El Fuego Sagrado...

miércoles, 22 de junio de 2011

 





Conviene entender que el Ejército de la Voz, el Ejército de la Palabra, es Fuego. Y que ese Fuego vivo, ese Fuego viviente y filosofal que hace fecunda la materia caótica, es el Cristo Cósmico, el “Logos”, la Gran Palabra. Pero para que el Logos aparezca, para que venga a la manifestación, el Uno debe desdoblarse en el Dos, es decir: El Padre en La Madre, y de la unión de los dos opuestos nace el tercero: el Fuego. Ese Fuego es el Logos, el Cristo, el Verbo que hace posible la existencia del Universo en la Aurora de cualquier creación.

El Caos del Universo reside ahora mismo en nuestro sistema seminal. Así como Dios tuvo que fecundar las aguas del Caos para crear el Universo, nos toca hacer lo mismo, fecundando las aguas de nuestro Caos para hacer surgir nuestro Universo interior. Si fecundamos nuestro Caos espermático con el Fuego del Kundalini, surge de allí el Cristo Íntimo, el Niño de Oro de la Alquimia Sexual.

El Kundalini es el Fuego Solar encerrado en nuestros átomos seminales, la sustancia electrónica ardiente del sol, que cuando es liberada nos transforma en Dioses. La causa causorum de la electricidad debemos buscarla en el Fuego Serpentino Universal. Ese Fuego mora en los electrones.

Cuando los átomos solares y lunares del sistema seminal hacen contacto en el triveni (1), entonces, por inducción eléctrica, despierta una tercera fuerza, el Fuego Sagrado del Kundalini. Al liberar esa energía, entramos en el camino de la Iniciación Auténtica.

Todo el poder del Kundalini se encuentra en nuestra simiente o energía sexual. El Kundalini es el Fuego del semen. Ese Fuego es producto de la Muerte Psicológica.

El Fuego purifica todas las cosas, trasmutándolas en perfecciones inefables.
El Fuego tiene su habitáculo en el agua y si nosotros derramamos esas aguas, derramamos también el Fuego y quedamos en tinieblas.

La Castidad es el fundamento de la Gran Obra. Si queremos transmutar nuestras fuerzas sexuales primero debemos ser castos y no derramar ni una sola gota de semen. Debemos reducir todos los elementos a su materia prima, disolviendo el Ego, para luego transmutarlos.

En Alquimia, el Mercurio se refiere a las aguas (energía sexual) y el Azufre es el Fuego Sagrado que debe fecundar al Mercurio. El Azufre se mezcla con el Mercurio y asciende por el canal medular hasta el cerebro despertando los centros superiores. El excedente de este Mercurio fecundado por Azufre es el que debe hacer la creación de los Cuerpos Existenciales del Ser. De manera que el Cuerpo Astral, el Cuerpo Mental y el Cuerpo Causal no son más que Mercurio fecundado por Azufre.

Escrito está en los viejos textos de la Sabiduría antigua que el orificio inferior del canal medular de las personas comunes y corrientes se encuentra herméticamente cerrado. Los vapores seminales lo abren para que la culebra sagrada penetre por allí.