Qué es la Alquimia?

viernes, 9 de abril de 2010

 



Pregunta vital para el estudiante, pues teniendo cabal conocimiento de qué cosa es la Gran Obra podrá dirigir sus esfuerzos por la senda correcta.

Mas, antes de contestar directamente esta pregunta, creemos que también sería valioso señalar qué cosa NO ES alquimia. Así, separando la cáscara del grano, se apreciaría mejor la ciencia verdadera de la falsa. Veamos lo que nuestro alquimista y otros adeptos nos dicen:

" Si Hermes, el padre de los filósofos, resucitara hoy con el sutil Jabir y el profundo Raimundo Lulio no serían hoy considerados como filósofos por nuestros químicos vulgares, que casi no se dignarían incluirlos entre sus discípulos porque ignorarían la manera de proceder a todas esas destilaciones, circulaciones, calcinaciones y todas esas operaciones innumerables que nuestros químicos vulgares han inventado por haber comprendido mal los escritos alegóricos de los filósofos” (48).

"Transmutar los metales unos en otros; producir oro y plata partiendo de minerales vulgares o de compuestos metálicos salinos; obligar al oro contenido potencialmente en la plata y a la plata en el estaño a transformarse en actuales y susceptibles de extracción, tales eran las metas que se proponía el alquimista. Era en definitiva, un espagirista acantonado en el reino mineral y que prescindía voluntariamente de las quinta escencias animales y de los alcaloides vegetales” (48).

"La alquimia es una ciencia verdadera susceptible, como la química, de extensión y progreso, y no la adquisición empírica de un secreto de fabricación de los metales preciosos” (49).

" Id, marchaos, vosotros que buscáis con extremada aplicación vuestros diversos colores en las redomas de vidrio (...) Id, os digo, y alejaos de mí, si buscáis la piedra filosofal en una cosa fija; pues esta no penetrará los cuerpos metálicos más de lo que podría penetrar el cuerpo humano las más sólidas murallas...” (50).

“Si la alquimia se limitara a la adquisición de una técnica especial, de algún artificio de laboratorio, se reduciría a muy poca cosa y no excedería el valor de una simple fórmula. Pero la ciencia sobrepasa con mucho la fabricación sintética de los metales preciosos, y la piedra filosofal misma no es más que el primer peldaño positivo que permite al adepto elevarse hasta los mas sublimes conocimientos” (51).

Observemos que en los cinco ejemplos anteriores se nos indica que la alquimia no es el arte de transmutar los metales, que dicho arte recibía el nombre de "arquimia" y que era una espagiria (química primitiva) especializada en el reino mineral. Es más, se nos dice que grandes alquimistas como Hermes Trismegisto, Jabir (Kabir) y Raimundo Lulio no serían capaces, por ignorancia de la técnica, de realizar una simple destilación u otra operación química cualquiera. Entonces, ¿qué es la Alquimia? Leamos a Fulcanelli:

“De todas las ciencias cultivadas en la Edad Media, ninguna conoció más favor ni más honor que la alquimia. Tal es el nombre bajo el que se disimulaba entre los árabes el arte Sagrado o Sacerdotal que habían heredado de los egipcios...” (52).

“Y es que el alquimista, en su paciente trabajo, debe ser el escrupuloso imitador de la Naturaleza, el mono de la creación, según la expresión genuina de muchos maestros. Guiado por la analogía, realiza en pequeño, con sus débiles medios y en un ámbito restringido lo que Dios hizo en grande en el universo cósmico (...) El Hombre toma una parte de ese todo y la multiplica: prolonga y continúa. Así el microcosmos amplía el macrocosmos (...) La Gran Obra es un resumen, reducido a las proporciones y posibilidades humanas, de la Obra Divina” (53).

"(...) La alquimia, comparada a nuestra ciencia positiva, la única admitida y enseñada hoy, es una QUIMICA ESPIRITUALISTA porque nos permite entrever a Dios a través de las tinieblas de la sustancia”(54).

"Así, la alquimia, remontándose de lo concreto a 1o abstracto, del positivismo material al espiritualismo puro, ensancha el campo de los conocimientos humanos, de las posibilidades de acción, y realiza la unión de Dios y la Naturaleza, de la Creación y del Creador, de la Ciencia y de la Religión”(54).

"E1 filósofo o alquimista y el soplador o espagirista utilizan un fuego muy diferente; éste elemental y producido por los combustibles ordinarios, y aquél, filosófico y nacido de la inagotable fuente celeste. Es ese fuego de la madre Naturaleza el principal artesano de la Gran Obra; es el que Cristo ha venido a poner en las cosas y que desea obstinadamente que arda en el atanor. Allí donde puede ser tallada la piedra del ángulo, que el Todopoderoso conserva a disposición de los hombres de buena voluntad” (55).

"¿Qué es la alquimia para el hombre, sino la busca y el DESPERTAR DE LA VIDA secretamente adormecida bajo la gruesa envoltura del ser y la ruda corteza de las cosas? En los dos planos universales, donde se asientan juntos la materia y el espíritu, existe un progreso absoluto que consiste en una purificación permanente, hasta la perfección última. Con este fin, nada expresa mejor el modo de operar que el antiguo apotegma, tan preciso en su imperativa brevedad: Solve et coagula; disuelve y coagula” (56).

Es claro, entonces, que la alquimia no trabaja manipulando los elementos químicos de una forma mecánica y externa. Es más, la materia primordial sobre la cual trabaja el alquimista tampoco tiene nada que ver con las sustancias químicas tradicionales:

"Diría, pues, que la materia de que se hace la piedra de los filósofos fue hecha a la vez que el hombre, y se llama tierra filosofal (...) Pero nadie la conoce aparte los verdaderos filósofos...” (57).

"Hay una piedra de gran virtud, dice a su vez Nicolás Valois, y es llamada piedra y no es piedra, y es mineral, vegetal y animal, que se encuentra en todos los lugares y en todos los tiempos, y en T0DAS LAS PERSONAS” (58). .

"Vosotros que deseáis conocer la piedra, conoceos bien y 1a conoceréis” (59).

Que no quepa duda, entonces, que la piedra cúbica, la piedra fundamental con la cual labora el alquimista es él mismo y no otra. A la luz de esta revelación se hacen comprensibles las palabras del maestro Fulcanelli cuando nos habla de "las metamorfosis psíquicas operadas por el espíritu", pues es imposible que un trozo de metal o de cualquier otro mineral sufra una "metamorfosis psíquica", por mucho esfuerzo que pongamos de nuestra parte en ver un sentido oculto en esta expresión. Seamos simples, apeguémonos a la Naturaleza y entendamos, sin mente laberíntica, a lo que el insigne adepto se refiere:

"Se sabe que la alquimia se funda en las METAMORFOSIS PSIQUICAS OPERADAS POR EL ESPIRITU, denominación otorgada al dinamismo universal emanado de la divinidad, el cual mantiene la vida y el movimiento, provoca su detención o su muerte, hace evolucionar la sustancia y se afirma como el único animador de cuanto es (...) El espíritu, agente universal, constituye, en la realización de la Obra, la principal incógnita, cuya determinación asegura el éxito pleno. Pero aquélla, por sobrepasar los límites del entendimiento humano, no puede despejarse más que por revelación divina (...) Por eso la ciencia se considera un Don de Dios otrora reservado a sus ministros, de donde el nombre de Arte Sacerdotal que llevaba en su origen” (60).

Pero si todavía quedara alguna duda al respecto, recurriremos al conocido alquimista Grillot De Givry, quien en su libro, La Gran Obra, nos dice:

“Existe una alquimia trascendental: la alquimia de uno mismo. Es previamente necesaria para llevar a cabo la alquimia de los elementos. La nobleza de la obra exige la nobleza del operario” (61).

Y en otra parte del texto, haciendo referencia a una imagen del gigante Atlas grabado en él, nos da una clave de inapreciable valor:

"Este es el férreo Atlas con el mundo sobre sus espaldas: también tú llevas el Cielo y la Tierra en tu MENTE; en los cuales está, para ti el fundamento de todas las cosas, y así te será conocida la piedra surgida de la tierra” (62).

No podemos dejar de recalcar la frase "... llevas el Cielo y la Tierra en tu mente; en los cuales está para ti el fundamento de todas las cosas...". Si en nuestra mente está el fundamento de todas las cosas, ¿no será nuestra mente la piedra fundamental y angular en la cual se basa todo el Arte Hermético? Aquí nos será oportuno recordar las enseñanzas expuestas en los conocidos Siete Principios Herméticos:

1. E1 principio de mentalismo:

“E1 Todo es Mente; el universo es mental”.

2. E1 principio de correspondencia:

"Como es arriba es abajo; como es abajo, es arriba".

3. El principio de vibración:

"Nada descansa; todo se mueve, todo vibra".

4. El principio de polaridad:

"Todo es dual, todo tiene dos polos, todo tiene su par de opuestos; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado o vibración".

5. El principio de ritmo:

"Todo fluye, fuera y dentro; todo tiene sus mareas; todas las cosas suben y bajan".

6. El principio de causa y efecto:

"Toda causa tiene su efecto, todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con las leyes de la Naturaleza

7. E1 principio de género:

"El género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino; el género se manifiesta en todos los planos y niveles".

El primer principio, el de mentalismo, es la base sobre la cual descansan los otros seis, los cuales son diferentes manifestaciones del mismo. “Todo es Mente, el universo es mental”, significa que el Todo (que es la realidad sustancial que subyace a todas las manifestaciones y apariencias externas que conocemos bajo los términos de Universo Material, Fenómeno de la Vida, Materia, Energía, y en breve, todo lo que es evidente a nuestros sentidos materiales) es Espíritu. Este principio explica la verdadera naturaleza de la energía, el poder y la materia, y por qué y cómo están todos éstos subordinados a la maestría de la mente” (63):

"La mente puede ser transmutada, de estado a estado, de grado a grado, de condición a condición, de vibración a vibración. La verdadera transmutación hermética es un arte mental” (64).

Esto es posible ya que desde el Todo, que es espíritu puro, bajando hasta la forma más grosera de materia, todo está en vibración. Cuanto más alta la vibración, más alta la posición en la escala creativa. Cuando el hermetismo usa el término "espíritu", hace referencia a la concepción más elevada de la mente viviente, tanto individual (microcósmica) como infinita (macrocósmica). El principio de mentalismo, “Todo es Mente”, nos recuerda que aquello que llamamos "material" es sustancia espiritual de un alto grado de densidad, mientras lo llamado "espiritual" es sustancia material de alto grado de sutilidad. Es decir, son los dos extremos de una misma cuerda.

Los Siete Principios Herméticos son condensaciones de la Tabla Esmeralda, de la cual Fulcanelli nos hace el siguiente comentario:

"Esta se componía de dos columnas de mármol verde, según algunos, o de una placa de esmeralda artificial, según otros. Allí estaba grabada la Obra Solar en términos cabalísticos. La tradición la atribuye al padre de los filósofos, Hermes Trismegisto (...) Se nos dice que es verde (como el rocío de primavera, llamado por esta razón esmeralda de los filósofos), primera analogía con la materia salina de los sabios; que fue redactada por Hermes, segunda analogía, puesto que esta materia lleva el nombre de Mercurio, divinidad romana correspondiente al Hermes de los griegos. Finalmente, tercera analogía, este mercurio verde que sirve para las tres Obras es calificado de triple, de donde el calificativo de Trismegisto (tres veces grande o sublime) añadido al nombre de Hermes. La Tabla Esmeralda toma así el carácter de un discurso pronunciado por el mercurio de los sabios acerca de la manera como se elabora la Obra filosofal. No es Hermes, el Tot egipcio, el que habla, sino la esmeralda de los filósofos o la Tabla Isíaca misma” (65).

Transcribiremos tres versiones de la Tabla Esmeralda, a riesgo de parecer repetitivos, pero confiados en que los estudiantes serios y comprometidos sabrán agradecernos el apego al detalle. Tal vez, las diferencias sutiles entre las traducciones, les ayuden a encontrar un resquicio entre las palabras, trascenderlas y alcanzar así el espíritu de la enseñanza. La versión utilizada por Fulcanelli puede ser encontrada en su obra Las Moradas Filosofales y es, prácticamente, similar a la que exponemos a continuación y que corresponde a la primera edición impresa aparecida en Nuremberg en el año de 1541:

Tabla de Esmeralda de Hermes Trismegisto sobre la química.

Palabras de los secretos de Hermes escritas sobre una tabla de esmeralda que sostenía en sus manos cuando, en una cueva obscura, fue encontrado su cuerpo embalsamado.

Verdad sin mentira, cierto y muy verdadero:

Lo que es inferior es como lo que es superior; y lo que es superior es como lo que es inferior, para el cumplimiento de los milagros de una sola cosa. Y como todas las cosas fueron desde uno, por la meditación de uno solo, igualmente las cosas fueron nacidas por ello de una cosa, por adaptación.

Su padre es el Sol, su madre la Luna. E1 Viento la ha llevado en su vientre. La Tierra es su nodriza.

En ella está el padre de todos los talismanes del mundo. Si es hecha Tierra, su fuerza está entera. Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo espeso, con gran inteligencia.

E1 subió de la Tierra al Cielo, de nuevo descendió a la Tierra, y recibió la fuerza superior e inferior. Así tendrás la gloria del mundo entero.

Por ello toda oscuridad se aleja de ti.

Aquí está la fuerte fuerza de toda fuerza, que vence toda cosa sutil y penetra toda cosa sólida.

Así es creado el mundo. Tales son las admirables adaptaciones cuya manera está aquí.

Por eso soy llamado Hermes Trismegisto, poseyendo las tres partes de la filosofía del mundo entero.

Completo es lo que he dicho de la operación del Sol (66).

La palabra "talismán" proviene del árabe tilism, el cual a su vez deriva del griego thelesma, y que podría traducirse aproximadamente por "maravilla". La versión árabe, pertenece a Osman Yehia y Munir Hafez, y reza así:

Aquí se encuentra la formación de la Naturaleza.

Es verdad, fuera de duda, cierto, auténtico, que lo superior viene de lo inferior y lo inferior de lo superior.

El hizo maravillas a partir de Uno; como todas las cosas proceden de Uno por un procedimiento común, como todas las cosas son producidas de esta sustancia por un procedimiento común.

¡Cuán maravillosa es su ciencia!

E1 es la cabeza del mundo, en el que su padre es el Sol y su madre la Luna.

El Viento lo ha llevado en su seno y la Tierra lo ha alimentado.

El es el padre de los talismanes, el poseedor de maravillas.

Sus facultades son perfectas.

El es el restaurador de las luces. La tierra se ha vuelto un fuego.

Separa la tierra del fuego y él te iluminará. Lo sutil es más noble que lo grosero.

Lentamente, suavemente, sube hacia el cielo, coge la luz, y después vuelve a bajar sobre la tierra.

En El está la facultad de lo superior y de lo inferior, pues en E1 hay la luz de 1as luces, y es por lo que las tinieblas le huyen.

La fuerza del poderoso vence todas las cosas.

Toda cosa sutil penetra toda cosa grosera.

El microcosmos está formado como el macrocosmos.

Esto es mi gloria, y es por lo que soy llamado Hermes, tres veces grande por la sabiduría (66).

Finalmente, entregaremos la adaptación del alquimista contemporáneo Ambrosius Graal:

He aquí el Misterio de la Creación grabado en un trozo de la esmeralda caída de la frente de Lucifer:

Lo sutil da origen a lo denso y lo denso a lo sutil. Lo que está abajo proviene de arriba y lo de arriba de abajo. La Materia toma su forma de la Mente y la Mente de la Materia.

Así se ha formado el Universo, de una sola sustancia, y este es el secreto de su origen.

El Espíritu, Sol - Luz - Fuego, es el padre. La Materia, Luna - Oscuridad - Agua, la madre. La sutilidad del Viento lo ha llevado en su vientre, la solidez de la Tierra es su nodriza y receptáculo. Su poder permanece íntegro al coagularse.

Separando la Tierra y el Fuego, lo sutil y lo denso, suave y naturalmente, el espíritu subirá al Cielo y descenderá a la Tierra y obtendrá su fuerza de las cosas superiores e inferiores.

De este modo alcanzarás la Iluminación y toda ignorancia huirá de ti.

Entonces será la Fuerza de las fuerzas, capaz de vencer todo lo sutil y de penetrar todo lo sólido. Será el Mercurio tres veces sublimado, la Mente tres veces poderosa, creadora del mundo y sus cosas.

La Obra Solar está completa.

Siendo cada una de las tres versiones citadas, valiosas individualmente, nos gustaría, sin embargo, destacar la de Ambrosius Graal por su clara relación con el primero de los Principios Herméticos, el de mentalismo. En ella se dice: “Será el Mercurio tres veces sublimado, la Mente tres veces poderosa, creadora del mundo y sus cosas”. Y en un párrafo anterior destaca: “De este modo alcanzarás la Iluminación y toda ignorancia huirá de ti”.

¿Podríamos decir, entonces, que la Piedra Filosofal es la Iluminación? Nuestra respuesta sería afirmativa y las palabras del adepto Grillot De Givry, en la décima meditación o capítulo de su libro La Gran Obra, parecerían darnos la razón:

"(...) Has de saber que todo lo que nos enseña la ciencia puedes adquirirlo en solo unos segundos mediante la ILUMINACION mística: tu espíritu penetra la clave de la armonía universal al encontrarse frente a frente con el Absoluto”.

E. Canaseliet, discípulo de Fulcanelli, nos dice:

"Cuando escribió E1 Misterio De Las Catedrales, en 1922, Fulcanelli no había recibido el don de Dios, pero estaba tan cerca de la ILUMINACION suprema que juzgó necesario esperar y conservar el anonimato” (67).

Y luego agrega:

" El que sabe hacer la Obra con solo el Mercurio ha encontrado lo que hay de más perfecto; es decir, ha RECIBIDO LA LUZ y realizado el Magisterio” (67).

El propio Fulcanelli en su obra, Las Moradas Filosofales, nos da ciertas indicaciones al respecto:

"(...) El Bafomet era la expresión pagana de Pan. Pues, al igual que los templarios, los ofitas practicaban dos bautismos: uno, el del agua o exotérico; el otro, esotérico, el del espíritu o del fuego. Este último se llamaba el bautismo de Meté. San Justino y san Ireneo lo llamaban la ILUMINACION” (68).

“Este es el consejo que nos permitimos dar a los investigadores sinceros, a los hijos de la ciencia en favor de los cuales escribimos. Tan solo la ILUMINACION divina les proporcionará la solución del oscuro problema” (69).

Y haciendo una descripción del símbolo que encierra el Hombre de los Bosques, agrega:

" Este hombre simple, de cabellos abundantes y mal peinados, con barba inculta, este hombre de la naturaleza al que sus conocimientos tradicionales empujan a menospreciar la vanidosa frivolidad de los pobres locos que se creen sabios, domina, desde lo alto a los otros hombres como domina el montón de piedras que pisotea. El es el ILUMINADO porque ha recibido la luz, la ILUMINACION ESPIRITUAL” (70).

Aquí no podemos más que detenernos y considerar que, la imagen de este hombre de los bosques o de la naturaleza, nos evoca la figura de aquellos yoguis o ascetas tan propios de la tradición asiática y cuyo objetivo era, justamente, la búsqueda y logro de la Iluminación. No olvidemos que Sidharta Gautama, el Buda, el Iluminado, hizo vida de ermitaño en los bosques de la India antes de convertirse en un "Despierto". Pero sigamos leyendo a Fulcanelli:

"(...) El trabajo del arte hace manifiesto y exterior lo que antes se encontraba difuso en la masa tenebrosa, grosera y vil del sujeto primario. Del caos oscuro hace surgir la luz tras haberla reunido, y esta luz brilla desde ahora en las tinieblas como una estrella en el cielo nocturno” (71).

" De manera que estudiando con paciencia esta única y primitiva sustancia, parcela caótica y reflejo del gran mundo, el artista puede adquirir las nociones elementales de una ciencia desconocida, penetrar en un ámbito inexplorado, fértil de descubrimiento, abundante en revelaciones y pródigo de maravillas, y recibir al fin el inestimable don que Dios reserva a las almas de elite: la luz de la sabiduría” (72).

La imagen de la Iluminación es recurrente en los libros alquímicos; en la explicación de un texto cabalístico atribuido a Naxágoras, Fulcanelli denomina a la Piedra Filosofal como: el Templo Sagrado de la Luz (73). Sin embargo, no debemos entender el fenómeno de la Iluminación como algo exclusivamente psicológico o abstracto. La Iluminación, como la alquimia, es un proceso material y, simultáneamente, espiritual. Los actuales avances en medicina psicosomática, han llegado a revelar que los estados de conciencia producen determinadas sustancias químicas a nivel del cerebro y del sistema nervioso general. El descubrimiento de la existencia de neurotransmisores, endorfinas y drogas endógenas, han ampliado significativamente el concepto de la Conciencia y su relación con el organismo humano.

Hoy se sabe que a través de ciertos fármacos podemos evitar las enfermedades depresivas, estar más alerta o acceder a estados alterados (o alternos, dirán unos) de conciencia, similares a los que se experimentan durante el sueño, la meditación o un éxtasis religioso. La medicina actual reconoce que estados de angustia, temor, preocupación o depresión, que son de origen mental, pueden provocar enfermedades concretas en nuestros órganos corporales. Lo que tal vez, la medicina ignore, es que así como un estado de conciencia nos puede enfermar, otro puede mantenernos saludables, vitales y longevos. El cuerpo y la mente humana aún son un misterio, a pesar de lo mucho que hemos avanzado hasta ahora en su conocimiento.

Podemos afirmar, con plena razón de causa, que el fenómeno mental al cual la tradición denomina “Iluminación”, va acompañado de una transformación corporal, además de la psicológica comúnmente reconocida. Esta relación mente-cuerpo también ha sido aceptada por el budismo:

"(...) La mente y la materia están rigurosamente inter-relacionadas: cualquier cosa que suceda en la una se refleja en la otra. Este fue el descubrimiento clave del Buda, el punto crucial de su enseñanza. El lo expresó así: Cualquier cosa que suceda en la mente va acompañada por una sensación” (74)

En el Dhammapada, Buda nos dice:

"La mente precede a todos los fenómenos, la mente es lo que más importa. La mente lo produce todo” (75).

No dejaremos pasar la ocasión sin llamar la atención sobre algunos conceptos budistas que, curiosamente, guardan mucha similitud con el hermetismo. Según el Dharma, la Ley de la Naturaleza o Doctrina de Buda, lo más importante es la acción mental (76); esto la relaciona con el Principio Hermético de “Mentalismo”. La ley budista del Karma nos recuerda el Principio de Causa y Efecto, es decir, que toda acción tiene su reacción y nos enseña que:

"Todos los seres son dueños de sus actos, heredan sus actos, emanan de sus actos, están ligados a sus actos, sus actos son su refugio. Según que sus actos sean viles o nobles, así serán sus vidas” (76).

Del mismo modo, el concepto budista de “impermanencia” (anicca, en lengua pali), nos indica que nada es permanente o estable, que todo cambia y que nada es estático, que todo fluye. Es la forma oriental del Principio Hermético de Vibración, que nos enseña que nada descansa, que todo se mueve y vibra. Profundizando en la doctrina de Buda descubriremos que hay mucho hermetismo en ella, pues hasta su enseñanza, que nos indica que apegándonos al placer damos origen al dolor, nos recuerda el Principio Hermético de Polaridad: “Todo es dual, todo tiene dos polos”.

Todas estas similitudes nos trae a la memoria el dogma hermético de la Unidad, resumido en la frase "Omnia ab unum et in unum omnia" (Todo en uno y uno en todo), la cual contrasta por su semejanza con una de las estrofas del poema de Tao Hsin, cuarto patriarca del budismo zen, que reza así:

Uno en todos, todos en uno…

Si solo se comprende esto,

¡No te preocupes más por no ser perfecto! (77).

No es nuestra intención escarbar en las sutilezas budistas y sus conexiones profundas con la filosofía hermética; ello alargaría en demasía nuestro trabajo, aunque le haría ganar en profundidad y comprensión. Dejaremos pasar esta oportunidad, no sin antes señalar una sabrosa coincidencia (?). Tanto en el mito griego, como en la tradición budista, el nombre de las madres de Hermes y Buda es el mismo: Maya. Friedrich Von Licht