Uno de los planteamientos básicos de la Psicología Analítica es que el ser humano fue desarrollando la conciencia de manera muy lenta a lo largo de la historia, emergiendo de los abismos y profundidades del inconsciente y evolucionando hasta llegar al grado de desarrollo actual, que no es de ninguna manera un nivel alto ni de gran estabilidad. Es tan incompleto el resultado que aún quedan vastas zonas sumidas en las tinieblas. Además, según Jung, dicha evolución consciente en la historia de la humanidad se repite ontogenéticamente en el surgimiento de la conciencia en la vida de cada individuo.
El conocido analsita junguiano Erich Neumann, en su libro História da Origem da Conciencia (Sao Paulo: Editora Cultrix, 1968) se apoya en un gran conocimiento de la mitología clásica y del estudio comparado de las religiones, para rastrear la historia y ofrecer evidencias para comprobar estas hipótesis junguianas. Según este autor, los estadios comienzan y terminan con el símbolo del ouroboros, o serpiente que se devora a sí misma, que tiene dentro de sus múltiples significados la idea de que el final de muchos procesos se identifica con el comienzo de otros. Los demás estadios intermedios corresponden a la creación del mundo, la gran madre, la separación de los padres primordiales, el nacimiento del héroe, la muerte del dragón, el rescate de la cautiva y la transformación y deificación del héroe. Esta secuencia, en la que también es posible identificar el paso del matriarcado al patriarcado, es proyectada en los mitos universales, por lo que es posible seguir la trayectoria del desarrollo de la conciencia en el ser humano, a través del estudio de los mitos.
En esta página deseamos resaltar la primera parte del libro de Neumann en la que muestra cómo en los referentes mitológicos se pueden encontrar arquetipos que mantienen una estrecha relación unos con otros y que marcan la sucesión de estadios que constituyen el desarrollo de la conciencia a través de la historia de la humanidad. En la segunda parte de la obra señala la manera en que en el curso de vida de cada ser humano, el yo debe pasar por las mismas fases arquetípicas, siguiendo el mismo camino recorrido antes de él por toda la humanidad. La evolución histórica de la conciencia del yo se da a través de un proceso continuo en el que la conciencia va asimilando un número cada vez mayor de contenidos inconscientes, lo cual le permite ampliar progresivamente sus propias fronteras.
Como un resumen de esta parte histórica, se ofrecen a continuación algunos de los principales símbolos de los mitos universales relacionados con los estadios y sub-estadios evolutivos de la conciencia, complementados con citas de Neumann. Son estos estadios:
Primer estadio - Mito de la creación: "El estado de alborada que caracteriza el principio se proyecta mitológicamente en forma cósmica...". Los relatos "deben comenzar, invariablemente con el mundo exterior, porque el mundo y la psique son aún una sola cosa. (...) El círculo, la esfera y lo redondo son aspectos de lo Autocontenido, sin comienzo ni fin... es eterno, porque, en lo rotundo, no hay antes ni después, no hay encima ni debajo, no hay espacio. Todo eso sólo puede aparecer con el surgimiento de la luz, de la conciencia, que aun no está presente" (Neumann,1968 : 27). El mito de la creación abarca tres estadios mitológicos: 1) El Ouroboros, 2) La Gran Madre y 3) La separación de los Padres Primordiales.
Alchemical Uroboros de Lambspringk, s. XVII
El Ouroboros: "El ouroboros representa lo redondo que contiene, es decir, el vientre primitivo materno y el útero, pero también la unión del antagonismo masculino-femenino, los ancestros, padre y madre unidos en cohabitación permanente (...) El incesto urobórico es una forma de penetración en la madre, de unión con ella... (...) el ouroboros simboliza también el impulso creador del nuevo comienzo, la 'rueda que gira por sí misma', el primer movimiento y la espiral...".
Mater Matuta, Etruria, s. V a.C.
La Gran Madre: Corresponde al período en que el ego está bajo el dominio del Ouroboros. "El ego naciente se vuelve consciente de las cualidades de placer-dolor, ... en consecuencia, el mundo se vuelve ambivalente para él.... Ese mundo experimentado es el mundo del matriarcado de J. J. Bachofen, con sus diosas de la maternidad y del destino" (Neumann, 1968:47).
Bruja Rangda , en danza Balinesa
"La madre devoradora y malvada, y la madre dadora y bondadosa son dos aspectos de la gran Diosa Madre ourobórica que reina en ese nivel psíquico. (...) En ese estadio la consciencia no logra aún encontrar un punto de apoyo firme en medio del diluvio del ser inconsciente" (Neumann, 1968:48).
Dioniso, Atenas, 300-275 a.C.
"Eso explica por qué las culturas de la Madre Diosa y sus mitologías están íntimamente relacionadas con la fertilidad y el crecimiento y, en particular, con la agricultura.. (...) Este estadio de desarrollo es regido por la imagen de la Diosa Madre con el Niño Divino... Sin embargo, ese niño sufre el mismo destino del amante adolescente que le sucede: muere. Su sacrificio, muerte y resurrección son el punto central de cultos rituales primitivos de la humanidad..., el niño es asociado al ritmo anual de la vegetación... En una fase en que la conciencia comienza a obtener su auto-conciencia... la preponderancia del ouroboros maternal se torna trágicamente funesta para ese ego" (Neumann, 1968:49-51).
Sacrificio azteca
"El reflejo de ese estadio inicial de la conciencia en su relación con el inconsciente es encontrado en la mitología de la Madre Diosa y de su vínculo con el hijo amante...". La gran Madre Diosa es ambivalente: "no son apenas divinidades que alimentan, tejen, dan y conservan la vida, sino también diosas de la avidez de sangre y de lo salvaje.... Sin embargo, están subordinados a un sentido más elevado de la naturaleza, que es el sentido de la fecundidad".
"Podemos distinguir varias fases en la relación del amante adolescente con la Gran Madre. La más antigua se caracteriza por la rendición natural al destino, a la supremacía de los poderes representados por la madre u ouroboros....; la masculinidad y la conciencia aún no poseen autonomía ..." (...) En el nivel siguiente, "el temor del adolescente lleva a la fuga y a la resistencia bajo diferentes formas..., la actitud de desafio, el rehusarse a amar lleva, no obstante, a lo que la Madre Terrible desea, o sea, el ofrecimiento del falo (la auto-castración)" (Neumann, 1968: 52-78).
Cain y Abel, Galería Nacional Arte Antica, Roma
"Esa fragmentación se revela después en el motivo de los hermanos gemelos hostiles, o motivo arquetípico de la autodivisión.... Este motivo surge cuando el elemento masculino se separa, mediante la autodivisión, en elemento autodestructivo-asesino, de un lado, y de otro, elemento positivo-creador, llegando a la autoconciencia".
"En el comienzo de ese ritual, sucede cada año la muerte del rey adolescente de la fecundidad, cuyo cadaver es despedazado y esparcido por los campos... Posteriormente, cuando el matriarcado se transformó en patriarcado,.... el rey permanecía vivo, una vez que el animal o ser humano sustituto ... volvía su muerte innecesaria" (Neumann, 1968: 83-85).
La separación del cielo y la tierra, Egipto
La separación de los Padres Primordiales : Corresponde al surgimiento de los opuestos. "La separación de los Padres del Mundo, la división entre los opuestos a partir de la unidad, la creación del cielo y de la tierra, del encima y del abajo, del día y de la noche, de la luz y de las tinieblas, el acto que es un crimen y un pecado....
Es creencia común de los pueblos primitivos que el cielo y la tierra estaban originalmente unidos uno al otro... (...) Volvemos varias veces al símbolo básico, la luz, que está en el centro de los mitos de creación" (Neumann, 1968: 87-88).
Creación del sol y la luna, Miguel Angel, Capilla Sixtina
"Esta luz, símbolo de la conciencia y de la iluminación, es el principal objeto de las cosmogonías de todos los pueblos. En consecuencia, en las leyendas de creación de prácticamente todos los pueblos y religiones, el proceso de creación se halla fundido con el surgimiento de la luz... Ese acto de cognición y de discriminación consciente, divide el mundo en opuestos...". El desarrollo tanto externo como interno "de la cultura humana tiene inicio con el surgimiento de la luz y la separación de los Padres del Mundo" (Neumann, 1968: 88-91).
Adan y Eva en el Paraiso, Miguel Angel, Capilla Sixtina
"El hombre primitivo se encuentra en la misma situación del niño pequeño y el recién nacido: su cuerpo y su 'interior' son parte de un mundo extraño... Por medio del acto heroico de la creación del mundo y de la división entre opuestos, el ego sale del círculo mágico del ouroboros y entra en un estado que siente como soledad y discordia interna. Con el surgimiento del ego, la situación paradisíaca es abolida... La ruptura del estado ourobórico inicial... lleva a la división de la constitución hermafrodita y a la separación del mundo en sujeto y objeto, dentro y fuera, y también al surgimiento del bien y del mal...
La superación del ego como síntoma de la inmadurez de la conciencia es compensada por la depresión autodestructiva... siendo todo eso síntomas característicos de la pubertad" (Neumann, 1968: 92-100).
La hipótesis fundamental de Neumann es que en la historia de la humanidad, las manifestaciones míticas son una demostración ingenua de lo que ocurre en sus procesos psíquicos, aunque los seres humanos experimenten y transmitan el mito como algo totalmente diferente. No obstante, el reconocimiento intuitivo de este hecho es el que provoca la mágica atracción de las cosmogonías y mitos universales.
miércoles, 22 de junio de 2011
Rindo homenaje al Dios y a la Diosa, los padres primordiales del universo sin límites.
En el lugar ameno el Amado mismo, por su amor desbordante, se convierte en la Amada, que está hecha de la misma sustancia y comparte el mismo alimento.
Por su deseo intenso se devoran uno al otro y luego otra vez se producen,
porque les gusta ser dos.
No son completamente idénticos ni completamente diferentes.No podemos decir lo que realmente son.
(...) Shiva y Shakti forman un todo, tal como el aire y su movimiento, el oro y el brillo.
(...) Los dos son como un río cuyas aguas de conocimiento no pueden ser bebidas por
aquel que conoce sin que se pierda a sí mismo.
Jñaneshwar Maharaj, siglo XIII: 52-57.
La trascendencia de lo dual, la reconciliación de los opuestos, los contrarios que se juntan: esta es una de las preocupaciones centrales de la psicología analítica de Carl Gustav Jung (1875-1961). Para la psicología junguiana la vivencia de lo dual y, dentro de ella, la percepción de lo femenino y lo masculino como esferas psicológicas separables e irreconciliables, no representan una ley psicológica inmutable. El abismo psicológico que parece separar los géneros no es más que el producto de la dominación de la función racional de la psiquis, así como de la profunda escisión entre lo consciente y lo inconsciente. Pero la energía de la psiquis tiene una tendencia y una finalidad: la integración y síntesis de elementos psíquicos escindidos, lo cual incluye los elementos femeninos y masculinos relegados al inconsciente.
En este sentido, el aporte de Jung a las actuales discusiones sobre la identidad de género no reside tanto en el análisis de los determinantes biológicos, psicológicos o culturales de la conformación de una identidad femenina o masculina, sino más bien en su concepción de desarrollo psíquico como un proceso de “individuación”, a través del cual el individuo va diferenciando el “ser” –el centro de la totalidad de la psiquis- de los factores biológicos y culturales que inciden en la conformación del “yo” como centro de personalidad consciente. La pregunta fundamental que se plantea la psicología junguiana no es acerca de los elementos que nos llevan a pensar, sentir y actuar en “femenino” o “masculino”, sino sobre los procesos que, a partir de la integración de elementos psíquicos tanto “femeninos” como “masculinos”, nos hacen plenamente humanos.
Jung consideraba que las sociedades occidentales de su tiempo se encontraban muy desequilibradas al exagerar la importancia del pensamiento y la sensación –funciones psíquicas asociadas culturalmente con el hombre- y desconocer las funciones no racionales consideradas femeninas: la intuición y el sentimiento. Este desequilibrio se manifiesta en una fe ciega en la ciencia para resolver los problemas fundamentales de la humanidad, un materialismo desbordado, un profundo eurocentrismo, y una subestimación y subordinación de los elementos considerados femeninos de la psiquis individual y colectiva. En este aspecto, Jung se adelantó a las críticas de la condición moderna, tan de moda en la actualidad.
A pesar de un relativo auge en el interés por la psicología junguiana en los años sesenta en Europa y Norteamérica, principalmente en el movimiento de la “contracultura”, a Jung es difícil encontrarlo en los programas de psicología de las universidades. Las escasas referencias a su obra se limitan a nombrarlo como discípulo descarriado de Freud, que abandonó la ciencia por el misticismo. Pero el pensamiento de Jung, como ocurre con los temas de su escritura espiral –reiterativa, que mira los mismos problemas desde diferentes niveles y puntos de vista-, regresa cíclicamente, y hoy en día puede hablarse de una tendencia junguiana en los estudios sobre la psicología de género (1).
El desconocimiento generalizado que existe acerca de la psicología junguiana hace necesaria una breve presentación de algunos aspectos generales de su pensamiento para situar el papel de los elementos femeninos y masculinos en los procesos psíquicos: su relación con las culturas no occidentales y con las tradiciones espirituales occidentales distintas de la cristiana, el paralelo que establece entre psicología profunda y religión, y sus diferencias fundamentales con la teoría freudiana.
ORIENTE Y OCCIDENTE: MITOS, RELIGIÓN E INCONSCIENTE
Jung fue un pionero de los estudios psicológicos acerca del cristianismo, la mitología europea y la alquimia, así como sobre la filosofía y religión de Oriente, donde encuentra una fuente de inspiración, al igual que profundos paralelos entre la experiencia religiosa y los mitos con los procesos psíquicos que va descubriendo en sí mismo y en sus pacientes.
A partir del estudio comparativo de los sueños de sus pacientes y de los mitos, Jung llega a la conclusión de que el pensamiento mitológico en general debe describirse en función de las mismas características de las del inconsciente, y que las manifestaciones simbólicas de lo inconsciente –desde el mito hasta el sueño- pueden ser estudiadas con un marco de referencia común. Para Jung las concepciones cosmológicas de la mitología de los pueblos orientales, indígenas y europeos no cristianos describen, no el universo externo, sino el cosmos interno de la psique (2).
Al igual que los mitos, Jung analiza la cosmogonía y la simbología religiosa como una psicología profunda, como formas de relatar la experiencia individual del conflicto y desarrollo psíquico; el mundo de lo religioso, no como producto de fuerzas sobrenaturales externas a la psique humana, sino como una de las formas de describir la experiencia individual del autoconocimiento. Para Jung el conflicto y la unión de la diosa Shakti y el dios Shiva en la cosmogonía hindú, por ejemplo, representan una manera de señalar la oposición inicial y la posibilidad de unión de los contrarios dentro del ser humano. Unión análoga al matrimonio del caballero y su dama, luego de la superación de los obstáculos en los relatos de la gesta heroica de la mitología europea. Son formas de describir –personificando elementos de la psique que hoy en día serían nombrados por conceptos- el proceso de conocimientos del ser.
Esta es una concepción de lo religioso muy diferente de lo que posiblemente nos hemos formado como ciudadanos colombianos socializados en una cultura católica; lo religioso como experiencia individual más que como ritual y tradición institucionalizada; un fenómeno de experiencia más que de fe, el cual tiene como centro las potencialidades del ser humano tanto femeninas como masculinas, y no la familiar figura patriarcal, vengativa y externa de Jehová el Dios-Padre del Viejo Testamento de la tradición judeo-cristiana; personaje al que el poeta inglés William Blake denominaba con ironía “Nobodaddy” o “El Padre de Nadie”.
Una religión, fiel a su significado etimológico de volver a unir: unir lo finito y lo trascendente, lo afectivo y lo tradicional, lo intuitivo y lo sensorial, lo femenino y lo masculino, lo consciente y lo inconsciente. Y no una religión delimitada por la fútil taxonomía de lo dual: del pecador y el santo, el infierno y el cielo, lo bueno y lo mal, lo puro y lo impuro, el creyente y el ateo. Aldous Huxley se refiere a una vertiente de lo religioso en su libro Filosofía perenne como la religión universal o profunda presente en todas las tradiciones religiosas.
Al establecer un paralelo entre psicología y religión, Jung no estaba promoviendo búsquedas religiosas motivadas por visiones sentimentales ni propósitos moralistas, pues su interés por lo religioso distaba mucho de ser moralista. Fiel tanto a las filosofías monistas de Oriente como a Nietzsche, uno de sus maestros de juventud, para Jung el dilema fundamental de la vida humana no era la elección entre el “bien” y el “mal”, sino el conocimiento de la totalidad de la psique con todas sus posibilidades. Aunque Jung va más allá al plantear una función trascendente de la psique que supera la aparente realidad de los opuestos irreconciliables, es importante subrayar que su punto de partida es aquella imagen nietzscheana del árbol que, cuando sus ramas alcanzan hasta el cielo, sus raíces se hunden hasta el infierno.
Para la psicología junguiana, los mitos y cosmogonías religiosas no son producto de la fantasía de los pueblos, sino que, en cuanto producciones simbólicas del inconsciente, representan una modalidad histórica del saber psicológico.
JUNG VERSUS FREUD
Si bien en una etapa temprana de su ejercicio como psicólogo Jung estuvo bajo la influencia directa de Freud, sería erróneo seguir considerándolo un discípulo de éste, que modificó sus teorías pero manteniendo sus principios fundamentales. Jung representa una línea de pensamiento totalmente separada e independiente de la de Freud, que abarca una serie de datos intelectuales mucho más diversos.
Entre Freud y Jung existen diferencias de fondo en sus ideas sobre la naturaleza del hombre y del mundo, así como divergencias básicas en sus actitudes frente a la vida.
Diferenciándose claramente de la teoría psicoanalítica, para Jung:
“(...) no siempre es posible aplicar a los fenómenos mentales un punto de vista determinista de la causalidad (...) el enfoque reductivo y analítico debe ser remplazado por una concepción que sintetice los contenidos psíquicos y tenga en cuenta la naturaleza finalista del hombre” (Progoff, 1967: 73).
La teoría junguiana cuestiona el postulado según el cual la razón puede conquistarlo todo, inclusive el inconsciente. Considera que la razón analítica no es suficiente para curar la psique y, más aún, que es precisamente esa actitud, basada en el lado racional de la conciencia, la que explica la mayor parte de los problemas mentales de los tiempos modernos. Como lo señala Ira Progoff:
“El tratamiento curativo propuesto bajo la forma de psicoanálisis encierra en sí mismo un aspecto del propio estado mental del que deriva la enfermedad que se quiere remediar (Progoff, 1967: 73).
En lugar de la simple comprensión analítica, Jung acude a la reorientación de la conciencia a partir de la producción simbólica del inconsciente, para desarrollar las facultades intuitivas y generar una experiencia esprirtualmente sintetizante de los elementos de la psique. Si el lenguaje racional, el de la lógica analítica, de los conceptos, es la forma por excelencia para conocer el mundo material, la imaginación simbólica lo es para el conocimiento de sí mismo. Tal como lo expresa Leonardo Boff:
“Todo el universo profundo de la vida humana, como la dimensión del amor, de la amistad, de la relación, del sentido último de la vida y de la muerte, todas estas dimensiones que nos afectan existencialmente se expresan preferentemente en el registro simbólico y mítico, mejor que en el registro de la racionalidad analítica y seca” (Boff, 1988: 251).
La psicología junguiana plantea que a nivel colectivo, la excesiva importancia asignada al aspecto racional de la psique produce un movimiento compensatorio: el surgimiento en su época –tendencia mucho más marcada en las sociedades occidentales contemporáneas- de filosofías espiritualistas y un creciente interés por las religiones antiguas y orientales.
Aunque una comparación entre las dos teorías rebasa las posibilidades de esta presentación (3), es necesario señalar que las diferencias entre Jung y Freud abarcan, entre otros temas, sus concepciones de la energía psíquica –la libido para Freud-, del símbolo y del inconsciente, así como su método de análisis de los sueños y, de especial importancia para nosotros, el lugar que le otorgan a lo femenino y lo masculino:
“(...) Mientras que Freud es un modelo dinámico y conflictual, donde la cultura, a través del padre, toma parte activa y es factor esencial en la construcción del sujeto, el de Jung es un modelo energético de inmanente realización vital, centrado esencialmente en la figura materna, según el cual el sujeto se autoindividúa partiendo de su ser creador e incluso, en contraposición (...) al universo cultural” (Vásquez, 1981: 374).
En Jung la libido cambia de sentido, no es reductible a lo sexual, pasa a ser energía psíquica en general. Esta diferencia es reconocida por el mismo Freud, quien afirmó:
“(...) En cuanto a la distición entre los instintos sexuales y los instintos del ego, para mí, ‘libido’ significa sólo la energía de los primeros, de los instintos sexuales. Es Jung, y no yo, quien convierte a la libido en el equivalente de la fuerza instintiva de todas las facultades psíquicas, y quien combate la naturaleza sexual de la libido” (Freud, 1909).
No obstante, en sus concepciones de lo simbólico es donde más se evidencian las diferencias entre freud y J. De acuerdo con Durand (Durand, 1964), en la psicología profunda pueden distinguirse dos formas de análisis e interpretación del símbolo: la reductiva de Freud y la instaurativa de J.
El psicoanálisis freudiano redescubre la importancia de la imagen y del símbolo, pero reduciendo el símbolo a un simple signo o síntoma. Para Freud existe una causalidad específicamente psíquica pero gobernada por un estricto determinismo, siendo la libido o tendencia sexual la causa general de la vida psíquica. Las imágenes de los sueños como efecto psíquico siempre van unidas a la causa suprema del psiquismo: la libido; por tanto, el símbolo remite en última instancia a la sexualidad. Freud utiliza la palabra símbolo en el sentido del efecto-signo, con lo cual reduce el campo infinitamente abierto al simbolismo. El simbolizante se une al simbolizado.
Para Jung, el símbolo es multívoco y polisémico; remite a algo pero no se reduce a una sola cosa. En la psicología junguiana el significado del símbolo es imposible de representar, sólo puede hacerse referencia a su sentido. En palabras de Aniela Jaffé, discípula de Jung, “el símbolo es un objeto (o figura) del mundo conocido, que sugiere algo desconocido; es lo conocido expresando la vida y sentido de lo inexpresable”. En el símbolo, el significado y el significante están abiertos. La imagen significante –reconocida concretamente- remite por extensión a todo tipo de “cualidades” no representables. Es así como la imagen onírica de una mujer o un hombre, en cuanto símbolo, aglutina una serie de sentidos divergentes y hasta opuestos: virgen, prostituta, madre, amante, sabio, pecador, padre, hijo, etc., figura amenazante o protectora, cargada de sensualidad o racionalidad, sentimiento o intuición.
En la teoría junguiana, el lenguaje simbólico de la psique tiene un papel fundamental: los símbolos son los mediadores entre el consciente y el inconsciente, son una forma de unir los contrarios. El símbolo es la mediación que esclarece la energía inconsciente por medio del sentido consciente que le da, pero que a la vez revitaliza la conciencia con la energía psíquica que transporta la imagen: es portador de un nuevo equilibrio entre lo consciente y lo inconsciente.
ESTRUCTURA DE LA PSIQUE
Antes que todo, es necesario resaltar el carácter pionero de la obra de J. Desde el momento en que se separa de Freud y rechaza definitivamente la centralidad de lo sexual en los procesos inconscientes, Jung se adentra en territorios totalmente inexplorados por el pensamiento moderno. Aunque tendió puentes entre Occidente y Oriente, en ningún momento abandonó su condición de hombre occidental y de ciencia en su obra pública. Habría sido demasiado fácil para Jung dar un “salto de fe” entre la teoría que iba configurando y los sistemas orientales como el yoga o el taoísmo; hay que darle crédito por su integridad al no buscar una coherencia ajena a los desarrollos de su trabajo como psicólogo.
Cualquier síntesis apretada del pensamiento junguiano tendrá que ser inadecuada y arbitraria. Como la de Freud, su obra es un desarrollo constante, donde, si bien es clara una continuidad desde su libro Transformaciones y símbolos de la libido (1912) –que marcó su ruptura con Freud- hasta sus últimos escritos, también son evidentes las redefiniciones en sus conceptos fundamentales (4).
LA PSIQUE Y LOS ESTRATOS DE LA CONCIENCIA
El principio de los opuestos
Para Jung el principio de los opuestos constituye un principio psicológico fundamental. Es una forma de pensar los fenómenos del mundo, tal como éstos se presentan desde el punto de vista de la psique. Desde la perspectiva de la psique es posible comprender todas las formas de vida como una lucha entre fuerzas antagónicas. La principal oposición en la psique individual y colectiva es la que se presenta entre la conciencia y el inconsciente; esferas que en los sueños y mitos tienden a tener, la primera, un valor “masculino” y la segunda, uno “femenino”.
Esta identificación de la conciencia con el hombre y el inconsciente con la mujer está relacionada con la mayor apertura de la mujer hacia el inconsciente y con la orientación excesivamente racionalista del hombre, que tiende a rechazar todo lo que no se conforme a la razón, aislándose de esta manera con frecuencia del inconsciente (Emma Jung, 1957: 55).
La presencia de opuestos en la psique individual representa una tensión; las energías humanas surgen como resultado de las tensiones creadas por los opuestos en conflicto:
“Todo lo humano es condición de antítesis interna; en efecto, todo subsiste como fenómeno de la energía. La energía depende necesariamente de una antítesis existente, sin la cual no podría existir. Siempre debe haber altura y profundidad, calor y frío, etc., para que pueda tener ese proceso de compensación que llamamos energía. Toda la vida es energía, y depende, por consiguiente, de las fuerzas situadas en posición antagónica” (Jung, 1918: 75).
Los tres estratos de la psique
La conciencia es el estrato más delgado y frágil: las actitudes frente al ambiente externo inmediato, la orientación hacia la sociedad. Es el punto de partida de los análisis racionales y lógicos.
El segundo estrato es el inconsciente personal; en él están los contenidos psíquicos reprimidos y olvidados por la conciencia, así como las fantasías y los sueños de carácter personal. En sí mismos son manifestaciones normales de la vida y no son, por esencia, de naturaleza enfermiza; lo enfermizo en ellos es su separación respecto a la personalidad total, ante el yo consciente y los arquetipos.
El estrato más profundo es el inconsciente colectivo, la fuente de los elementos que llegan a la conciencia y el punto de contacto entre el individuo y las fuerzas de la vida superiores al individuo:
“Sobre otro estrato más profundo que no se origina en la experiencia y la adquisición personal, sino que es innato, lo llamo inconsciente colectivo. Lo he llamado colectivo porque este inconsciente no es de naturaleza individual sino universal (...), es idéntico a sí mismo en todos los hombres y constituye así un fundamento anímico de naturaleza suprapersonal existente en todo ser humano” (Jung, 1979: 10).
El análisis de sueños y mitos llevó a Jung a la conclusión de que los factores psicológicos más importantes existen en potencia, con anterioridad a la experiencia del individuo y, por consiguiente, son anteriores a la conciencia.
Para Jung, del inconsciente emergen todos los elementos de la conciencia, no constituye un simple valor negativo, no es simplemente lo no consciente y lo que ha sido reprimido; el inconsciente colectivo contiene también elementos que todavía no han llegado al umbral de la conciencia, y su papel es creador de los símbolos fundamentales y demás contenidos psíquicos que emergen diariamente en la conciencia.
Los arquetipos
Los contenidos de carácter arquetípico son manifestaciones de los procesos que ocurren en el inconsciente colectivo. Se trata de:
Formas o imágenes de naturaleza colectiva que se dan en toda la tierra como elementos constitutivos de los mitos y, al mismo tiempo, como productos autóctonos e individuales de origen inconsciente” (Jung, 1940).
Los arquetipos son los patrones fundamentales de formación de los símbolos; son realidades objetivas, en cuanto actúan de forma espontánea y autónoma respecto al yo, la voluntad y el propio inconsciente personal; depende de la disposición del yo que su acción sea creativa o destructiva para la personalidad y el grupo social. Son estructuras que al actuar sobre la conciencia y el inconsciente personal, se manifiestan en una infinidad de formas simbólicas. Tienden a conducir al individuo a su plena realización como personalidad total.
COMPLEJOS AUTONOMOS
La energía producida por la tensión entre consciente e inconsciente agrupa en torno a ella diversos contenidos psíquicos, formando una especie de constelación o “complejo”. Estos complejos tienden a separarse de la conciencia, adquiriendo a veces una vida autónoma.
Además de quedar por fuera del control de la conciencia, pueden actuar sobre ella, obedeciendo a sus propias normas: se trata, pues, de “escisiones psíquicas”. Según el complejo que representen, se personifican en una figura de un hombre o una mujer. Entre estos complejos están la persona, la sombra, el animus y el anima.
La persona
La “persona” o el “yo” es la máscara que se ve obligado a utilizar el sujeto en su vida social cotidiana; así mismo, es la función que permite la adaptación al mundo externo. En palabras de Jung:
“La persona es un complicado sistema de relaciones entre la conciencia individual y la sociedad (...) un tipo de máscara, diseñada por una parte para lograr una impresión definida sobre los otros y, por otra, para ocultar la verdadera naturaleza del individuo” (Jung, 1928: 192).
La “Persona” representa la actitud consciente, y como tal ocupa en la psique una posición opuesta al inconsciente. Al tomarse erróneamente como centro de la psique, Jung lo denominó “complejo del yo”, entendido como el complejo de representaciones que constituyen para el individuo el centro de su zona consciente y que aparenta ser el elemento psíquico de máxima continuidad e identidad. Según Jung, en cuanto el yo es el centro de la zona consciente del individuo no es idéntico a la totalidad de la psique, sino simplemente un complejo entre otros complejos.
Este complejo del yo sería el que produciría las identidades personales –incluyendo las de género-, producto de factores biológicos y culturales, las cuales no han sido cuestionadas por el individuo. Se trataría, por tanto, de identidades frágiles, en conflicto permanente con elementos inconscientes contrarios a la identidad construida por el yo.
La sombra
La sombra es la oposición en el inconsciente personal a la “persona”; constituye:
“La parte inferior de la personalidad. La suma de todas las disposiciones personales y colectivas, que no son vividas a causa de su incompatibilidad con la forma de vida elegida conscientemente, y constituye una personalidad parcial relativamente autónoma (...) La sombra se comporta con respecto a la conciencia como compensadora; su influencia, pues, puede ser tanto positiva como negativa” (Jung, 1961: 419).
Para Jung el hombre sin sombra es aquel que cree que puede afirmar que él (o ella) es solamente lo que se digna saber de sí mismo. Esta negación de la sombra hace que sea frecuente su proyección sobre los demás. Los defectos y debilidades que no somos capaces de reconocer en nosotros mismos se los atribuimos a otros individuos, el chivo expiatorio, sea éste un enemigo, otra cultura o, con mucha frecuencia, miembros del sexo opuesto.
El animus y el anima
Si la sombra, como complejo localizado primordialmente en el inconsciente personal que representa la oposición a la persona, se personifica en una imagen simbólica del mismo sexo, cuando pasa a los planos inferiores de lo inconsciente y se le suman ciertos contenidos colectivos ya no puede ser representada por una figura del mismo sexo que el yo, sino que se expresa en una figura del otro sexo que, para el hombre, Jung denominó el anima, y para la mujer, el animus. El anima está condicionada fundamentalmente por eros, el principio de unión, de relación, de intimidad, de subjetividad, mientras que el animus en general está más identificado con logos, el principio discriminador o diferenciador de la palabra, la ley, la objetividad.
En una de sus manifestaciones, con la forma de figura materna específica, el anima se expresa universalmente como madre naturaleza, vientre materno, diosa de fertilidad, proveedora de alimento; en tanto que animus, como arquetipo de padre, se personifica en mitos y sueños como gobernante, anciano, rey. Como legislador habla con la voz de la autoridad colectiva y constituye la personificación del principio del logos: su palabra es la ley. Como Padre en los cielos, simboliza las aspiraciones espirituales del principio masculino, dictando sentencias, recompensando con bienaventuranzas y castigando con truenos y rayos (Stevens, 1990: 81).
El anima, como la mayor parte de los descubrimientos junguianos, comenzó siendo una vivencia personal: “Una mujer en mí”. De su experiencia de vida y, en el caso del animus, de recurrencias en los símbolos de los sueños de sus pacientes, Jung formuló los conceptos de anima y animus a partir de una pregunta fundamental: ¿Cómo podría el hombre comprender a la mujer y viceversa, si cada uno de ellos no tuviera psicológicamente una imagen del sexo complementario?
Así mismo, igual que el animus, se manifiesta con una doble cara: superior e inferior, celeste y terrena, divina y demoníaca, mujer ideal y prostituta. La primera portadora de la imagen del anima es generalmente la madre. Más adelante serán las mujeres que estimulen el sentimiento del hombre, no importa si en sentido positivo o negativo, puesto que el anima “al querer la vida quiere el bien y el mal”, sin preocuparse de la moral tradicional.
El animus y el anima están en una relación de paralelismo complementador y compensador, especialmente respecto a la dimensión erótico-sexual; así como en cierto aspecto la “persona” representa un puente entre la conciencia del yo y el objeto del mundo externo, así también el animus y el anima actúan como puerta para las imágenes del inconsciente colectivo (Jung, 1986, 410).
La configuración del animus y el anima tiene dos niveles. El primero, si bien incorpora ciertos contenidos psíquicos del inconsciente colectivo, está localizado en el inconsciente personal y es en buena medida producto de todas las vivencias respecto al otro sexo, a partir del nacimiento y comenzando por la figura del padre o de la madre. Y un segundo nivel en cuanto arquetipo del inconsciente colectivo.
“Todo hombre lleva la imagen de la mujer desde siempre en sí, no la imagen de esta mujer determinada (...) Esta imagen es, en el fondo, un patrimonio inconsciente (...) grabada en el sistema vivo, constituye un arquetipo de todas las experiencias de la serie de antepasados de naturaleza femenina, un sedimento de todas las impresiones de mujeres, un sistema de adaptación psíquica heredado (...) Lo mismo vale para la mujer; también ella tiene una imagen innata del hombre” (Jung, 1961: 409).
El anima en cuanto función inferior, es decir, contraria a la que predomina y es valorada en la conciencia, está compuesta de “afinidades inferiores afectivas”, es “una caricatura, en el nivel más bajo del eros femenino”. Se personifica en la figura de una sola mujer como unidad, siempre dentro de su bipolaridad positivo-negativa, superior, inferior, espiritual-instintiva, salvadora-destructora. Es más configurada que el animus y más centrada en el pasado.
Así mismo, el anima es la mediatriz con el inconsciente y, por tanto, es una función de relación. En la medida en que las emociones del hombre sean reprimidas o su función emotiva esté subdesarrollada, el anima tendrá un tono más emotivo, y representará mucho más la función emotiva. Cuando las valoraciones emotivas del hombre están ausentes de la esfera de su conciencia, son remplazadas por sobrevaloraciones y entusiasmos del anima.
En cuanto al animus, también como función inferior, “produce opiniones que descansan sobre hipótesis apriorísticas y dan certeza sin ser pensadas por el yo”. Está hecho de juicios inferiores u opiniones y representa un logos inferior, “una caricatura del diferenciado espíritu del hombre”. Se personifica en la figura de varios hombres, como una pluralidad. De ahí que aparezca “algo así como un consejo de familia y otras autoridades que formula ex cátedra sentencias razonables inimpugnables”. Está menos configurado y más centrado en el presente y orientado hacia el futuro. Se proyecta en varios hombres o en un grupo, preferentemente en autoridades y hombres considerados superiores. Al igual que el anima, tiene una bipolaridad positivo-negativa (Vásquez, 1981: 67-68).
Si la mujer no encara adecuadamente las demandas psicológicas de las funciones racionales y conscientes, el animus adquiere características autónomas y negativas y trabaja de manera destructiva hacia ella o en sus relaciones con los demás, hasta el punto de que puede avasallar el yo consciente, y de esta forma dominar toda la personalidad. La proyección, tanto del anima como del animus, no es sólo la transferencia de una imagen a la otra persona, sino también de sus funciones:
“(...) se espera que el hombre al cual se ha transferido la imagen del animus ejerza todas las funciones que han permanecido subdesarrolladas en esa mujer, ya sea la función del pensamiento, o la capacidad de actuar, o la responsabilidad hacia el mundo externo. A su vez, la mujer sobre la cual un hombre ha proyectado su anima debe sentir por él, o establecer relaciones para él, y esta relación simbiótica es, en mi opinión, la causa real de la dependencia compulsiva que existe en estos casos” (Emma Jung, 1957: 10).
DINÁMICA DE LA PSIQUE: LO MASCULINO Y LO FEMENINO EN EL PROCESO DE INDIVIDUACIÓN
Los diversos elementos de la psique de la teoría de Jung cobran mayor sentido a partir de su descripción del proceso de individuación, dirección y destino de los procesos psíquicos. La individuación es el movimiento hacia una totalidad psíquica integrada y armónica de todos los componentes y oposiciones consciente-inconsciente, persona-sombra, pensamiento-sentimiento, sensación-intuición, introversión-extroversión, instinto-espíritu, personal-colectivo, masculino-femenino, yo-ser. La individuación es autorrealización; se trata del proceso que crea un individuo psicológico, como esencia diferenciada de lo general, de la psicología colectiva.
La individualidad se expresa psicológicamente gracias a la función trascendente del símbolo, el cual contiene la bipolaridad de la psique, “al ser dadas por esta función las líneas evolutivas individuales que nunca podrán alcanzarse por el camino prescrito por las normas colectivas”. Si bien el proceso de individuación requiere un minimum de adaptación a ellas, este proceso no es posible sin cierta contraposición a las normas colectivas, en cuanto supone una orientación distinta como eliminación y diferenciación de lo general y formación de lo particular. Finalmente, la individuación coincide con el desarrollo de la conciencia.
En el proceso de individuación lo consciente tiene que confrontarse con lo inconsciente y encontrar un equilibrio entre los contrarios, mediante símbolos producidos espontáneamente por el inconsciente y amplificados por la conciencia, provenientes en última instancia del ser como representante central de la psique total. Este ser, de naturaleza hermafrodita –a la vez origen de lo femenino y lo masculino y punto de llegada del proceso de individuación una vez integrados los componentes tanto femeninos como masculinos de la psique-, constituye el punto de equilibrio entre el inconsciente y el consciente, y abierto a ambas esferas de la psique. En palabras de Jung:
“Si visualizamos la mente consciente, con el ego como su centro, en relación opuesta al inconsciente, y si le añadimos a esta imagen mental el proceso de asimilar el inconsciente, podemos concebir esta asimilación como una especie de aproximación entre consciente e inconsciente, en la cual el centro de la personalidad total ya no coincide con el ego, sino con un punto a mitad de camino entre lo consciente y lo inconsciente. Éste sería el punto de un nuevo equilibrio, un nuevo centramiento de la personalidad total, un centro virtual que, debido a su posición entre el consciente y el inconsciente, le asegura a la personalidad una nueva base de mayor solidez” (Jung, 1928: 225).
El diálogo entre el inconsciente y la conciencia no sólo hace que “la luz que ilumina las tinieblas sea comprendida por ellas, sino también que la luz comprenda las tinieblas”. Se trata, en el fondo, de un proceso de recentramiento de la propia personalidad, desplazada de su verdadero centro y, por tanto, alienada en el yo. Individuarse es encontrarse a sí mismo (ser). Jung vivió este proceso en su propia vida:
“Tuve que dejarme arrastrar por esa corriente, sin saber a dónde me conducía (...)ví que todos los caminos que emprendía y todos los pasos que daba conducían de nuevo a un punto, concretamente al centro (...) ví claro que el objetivo del desarrollo psíquico es el mismo. No existe un desarrollo real, sólo existe una circunvalación en torno al ser” (Jung, 1961: 204).
Este proceso diferenciador-integrador de la personalidad, de la armonización de los contrarios, tiene para Jung un carácter eminentemente femenino y materno; es un continuo retorno en espiral al inconsciente colectivo arquetípico o fuente de vida, representado –tanto en los mitos, las religiones y los sueños- por símbolos femeninos, particularmente por la gran madre y la matriz o receptáculo universal:
“Lo que para Freud era un superyó paterno como salida del mundo de la madre hacia el universo cultural de la ley, para Jung es un sí mismo materno, manantial energético inagotable, y matriz de los símbolos unificadores que representan la ley de la naturaleza y del espíritu, inmanente al propio psiquismo, única creadora de auténtica cultura humana, cuando es asumida personalmente, en contraposición a la simple “civilización” social (Vásquez, 1981: 259).
El deseo incestuoso freudiano se convierte en Jung en un símbolo de unión de contrarios o hierogamia. Esta diferencia es aclarada por él en una descripción de su encuentro en los gnósticos del principio femenino-espiritual, en contraposición al masculino-maternal de Freud:
“La psicología del inconsciente había sido establecida por Freud con los motivos gnósticos clásicos de la sexualidad, por una parte, y la autoridad paterna nociva, por otra. El motivo del gnóstico Jehová y Dios creador aparecía nuevamente en el mito de Freud del padre primitivo y tenebroso, del superyó descendiente de ese padre... Pero la evolución hacia el materialismo (...) llevó a ocultar a Freud la perspectiva de un aspecto esencial y más amplio del gnosticismo: la imagen original, arquetípica del espíritu. Según la tradición gnóstica, fue ese Dios quien envió el vaso de las transformaciones espirituales en auxilio de los hombres. El vaso es un principio femenino que no halló lugar alguno en el mundo patriarcal de Freud” (Jung, 1961: 209-210).
Para la psicología junguiana, el dúo inseparable masculino-femenino en permanente transformación simbólica es la imagen misma del desarrollo psíquico: el juego constante de uniones y separaciones que aparece en los textos de tradición hindú. Las imágenes de unión con personificaciones de lo maternal no representan un deseo concreto de unión incestuosa, sino un evento simbólico de renacimiento a partir de la integración de elementos conscientes e inconscientes. Se trataría de una imagen de la búsqueda del ser y no la regresión a un período infantil. En palabras de la psicóloga junguiana Liliane Frey-Rohn:
“La sabiduría nace en las profundidades; la sabiduría de la madre, ser uno con ella significa ser dotado de una visión de las cosas más profundas, de las imágenes primordiales y fuerzas primitivas que subyacen toda la vida, y son la matriz que la alimentan, la sustentan y la crean” (Frey-Rohn, 1974: 176).
Aunque no se trata de un proceso lineal en términos analíticos, como ya vimos, se puede hablar de una serie de “fases” en el proceso de individuación. Éste se inicia con la separación psicológica de los padres, pasa por la autonomización del individuo ante la norma cultural o “desenmascaramiento” de la persona como centro de la psique por medio de la integración de la sombra, y concluye con la integración del anima o animus.
Llegar al destino de la energía psíquica, encontrar el centro en el ser –centro de la totalidad de la psique, el cual ocupa un lugar intermedio entre conciencia e inconsciente, y está igualmente abierto a los sentimientos de ambos-, requiere una integración psicológica del principio masculino para la mujer, y del femenino en el hombre: integración de la otra mitad presente en la psique pero negada.
Para Jung, en el proceso de individuación, distinguirse e integrar a la persona y a la sombra es relativamente fácil en la medida en que “la construcción de una persona colectivizante apropiada significa una concesión formidable al mundo externo, un sacrificio genuino del ser que hace que el yo se identifique con la persona “ (Jung, 1928b: 82). Pero integrar y distinguirse del animus y el anima es mucho más difícil, en cuanto:
“El hombre considera una virtud reprimir sus características femeninas, así como la mujer –hasta hace poco- consideraba indeseable volverse “masculina”: el animus y el anima representan el inconsciente con todas las tendencias y contenidos hasta ahora excluidos de la vida consciente” (Jung, 1928b: 78-79).
Esta represión hace que la función y el principio femenino y masculino adquieran características degradadas o negativas, como sistema de defensa ante las incompatibilidades de las demandas internas y externas sobre el individuo. El proceso educativo fortalece esta represión de las características que se consideran debilidades y signos de desadaptación social. Para Jung el efecto de esta represión y de la proyección de una imagen distorsionada de lo masculino y lo femenino es un formidable obstáculo para el conocimiento entre los géneros:
“(...) la mayor parte de lo que los hombres dicen acerca del erotismo femenino y la vida afectiva de las mujeres se deriva de sus propias proyecciones del anima y distorsionado de acuerdo con esto. Por otra parte, lo que las mujeres asumen sobre los hombres proviene de la actividad del animus que produce todo tipo de falsas explicaciones” (Jung, 1925: 82).
Uno de los múltiples equívocos de estas representaciones entre los géneros son los clichés de los hombres acerca del rol de las mujeres en relación con los sentimientos. A las mujeres se les ha cargado con las funciones relegadas por la psique masculina, en tanto que los hombres presumen que lo que ellos no tienen dentro de su funcionamiento consciente, lo tienen las mujeres. Como la aclara el psicólogo James Hillman, cuando Jung declara en su teoría de los tipos psicológicos que en las mujeres predomina más la función emotiva, sus observaciones se refieren a la cultura occidental de su tiempo, mas no a una ley psicológica:
“Uno de los clichés más insidiosos de nuestro tiempo (...) es el que declara que el eros y el sentimiento tienen una afinidad con la mujer. En este modelo el sentimiento de los hombres nunca puede ser comprendido adecuadamente de manera que los sentimientos de amistad son rotulados como homosexualidad latente o transferencia. En una sociedad en que los hombres deben mirar hacia la mujer para su educación sentimental (valores morales y estéticos, organización de las relaciones (...) expresión de sentimientos), el tipo emotivo masculino deberá ir por el mundo en disfraz (...) (Hillman, 1971: 118).
Igualmente, privilegiar las funciones y principios psíquicos correspondientes al propio sexo conduce a una “especialización de la conciencia del hombre y la mujer:
“Así como la mujer muchas veces es claramente consciente de asuntos sobre los cuales el hombre todavía está en la oscuridad, hay campos de experiencia en el hombre que para la mujer siguen en las sombras (Jung, 1925.959.
Si la actitud consciente del hombre privilegia y, por tanto, logra un mayor conocimiento de la dimensión objetiva de la vida, lo subjetivo es para la mujer más conocido que lo objetivo: la mujer tiene una conciencia muy fina de las relaciones personales, cuyas sutilezas escapan del todo al hombre.
No obstante, el temor y represión de lo femenino en el hombre va más allá de esto. En la medida en que la totalidad del inconsciente es simbolizada por la madre universal, representa una figura amenazante, tenebrosa y misteriosa, que “ataca” al yo en su estado consciente. amenazando destruir el precario orden construido por el yo. A partir de esta concepción Jung se explica los fenómenos históricos y religiosos occidentales que establecen un parentesco entre diablo y mujer que la asocian con la tentación al pecado, y que excluyen el símbolo femenino de la trinidad cristiana.
LO MASCULINO Y LO FEMENINO EN EL MATRIMONIO Y LA SOCIEDAD.
El análisis del proceso de transformación psíquica dentro del individuo condujo a Jung a plantear algunas hipótesis sobre la relación matrimonial. Propuso que para el hombre común, el amor en su verdadero sentido coincide con la institución del matrimonio, mientras que para la mujer el matrimonio no es una institución sino una relación humana de amor.
En tanto la mujer es mucho más “psicológica” y en esa medida más abierta al inconsciente, en el hombre predomina la lógica que, más que un apoyo, constituye un obstáculo para la integración de los contenidos del inconsciente. Esto, en el campo de las relaciones de género, implica que el hombre para encontrarse con la mujer a mitad de camino, debe entrar en el territorio del inconsciente. Jung consideraba que en este proceso de encontrarse a mitad de camino la mujer había recorrido un mayor trecho en tanto había logrado una mayor integración de los aspectos masculinos que el hombre en los elementos femeninos de la psique.
Esta ventaja de la mujer moderna sobre el hombre en el proceso de individuación ayuda a explicar la crisis moderna del matrimonio. La integración por parte de la mujer de elementos considerados culturalmente como masculinos, tales como la autonomía y el juicio crítico, problematizan el matrimonio tradicional para la mujer, mientras que “para aquellos enamorados con la masculinidad y la feminidad per se, el matrimonio tradicional es suficiente” (Jung, 1927:67-68).
Para la psicología junguiana es claro entonces que el matrimonio, como relación psicológica creativa y no solamente como relación sexual, contractual y de dominación y subordinación, implica la integración en el hombre de la dimensión femenina inconsciente y en la mujer de lo masculino en su psique. En esta medida quedaría posibilitado el sujeto:
“(...) para entablar unas relaciones con el otro, a nivel personal profundo, es decir, de un yo-tú, sin quedarse enredado en un enamoramiento superficial de carácter narcisista – el hombre y la mujer comienzan enamorándose de su anima o animus proyectados en el compañero erótico – ni en los prejuicios del sexo, por los que se exalta o rebaja exageradamente al sexo opuesto, sin lograr verlo con ojos de realidad, en su status de persona humana. (Con la integración del anima-animus) el hombre y la mujer saben, por experiencia vivencial, que el misterioso atractivo (...) procedía en su dimensión de fascinante numinosidad perturbadora, del aspecto no reconocido y no aceptado de la propia personalidad arquetípica; su deseo del otro pierde la urgencia de buscar en él o ella algo inefable que venga a llenar el hueco carencial de su ser. Con esto el sujeto se prepara, por una parte, a la verdadera paternidad o maternidad psicológica, es decir, a la creatividad cultural en sentido profundo, y no meramente a la productividad y rendimiento sociales, y, por otra parte, a soportar la soledad” (Vásquez, 1981:298),
La visión de Jung en 1929, sobre el papel de la mujer en la sociedad europea de postguerra, de su movimiento psíquico y social contra la historia y la cultura prevalente, puede encontrar un paralelo con la crisis del matrimonio convencional, así como el significado de algunos movimientos femeninos de la Colombia actual.
“La psique europea ha sido desgarrada por la barbarie de la guerra. Mientras el hombre repara los destrozos externos, la mujer cura las heridas internas, y para esto requiere su instrumento más importante: una relación psíquica. Pero nada obstaculiza esto más que la exclusividad del matrimonio medieval, ya que hace que la relación sea totalmente superflua. Las relaciones – psicológicas- sólo son posibles si existe una distancia psíquica entre la gente, en la misma forma que la moralidad presupone libertad. Por esta razón la tendencia inconsciente de la mujer apunta a desatar la estructura matrimonial (tradicional), lo cual no significa la destrucción del matrimonio y la familia” (Jung, 1927: 74).
EPÍLOGO.
Como anotábamos al comienzo de este escrito, en Jung las identidades psicológicas “heredadas”, sean éstas familiares, culturales, o biológicas, son el principal problema para la realización de una humanidad plena. Como hemos visto, de estas identidades la última, la más arraigada y la más difícil de trascender es la de género.
Jung fue un personaje obsesionado por los problemas intrapsíquicos y no profundizó sobre las implicaciones sociales de los procesos de individuación. Aun que de forma todavía incipiente, con algunos colegas del área de género y democracia de la Asociación de Trabajo Interdisciplinario (5)hemos comenzado a mirar algunas implicaciones de la teoría junguiana en los procesos de democratización de las relaciones de género y de la sociedad.
• La importancia de articular los análisis sociales y culturales a la dimensión inconsciente de la vida femenina y masculina, de tratar de develar esas imágenes profundamente arraigadas y ocultas del otro, imágenes estereotipadas, degradadas o por el contrario idealizadas, que encuentran sustento no sólo en la cultural nacional, sino en los más profundos temores y resistencias frente a los contenidos inconscientes tanto individuales como colectivos.
• La necesidad de diferenciar la dimensión erótico-sexual y sociocultural, de los procesos eminentemente psicológicos (intrapsíquicos). Se trataría de reconocer la autonomía de lo psicológico en contravía de muchas conceptualizaciones contemporáneas de la problemática de género, para las que lo psicológico sería una variable dependiente de factores erótico-sexuales o socioculturales.
• La posibilidad de “de-sexualizar” las concepciones sobre la identidad de género, señalando que la batalla entre los sexos no sólo se libra en el terreno de la sociedad y la familia, sino que lo femenino y lo masculino, en cuanto representaciones simbólicas, libran una guerra dentro de la psique de cada hombre y de cada mujer.
• La crítica de la noción de “complementariedad” –utilizada para explicar y justificar las diversas especializaciones de la mujer y el hombre en la familia, en el trabajo, en la sociedad en su conjunto -, ya no sólo en función de equidad o justicia social, económica y política, sino en cuanto imagen degradada de la complementariedad de los elementos masculinos y femeninos dentro de la psique.
• Los peligros psíquicos para la mujer moderna de adquirir protagonismo social y cultural al precio de una “masculinización” unilateral de su conciencia. Esta aceptación consciente de los valores y actitudes legitimados en la esfera de lo público, no sólo entraña el riesgo de la supresión de los elementos femeninos en la conciencia de la mujer moderna, sino que obstaculizaría a largo plazo el necesario movimiento compensatorio de “feminización” de la cultura occidental contemporánea, en especial en la esfera de lo público.
• La importancia de “humanizar” las representaciones y las relaciones entre los géneros por medio del descubrimiento, aceptación e integración psíquica de los símbolos femeninos y masculinos, proceso necesario para construir verdaderas relaciones psicológicas en las cuales entren en juego la totalidad de las funciones psíquicas: las consideradas “masculinas” –razón, sensación- y a las que se les atribuye un carácter “femenino”: la intuición y el sentimiento.
Conviene entender que el Ejército de la Voz, el Ejército de la Palabra, es Fuego. Y que ese Fuego vivo, ese Fuego viviente y filosofal que hace fecunda la materia caótica, es el Cristo Cósmico, el “Logos”, la Gran Palabra. Pero para que el Logos aparezca, para que venga a la manifestación, el Uno debe desdoblarse en el Dos, es decir: El Padre en La Madre, y de la unión de los dos opuestos nace el tercero: el Fuego. Ese Fuego es el Logos, el Cristo, el Verbo que hace posible la existencia del Universo en la Aurora de cualquier creación.
El Caos del Universo reside ahora mismo en nuestro sistema seminal. Así como Dios tuvo que fecundar las aguas del Caos para crear el Universo, nos toca hacer lo mismo, fecundando las aguas de nuestro Caos para hacer surgir nuestro Universo interior. Si fecundamos nuestro Caos espermático con el Fuego del Kundalini, surge de allí el Cristo Íntimo, el Niño de Oro de la Alquimia Sexual.
El Kundalini es el Fuego Solar encerrado en nuestros átomos seminales, la sustancia electrónica ardiente del sol, que cuando es liberada nos transforma en Dioses. La causa causorum de la electricidad debemos buscarla en el Fuego Serpentino Universal. Ese Fuego mora en los electrones.
Cuando los átomos solares y lunares del sistema seminal hacen contacto en el triveni (1), entonces, por inducción eléctrica, despierta una tercera fuerza, el Fuego Sagrado del Kundalini. Al liberar esa energía, entramos en el camino de la Iniciación Auténtica.
Todo el poder del Kundalini se encuentra en nuestra simiente o energía sexual. El Kundalini es el Fuego del semen. Ese Fuego es producto de la Muerte Psicológica.
El Fuego purifica todas las cosas, trasmutándolas en perfecciones inefables.
El Fuego tiene su habitáculo en el agua y si nosotros derramamos esas aguas, derramamos también el Fuego y quedamos en tinieblas.
La Castidad es el fundamento de la Gran Obra. Si queremos transmutar nuestras fuerzas sexuales primero debemos ser castos y no derramar ni una sola gota de semen. Debemos reducir todos los elementos a su materia prima, disolviendo el Ego, para luego transmutarlos.
En Alquimia, el Mercurio se refiere a las aguas (energía sexual) y el Azufre es el Fuego Sagrado que debe fecundar al Mercurio. El Azufre se mezcla con el Mercurio y asciende por el canal medular hasta el cerebro despertando los centros superiores. El excedente de este Mercurio fecundado por Azufre es el que debe hacer la creación de los Cuerpos Existenciales del Ser. De manera que el Cuerpo Astral, el Cuerpo Mental y el Cuerpo Causal no son más que Mercurio fecundado por Azufre.
Escrito está en los viejos textos de la Sabiduría antigua que el orificio inferior del canal medular de las personas comunes y corrientes se encuentra herméticamente cerrado. Los vapores seminales lo abren para que la culebra sagrada penetre por allí.
* Para vivir una vida desprendida, no debemos considerar nada como de nuestra propiedad.
* No creáis nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo creen; creedlo después de someterlo al dictamen de la razón y a la voz de la conciencia.
Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.
¡Despertaos! Nunca seáis negligentes. Seguid la ley de la virtud. El que practica la virtud vive felizmente en este mundo y en el próximo. Dhammapada (V168)
Estamos en este mundo para convivir en armonía. Quienes lo saben no luchan entre sí.
La mayoría de los seres humanos, son como hojas que caen de los árboles, que vuelan y revolotean por el aire, vacilan y por último se precipitan en el suelo. Otros, por el contrario, casi son como estrellas; siguen su camino fijo, ningún viento los alcanza, pues llevan en su interior su ley y su meta. - SIDHARTA
El hombre que tiene miedo, busca refugio en los montes, en los bosques sagrados o en los templos. Sin embargo tales refugios no sirven, pues allí donde vaya, sus pasiones y sus sufrimientos lo acompañarán. Dhammapada 14:10-11.
El hombre que hace el mal sufre en este mundo y sufre en el otro. Sufre y se lamenta al ver todo el daño que ha hecho. Sin embargo, el hombre que hace el bien es feliz en este mundo y también lo es en el otro. En ambos mundos se regocija, viendo todo el bien que ha hecho. Dhammapada 1:15-16
La mente se ha vuelto tan dominante que no permite espontaneidad alguna. Se ha convertido en un dictador. No permite al corazón decir ni tan sólo una palabra; ha obligado al corazón a permanecer absolutamente callado. Tendrás que escuchar de nuevo al corazón, tendrás que empezar a abandonar poco a poco la lógica. Tendrás que asumir algunos riesgos, tendrás que vivir de forma peligrosa, tendrás que moverte hacia lo desconocido. Y tendrás que amar a personas y no a cosas. Tendrás que estar dispuesto a no poseer a nadie porque en el instante en que posees a alguien, la persona deja de estar presente; solamente un objeto puede ser poseído.
Trata de comprenderlo: en el instante en que te enamoras de alguien, de inmediato todo tu condicionamiento empieza a tratar de poseerle. Resiste esa tentación; el demonio te está tentando: el demonio de la sociedad, el demonio de la civilización y de la iglesia. El demonio se presenta bajo un aspecto religioso y te cita las escrituras. ¡Ten cuidado!
En el instante en que empiezas a poseer a alguien, estás matando el amor. De modo que, o bien posees a la persona, o amas a la persona; las dos cosas al mismo tiempo no son posibles. Ésa es la alternativa: un hombre que desea convertirse en un auténtico baúl, en alguien que ama, ha de abandonar toda posesividad. Resiste toda tentación de ser posesivo porque esa tentación surge del ego...
La libertad, que no es más que vivir en coherencia con lo que se pregona, y pregonar lo que se piensa, y pensar objetivamente, dejando atrás nuestro pasado primitivo, es el fin de toda existencia. La libertad, que es la que nos hace verdaderamente seres humanos, es un bien que no se adquiere con dinero, no se roba con la traición al hombre digno, ni mucho menos se obtiene con el ejercicio de poder, como sucede también con el honor... La libertad es un bien que se adquiere con una existencia digna, coherente, con una existencia basada en la búsqueda de la verdad, en la necesidad de trascender...
Uns dizem que existe céu, inferno e purgatório, outros dizem que não existe nenhum.. eu digo que os 3 são aqui na terra, há um pouco de céu, um pouco de inferno e o purgatório é a realidade...
Unos dicen que existe el cielo, el infierno y el purgatorio, otros dicen que no existe ninguno.. yo digo que los 3 son aqui en la tierra, hay un poco de cielo, de infierno y el purgatorio es la realidad...
viernes, 3 de junio de 2011
Uno de los màs sagrados sìmbolos de Shiva-Shakti,el espìritu Santo,es el lingam
yoni,la intersecciòn del falo y del ùtero.El mismo sìmbolo se encuentra al otro lado del
mundo,en la tradiciòn de la Alquimia.La fuerza que fortalece a toda creaciòn en todos
los niveles de existencia,es la energìa sexual.La energìa sexual,està simbolizada por
el fuego,el agua y la luz.En la tradiciòn de la Alquimia,la energìa sexual està
simbolizada por Mercurio,nosotros encontramos las aguas de vida,cuando golpeamos
con el bastòn sobre la fundación,la piedra,la roca.El antiquìsimo ritual del bautismo,es
el sìmbolo de la transmutaciòn de la energìa sexual,la fuente de salvaciòn,toda vida
nace de las aguas o fluìdos sexuales,por eso,el poder creativo suministrando,la fuerza
de esa energia electrònica sexual,implica una gran responsabilidad.En los tiempos de
Adàn y Eva,esa energìa era guiada por los Elohims,y practicado solo en los templos,el
arcangel Gabriel con su legiòn de Angeles,guiaban a la humanidad en este santo
ritual,tal como es citado en la biblia,al anunciar ella llegada de un nuevo
nacimiento.Gabriel,es el regente de la luna,quien directamente,influencia toda forma
de concepciòn,en ciertas èpocas del año,esposo y esposa, viajaban grandes distancias
para ser instruìdos en los misterios sexuales,esta es la raìz perdida en el tiempo,de lo
que en la pràctica moderna,se denomina,luna de miel.Asi mismo era como estos
àngeles guiaban un solo espermatozoide,hacia el òvulo,en el momento preciso y
necesario,para la gestaciòn conciente y divina de una criatura.La despilfarrada
expulsiòn de energìa de semen,a travès del orgasmo,no era y no es necesaria para la
gestaciòn de un hijo.Este es,efectivamente,el significado oculto del
tèrmino,Inmaculada Concepciòn...Inmacualda significa que no tiene mancha ni
defecto,perfectamente limpio.Comer del fruto de la sexualidad,significa,eyacular la
energìa sexual,el orgasmo,significa,despojarse de la divina energìa que ilumina el
alma,para la satisfaciòn de la sensaciòn bestial fìsica,o a la energìa destinada para la
manutenciòn de la vitalidad fìsica y espiritual del individuo,asi es como esta energìa
vital es expulsada innecesariamente,a travèz del orgasmo.Adàn y Eva,como sìmbolo
de los hombres y mujeres de los seres humanos antiguos,comieron del fruto prohibido
del àrbol del conocimiento...o del conocimiento secreto de la sexualidad.Ellos
abusaron de la energìa sexual de sus propios cuerpos,al experimentar el orgasmo y es
asì como ellos quebrantaron la regla màs fundamental que se les habìa dado.
Es muy importante,que esta maravillosa energìa,que dà al ser humano,la habilidad
para crear,sea utilizada eficientemente,ya que esta energìa està conectada
directamente a la misma fuerza energètica que sostiene al individuo.Es bien
sabido,que la energìa sexual,està intimamente relacionada con la salud de nuestra
siquis y de nuestro cuerpo fìsico,èsta no es solamente necesaria para el
mantenimiento de la vitalidad fìsica,y de sus 5 sentidos fìscos,sino como tambièn de
la vitalidad de los 7sentidos superiores o chakras,que unen al ser humano,a la
divinidad.Sin la energìa sexual,el alma,se atrofia,se rompe nuestra conexiòn con
Dios.Cuando eyaculamos la energìa sexual,estamos expulsando tambièn la energìa
que estimula nuestros sentidos internos,èsta es la causa por la que,los que
fornican,no pueden percibir a Dios directamente.El orgasmo està simbolizado por la
manzana envenenada que se le ofrece a Eva,es agradable en su sabor,para los
sentidos fìsicos,pero es un veneno para el alma.El comerla.nos dà como consecuencia
la inconciencia y sueño,para la eternidad...La historia universal de damicelas y hèroes
visrtuosos que caen en el sueño profundo,es una alegorìa que nos ilustra el sueño de
la conciencia...o el estado en que el ser humano,pierde su personal conocimiento
directo de Dios y de las regiones superiores de la naturaleza.La humanidad de
hoy,està profundamente dormida a causa del abuso de esta energìa del
conocimiento.Esta es la causa por la cual,se les prohibiò comer del fruto del àrbol del
bien y del mal...Antes que la humanidad abusara del sexo,esta energìa sexual era
tratada con el màs absoluto respeto y veneraciòn y el orgasmo,era desconocido para
la humanidad.Este es el gènesis que marcò la diferencia entre el bien y el mal.La
humanidad que conocìa solo lo bueno(el conocimiento),comiò del àrbol del fruto
prohibido y descubriò el deseo animal,el cual siempre conduce al sufrimiento y al
dolor.Esta es la caja de pandora,o cofre de la mitologìa griega,que cuando se
abre,desencadena todos los agentes del mal en el mundo,miedo,orgullo,verguenza...A
travès del descubrimiento del orgasmo,Adàn y Eva,conocieron el miedo,la
verguenza,tal como y tal como la serpiente tentadora les prometiò:la humanidad
adquiriò un nuevo conocimiento,el del sufrimiento...Al probar el fruto
prohibido,Adàn,aprendiò a desear...desde ese momento,correcto o incorrecto,se filtra
a travès del deseo subjetivamente de sentir placer...para evitar el sufrimiento...La
humanidad,ya conocìa el bien...pureza,inocencia y simplicidad màs entonces empezò a
conocer tambièn el mal...y es con ello que aprendiò que el deseo...siempre conduce al
sufrimiento...El deseo es la causa que hace que los dioses...caigan de sus
tronos...Desear es ansiar...por eso,el que ansìa,sufre.El deseo,conduce al
sufrimiento,este es el mensaje inherente en todas las religiones,quien es esclavo del
deseo,es esclavo del pecado...y la recompensa para el pecador,es siempre sufrimiento
y muerte...El estado inmortal se logra a travès del logro de abandonar el deseo...Asì
puès,despojados de su condiciòn de uniòn con la divinidad,Adàn y Eva.como sìmbolos
de todos los hombres,fueron arrojados del Edèn...para errar en el desierto del
sufrimiento y de la ignorancia...Al rechazar la guìa de los Elohims,la
humanidad,impulsada por el deseo,se dedicò a engendrar hijos...por su propia
voluntad,como consecuencia se diò el desequilibrio y el desbalance de la naturaleza,y
asì engendraron tambièn el dolor y la escasès.Al utilizar la energìa sexual solamente
por el deseo,el fuego de Eva,se invirtiò y fluyò en direcciòn opuesta,la serpiente
callò,(Kundalini),formando la famosa,cola de satàn...la cual estimulò las 7 virtudes
invertidas...los 7 pecados capitales...
El Edèn existe dentro de cada alma que està unida a Dios...expulsar la luz de Dios del
interior,es igual que expulsar el alma del Edèn...e introducir un gran vacìo en nuestro
interior.La humanidad ha creado civilizaciones,ideas y religiones para suplantar ese
vacìo creado por esta desconexiòn con la divinidad...buscando siempre reemplazarlo
con riquezas materiales...poder y satisfacciòn sexual...El deseo de la sensaciòn...vino
a ser el nuevo Dios...lo cual solamente sirviò para degenerar màs a la humanidad,la
cual se ha quedado solo con un rastro de la divinidad,solamente,en su interior...
El conocimiento secreto contenido en la historia de Adàn y Eva...puede ser encontrada
recòndito en las historias mitològicas y religiosas alrededor del mundo...Mediante la
expulsiòn de la energìa sexual,la humanidad perdiò sus sentidos internos,y asì fue
como la capacidad de percibir a Dios,directamente se perdiò.Lo exterior...es el reflejo
del interior...cuando los estados interno de uno,cambian...entonces las circunstancias
externas tambièn cambian,es asì como mediante la expulsiòn voluntaria de las
energìas sutiles,la humanidad fue expulsada voluntariamente del Edèn...el paraìso de
la cuarta dimensiòn...asì la humanidad descendiò al mundo fìsico puesto en tercera
dimensiòn...el mundo del sufrimiento...Adàn y Eva fueron expulsados del Edèn...sin
embargo...la puerta para regresar...no està cerrada...y el àrbol de la vida...nunca se cerrò...solamente dejò querubines con espadas encendidas para guardar la entrada...
Al alimentarnos el cuerpo se nutre y esto favorece el proceso energético de los órganos y de la actividad física diaria. Podemos determinar naturalmente que los alimentos son el combustible del cuerpo humano. Pero ¿qué hay de la relación de los alimentos con las emociones?. Desde la Medicina Tradicional China, se explica un proceso energético, a través de la purificación del alimento ingerido. Cuando un alimento ingresa al cuerpo, al llegar al estómago, este se encarga de separar los componentes, aquí se produce la primer purificación. Los antiguos chinos habían comprendido que de que cada órgano o víscera, no solo hay procesos químicos de degradación y absorción entre otros, sino que además en cada alimento hay un componente energético. Esta energía también es degradada y purificada por cada víscera y órgano correspondiente. Los chinos llaman Thin a esta energía que de cada purificación se libera hasta el pericardio, llamado en Medicina China “Xin Bao”, Maestro de Corazón. Este se encarga de dos grandes funciones, la primera, es el cerebro energético del cuerpo y segundo, protege al corazón de energías perversas que intenten acceder a él. En las antiguas tradiciones se dice que en el corazón anida el Espíritu de cada ser humano.
Aquí vemos las distintas purificaciones, 7 en total, formando 7 capas energéticas alrededor del corazón.
El Maestro de Corazón rige la función psico-afectiva del ser humano, y como su fuerza, su energía se forma de la purificación de los alimentos, nutrirse con alimentos sanos proporciona un estado psico-afectivo sano. Desde la Medicina China, un alimento sano es aquello que nos provee la naturaleza, fruta, granos y verduras. Nada de alimentos procesados industrialmente que son a base de químicos que para el cuerpo son toxinas. Cuando observamos la conducta de los perros comparada con un caballo, observamos que los perros son mas agresivos, inquietos, etc. Los caballos son ma tranquilos, su alimentación es completamente diferente. Cuando relacionamos esto con los seres humanos, observamos que los cánidos tienen dentadura apropiada para desgarrar la carne, los caballos como los seres humanos no tienen los caninos desarrollados para ese fin. La condición fisiológica de la dentadura como los ácidos del estómago no están preparados para digerir carne de cualquier tipo. Por eso el cuerpo utiliza mayor cantidad de energía para el proceso de digestión y para la medicina china la salud está en consonancia con un equilibrio de Sangre (Xue) y Energía (Qi). Si debilitamos la energía, estamos ante un proceso de desequilibrio y esto puede llevar a una patología.
Dao Inn
“Dao” es el camino, la senda, “Inn”, el aspecto introspectivo, el reconocimiento interior, primario. Dao Inn, el camino introspectivo, el camino al yo interior. A través de esta práctica milenaria se logra quebrar barreras estructurales y acceder a una nueva forma de pensar y sentir del cuerpo. Generalmente las barreras de obstrucción de nuestra energía se hallan en prejuicios, falta de experiencia, abstracción de los pensamientos con la realidad, conflictos emocionales, dogmas, etc. Estas cualidades negativas obstruyen la capacidad del ser para expresarse y reconocerse como parte de un todo, producto de la integración de las multiplicidades. Paso a paso, el practicante va develando conceptos vacíos e integrando su cuerpo a un concepto vibracional distinto.
Cuando la intención se alinea con acciones concretas, se crea una línea tensional que permite alcanzar objetivos claros. Dao Inn permite identificar que los pensamientos no son aislados del cuerpo, un objetivo mental necesita una concreción física. Y si el cuerpo y la mente se alinean en ese ideal, las ideas se vuelven resultados. Pero para esto, es necesario reconocer el cuerpo, destrabar sus energías y permitir que la liberación de las toxinas físicas, despejen las nubes en la mente y los pensamientos y la forma de ver el mundo sea a través de un cristal limpio, mas puro e inocente. Volver a ser un niño, dijeron muchos sabios de la antigüedad, entre ellos Jesús y Lao Tse. Porque sabían que la observación de un niño, no estaba viciada por calamidades, injusticias, guerra y corrupción.
Esta práctica permite volver a liberar el cuerpo de esas trabas a través de posturas, ejercicios de respiración, ejercicios mentales y meditación.
El universo, es la unidad de todas las versiones y el ser, como una versión cuando se desconecta parcialmente de este mar de la energía cataliza las desconexiones en enfermedades, conflictos y no se permite comprender que cada acción que realiza, repercute en los mas lejanos rincones del cosmos. Como arrojar una piedra a un estanque de agua, no solo queda la piedra en el fondo, sino que el oleaje llegó hasta las orillas y luego volvió, y para rescatar la piedra y deshacer es también necesario alterar el curso natural del agua y crear otro oleaje, incluso mas fuerte que el anterior que también llegará hasta las costas del universo. La acción de uno, interviene en el todo y si esa acción es perniciosa, el todo suma cuotas de negatividad y todo nuestro entorno se va volviendo mas oscuro. Cuando uno tiene acciones a sabiendas de las repercusiones y las ejecuta con una línea tensional positiva, su entorno se va iluminando, incluso hasta puede llegar a cambiar todo su entorno. Las posibilidades son infinitas, pero la acción comienza en el uno.
Dao Inn es una práctica milenaria para a través del aquí y ahora, el despertar de nuestro yo interior, el verdadero yo...
Prevención, la verdadera salud!
Al referirnos a salud y enfermedad, lo hacemos desde una óptica alopática. Cuando nos referimos desde la Medicina Tradicional China, el término enfermedad no existe.
Uno de los axiomas principales es que la enfermedad como tal, no existe, solo existen personas enfermas, y un síntoma es la manifestación anatomo –fisiológica del cuerpo en su búsqueda de un estado armónico. El cuerpo siempre busca estar armónico y los síntomas son la manera de expresar un estado de desarmonía y la manera de autorecuperarse (una fiebre es la respuesta natural del cuerpo para expulsar un agente externo que produce daño, un virus).
El sistema de la Medicina China, se expresa en la regulación de un sistema energético holístico del cuerpo humano, porque cada vez que observamos un síntoma, previamente hubo siempre un desequilibrio energético que desencadenó la reacción físico química que comúnmente observamos.
Este sistema energético, es alimentado de principalmente tres fuentes energéticas.
1) La energía ancestral, la genética. Es aquella que nuestros padres aportaron al momento de concebirnos.
2) La energía de los alimentos ingeridos.
3) La energía de la respiración.
El alimento en el estómago recibe la primer depuración, de la cual, la parte mas sutil sube hacia los pulmones para juntarse con la energía de la respiración y producir en esa unión lo que se llama energía Rong, que es la energía que circula por los meridianos de acupuntura y la responsable de que el ser humano sea un ente energético y se relacione con el medio. Porque el ser humano se relaciona con su medio a través del intercambio y la metabolización de energías.
La energía de la respiración es aquella que obtenemos al inhalar, cuando lo hacemos no solo ingerimos oxígeno, sino también energía.
La energía ancestral o genética, es un cuantum energético que no se puede aumentar. Si, podemos evitar el desgaste innecesario. Un desgaste innecesario es producto de una mala alimentación o una incorrecta forma de respirar. Entonces lo que hace el sistema es tomar energía genética para mantener el funcionamiento armónico de todo el sistema. El problema aquí, donde ya se dispone de debates morales y filosóficos, es que uso quiere darle uno mismo a esa energía, dado que una vez que se acaba, lo que deviene es el fallecimiento.
Por esto, es el énfasis en que una alimentación sana, ejercicios físicos y respiratorios nos aportan la calidad y cantidad suficientes para minimizar el uso de la energía genética. El ejercicio físico provee la articulación de la energía circulante y permite al cuerpo mejorar la circulación de la sangre, la eliminación de toxinas y descontracturar tensiones musculares propias del estrés y sedentarismo.
Una vida sana es propia de estos tres factores fundamentales: La respiración, nutrición sana y ejercicios físicos orientados a la salud. Estos mismos factores son la verdadera prevención para mantenerse sano. Los estudios de rutina no son prevenciones, son controles invasivos.
El estado mental que puede desencadenar una patología tanto mental como
física, también se previene con respiración, nutrición sana y actividad física guiada a la salud (Yoga y Tai Chi entre otras). Los alimentos que tienen alto contenido de grasas, alcohol, conservantes, colorantes, aromatizantes, etc. producen un shock toxico en el organismo reduciendo la capacidad de eliminación de toxinas sobre todo en el hígado afectando el buen juicio y la paciencia....
Oratio de hominis dignitate...
Nec certam sedemt, nec propiam facies, nec munus ullum peculiare tibi dedimus, o Adam, ut quam sedem, quam facies, quae munera tute opta veris, ea, pro voto, pro tua sententia, habeas ety possideas. Definita ceteris natura intra prescriptas a nobis leges coercetur. Tu, nullis angustiis coercí tus, pro tuo arbitrio, in cuius manu te posui, tibi illam praefinies. Medium te mundi posui, UT circumspierres inde commodius quicquid est in mundo. Nec te caelestem neque terrenum, neque mortales neque inmortales fecimus, UT tui ipsius quasi arbitrarius honorariusque plastes et fictor, in quam malherís tute formam effingas…
No te he dado ni rostro, ni lugar alguno que sea propiamente tuyo, ni tampoco ningún don que sea propiamente tuyo, ni tampoco ningún don que te sea particular, ¡Oh Adán!, con el fin de que tu rostro, tu lugar y tus dones seas tú quien los desee, los conquiste y de ese modo los poseas por ti mismo. La Naturaleza encierra a otras especies dentro de unas leyes por mí establecidas. Pero tú, a quien nada limita, por tu propio arbitrio entre cuyas manos yo te he entregado, te defines a ti mismo. Te coloqué en medio del mundo para que pudieras contemplar mejor lo que el mundo contiene. No te he hecho ni celeste, ni terrestre, ni mortal, ni inmortal a fin de que tú mismo, libremente, a la manera de un buen pintor o de un hábil escultor, remates tu propia forma...
Conocer las cosas está muy bien, pero mucho mejor es poder practicar de modo que se pueda tener alguna experiencia real, es decir, que nos sirva de algo en nuestras vidas. Sin entrar en complicadas prácticas y profundidades, que para eso están las escuelas, si podemos hacer alguna incursión en este campo; nada tiene más valor que la propia experiencia. Así y para los que quieran vamos a incluir unos cuantos artículos que nos acerquen a la experiencia mágica. Como todo, en la vida, cualquier aprendizaje comienza poco a poco; así, aunque las siguientes técnicas son sencillas no por eso son menos importantes. La experiencia oculta es algo totalmente subjetivo, lo que quiere decir que solo la práctica y experiencia nos puede llevar a conocer realmente este campo; todos los libros escritos, todas las explicaciones que podamos encontrar no son más que señales que nos dejan a las puertas de un conocimiento; el cual para ser aprehendido no queda otro remedio que traspasar el dintel por uno mismo y poder comprobar que hay ahí para cada uno de nosotros. Aquí no queda más remedio que coger la mano de nuestro propio “Maestro Interno” y seguir adelante.
Cuando nos adentramos en los mundos internos hay que tener cierto cuidado para que la salud y el equilibrio mental no sean afectados de forma negativa; igualmente para no perder pie de nuestro mundo físico, circunstancias, etc.; es decir, se necesita mantener una atmósfera mental sana y equilibrada; un espacio mental limpio de influencias ajenas a estos trabajos, por lo menos hasta que tengamos el suficiente dominio sobre nuestro cuerpo, mente y emociones; un espacio donde aumentar el nivel de autoconciencia hasta darnos cuenta que aquello que llamamos “Yo” (ese aspecto realmente íntimo de nuestro ser) no es más que una bahía en el mar de la Consciencia o un rayo de algo mucho más amplio y abarcante; así empezaremos a estar en disposición de tomar control de los diferentes aspectos de nuestra personalidad; de forma tal que podamos ir transmutando los aspectos más groseros (el plomo) en Oro.
Los Templos que habitualmente conocemos están en el exterior; esto puede estar bien, pero son muchos los que confunden este asunto, sin darse cuenta que todos estos no son más que un modelo o reflejo de algo interior; así viven separados del Templo, aún cuando estén dentro de él…..se sienten como algo diferente, separado e incluso se sienten separados de aquello a lo que rezan o adoran. Para cualquier hermético es claro y diáfano que dicho Templo debe estar en el interior y de ahí la máxima de “construido sin manos”, que es lo que vamos a hacer. Este Templo es entonces un recinto interior construido con material de nuestra imaginación y mantenido y adornado con nuestra mente y corazón. Se trata de “nuestro” espacio interior, un lugar donde realizar operaciones mágicas, reflexionar, meditar, curar. Lo sublime, lo divino, la esencia, la fuente, la puede pone cada uno según sus preferencia; aquí cabe decir que uno mismo es un buen comienzo.
La figura más básica para un templo es un círculo, ya que representa al Todo o a la Consciencia, pero esto es demasiado básico, aunque se sigue usando en muchos trabajos de magia (en realidad el círculo siempre está presente); así que en occidente y desde muy antiguo la figura que define un Templo es un “cubo”; este, además, es el símbolo de lo manifestado, el mundo que nos rodea, de nuestro propio cuerpo físico.
En el Templo de Salomón, la parte más interna era un cubo; las iglesias son un reflejo de la cruz de Cristo y esta a su vez es la extensión de un cubo; la planta de un Templo que esté en consonancia con las medidas mágicas de 8x5 tiene oculto un cubo de 5x5; y cuando vemos la Kaaba en el Islam, estaremos viendo una figura cúbica; igualmente con el Sagrario (donde se guarda la Hostia); en el Tarot son varias las claves que contienen esta figura. En oriente no es muy diferente. La idea que está detrás de todo esto es el hombre en la casa.
Así que este Templo interior tiene forma de cubo. Así que podemos imaginarnos en el centro de un cubo; sentados en una silla y adoptando la posición de las figuras egipcias, esto es: espalda recta, cabeza ligeramente inclinada sobre el pecho, rodillas y pies juntos, los pies bien asentados en el suelo, las manos con las palmas sobre los muslos cerca de las rodillas. Esta forma hace que nuestro cuerpo se convierta en un canal adecuado de energías. El centro de este cubo coincidiría con nuestro centro solar, localizado unos cuatro dedos por encima del corazón.
Al frente está el Oriente; atrás el Occidente; a nuestra derecha el Sur; a la izquierda el Norte; más las direcciones Arriba y Abajo. El Centro es nuestro Yo, Corazón, lo más íntimo de nuestro ser.
A partir de ahora ya tenemos “nuestro” espacio, nuestro lugar mágico, el cual iremos completando con una serie de atribuciones relacionadas con cada una de las direcciones. Este espacio lo podemos hacer alrededor nuestro pero conviene hacerlo lo más grande posible, al fin y al cabo es un símbolo del universo.
Para ayudarse en esta construcción se puede tomar como referencia una habitación, donde todas las aristas las podemos visualizar de color blanco…más concretamente luz blanca, al igual que el punto central.
El Oriente es el lugar por donde sale el sol, la vida, la luz, está relacionado con el Amor y la creatividad.
El Sur es donde el sol está en su apogeo; hay más luz, más calor; está relacionado con la regeneración y el Yo en el más amplio sentido.
El Occidente esta relacionado con los ciclos, ritmos, experiencias, evolución, Compasión.
El Norte es la parte más fría, densa; corresponde con la cualidad de coagular; es también la dirección de los modelos mentales ya establecidos.
Arriba es la dirección de la autoconciencia, intenciones, atención, cielo.
Abajo es la dirección de la tierra; también de la subconsciencia como el soporte que está detrás de todas nuestras actividades y estructuras.
Crear este Templo es importante….más adelante se puede ir completando, aunque es importante que cada cual vaya viendo como lo va adornando en base a las ideas que le sugiere lo comentado.
Una vez formado se vuelve un sitio adecuado para meditar, reflexionar, un lugar desde el cual enviar formas de pensamiento sanador al igual que recibirlas, también es muy práctico para esos momento en los que estamos un poco estresados o mal humorado.
Es muy importante mantener una actitud adecuada en este lugar, después de todo es un “reflejo” de uno mismo y por lo tanto debe ser un espacio libre de construcciones y pensamientos negativos para uno o para otros. Hay que tener en cuenta que todo proceso mental y emocional conlleva una química determinada en nuestro cuerpo; así que es preferible que esa química sea benéfica.
En esta forma empezamos a tomar control de nuestras actividades mentales; empezamos a poner color a la oscuridad mental...
Cuando el sabio escucha del Tao, lo sigue.
Cuando el tonto escucha del Tao, lo desdeña.
Si el Tao no fuera sujetado en ridiculeces por el tonto,
No seria apropiadamente llamado Tao.
Por ello se dice que quien sigue el Tao:
El camino del Tao no llega a ningun lugar,
Quien camina en el Tao, camina en oscuridad,
sin virtudes, sin reconocimiento.
Nada se sabe, todo es inseguro.
Todo lo que guia es una corrección inherente;
y lo que perdura es un cambio sin fin.
Tao no puede verse, Tao no puede escucharse;
Tano no puede saberse de ningun modo.
Por que el Tao esta oculto, no tiene nombre.
Todo se mueve en el Tao". Lao Tze
La mente es definido por los psicologos, psiquiatras y neurologos como el cumulo de experiencias pasadas y conocimiento adquirido a traves de una vida. Los filosofos definen la mente como todo lo que se registra en imagenes, condicionamientos, percepciones, vidas pasadas, experiencias y conocimiento aprendido. Esto incluye los patrones de conducta. Todo lo que es material es la mente. La gran ignorancia del ser es aquella que cree ser alguien, que vive el diario vivir en base a la percepcion de una imagen mental.
En psicologia, en la moda, en los negocios, en la economia, en las negociaciones, y en la religion se habla sobre la imagen de una persona. La imagen de una persona es todo lo externo que una persona cree que compone desde su actitud y personalidad hasta las pertenencias. Todo eso es mente. Todo lo que es mente es material y externo. Por material tambien incluyo las experiencias religiosas, espirituales y fantasiosas. Porque es a traves de la mente que son analizadas y desdeñadas al punto de ridiculizar lo que es.
La no-mente no es lo opuesto a la mente, sino dejar de ser. Dejar de ser un maestro espiritual, dejar de ser un buen negociador, dejar de ser un controlador, dejar de ser un cocinero, dejar de ser el esposo o la esposa. Cuando dejamos de ser no lo cambiamos por otra cosa porque eso seria seguir siendo. Sino dejamos de ver nuestra imagen mental como alguien. Cuando dejamos de ser padres, nuestra relacion con los niños se nutre y crece. Ya no nos vemos como la autoridad sino como un amigo que nutre y que sirve a esa pequeña alma en cuerpo que esta aprendiendo a vivir.
Cuando dejamos de ser religiosos entonces experimentamos religiosidad, entonces nuestra vida es totalmente religiosa. Ya no es una imagen de ser religioso porque voy a la iglesia los domingos y practico todas las noches por horas. Ahora es religiosidad en si porque todo es. Cuando dejamos de ser maestros es cuando comenzamos a instruir sin instruir, somos por naturaleza instructores y estudiantes. Nunca logramos tener el conocimiento ultimo sino que aprendemos todos los dias y educamos todos los dias. Cuando dejamos de vernos como maestros, es cuando realmente comenzamos a educar. La maestria es una imagen otorgada por la sociedad donde el maestro es solo un titulo de poder que es resultado de altos niveles de avaricia y ego. El ser un maestro, es ser una cosa material. El no ser es estar siempre presente en una instruccion eterna sin un observador ni proveedor.
La no-mente, no tiene sonidos, no tiene luz, no tiene nada que sea material. Es por eso que se llama no-mente. No hay imagenes de planetas ni otras condiciones materiales ya sean experiencias internas o externas.Todo lo material es producto de la ilusion mental, de lo que queremos ver, de lo que nos hace mejor, de lo que creemos ser. Mientras seamos, no hay Tao, no hay pureza, no hay conciencia, no hay sabiduria. La no-mente es como el espacio oscuro que sostiene todos los plantes y materia. Es como la gravedad que sostiene pero no es afectada por lo que sostiene.
Por eso la no-mente no puede ser sujetado, descrita, ni experimentada. Toda experiencia es material como el debris que se encuentra alrededor de los planetas incluyendo los planetas y su contenido, es producto de la mente, es producto de una ilusion. La mente crea todo lo que queremos ver y crear en base a nuestros deseos. La no mente es uno en el silencio, oscuridad, calma, paz y es de ahi que todo se deriva y todo se mueve sin ser. No hay esfuerzo sin embargo el movimiento esta en si. No hay que sentarse a meditar en un lugar con una vela para llegar a no-mente. Solo hay que dejar de ser...