La LuZ sUfRe De OsCuRiDaD..

sábado, 24 de abril de 2010

 



Desde hace miles de años los
hindúes vienen sosteniendo que toda la creación, todo lo creado, es
maya, ilusión pura, engaño. Visto con los ojos del Espíritu, toda la
obra del demiurgo no existe en realidad, no es más que una gran mentira.
El mundo creado, tal como es percibido por los sentidos, es el gran
obstáculo que separa al hombre del mundo verdadero. Y no sólo por los
engaños de la materia están extraviados los seres humanos. Al engaño de
la materia, creada por el demiurgo, debe sumarse el engaño de la
cultura, creada por el hombre y al servicio de aquél. Todos los
estímulos culturales con los que es bombardeado el hombre continuamente,
tienden a mantenerlo en un estado de confusión y mansedumbre. Libros,
revistas, diarios, cine, televisión, estos son los medios de que se
valen los representantes del demiurgo para que los hombres continúen
hipnotizados y obedientes. Para que prosigan actuando como sonámbulos,
trabajando, durmiendo, perdiendo el tiempo, desperdiciando
oportunidades. Sin despertar jamás, como perfectos zombis o golems del
demiurgo, sirviendo a un fin que no es el del Espíritu.Toda esta
gran confusión, este gran maya que proviene de la creación y que es
continuada por la cultura, es transmitida a su vez por los padres a sus
niños pequeños y luego por los maestros en las escuelas. Así es
aniquilado desde que el hombre nace, hasta el menor atisbo de Espíritu. A
través de castigos, amenazas y lavados de cerebro son anuladas toda
rebeldía, desobediencia, oposición y todo lo que provenga del Espíritu.
Transformando a sus hijos en máquinas de ciega obediencia, los
progenitores satánicos forman a los futuros esclavos del demiurgo.En
medio de esta gran confusión, los hombres creen saber lo que es bueno y
lo que es malo. Creen también que haciendo lo que llaman “bueno” y
evitando lo que llaman “malo”, están cumpliendo con todo su deber. No
saben cuán confundidos están, no saben que viven en el error, no saben
que continuamente se engañan a sí mismos y engañan a los demás. No lo
saben porque están dormidos, porque les han lavado el cerebro, porque
les han anulado el Espíritu desde su nacimiento. La mayoría de los
hombres llama luz a lo que es verdadera oscuridad y a la Luz Verdadera
la percibe como tinieblas. Llama “bien” a todo lo satánico proveniente
del demiurgo, y a todo lo que proviene del Dios Incognoscible lo llama
“mal”. ... Ver másHay dos fuerzas opuestas actuando
fuera y dentro del hombre: el creador y el Incognoscible, lo creado y lo
Increado, el alma y el Espíritu. Una de ellas representa al mal y a la
oscuridad, la otra al Bien y a la Luz. Es fácil de imaginar cuales serán
las posiciónes de un Gnóstico y las de un hombre dormido.Se
dice que toda la historia humana se puede explicar como la lucha entre
la luz y la oscuridad, pero ¿Qué luz y qué oscuridad? La mayoría de los
seres humanos desconoce que pasa su vida luchando a favor del mal
verdadero. Lo que los hombres llaman luz es la luz creada por el
demiurgo, pues no conocen una luz superior a esa. Es la luz que proviene
del mundo creado y que para el Espíritu es una oscuridad insondable.
Los hombres llaman luz a la oscuridad que proviene del demiurgo y de su
creación demoníaca. Llaman verdad a la Gran Mentira, al Gran Engaño, a
lo que podemos denominar la Gran Burla.Hay otra Luz, superior,
inconcebible, incognoscible: la Luz Increada que proviene del reino del
Dios Verdadero y Desconocido. ¿Qué ocurriría si esa Luz irrumpiera en
este universo impuro? Los hombres se enceguecerían. ¿Qué verían? ¿Verían
una luz? No, verían la noche. Sus ojos no están preparados para
contemplar esa Luz infinitamente pura y perfecta. Se asustarían,
temiendo con razón ser destruidos por ella. Entonces a esa Luz la
llamarían “el mal”, “la oscuridad”, como ocurre con todo lo que es
mirado con los ojos de lo impuro, del cuerpo y del alma del hombre, y no
con los ojos del Espíritu.Esta es la confusión entre oscuridad y
Luz, la misma confusión que hay entre el dios creador y el Dios
Incognoscible, entre lo creado y lo Increado, entre el alma y el
Espíritu. Por eso, sin saberlo los hombres llaman luz a la oscuridad
verdadera, y a la Verdadera Luz la llaman oscuridad. La Verdadera Luz
los dejaría ciegos, los destruiría...