HERMETISMO...

domingo, 19 de septiembre de 2010

 




Los libros de Hermes gozaron de gran autoridad durante los primeros siglos de la Iglesia. Los Doctores Cristianos invocaban a menudo su testimonio junto con el de las Sibilas, que habían anunciado la venida de Cristo a los paganos, mientras que los Profetas la predecían a los hebreos.
"Hermes -dice Lactancio- ha descubierto, no sé cómo, casi toda la verdad". Se le consideraba como una especie de revelador inspirado y sus escritos pasaban por monumentos auténticos de la antigua teología de los egipcios. Esta opinión fue aceptada por Marsilio Ficino, y otros eruditos del Renacimiento que tradujeron o comentaron los libros herméticos. Estos creyeron encontrar en ellos la fuente original de las iniciaciones órficas, de la filosofía de Pitágoras y de Platón. Sin embargo, no tardaron en surgir dudas sobre la autenticidad de estos libros y aquellos que llevan el nombre de las Sibilas, y la crítica acabó por demostrar el carácter apócrifo de unos y otros.
El nombre de Hermes Trismegisto es de origen griego y significa "Hermes, el tres veces grande". Hermes, un dios griego, es conocido también por su denominación romana Mercurio. Su identidad, se pierde en la noche de los tiempos remontándose al Egipto pre-faraónico, mucho antes de Moisés. Ciertas tradiciones hebreas lo consideran contemporáneo de Abraham y más adelante, es identificado con el dios Thot, intermediario entre Dios y los hombres. Algunos eruditos opinan que Hermes fue deificado, y otros piensan que no es sino el aspecto humano de ese mismo dios.
Una versión sustenta que el nombre de Hermes Trismegisto no designa a una personalidad individual, sino que constituye un conjunto de enseñanzas elaboradas en Egipto y enriquecidas a lo largo del tiempo.
Por último, hay quien sostiene que Hermes Trismegisto fue un avatar, es decir, uno de los grandes maestros espirituales que, descendiendo de esferas superiores, se encarnan en la humanidad para guiarla.
Sus enseñanzas pasaron de Egipto a Grecia y los griegos se encargaron de conservarlas y transmitirlas. Los misterios órficos y eleusinos, así como los pitagóricos, los filósofos pre-socráticos y Platón, sirvieron de vehículo fundamental de dicha transmisión, que también fue realizada en parte a través del teatro griego.
Más tarde, los neoplatónicos y los gnósticos difundieron este saber en el mundo romano y en el cristianismo primitivo, sirviendo de base para su propagación entre los árabes.
No hay discusión en cuanto a que la sabiduría de los faraones, cuyo exponente máximo es el cuerpo de doctrina que se atribuya a Hermes Trismegisto, fue la luminosa depositaria de las enseñanzas de la tradición. Algunos opinan que los egipcios heredaron este saber directamente de los atlantes, quienes, tras la destrucción de su continente hicieron un alto a las orillas del Nilo en su éxodo hacia el Himalaya. Hay que notar el sorprendente parecido entre las manifestaciones externas de la cultura egipcia y las de las culturas latinoamericanas precolombinas (pirámides, momias, motivos ornamentales, etc.). Hay quienes opinan, sin embargo, que los padres del saber egipcio fueron los hindúes y los caldeos y que Egipto fue una etapa del reflujo hacia el Oeste a partir del Himalaya.
Se reconoce casi por unanimidad que Hermes Trismegisto fue depositario de las enseñanzas de la Tradición, de un saber que algunos consideran revelado, de origen sobrenatural.
Las enseñanzas de Hermes
Todos los hermetistas, sea cual sea el aspecto particular del que se ocupen, dicen ser los herederos de Hermes.
Los alquimistas lo consideran el fundador de esa ciencia. La magia y la adivinación también se reclaman herederas de Hermes. Court de Gebelin estudió los orígenes históricos del Tarot y llegó a la conclusión de que especialmente los arcanos mayores, son la forma que tomó con el tiempo un antiguo libro egipcio: precisamente El Libro de Thot. Es bien sabido que los egipcios se destacaban en la magia y el conocimiento de las fuerzas astrales.
Plutarco afirma que "se cree que Hermes fue el primero en Egipto que conoció los caracteres de los dioses". No es que Hermes inventara tal o cual alfabeto. Se trata de la lengua sagrada en la que el signo y cosa eran lo mismo, y donde conocer el signo era estar en posesión de la cosa. Hermes dominaba la ciencia de este lenguaje sagrado que confería poderes mágicos a quien lo conocía. Por ello a él también se refieren los cabalistas (Moisés, a partir del cual se inició la cábala, era un discípulo de Hermes) y las escuelas de simbología de todos los tiempos.
De Hermes proceden las investigaciones numéricas y físicas de los pitagóricos que, si por un lado dieron la matemática, la geometría y la música, por otro desarrollaron toda una rama hermética acerca de la unidad, la dualidad, el ternario, etc.
La "armonía de las esferas", la "música celeste, tan estudiada por los hermetistas del Renacimiento (con su derivación en el arte, la mecánica o la astronomía: Leonardo Da Vinci, Isaac Newton, y otros) tienen su fuente en Hermes Trismegisto, a través de los griegos.
También encontramos en él, aunque este es un aspecto menos conocido del Corpus Hermeticum, muchas enseñanzas sobre la teoría de los ciclos, de las edades del mundo, tanto de la tierra como de la totalidad del devenir cósmico.
Hermes Trismegisto es un padre universal de todos los saberes, un gigante de la sabiduría, no solamente de aquella que se ha denominado hermética, sino también de muchos otros saberes considerados profanos que tienen en él su fundamento y cuya concepción y desarrollo es solamente posible en el marco de la filosofía contenida en el Corpus Hermeticum. Un ejemplo de ello es la física moderna que ha tenido que recurrir a los postulados teóricos de los pre-socráticos, la mayoría de los cuales se originan en el saber egipcio. Lo mismo sucede con la matemática que redescubre el número pitagórico, procedente directamente de Hermes según las declaraciones del propio Pitágoras.
El lenguaje del Corpus Hermeticum
El lenguaje de Hermes es alegórico, por lo tanto, su comprensión resulta algo obscura.
La obra de Hermes Trismegisto requiere atención y esfuerzo de parte del lector, si es que no quiere limitarse a encontrar en ella un saber erudito de tipo histórico sobre algunos aspectos del mundo antiguo. Exige además, una cierta disposición espiritual.
Las enseñanzas de Hermes Trismegisto se transmitieron oralmente durante miles de años. Aun hoy, muchas de ellas siguen transmitiéndose así. Los documentos más antiguos que se conocen se remontan al siglo II antes de Cristo y el cuerpo fundamental del Corpus Hermeticum fue fijado en griego aproximadamente entre los años 100 y 300 de la era cristiana.
Poimandres y Asclepios son dos de las obras más conocidas de Hermes. El Poimandres está compuesto por 18 tratados.
Los siete principios herméticos
"Los principios de la verdad son siete; el que comprenda esto perfectamente, posee la clave mágica ante la cual todas las puertas del Templo se abrirán de par en par".
(El Kybalion)
Los siete principios sobre los cuales se basa toda la Filosofía Hermética son los siguientes:
El principio de Mentalismo.
"El todo es mente, el universo es mental."
El principio de Correspondencia
"Como arriba es abajo, como abajo es arriba."
El principio de Vibración
"Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra."
El principio de Polaridad
"Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semi-verdades; todas las paradojas pueden reconciliarse."
El principio del Ritmo
"Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve, como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación."
El principio de Causa y Efecto
"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la Ley; la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de casualidad, pero nada escapa a la Ley."
El principio de Generación
"La generación existe por doquier; todo tiene sus principios masculino y femenino; la generación se manifiesta en todos los planos."
La Tabla de Esmeralda
La Tabla de Esmeralda es un texto clásico atribuido a Hermes Trismegisto y del que sin excepción se reclaman discípulos todos los alquimistas. Estos encuentran en sus enseñanzas el resumen más conciso, pero también el más complejo, del arte hermético.
Existen numerosas versiones de este texto, con variaciones a veces importantes. A continuación se ofrece la traducción de la primera edición impresa aparecida en Nuremberg en 1541:
Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto sobre la Química
Palabras de los secretos de Hermes escritas sobre una tabla de esmeralda que sostenía en sus manos cuando, en una cueva oscura, fue encontrado su cuerpo embalsamado.
Verdad sin mentira, cierto y muy verdadero: lo que es inferior es como lo que es superior; y lo que es superior es como lo que es inferior, para el cumplimiento de los milagros de una sola cosa.
Y como todas las cosas fueron desde uno, por la meditación de uno solo, igualmente las cosas fueron nacidas por ello de una cosa, por adaptación.
Su padres es el Sol, su madre la Luna. El viento lo ha llevado en su vientre. La Tierra es su nodriza. En ella está el padre de todos los talismanes del mundo. Si es hecha de tierra su fuerza está entera.
Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, con gran inteligencia.
El subió de la Tierra al cielo, de nuevo descendió a la Tierra, y recibió la fuerza superior e inferior.
Así tendrás la gloria del mundo entero.
Por ello toda obscuridad se aleja de ti.
Aquí está la fuerte fuerza de toda fuerza, que vence toda cosa sutil y penetra toda cosa sólida.
Así es creado el mundo.
Tales son las admirables adaptaciones de cuya manera está aquí.
Por eso soy llamado Hermes Trismegisto, poseyendo las tres partes de la filosofía del mundo entero.
Completo es lo que he dicho de la operación del Sol.