La SaLiDa De La PrIsIóN dE nUeStRaS mEnTeS... La NaTuRaLeZa...

viernes, 21 de mayo de 2010

 



Dependemos de la
naturaleza no solo para nuestra supervivencia física. También necesitamos
... a la naturaleza ...para que nos enseñe el camino a casa,elcamino
de salida de la prisión de nuestras mentes.Nos hemos perdido en
el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar:
estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas.Hemos
olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales ya saben.
Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio,
de estar donde esta la vida: Aquí y Ahora.…Llevar tu
atención a una piedra, a un árbol o a un animal no significa
pensar en ellos, sino simplemente percibirlos darte cuenta de ellos.Entonces
se te transmite algo de su esencia. Sientes lo profundamente que
descansa en el Ser, completamente unificado con lo que es y con
donde está. Al darte cuenta de ello, tú también entras en un
lugar de profundo reposo dentro de ti mismo.…Cuando camines o
descanses en la naturaleza, honra ese reino permaneciendo allí
plenamente.Serénate. Mira. Escucha. Observa como cada planta y
animal son completamente ellos mismos. A diferencia de los
humanos, no están divididos en dos. No viven a través de imagines
mentales de sí mismos,y por eso no tienen que preocuparse de
proteger y potenciar esas imágenes.…Todas las cosas
naturales, además de estar unificadas consigo mismas, están
unificadas con la totalidad. No se han apartado del entramado de
la totalidad reclamando una existencia separada: “yo”, y el resto del universo...Extracto del libro ‘El silencio habla’ -Por Eckhart Tolle

Podemos sanar nuestra mente. Podemos sanar nuestra alma. Podemos sanar nuestra tierra de cultivo. Podemos contribuir a crear un planeta sano donde todos prosperemos y vivamos dichosos, tranquilos, a gusto. Pero s ... Ver másólo cuando nos amemos a nosotros mismos podremos realizar esta curación. Las personas que no se respetan a sí mismas rara vez respetan el medio ambiente, y rara vez sienten siquiera la necesidad de cuidarlo. Sólo cuando amemos la naturaleza y estemos en armonía con ella, podremos convertir nuestra Tierra en un fértil jardín. Cuando veas lombrices de tierra en tu jardín, entonces sabrás que has creado un ambiente que sustenta la vida.

La Tierra es verdaderamente nuestra madre; la necesitamos para sobrevivir. Ella no necesita a la Humanidad para prosperar. Mucho antes de que llegáramos a este planeta, la Madre Tierra estaba muy bien. Si no tenemos una relación de amor con ella, estamos muertos. Ya es hora de que cambiemos el impulso de destrucción que hemos creado.

En los dos últimos siglos de evolución, supuestamente civilizada, hemos causado más destrucción en este planeta que en los dos mil siglos anteriores. En menos de 200 años se ha hecho más daño al planeta que en los 200.000 años anteriores. Esto no habla mucho en favor de la forma en que hemos cumplido la responsabilidad que se nos ha confiado.

No se puede talar un árbol y esperar que la cantidad de oxígeno que se produzca sea la misma que antes. No se pueden verter substancias químicas en los ríos y esperar beber esa agua sin que afecte a nuestro cuerpo. Nosotros y nuestros hijos tenem os que beber ahora de esa agua impura. No se puede llenar la atmósfera de toxinas y substancias químicas y esperar que el aire se limpie solo. La Madre Tierra hace lo que puede para combatir estas prácticas destructivas de la Humanidad.

A todos nos hace falta desarrollar una relación íntima con la Tierra. Háblale, pregúntale: «Madre Tierra, ¿de qué manera puedo colaborar contigo? ¿Cómo puedo recibir tu bendición y bendecirte a mi vez?». Es necesario que amemos esta pequeña bola de tierra que gira por el espacio. Es todo lo que tenemos en estos momentos. Si no la cuidamos, ¿quién lo hará? ¿Dónde viviremos? No tenemos derecho a salir al espacio exterior si no som os capaces siquiera de cuidar nuestro propio planeta.

La conciencia de nuestra Tierra existe en una relación temporal diferente. Le tiene sin cuidado que aquí haya seres humanos o no. La Tierra es una gran maestra para quienes se toman el tiempo de escucharla. La vida no acaba aquí, haga lo que haga la Humanidad. La Tierra continuará.

Solamente la Humanidad volverá a la nada de donde procede, a no ser que cambiemos nuestras costumbres. Todas las personas del mundo, vivan donde vivan o como vivan, tienen una relación íntima con la Tierra. Procura que la tuya sea amorosa y fortalecedora.

Louise L Hay.