María Magdalena pregunta a Jesús sobre la esencia, composición y modo de ser de los veinticuatro invisibles

viernes, 27 de agosto de 2010

 




XXIX 1. Y después de todas estas cosas, María Magdalena se adelantó y adoró los pies de Jesús.
2. Y dijo: Señor, no te incomodes si te interrogo.
3. Porque nosotros nos informamos de todo con celo ardiente.
4. Tú nos has dicho siempre: Buscad y encontraréis. Llamad y se os abrirá.
5. ¿Cuál es, Señor, aquel que encontraremos? ¿Quién es aquel a quien hemos de llamar?
6. ¿Quién puede darnos la explicación de las palabras sobre las que te preguntamos?
7. Porque tú nos has dado el conocimiento de la luz y nos has revelado cosas sublimes.
8. No hay en el mundo ser humano que tenga este conocimiento.
9. Nadie existe en las regiones superiores de los eones que pueda explicarnos el sentido de las palabras que tú dices.
10. Sólo tú, que todo lo sabes y en todo eres perfecto, nos lo puedes explicar.
11. Porque nosotros no inquirimos estas cosas como los demás hombres que hay en el mundo.
12. Sino que las buscamos en el conocimiento que de las regiones superiores nos has dado tú.
13. Y las buscamos también en el lugar de la explicación perfecta con que tú nos has instruido.
14. No te incomodes, Señor, contra mí.
15. Mas revélame la palabra sobre cuyo sentido yo te interrogue.
16. Y cuando Jesús hubo oído las palabras que había dicho María Magdalena, le contestó: Pregunta lo que quieras, pregunta.
17. Y yo te revelaré con interés y verdad cuanto tú has de hacer.
18. En verdad, en verdad, os digo que os entreguéis a una gran alegría y a un júbilo extremo.
19. Y que me preguntéis celosamente sobre todo. Porque yo me regocijará informándoos fielmente de lo que os conviene saber.
20. Pregunta lo que quieras conocer y te lo explicaré con satisfacción.
21. Y cuando María oyó las palabras del Salvador, tuvo sumo regocijo.
22. Y dijo a Jesús: Mi Salvador y Señor, ¿cómo son los veinticuatro invisibles?
23. ¿Y cómo son sus regiones, y de qué especie son, o de qué género es su luz?
24. Y Jesús contestó a María: ¿Qué hay parecido en este mundo a ellos?
25. ¿A qué los comparará y qué es lo que de ellos podré deciros?
26. Nada en este mundo les es comparable, nada que se les pueda asimilar.
27. Porque nada hay en este mundo que sea de la especie de las cosas del cielo.
28. En verdad os digo que cada invisible es mayor que el cielo y que la esfera que está bajo él.
29. Porque nada hay en este mundo más deslumbrante que la luz del sol.
30. Pero, en verdad, en verdad, os lo digo: Los veinticuatro invisibles tienen una luz diez mil veces más brillante que la del sol de este mundo.
31. Y la luz del gran antepasado invisible es diez mil veces más brillante que la luz que os he dicho que tienen los veinticuatro invisibles.
32. Mas esperad un poco y yo os conducirá a ti y los discípulos, tus hermanos, a todos los lugares de las regiones superiores.
33. Y llevaré a los tres fundamentos el primer misterio y hasta el lugar único del círculo del Inefable.