La Sabiduría fiel impetra por octava vez el auxilio de la luz

viernes, 27 de agosto de 2010

 




XIV 1. Y Jesús prosiguió su discurso a sus discípulos.
2. Y dijo: Cuando la Sabiduría fiel hubo dicho su séptima plegaria en el caos, y sin que aún me hubiese llegado orden del primer misterio para libertarla, elevándola sobre el caos, por mi propio impulso, y en virtud de mi misericordia, sin esperar la orden, la conduje a un lugar despejado sobre el caos.
3. Y sus enemigos cesaron momentáneamente de atormentarla, creyendo que iba a ser definitivamente arrojada en el caos.
4. Y la fiel Sabiduría ignoraba que yo la asistía y me desconocía del todo.
5. Y persistía en celebrar el tesoro de la luz, que había visto antes y al que seguía fiel.
6. Y pensaba que era él el que la asistió, y como era fiel a la luz, creía que su súplica se escucharía y sería llevada del caos.
7. Mas no se había aún cumplido la disposición del primer misterio a fin de que su ruego fuese escuchado.
8. Escuchad, pues, y yo os diré cuántas cosas sucedieron a la fiel Sabiduría.
9. Ocurrió que, cuando yo la llevé a un lugar más desahogado del caos, las emanaciones del triple poder dejaron de atormentarla creyendo que yo la iba a llevar completamente al caos.
10.. Ycuando supieron que la Sabiduría fiel no era conducida al caos, volvieron a torturarla sumamente.
11. Y por eso ella elevó su octava súplica.
12. Y dijo de este modo: Yo he puesto, ¡oh luz!, mi corazón en ti; no me dejes en el caos. Escúchame y líbrame en tu pensamiento.
13. Vuelve mi espíritu hacia mí y líbrame; sé mi salvador, ¡oh luz!, y líbrame.
14. Llévame a tu luz, porque tú eres mi salvador y tú me conducirás hacia ti.
15. Y por el misterio de tu nombre, indícame tu camino y dame tu misterio.
16. Y librame de la fuerza de rostro de león y de mis enemigos, que me han tendido asechanzas.
17. Porque tú eres mi salvador y yo entregaré la pureza de mi luz en tus manos.
18. Libértame, ¡oh luz!, en tu conocimiento.
19. Y tú te irritarás contra aquellos que vigilan contra mi, para que no se apoderen de mí totalmente.
20. Porque yo he creído en la luz, y yo te adorará y cantará tus alabanzas, para que tengas piedad de mí y vuelvas tu corazón a la pena en que me encuentro.
21. Y tú me librarás y me restituirás mi fuerza fuera del caos.
22. Y no me abandonarás a la fuerza con rostro de león, mas me conducirás a la región en que la aflicción no existe.
23. Y cuando Jesús habló así a sus discípulos, continué.
24. Y dijo: Cuando la fuerza de faz de león supo que la Sabiduría fiel no había sido arrojada en el caos, vino con todas las otras emanaciones materiales del triple poder.
25. Y otra vez atormentaron a la fiel Sabiduría. Y cuando la torturaban, ella prosiguió impetrando.
26. Y dijo: Ten piedad de mí, luz, porque ellos me atormentan aún.
27. Y cuanto hay en mí, y mi fuerza y mi espíritu son turbados, según tu orden, ¡oh luz!
28. Y mi fuerza ha sufrido grandes perjuicios, mientras yo estaba sujeta a tormentos.
29. Y el número de mi tiempo está en el caos.
30. Y mi luz se ha eclipsado, porque mi fuerza me ha sido arrebatada.
31. Y cuantas fuerzas había en mí han sido destruidas.
32. Y soy impotente ante todos los archones de los eones que me odian y ante las veinticuatro emanaciones en cuyas regiones yo estaba.
33. Y mi hermano ha temido seguirme, en vista de las persecuciones en que me ha visto sumida.
34. Y todos los archones de las regiones superiores me han mirado como la materia en que no hay ninguna luz.
35. Y me he convertido como en una fuerza material que ha caído lejos de los archones.
36. Y cuantos están en los eones han dicho: Ella es como el caos.
37. Y todas las fuerzas que no tienen misericordia han venido sobre mí, para qiutarme toda mi luz.
38. Pero yo he creído en ti, luz, y he dicho: Tú eres mi salvador, y mi suerte, que tú has marcado, está en tu mano.
39. Líbrame, pues, de los enemigos que me acusan y me persiguen.
40. Extiende tu luz sobre mí, porque yo no soy nada en tu presencia, y consérvame en tu misericordia.
41. Y no consientas que caiga sobre mí la ignominia.
42. Porque es a ti, oh luz, a quien yo glorifico en mis himnos.
43. Que el caos envuelva a mis perseguidores y que sean sumergidos en las sombras infernales.
44. Cierra la puerta a quienes quieren devorarme.
45. Y dicen: arranquémosle la luz que hay en ella.
46. Porque yo no les he hecho ningún mal.

Novena plegaria de la Sabiduría fiel

XV 1. Y Mateo, cuando Jesús hubo hablado así, se adelantó.
2. Y dijo: Señor, tu luz me ha instruido para que yo explique la octava plegaria de la Sabiduría fiel.
3. Porque tu fuerza ha profetizado en el salmo treinta de David, diciendo: En ti he puesto, Señor, mi corazón.
4. No permitas que se me humille eternamente.
5. Y oyendo estas palabras, dijo Jesús: En verdad te digo, Mateo, que cuando el número perfecto sea cumplido, y cuando el universo sea destruido, yo estaré sentado en el tesoro de la luz.
6. Y vosotros estaréis sentados sobre las doce fuerzas de la luz, hasta que sean restablecidos los rangos de los doce salvadores en las regiones de cada uno de ellos.
7. Y continuó hablando y dijo: ¿Comprendéis lo que os he dicho?
8. Y María se adelantó y dijo: Señor, tú siempre nos has hablado en parábolas.
9. Y nos has dicho en ellas: Yo estableceré con vosotros un reino como el que mi Padre ha establecido conmigo.
10. Y comeréis y beberéis en mi mesa y en mi reino.
11. Y estaréis sentados en los doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
12. Y Jesús contestó: Está bien, María.
13. Y continuó y dijo a sus discípulos: Y las emanaciones del triple poder continuaron atormentando, en el caos, a la Sabiduría fiel.
14. Y ella pronunció su novena súplica y dijo: ¡Oh luz, confunde a los que me arrebatan mi fuerza y devuélveme la que me han quitado!
15. Ven y sálvame. Porque grandes tinieblas me envuelven y me afligen.
16. Di a mi fuerza: yo te libertaré.
17. Y que cuantos quieren arrebatarme mi luz sean privados de su fuerza y vuelvan al caos.
18. Que sean reducidos a la impotencia los que quieren quitarme mi luz.
19. Que su fuerza sea como el polvo y que tu ángel, Ieû, los hiera.
20. Y si quieren ascender a lo alto, que las tinieblas los rodeen.
21. Y que sean arrojados en el caos, y que Ieû, tu ángel, los persiga para herirlos en las tinieblas del infierno.
22. Porque me han tendido asechanzas y lo mismo la fuerza con faz de león.
23. Y sin que yo los haya dañado, me atormentan y me quieren arrancar mi fuerza toda.
24. Arranca, ¡oh luz!, la pureza a la fuerza de faz de león, sin que ella lo sepa.
25. Y confunde el proyecto que ha maquinado el triple poder, para arrebatar mi fuerza, y arrebátale la suya.
26. Y mi fuerza se regocijará en la luz y será alegre, porque tú la habrás salvado.
27. Y todas las partes de mi fuerza dirán: no hay más salvador que tú.
28. Porque me has librado de la fuerza con rostro de león que me arrebataba mi fuerza.
29. Y me salvarás de todos los que me quitan mi fuerza y mi luz.
30. Porque se han levantado contra ti, profiriendo mentiras, y diciendo que yo conocía el misterio de la luz de la región superior.
31. Y me apremiaban, exclamando: Dinos los misterios de la luz de la región superior.
32. Mas yo ignoraba esos misterios y me han infligido grandes males.
33. Porque yo he sido fiel a la luz de la región superior.
34. Y me he sentado en las tinieblas, con el alma sumida en el duelo.
35. Sálvame, ¡oh luz, a la que elevo mis himnos!
36. Porque yo sé que tú me salvarás, pues que yo hacía tu voluntad cuando estaba en la región de los eones.
37. Y yo cumplía tu voluntad como las potencias invisibles que están en mis regiones y yo lloraba, buscando con celo tu luz.
38. Y ahora mis enemigos me rodean, y se alegran de mis males, y me infligen sin piedad grandes aflicciones.
39. Y rechinan los dientes contra mí y me quieren arrebatar toda mi luz.
40. ¿Hasta cuándo, luz, permitirás que sigan afligiéndome?
41. Libra mi fuerza de sus malos propósitos y presérvame de la fuerza con rostro de león. Porque yo estoy sola en estas regiones.
42. Y en medio de cuantos se han juntado contra mí, yo te glorifico, ¡oh luz!
43. Y clamaré siempre a ti, en medio de todos los que me afligen.
44. Que no se regocijen más sobre mí, atormentándome y quitándome mi fuerza.
45. Tú conoces su astucia, ¡oh luz! No permitas que tu ayuda se aleje de mi.
46. Apresúrate, ¡oh luz! Júzgame en tu bondad y véngame.
47. ¡Oh luz de las luces! Que mis enemigos no me arrebaten mi luz.
48. Y que no digan entre sí: Nuestra fuerza se ha reforzado con su luz.
49. Y que no digan: Hemos devorado su fuerza.
50. Sino que las tinieblas los rodeen y hagan impotentes a aquellos que me quieren robar mi luz.
51. Y que aquellos que dicen: Nosotros hemos robado su fuerza y su luz, sean hundidos en el caos y en las tinieblas.
52. Sálvame, para que yo sea en gozo.
53. Porque yo aspiro a la trecena región de los eones, que es la región de la justicia.
54. Y para que yo diga a toda hora: La luz de Ieû, tu ángel, irá aumentando de brillo.
55. Y mi lengua cantará eternamente tus alabanzas en la decimotercera región de los eones.