico para esos momento en los que estamos un poco estresados o mal humorado.

Es muy importante mantener una actitud adecuada en este lugar, después de todo es un “reflejo” de uno mismo y por lo tanto debe ser un espacio libre de construcciones y pensamientos negativos para uno o para otros. Hay que tener en cuenta que todo proceso mental y emocional conlleva una química determinada en nuestro cuerpo; así que es preferible que esa química sea benéfica.

En esta forma empezamos a tomar control de nuestras actividades mentales; empezamos a poner color a la oscuridad mental...