Yo Soy Eso...

domingo, 15 de agosto de 2010

 



La sensación de «Yo soy»


Interlocutor: Es su hecho de experiencia diaria que al despertar el
mundo aparece repentinamente. ¿De dónde viene?
Maharaj: Antes de que algo pueda venir a ser debe haber alguien a quien
venga. Toda aparición y desaparición presupone un cambio
respecto a un trasfondo sin cambio.
Int: Antes de despertar yo era inconsciente.
Mah: ¿En qué sentido? ¿Por haber olvidado o por
no haber experimentado? ¿No experimenta usted aunque esté
inconsciente? ¿Puede usted existir sin conocer? Un lapso en la memoria:
¿es una prueba de no existencia? ¿y puede usted hablar válida-mente
sobre su propia no existencia como una experiencia efectiva? Usted no puede
decir siquiera que su percepción no existía. ¿No se
despertó usted al ser llamado? Y al despertar, ¿no fue la
sensación de «yo soy» lo que vino primero? Alguna semilla
de consciencia debe haber estado existiendo incluso durante el sueño
o el desvane-cimiento. Al despertar la experiencia se desarrolla así:
«Yo soy —el cuerpo— en el mundo». Puede parecer que surge en
sucesión pero de hecho es todo simultáneo, una única
idea de tener un cuerpo en un mundo. ¿Puede haber la sensación
de «yo soy» sin ser alguien?
Int: Yo soy siempre alguien con sus recuerdos y hábitos. No
conozco ningún otro «yo soy».
Mah: ¿Quizás algo le impide a usted conocer? Cuando usted
no conoce algo que otros conocen, ¿qué hace usted?
Int: Busco la fuente de su conocimiento bajo su instrucción.
Mah: ¿No es importante para usted saber si usted es un mero
cuerpo, o algo dife-rente? ¿O, quizás nada en absoluto? No
ve usted que todos sus problemas son pro-blemas de su cuerpo —comida, vestido,
cobijo, familia, amigos, nombre, fama, segu-ridad, supervivencia— todos
estos pierden su significado en el momento en que us-ted se da cuenta de
que usted no puede ser un mero cuerpo.
Int: ¿Qué beneficio hay en saber que yo no soy el cuerpo?
Mah: Decir que usted no es el cuerpo no es completamente cierto. En
un sentido usted es todos los cuerpos, corazones y mentes y mucho más.
Profundice dentro de la sensación de «yo soy» y encontrará.
¿Cómo encuentra usted una cosa que ha perdido u olvidado?
Usted la mantiene en su mente hasta que la recupera. La sensación
de ser, de «yo soy» es lo primero que emerge. Pregúntese
de dónde viene, o sólo obsér-vela con calma. Cuando
la mente permanece en el «yo soy» sin moverse, usted entra
en un estado que no puede ser verbalizado pero que puede ser experimentado.
Todo lo que usted necesita hacer es insistir una y otra vez. Después
de todo la sensación de «yo soy» está siempre
con usted, sólo que usted le ha adjuntado todo tipo de cosas —cuerpo,
sensaciones, pensamientos, ideas, posesiones etc. Todas esas auto-identificaciones
son extraviatorias. Debido a ellas usted se toma por lo que usted no es.
Int: ¿Entonces qué soy yo?
Mah: Es suficiente saber lo que usted no es. Usted no necesita saber
lo que usted es. Puesto que, mientras que conocimiento signifique descripción
en términos de lo que ya se conoce, ya sea por percepción,
o por conceptualización, no puede haber ninguna cosa tal como conocimiento
de sí mismo, pues lo que usted es no puede ser descrito, excepto
como negación total. Todo lo que usted puede decir es: «yo
no soy esto, yo no soy eso», usted no puede decir a sabiendas «esto
es lo que yo soy». Eso es una insensatez. Lo que usted puede señalar
como «esto» o «eso» no puede ser usted mismo. Ciertamente,
usted no puede ser otro «algo». Usted no es nada percep-tible
o imaginable. Sin embargo, sin usted no puede haber ni percepción
ni imagina-ción. Usted observa al corazón sentir, a la mente
pensar, al cuerpo actuar; el acto mismo de percibir muestra que usted no
es lo que usted percibe. ¿Puede haber per-cepción, experiencia,
sin usted? Una experiencia debe «pertenecer». Alguien debe
venir y declararla como suya propia. Sin un experimentador la experiencia
no es real. Es el experimentador el que imparte realidad a la experiencia.
Una experiencia que usted no puede tener, ¿de qué valor es
para usted?
Int: La sensación de ser un experimentador, la sensación
de «yo soy», ¿no es también una experiencia?
Mah: Obviamente, toda cosa experimentada es una experiencia. Y en toda
expe-riencia surge el experimentador de ella. La memoria crea la ilusión
de la continuidad. En realidad cada experiencia tiene su propio experimentador
y la sensación de iden-tidad se debe al factor común en la
raíz de todas las relaciones experimentador-experiencia. Identidad
y continuidad no son lo mismo. De la misma manera que cada flor tiene su
propio color, aunque todos los colores son causados por la misma luz, así
muchos experimentadores aparecen en la presenciación indivisa e
indivisible, cada uno separado en la memoria, idéntico en la esencia.
Esta esencia es la raíz, el fundamento, la «posibilidad»
atemporal y aespacial de toda experiencia.
Int: ¿Cómo puedo llegar a ella?
Mah: Usted no necesita llegar a ella, pues usted lo es. Ella vendrá
a usted si usted le da una oportunidad. Abandone su apego a lo irreal y
lo real caerá en su propia cuenta rápida y suavemente. Deje
de imaginarse que usted es o que usted hace esto o aquello y la comprehensión
de que usted es la fuente y el corazón de todo amanecerá
en usted. Con esto vendrá un gran amor que no es elección
o predilección, ni apego, sino un poder que hace a todas las cosas
dignas de amor y amables.

2

La Obsesión con el Cuerpo


Interlocutor: Maharaj, usted está sentado en frente de mí
y yo estoy aquí a sus pies. ¿Cuál es la diferencia
básica entre nosotros?
Maharaj: No hay ninguna diferencia básica.
Int: Sin embargo debe haber alguna diferencia real. Yo vengo a usted,
usted no viene a mí.
Mah: Debido a que usted imagina diferencias, usted va aquí y
allá en busca de gente «superior».
Int: Usted también es una persona superior. Usted proclama conocer
lo real, mientras yo no lo hago.
Mah: ¿Le he dicho yo a usted alguna vez que usted no sabe y
que, por lo tanto, usted es inferior? Deje que quienes han inventado tales
distinciones las prueben. Yo no pretendo saber lo que usted no sabe. De
hecho, yo sé mucho menos que usted.
Int: Sus palabras son sabias, su comportamiento noble, su gracia todopoderosa.
Mah: Yo no sé nada sobre todo eso y no veo ninguna diferencia
entre usted y yo. Mi vida es una sucesión de acontecimientos, igual
que la suya. Sólo, yo estoy desa-pegado y veo el espectáculo
que pasa como un espectáculo que pasa, mientras que usted se apega
a las cosas y se mueve con ellas.
Int: ¿Qué le hizo a usted tan desapasionado?
Mah: Nada en particular. Aconteció que confié en mi Gurú.
Él me dijo que yo no soy nada sino mí mismo y yo le creí.
Al confiar en él, me comporté en consecuencia y dejé
de inquietarme por lo que no era mí mismo, ni mío.
Int: ¿Por qué tuvo usted la fortuna de confiar en su
maestro plenamente, mientras nuestra confianza es nominal y verbal?
Mah: ¿Quién puede decirlo? Aconteció así.
Las cosas acontecen sin causa ni ra-zón y, después de todo,
¿qué importa quién es quién? Su elevada opinión
de mí es solo su opinión. En cualquier momento usted puede
cambiarla. ¿Por qué dar impor-tancia a las opiniones, ni
siquiera a las suyas?
Int: Sin embargo, usted es diferente. Su mente parece estar siempre
calmada y feliz. Y en torno a usted ocurren milagros.
Mah: Yo no sé nada sobre milagros, y me pregunto si la naturaleza
admite excep-ciones a sus leyes, a menos de que convengamos que todo es
un milagro. En cuanto a mi mente, no hay ninguna cosa tal. Hay consciencia,
en la que todo acontece. Es completamente evidente y está dentro
de la experiencia de todo el mundo. Única-mente, usted no observa
con suficiente cuidado. Observe bien, y vea lo que yo veo.
Int: ¿Qué ve usted?
Mah: Yo veo lo que usted también podría ver, aquí
y ahora, si no fuera por el en-foque incorrecto de su atención.
Usted no se presta ninguna atención a usted mismo. Su mente está
toda con las cosas, las gentes y las ideas, nunca con usted mismo. Póngase
a usted mismo en el foco, devenga consciente de su propia existencia. Vea
como funciona usted, observe los motivos y los resultados de sus
acciones. Estudie la prisión que ha construido en torno a usted
mismo, por inadvertencia. Al saber lo que usted no es, usted llega a conocerse
a usted mismo. La vía de vuelta a usted mismo es a través
de la negación y del rechazo. Una cosa es cierta: lo real no es
ima-ginario, no es un producto de la mente. La sensación de «yo
soy» no es continua, aunque es un indicador útil; muestra
dónde buscar, pero no qué buscar. Solo obsér-vela.
Una vez que usted está convencido de que usted no puede decir verdaderamente
nada sobre usted mismo excepto «yo soy», y de que nada que
puede ser señalado, puede ser usted mismo, la necesidad del «yo
soy» ha terminado —usted ya no intenta verbalizar lo que usted es.
Todo lo que usted necesita es deshacerse de la tendencia a definirse a
usted mismo. Todas las definiciones se aplican solo a su cuerpo y a sus
expresiones. Una vez que desaparece esta obsesión con el cuerpo,
usted revertirá a su estado natural, espontáneamente y sin
esfuerzo. La única diferencia entre nosotros es que yo soy presenciador
de mi estado natural, mientras usted está aturdido. Lo mis-mo que
el oro convertido en ornamentos no tiene ninguna ventaja sobre el oro en
polvo, excepto cuando la mente lo establece así, de igual modo nosotros
somos uno en el ser —diferimos solo en apariencia. Lo descubrimos siendo
serios, buscando, indagando, preguntando cada día y cada hora, dando
la propia vida a este descubri-miento.




El Presente Vivo



Interlocutor: Por lo que yo puedo ver, no hay nada irregular en mi cuerpo
ni en mi ser real. Ninguno de ellos son de hechura mía y no necesitan
ser mejorados. Lo que no ha ido bien es el «cuerpo interior»,
llámelo mente, consciencia, antahkarana, cualquiera que sea el nombre.
Maharaj: ¿Qué considera usted que no va bien en su mente?
Int: Es inquieta, codiciosa de lo agradable y temerosa de lo desagradable.
Mah: ¿Qué hay de malo en su búsqueda de lo agradable
y en su huida de lo desa-gradable? El río de la vida corre entre
las orillas del dolor y del placer. Es solo cuan-do la mente se niega a
correr con la vida y se aferra a las orillas, cuando eso deviene un problema.
Por correr con la vida quiero decir aceptación —dejar que venga
lo que viene y que se vaya lo que se va. No desee, no tema, observe lo
que acontece, cómo y cuando acontece, pues usted no es lo que acontece,
usted es a quien ello acontece. Finalmente usted no es ni siquiera el observador.
Usted es la potencialidad última de la que la consciencia omniabarcante
es la manifestación y expresión.
Int: Sin embargo, entre el cuerpo y el sí mismo hay una nube
de pensamientos y de sentimientos que no sirven ni al cuerpo ni al sí
mismo. Estos pensamientos y sen-timientos son inconsistentes, transitorios
y desprovistos de significación, mero polvo mental que ciega y sofoca;
sin embargo, están ahí, oscureciendo y destruyendo.
Mah: Ciertamente, la memoria de un acontecimiento no puede pasar por
el acon-tecimiento mismo. Tampoco lo puede su anticipación. Hay
algo excepcional, único, en el acontecimiento presente, que no tienen
el acontecimiento pasado ni el venidero. Hay en él una viveza, una
actualidad; destaca como si estuviera iluminado. En lo que acontece ahora
hay el «sello de la realidad», que el pasado y futuro no tienen.
Int: ¿Qué es lo que da al presente ese «sello de
la realidad»?
Mah: No hay nada peculiar en el acontecimiento presente que lo haga
diferente del pasado y del futuro. Por un momento el pasado fue actual
y el futuro lo devendrá también. ¿Qué hace
al presente tan diferente? Obviamente, mi presencia. Yo soy real porque
yo soy siempre ahora, en el presente, y lo que está conmigo ahora
participa en mi realidad. El pasado está en la memoria, el futuro
—en la imaginación. No hay nada en el acontecimiento presente mismo
que lo haga destacar como real. Puede ser un suceso simple, periódico,
como la campanada de un reloj. A pesar de nuestro co-nocimiento de que
las campanadas sucesivas son idénticas, la campanada presente es
completamente diferente de la anterior y de la siguiente —en tanto que
recordada, o esperada. Una cosa enfocada en el ahora está conmigo,
pues yo soy siempre presente; es mi propia realidad la que yo imparto al
acontecimiento presente.
Int: Pero nosotros tratamos cosas recordadas como si fueran reales.
Mah: Nosotros consideramos los recuerdos, solo cuando irrumpen en el
presente. Lo olvidado no cuenta hasta que uno lo recuerda —lo cual implica
traerlo al ahora.
Int: Sí, puedo ver que hay en el ahora algún factor desconocido
que da realidad momentánea a la actualidad transitoria.
Mah: Usted no necesita decir que es desconocido, pues usted lo ve en
constante operación. Desde que usted nació, ¿ha cambiado
alguna vez? Las cosas y los pensa-mientos han estado cambiando todo el
tiempo. Pero la sensación de que lo que es ahora es real no ha cambiado
nunca, ni siquiera en sueño.
Int: En el sueño profundo no hay ninguna experiencia de la realidad
presente.
Mah: La vacuidad del sueño profundo se debe enteramente a la
falta de recuerdos específicos. Pero hay una memoria general de
bienestar. Hay una diferencia de sen-sación cuando decimos «yo
estaba profundamente dormido» y «yo estaba ausente».
Int: Vamos a repetir la pregunta con la que comenzamos: entre la fuente
de la vi-da y la expresión de la vida (que es el cuerpo), está
la mente y sus estados siempre cambiantes. La corriente de los estados
mentales es sin fin, sin significación y dolo-rosa. El dolor es
el factor constante. Lo que nosotros llamamos placer es sólo un
lap-so, un intervalo entre dos estados dolorosos. El deseo y el temor son
la trama y la urdimbre del hecho de vivir, y ambos están hechos
de dolor. Nuestra pregunta es: ¿puede haber una mente feliz?
Mah: El deseo es el recuerdo del placer y el temor es el recuerdo del
dolor. Am-bos hacen a la mente inquieta. Los momentos de placer son meramente
lapsos en la corriente del dolor. ¿Cómo puede ser feliz la
mente?
Int: Eso es verdad cuando deseamos placer o esperamos dolor. Pero hay
mo-mentos de dicha inesperada, imprevista. Dicha pura, no contaminada por
el deseo. No buscada, no merecida, dada por Dios.
Mah: Sin embargo, la dicha solo es dicha frente a un trasfondo de dolor.
Int: ¿El dolor es un hecho cósmico, o puramente mental?
Mah: El universo es completo y donde hay completud, donde no falta
nada, ¿qué puede dar dolor?
Int: El universo puede ser completo como un todo, pero incompleto en
los deta-lles.
Mah: Una parte del todo vista en relación al todo es también
completa. Solo cuando se ve aisladamente deviene deficiente y así
un foco de dolor. ¿Qué es lo que lleva al aislamiento?
Int: Las limitaciones de la mente, por supuesto. La mente no puede
ver el todo por la parte.
Mah: Muy bien. La mente, por su naturaleza misma, divide y opone. ¿Puede
ha-ber alguna otra mente, que una y armonice, que vea el todo en la parte
y la parte co-mo totalmente relacionada con el todo?
Int: La otra mente —¿dónde buscarla?
Mah: Yendo más allá de la mente que limita, divide y
opone. Poniendo fin al proceso mental tal como nosotros lo conocemos. Cuando
éste llega a su fin, nace esa mente.
Int: ¿En esa mente ya no existe el problema de la alegría
y de la pena?
Mah: No como nosotros las conocemos, como deseable o repugnante. Deviene
más bien una cuestión de amor que busca expresión
y que encuentra obstáculos. La mente inclusiva es amor en acción,
batallando contra las circunstancias, inicialmente frustrado, finalmente
victorioso.
Int: Entre el espíritu y el cuerpo, ¿es el amor el que
proporciona el puente?
Mah: ¿Quién más? La mente crea el abismo, el corazón
lo cruza.


4

El Mundo Real está Más Allá de la Mente...



Interlocutor: En varias ocasiones se ha formulado la pregunta en cuanto
a si el universo está sujeto a la ley de causación, o si
existe y funciona al margen de la ley. Usted parece sostener el punto de
vista de que es incausado, de que todo, por peque-ño que sea, es
incausado, que surge y desaparece sin ninguna razón cualquiera que
sea.
Maharaj: Causación significa sucesión en el tiempo de
acontecimientos en el es-pacio, ya sea ese espacio físico o mental.
Tiempo, espacio, causación son categorías mentales, que surgen
y se sumergen con la mente.
Int: Mientras la mente opera, la causación es una ley válida.
Mah: Como todo lo mental, la supuesta ley de causación se contradice
a sí mis-ma. Ninguna cosa en la existencia tiene una causa particular;
el universo entero con-tribuye a la existencia aún de la cosa más
pequeña; nada podría ser como es sin que el universo sea
lo que es. Cuando la fuente y fundamento de todo es la única causa
de todo, hablar de causalidad como una ley universal es incorrecto. El
universo no está limitado por su contenido, porque sus potencialidades
son infinitas; además es una manifestación o expresión
de un principio fundamental y totalmente libre.
Int: Sí, finalmente, uno puede ver que hablar de una cosa como
la única causa de otra cosa es enteramente incorrecto. Sin embargo,
en la vida de hecho nosotros ini-ciamos invariablemente la acción
con miras a un resultado.
Mah: Sí, hay mucha actividad de ese tipo, debido a la ignorancia.
Con sólo que las gentes supieran que nada puede acontecer a menos
que el universo entero lo haga acontecer, lograrían mucho más
con menos gasto de energía.
Int: Si todo es una expresión de la totalidad de las causas,
¿cómo podemos hablar de una acción intencionada hacia
un logro?
Mah: El impulso mismo de lograr es también una expresión
del universo total. Muestra meramente que la energía potencial ha
subido a un punto particular. Es la ilusión del tiempo lo que le
hace a usted hablar de causalidad. Cuando el pasado y el futuro se ven
en el ahora atemporal como partes de un modelo común, la idea de
causa-efecto pierde su validez y la libertad creativa ocupa su lugar.
Int: Sin embargo, yo no puedo ver cómo algo puede llegar a ser
sin una causa.
Mah: Cuando digo que una cosa es sin causa, quiero decir que puede
ser sin una causa particular. Su propia madre no era necesaria para darle
a usted nacimiento; usted podría haber nacido de alguna otra mujer.
Pero usted no podría haber nacido sin el sol y la tierra. Ni siquiera
estos podrían haber causado su nacimiento sin el factor más
importante: su propio deseo de nacer. Es su deseo lo que da nacimiento,
lo que da nombre y forma. Lo deseable es imaginado y deseado y se manifiesta
como algo tangible o concebible. Así se crea el mundo en el que
vivimos, nuestro mundo personal. El mundo real está más allá
del alcance de la mente; nosotros lo vemos a través de la red de
nuestros deseos, dividido en placer y dolor, justo e injusto, interior
y exterior. Para ver el universo como es, usted debe ir más allá
de la red. No es difícil hacerlo, pues la red está llena
de agujeros.
Int: ¿Qué quiere usted decir por agujeros? ¿Y
cómo encontrarlos?
Mah: Mire la red y sus muchas contradicciones. Usted hace y deshace
a cada pa-so. Usted quiere paz, amor, felicidad y trabaja duramente para
crear dolor, odio y guerra. Usted quiere longevidad y se sobrealimenta,
usted quiere amistad y explota a los demás. Vea su red como hecha
de tales contradicciones y suprímalas —su mismo verlas harán
que desaparezcan.
Int: Puesto que mi ver la contradicción hace que desaparezca,
¿no hay ningún la-zo causal entre mi ver y su desaparecer?
Mah: La causalidad, incluso como concepto, no se aplica al caos.
Int: ¿Hasta qué punto es el deseo un factor causal?
Mah: Uno de los muchos. Para cada cosa hay innumerables factores causales.
Pe-ro la fuente de todo lo que es, es la Posibilidad Infinita, la Realidad
Suprema, que está en usted y que da su fuerza, su luz y su amor
a toda experiencia. Pero, esta fuente no es una causa y ninguna causa es
una fuente. Debido a eso, yo digo que todo es incausado. Usted puede intentar
descubrir cómo acontece una cosa, pero usted no puede averiguar
porqué una cosa es como es. Una cosa es como es, porque el univer-so
es como es.



5

Lo que Nace debe Morir
...



Interlocutor: ¿La consciencia que presencia es permanente o no?
Maharaj: No es permanente. El conocedor surge y se sumerge con lo conocido.
Eso en lo que tanto el conocedor como lo conocido surgen y se sumergen,
es más allá del tiempo. Las palabras permanente o eterno
no se aplican.
Int: En el sueño profundo no hay ni lo conocido, ni el conocedor.
¿Qué mantiene al cuerpo sensitivo y receptivo?
Mah: Ciertamente usted no puede decir que el conocedor estaba ausente.
La ex-periencia de las cosas y de los pensamientos no estaba, eso es todo.
Pero la ausencia de experiencia también es experiencia. Es como
entrar en una habitación oscura y decir: «No veo nada».
Un hombre ciego de nacimiento no sabe lo que significa la oscuridad. Similarmente,
sólo el conocedor sabe que no sabe. El sueño profundo es
meramente un lapso en la memoria. La vida continua.
Int: ¿Y qué es la muerte?
Mah: Es el cambio en el proceso de vida de un cuerpo particular. La
integración acaba y comienza la desintegración.
Int: ¿Pero qué hay sobre el conocedor? ¿Con la
desaparición del cuerpo, desapa-rece el conocedor?
Mah: Justamente como el conocedor del cuerpo aparece en el nacimiento,
así de-saparece en la muerte.
Int: ¿Y no queda nada?
Mah: Queda la vida. La consciencia necesita un vehículo y un
instrumento para su manifestación. Cuando la vida produce otro cuerpo,
otro conocedor viene al ser.
Int: ¿Hay un lazo causal entre los sucesivos conocedores del
cuerpo o perceptores del cuerpo?
Mah: Sí, hay algo que puede ser llamado el cuerpo de la memoria,
o cuerpo cau-sal, un registro de todo lo que se pensó, se deseó
y se hizo. Es como una nube de imágenes que se mantienen juntas.
Int: ¿Qué es esta sensación de una existencia
separada?
Mah: Es un reflejo en un cuerpo separado de la única realidad.
En este reflejo lo ilimitado y lo limitado están confundidos y se
toman como si fueran lo mismo. Deshacer esta confusión es el propósito
del Yoga.
Int: ¿No deshace la muerte esta confusión?
Mah: En la muerte solo muere el cuerpo. La vida no muere, la consciencia
no muere, la realidad no muere. Y la vida nunca está tan viva como
después de la muerte.
Int: ¿Pero acaso renace uno?
Mah: Lo que nació debe morir. Solo lo innacido es sin muerte.
Encuentre qué es lo que nunca duerme ni nunca se despierta, y cuyo
pálido reflejo es nuestra sensación de «yo».
Int: ¿Cómo voy a llevar a cabo este encuentro?
Mah: ¿Cómo hace usted para encontrar algo? Mantiene sobre
ello su mente y su corazón. Debe haber un interés y una recordación
sostenidos. Recordar lo que nece-sita ser recordado es el secreto del éxito.
Usted llega a ello por medio de la seriedad.
Int: ¿Quiere usted decir que sólo con querer encontrar
es suficiente? Ciertamente, también se necesitan cualificaciones
y oportunidades.
Mah: Ambas vendrán con la seriedad. Lo que es supremamente importante
es estar libre de contradicciones: la meta y la vía no deben estar
en niveles diferentes; la vida y la luz no deben pelearse; el comportamiento
no debe traicionar a la creencia. Llámelo honestidad, integridad,
entereza; usted no debe retroceder, deshacer, desrai-zar, abandonar el
terreno conquistado. La tenacidad de propósito y la honestidad en
la búsqueda le llevarán a usted a su meta.
Int: ¡Tenacidad y honestidad son dones, ciertamente! Yo no tengo
ni rastro de ellos.
Mah: Todo vendrá a medida que usted avance. Dé usted
primero el primer paso. Todas las bendiciones vienen de dentro. Vuelva
adentro. «Yo soy», usted lo sabe. Sea con ello todo el tiempo
que usted pueda permitirse, hasta que usted revierta a ello espontáneamente.
No hay ninguna vía más simple ni más fácil.


6

La Meditación...



Interlocutor: Todos los maestros aconsejan meditar. ¿Cuál
es el propósito de la meditación?
Maharaj: Nosotros conocemos el mundo exterior de sensaciones y de acciones,
pero de nuestro mundo interior de pensamientos y sentimientos sabemos muy
poco. El propósito principal de la meditación es devenir
consciente y familiarizado con nuestra vida interior. El propósito
último es alcanzar la fuente de la vida y de la consciencia.
Incidentalmente, la práctica de la meditación afecta
profundamente a nuestro ca-rácter. Nosotros somos esclavos de lo
que no conocemos; de lo que conocemos so-mos señores. Cualquier
vicio o flaqueza en nosotros mismos, cuyas causas y funcio-namientos descubrimos
y comprendemos, los vencemos por el conocimiento mismo; lo inconsciente
se disuelve cuando se trae a lo consciente. La disolución de lo
in-consciente libera energía; la mente se siente adecuada y se torna
calmada.
Int: ¿Cuál es la utilidad de una mente calmada?
Mah: Cuando la mente está en calma, nosotros llegamos a conocernos
a nosotros mismos como el presenciador puro. Nos retiramos de la experiencia
y de su experi-mentador y permanecemos aparte en la presenciación
pura, que está entre ellos y más allá de ellos. La
personalidad, basada en la autoidentificación, en imaginarse que
uno es algo: «yo soy esto, yo soy eso», continúa, pero
solo como una parte del mundo objetivo. Su identificación con el
presenciador se rompe.
Int: Por lo que comprendo, yo vivo en muchos niveles y la vida en cada
nivel re-quiere energía. El Sí mismo por su propia naturaleza
se deleita en todo y sus energías fluyen hacia fuera. ¿No
es el propósito de la meditación contener las energías
en los niveles más altos, o empujarlas hacia atrás y hacia
arriba, a fin de permitir que los niveles más altos prosperen también?
Mah: No es tanto una cuestión de niveles como de gunas (cualidades).
La medi-tación es una actividad sattvica y apunta a la completa
eliminación de tamas (inercia) y de rajas (motividad). Sattva puro
(armonía) es libertad perfecta de la pereza y del desasosiego.
Int: ¿Cómo fortalecer y purificar el sattva?
Mah: El sattva es siempre puro y fuerte. Es como el sol. Puede aparecer
obscure-cido por nubes y polvo, pero solo desde el punto de vista del perceptor.
Ocúpese de las causas del oscurecimiento, no del sol.
Int: ¿Cuál es la utilidad de sattva?
Mah: ¿Cuál es la utilidad de la verdad, de la bondad,
de la armonía, de la belleza? Ellas son su propia meta. Se manifiestan
espontáneamente y sin esfuerzo cuando las cosas son dejadas a sí
mismas, cuando no se interfiere en ellas, cuando no se las elu-de, ni se
las desea, ni se las conceptualiza, sino que sólo se experimentan
en la pre-senciación plena. Tal presenciación es ella misma
sattva. Ella no utiliza ni las cosas ni a las gentes —les da realidad.
Int: Puesto que yo no puedo mejorar sattva, ¿tengo que ocuparme
de tamas y ra-jas solo? ¿Cómo puedo ocuparme de ellos?
Mah: Observando su influencia en usted y sobre usted. Preséncieles
en operación, observe sus expresiones en sus pensamientos, palabras
y obras, y gradualmente su poder sobre usted decrecerá y emergerá
la clara luz de sattva. No es un proceso difí-cil ni largo; la seriedad
es la única condición del éxito.

7

La Mente...



Interlocutor: Hay muchos libros interesantes escritos por gentes aparentemente
muy competentes, en los que se niega la ilusoriedad del mundo (aunque no
su tran-sitoriedad). Según ellos, existe una jerarquía de
seres, desde el más bajo al más alto; en cada nivel la complejidad
del organismo permite y refleja la profundidad, la am-plitud y la intensidad
de la consciencia, sin ninguna culminación visible o cognosci-ble.
Una ley suprema gobierna por todas partes: la evolución de las formas
por el crecimiento y el enriquecimiento de la consciencia y la manifestación
de sus poten-cialidades infinitas.
Mah: Esto puede ser así, o no. Incluso si es así, lo
es solo desde el punto de vista de la mente, pero de hecho el universo
entero (mahadakasha) existe solo en la cons-ciencia (chidakasha), mientras
que yo tengo mi estación en lo Absoluto (parama-kasha). En el ser
puro emerge la consciencia; en la consciencia el mundo aparece y desaparece.
Todo lo que es, es mí mismo; todo lo que es, es mío. Antes
de todos los comienzos, después de todos los finales —yo soy. Todo
tiene su ser en mí, en el «yo soy», que brilla en todo
ser vivo. Incluso el no ser es impensable sin mí. Ocurra lo que
ocurra, yo debo estar ahí para presenciarlo.
Int: ¿Por qué le niega usted el ser al mundo?
Mah: Yo no niego el mundo. Yo lo veo como aparece en la consciencia,
que es la totalidad de lo conocido en la inmensidad de lo no conocido.
Lo que comienza y acaba es mera apariencia. El mundo se puede decir
que apare-ce, pero no que es. La apariencia puede durar mucho en alguna
escala de tiempo, y ser muy breve en otra, pero finalmente equivale a lo
mismo. Todo lo que está sujeto al tiempo es momentáneo y
no tiene ninguna realidad.
Int: Ciertamente, usted ve el mundo existente que le rodea a usted
¡Usted parece comportarse con entera normalidad!
Mah: Eso es lo que le parece a usted. Lo que en su caso ocupa todo
el campo de la consciencia es sólo una mota en la mía. El
mundo dura, pero sólo un momento. Es su memoria lo que le hace a
usted pensar que el mundo continúa. Yo mismo, no vivo de memoria.
Yo veo el mundo como es; una apariencia momentánea en la conscien-cia.
Int: ¿En su consciencia?
Mah: Toda idea de «yo» y «mío», incluso
de «yo soy» está en la consciencia.
Int: ¿Es entonces su «ser absoluto» (paramakasha)
inconsciencia?
Mah: La idea de inconsciencia existe solo en la consciencia.
Int: Entonces, ¿cómo sabe usted que usted está
en el estado supremo?
Mah: Porque yo soy en él. Es el único estado natural.
Int: ¿Puede usted describirlo?
Mah: Solo por negación, como incausado, independiente, incomparable,
indiviso, incompuesto, imperturbable, incuestionable, inalcanzable por
el esfuerzo. Toda defi-nición positiva viene de la memoria y, por
lo tanto, es inaplicable. Y sin embargo mi estado es supremamente real
y, por lo tanto, posible, realizable, asequible.
Int: ¿No está usted inmerso atemporalmente en una abstracción?
Mah: La abstracción es mental y verbal y desaparece en el sueño
profundo, o en el desvanecimiento; reaparece en el tiempo; yo soy en mi
propio estado (swarupa) atemporalmente en el ahora. El pasado y el futuro
están solo en la mente —yo soy ahora.
Int: El mundo es también ahora.
Mah: ¿Qué mundo?
Int: El mundo que nos rodea.
Mah: Es su mundo lo que usted tiene en la mente, no el mío.
¿Qué sabe usted de mí, cuando incluso mi conversación
con usted está solo en su mundo? Usted no tiene ninguna razón
para creer que mi mundo es idéntico al suyo. Mi mundo es real, ver-dadero,
como es percibido, mientras que el suyo aparece y desaparece, según
el esta-do de su mente. Su mundo es algo extraño, y usted tiene
miedo de él. Mi mundo es mí mismo. Yo soy en casa.
Int: Si usted es el mundo, ¿cómo puede usted ser consciente
de él? ¿No es el su-jeto de la consciencia diferente de su
objeto?
Mah: La consciencia y el mundo aparecen y desaparecen juntos, de manera
que son dos aspectos del mismo estado.
Int: En el sueño profundo yo no soy, y el mundo continúa.
Mah: ¿Cómo lo sabe usted?
Int: Al despertar lo sé. Mi memoria me lo dice.
Mah: La memoria está en la mente. La mente continúa en
el sueño.
Int: Está parcialmente en suspenso.
Mah: Pero su imagen del mundo no es afectada. Mientras que la mente
está ahí, su cuerpo y su mundo están ahí. Su
mundo está hecho de mente, es subjetivo, está encerrado dentro
de la mente, es fragmentario, temporal, personal, cuelga del hilo de la
memoria.
Int: ¿Es así el suyo?
Mah: ¡Oh, no! Yo vivo en un mundo de realidades, mientras que
el suyo es de imaginaciones. Su mundo es personal, privado, incompartible,
íntimamente suyo. Nadie puede entrar en él, ver como usted
ve, oír como usted oye, sentir sus emocio-nes y pensar sus pensamientos.
En su mundo usted está verdaderamente solo, ence-rrado en su sueño
siempre cambiante, que usted toma por la vida. Mi mundo es un mundo abierto,
común a todos, accesible a todos. En mi mundo hay comunidad, pe-netración
inteligible, amor, cualidad real; lo individual es lo total, la totalidad
—en lo individual. Todos son uno y el Uno es todos.
Int: ¿Está su mundo lleno de cosas y de gentes como lo
está el mío?
Mah: No, está lleno de mí mismo.
Int: ¿Pero usted ve y oye como nosotros?
Mah: Sí, yo parezco oír y ver y hablar y actuar, pero
para mí eso sólo acontece, como acontecen para usted la digestión
o la transpiración. La máquina del cuerpo-mente se ocupa
de eso pero me deja fuera de ella. Lo mismo que usted no necesita ocuparse
del crecimiento de su cabello, así yo no necesito ocuparme de las
palabras y las acciones. Ellas simplemente acontecen y me dejan en paz,
pues en mi mundo nada marcha nunca incorrectamente.


8

El Sí Mismo Está Más Allá de la Mente...



Interlocutor: Cuando era un niño experimenté muy a menudo
estados de felicidad completa, cercanos al éxtasis. Más tarde,
cesaron. Pero desde que vine a la India rea-parecieron, particularmente
desde que le encontré a usted. Sin embargo estos estados, por maravillosos
que sean, no son duraderos. Vienen y van y no hay ningún conoci-miento
de cuando volverán de nuevo.
Mah: ¿Cómo puede algo ser estable en una mente que ella
misma no es estable?
Int: ¿Cómo puedo hacer que mi mente sea estable?
Mah: ¿Cómo puede una mente inestable hacerse a sí
misma estable? Por supuesto no puede. La naturaleza de la mente es vagar
de un lado a otro. Todo lo que usted puede hacer es llevar el foco de la
consciencia más allá de la mente.
Int: ¿Cómo se hace?
Mah: Deseche todos los pensamientos excepto uno: el pensamiento «yo
soy». La mente se rebelará al comienzo, pero con paciencia
y perseverancia cederá y se tran-quilizará. Una vez que usted
esté tranquilo, las cosas comenzarán a acontecer espon-táneamente
y completamente naturales, sin ninguna interferencia de su parte.
Int: ¿Puedo evitar esta dilatada batalla con mi mente?
Mah: Sí, puede. Viva su vida como viene, pero siempre alerta,
siempre vigilante, dejando que todo acontezca como acontece, haciendo las
cosas naturales de modo natural, sufriendo, regocijándose —como
la vida lo traiga. Eso también es una vía.
Int: Bien, entonces puedo casarme, tener hijos, llevar un negocio…
ser feliz.
Mah: Ciertamente. Usted puede ser feliz o no, tómelo a su paso.
Int: Pero yo quiero felicidad.
Mah: La verdadera felicidad no puede ser encontrada en las cosas que
cambian y se desvanecen. El placer y el dolor alternan inexorablemente.
La felicidad viene del sí mismo y sólo puede encontrarse
en el sí mismo. Encuentre su sí mismo real (swa-rupa) y todo
lo demás vendrá con él.
Int: Si mi sí mismo real es paz y amor, ¿por qué
está tan inquieto?
Mah: No es su sí mismo real el que está inquieto, pero
su reflejo en la mente apa-rece inquieto porque la mente es inquieta. Es
como el reflejo de la luna en el agua agitada por el viento. El viento
del deseo agita a la mente, y el «yo», que no es más
que un reflejo del Sí mismo en la mente, aparece cambiante. Pero
esas ideas de mo-vimiento, de inquietud, de placer y de dolor están
todas en la mente. El Sí mismo está más allá
de la mente, presenciador consciente, pero no implicado.
Int: ¿Cómo alcanzarlo?
Mah: Usted es el Sí mismo aquí y ahora. Deje a la mente
en paz, permanezca consciente y no implicado y usted se dará cuenta
de que estar alerta pero desapegado, observando cómo los acontecimientos
vienen y se van, es un aspecto de su naturaleza real.
Int: ¿Cuáles son los otros aspectos?
Mah: Los aspectos son infinitos en número. Dése usted
cuenta de uno, y se dará cuenta de todos.
Int: Dígame usted algo que me ayude.
Mah: ¡Usted sabe mejor lo que usted necesita!
Int: Yo estoy inquieto. ¿Cómo puedo obtener paz?
Mah: ¿Para qué necesita usted paz?
Int: Para ser feliz.
Mah: ¿No es usted feliz ahora?
Int: No, no lo soy.
Mah: ¿Qué le hace a usted infeliz?
Int: Tengo lo que no quiero, y quiero lo que no tengo.
Mah: ¿Por qué no lo invierte usted?: quiera lo que usted
tiene y no se preocupe por lo que no tiene.
Int: Quiero lo que es agradable y no quiero lo que es doloroso.
Mah: ¿Cómo sabe usted lo que es agradable y lo que no
lo es?
Int: Por la experiencia pasada, por supuesto.
Mah: Guiado por la memoria usted ha estado persiguiendo lo agradable
y esqui-vando lo desagradable. ¿Lo ha logrado usted?
Int: No, no le he logrado. Lo agradable no dura. El dolor vuelve de
nuevo.
Mah: ¿Cuál dolor?
Int: El deseo del placer, el miedo del dolor, ambos son estados de
miseria. ¿Hay un estado de placer sin mezcla?
Mah: Todo placer, físico o mental, necesita un instrumento.
Ambos instrumentos físico y mental son materiales, se fatigan y
se agotan. El placer que proporcionan es necesariamente limitado en intensidad
y duración. El dolor es el trasfondo de todos sus placeres. Usted
los quiere porque sufre. Por otra parte, la búsqueda misma del placer
es la causa del dolor. Es un círculo vicioso.
Int: Puedo ver el mecanismo de mi confusión, pero no veo mi
salida de él.
Mah: El examen mismo del mecanismo muestra la salida. Después
de todo, su confusión está solo en su mente, que hasta ahora
nunca se ha rebelado contra la con-fusión y nunca ha logrado hacerse
con ella. Se ha rebelado solo contra el dolor.
Int: ¿De modo que todo lo que puedo hacer es permanecer confundido?
Mah: Esté alerta. Indague, observe, investigue, aprenda todo
lo que pueda sobre la confusión, como opera, lo que le hace a usted
y a otros. Viendo claramente la con-fusión usted deviene limpio
de la confusión.
Int: Cuando miro dentro de mí mismo, encuentro que mi deseo
más fuerte es crear un monumento, construir algo que me sobreviva.
Incluso cuando pienso en un hogar, esposa e hijos, es porque ello es un
testimonio de mí mismo duradero, sólido.
Mah: De acuerdo constrúyase un monumento. ¿Cómo
se propone usted hacerlo?
Int: Importa poco qué construya, mientras sea permanente.
Mah: Ciertamente, usted puede ver por usted mismo que nada es permanente.
Todo se gasta, se viene abajo, se disuelve. El terreno mismo sobre el que
usted cons-truye cede. ¿Qué puede usted construir que sobreviva
a todo?
Int: Intelectualmente, verbalmente, yo soy consciente de que todo es
transitorio. Sin embargo, de algún modo mi corazón quiere
permanencia. Quiero crear algo que dure.
Mah: Entonces usted debe construirlo de algo duradero. ¿Qué
tiene usted que sea duradero? Ni su cuerpo ni su mente durarán.
Usted debe buscar en otra parte.
Int: Anhelo la permanencia, pero no la encuentro en ninguna parte.
Mah: Usted mismo, ¿no es usted permanente?
Int: Yo he nacido, y moriré.
Mah: ¿Puede usted decir verdaderamente que usted no era antes
de nacer y puede usted decir cuando esté muerto: «Ahora ya
no soy». Usted no puede decir desde su propia experiencia que usted
no es. Usted solo puede decir «yo soy». Los demás tampoco
pueden decirle a usted que «usted no es».
Int: No hay ningún «yo soy» en el sueño profundo.
Mah: Antes de hacer afirmaciones tan perentorias, examine usted cuidadosa-mente
su estado de vigilia. Usted descubrirá pronto que está lleno
de vacíos, cuando la mente se queda en blanco. Note cuán
poco recuerda usted incluso cuando está ple-namente despierto. Usted
no puede decir que usted no estuvo consciente durante el sueño.
Simplemente, usted no recuerda. Un vacío en la memoria no es necesaria-mente
un vacío en la consciencia.
Int: ¿Puedo hacerme a mí mismo recordar mi estado de
sueño profundo?
Mah: ¡Por supuesto! Eliminando los intervalos de inadvertencia
durante sus horas de vigilia, usted eliminará gradualmente el largo
intervalo de atención ausente que usted llama sueño. Usted
sabrá que está dormido.
Int: Sin embargo el problema de la permanencia, de la continuidad del
ser, no está resuelto.
Mah: La permanencia es una mera idea, nacida de la acción del
tiempo. El tiempo a su vez depende de la memoria. Por permanencia usted
quiere decir una memoria sin cortes a través de un tiempo sin fin.
Usted quiere eternizar la mente, lo cual no es posible.
Int: ¿Entonces qué es eterno?
Mah: Eso que no cambia con el tiempo. Usted no puede eternizar una
cosa tran-sitoria —solo lo que no cambia es eterno.
Int: Yo estoy familiarizado con el sentido general de lo que usted
dice. No anhelo más conocimiento. Todo lo que quiero es paz.
Mah: Usted puede tener toda la paz que quiera pidiendo.
Int: Estoy pidiendo.
Mah: Debe usted pedir con un corazón indiviso y vivir una vida
integrada.
Int: ¿Cómo?
Mah: Desapéguese de todo lo que torna a su mente inquieta. Renuncie
a todo lo que perturba su paz. Si usted quiere paz, merézcala.
Int: Ciertamente todo el mundo merece paz.
Mah: Sólo la merecen aquellos que no la perturban.
Int: ¿De qué manera perturbo yo la paz?
Mah: Siendo un esclavo para sus deseos y temores.
Int: ¿Incluso cuando están justificados?
Mah: Las reacciones emocionales nacidas de la ignorancia o de la inadvertencia
nunca están justificadas. Busque una mente clara y un corazón
limpio. Todo lo que usted necesita es mantenerse tranquilamente alerta,
indagando en la naturaleza real de usted mismo. Ésta es la única
vía hacia la paz.


9

Respuestas de la Memoria...



Interlocutor: Unos dicen que el universo ha sido creado. Otros dicen
que siempre ha existido y que siempre está sufriendo transformaciones.
Unos dicen que está su-jeto a leyes eternas. Otros niegan incluso
la causalidad. Unos dicen que el mundo es real. Otros —que no tiene ningún
ser.
Mah: ¿Sobre qué mundo está usted preguntando?
Int: El mundo de mis percepciones, por supuesto.
Mah: El mundo que usted puede percibir es ciertamente un mundo muy
pequeño. Y es enteramente privado. Tómelo como un sueño
y entiéndaselas con él.
Int: ¿Cómo puedo tomarlo como un sueño? Un sueño
no dura.
Mah: ¿Cuánto durará su pequeño mundo propio?
Int: Después de todo, mi pequeño mundo no es sino una
parte del total.
Mah: ¿No es la idea de un mundo total una parte de su mundo
personal? El uni-verso no viene a decirle a usted que usted es una parte
de él. Es usted el que ha in-ventado una totalidad para que le contenga
a usted como una parte. De hecho, todo lo que usted conoce es su mundo
privado propio, por muy bien que usted lo haya amueblado con sus imaginaciones
y expectativas.
Int: ¡Ciertamente, la percepción no es imaginación!
Mah: ¿Qué otra cosa es? la percepción es reconocimiento,
¿no es así? Algo ente-ramente desconocido puede ser sentido,
pero no puede ser percibido. La percepción implica la memoria.
Int: Concedido, pero la memoria no lo convierte en ilusión.
Mah: Percepción, imaginación, expectación, anticipación,
ilusión —todas se ba-san en la memoria. Apenas hay líneas
fronterizas entre ellas. Simplemente se funden unas en otras. Todas son
respuestas de la memoria.
Int: Sin embargo, la memoria está aquí para probar la
realidad de mi mundo.
Mah: ¿Cuánto recuerda usted? Trate de escribir de memoria
lo que usted ha esta-do pensando, diciendo y haciendo el día 30
del mes pasado.
Int: Sí, hay un vacío.
Mah: No está tan mal. Usted recuerda un montón —es la
memoria inconsciente la que hace tan familiar el mundo en el que vive.
Int: Admitido que el mundo en el que vivo es subjetivo y parcial. ¿Qué
hay sobre usted? ¿En qué tipo de mundo vive usted?
Mah: Mi mundo es como el suyo. Yo veo, oigo, siento, pienso, hablo
y actúo en un mundo que percibo, lo mismo que usted. Pero para usted
eso es todo, mientras que para mí es casi nada. Sabiendo que el
mundo es una parte de mí mismo, yo no le presto más atención
que la que usted presta al alimento que usted ha comido. Mien-tras está
siendo preparado y comido el alimento está separado de usted y su
mente está con él; una vez tragado, usted deviene totalmente
inconsciente de él. Yo me he comido el mundo y ya no necesito pensar
más en él.
Int: ¿No deviene usted completamente irresponsable?
Mah: ¿Cómo podría? ¿Cómo puedo yo
hacer daño a algo que es uno conmigo? Al contrario, sin pensar en
el mundo, todo lo que yo hago le será beneficioso. Lo mismo que
el cuerpo se pone bien inconscientemente, así yo estoy incesantemente
activo poniendo bien al mundo.
Int: No obstante, ¿usted es consciente del inmenso sufrimiento
del mundo?
Mah: Por supuesto que lo soy, mucho más de lo que lo es usted.
Int: ¿Entonces que hace usted?
Mah: Lo miro a través de los ojos de Dios y encuentro que todo
está bien.
Int: ¿Cómo puede decir usted que todo está bien?
Mire las guerras, la explota-ción, la lucha cruel entre el ciudadano
y el estado.
Mah: Todos esos sufrimientos los hace el hombre y está dentro
del poder del hombre ponerles un fin. Dios ayuda poniendo al hombre frente
a los resultados de sus acciones y pidiendo que el equilibrio sea restaurado.
El karma es la ley que tra-baja por la rectitud; es la mano curativa de
Dios.


10

La Presenciación...



Interlocutor: Yo estoy lleno de deseos y quiero cumplirlos. ¿Cómo
puedo lograr lo que quiero?

Maharaj: ¿Merece usted lo que desea? De un modo u otro usted
tiene que traba-jar por el cumplimiento de sus deseos. Invierta energía
y espere los resultados.

Int: ¿De dónde voy a sacar la energía?

Mah: El deseo mismo es energía.

Int: ¿Entonces por qué no se cumplen todos los deseos?

Mah: Quizás no fue bastante fuerte ni duradero.

Int: Sí, ese es mi problema. Quiero cosas, pero soy perezoso
cuando llega el mo-mento de la acción.

Mah: Cuando su deseo no es claro ni fuerte, no puede tomar forma. Además,
si sus deseos son personales, para su propio disfrute, la energía
que usted les da es ne-cesariamente limitada; no puede ser más que
la que usted tiene.

Int: Sin embargo, a menudo personas ordinarias alcanzan lo que desean.

Mah: Después de desearlo muchísimo y durante mucho tiempo.
Incluso entonces, sus logros son limitados.

Int: ¿Y qué hay de los deseos no egoístas?

Mah: Cuando usted desea el bien común, el mundo entero quiere
con usted. Haga suyo propio el deseo de la humanidad y trabaje usted por
él. Ahí usted no puede fra-casar.

Int: La humanidad es obra de Dios, no mía. Yo estoy interesado
en mí mismo. ¿No tengo el derecho de ver mis deseos legítimos
cumplidos? No harán daño a nadie. Mis deseos son legítimos.
Son deseos justos, ¿por qué no se hacen realidad?

Mah: Los deseos son justos o injustos según las circunstancias;
depende de cómo usted los considere. Es solo para el individuo para
el que una distinción entre justo e injusto es válida.

Int: ¿Cuáles son las líneas directrices para tal
distinción? ¿Cómo puedo yo saber cuales de mis deseos
son justos y cuales son injustos?

Mah: En su caso los deseos que llevan al sufrimiento son injustos y
los que llevan a la felicidad son justos. Pero usted no debe olvidar a
los demás. Su sufrimiento y su felicidad también cuentan.

Int: Los resultados están en el futuro. ¿Cómo
puedo yo saber lo que serán?

Mah: Use su mente. Recuerde, observe. Usted no es diferente de los
demás. La mayoría de sus experiencias son válidas
para usted también. Piense clara y profun-damente, penetre la estructura
entera de sus deseos y sus ramificaciones. Ellos son una parte importantísima
de su entramado mental y emocional y afectan poderosa-mente a sus acciones.
Recuerde, usted no puede abandonar lo que no conoce. Para ir más
allá de usted mismo, usted debe conocerse.

Int: ¿Qué quiere decir conocerme a mí mismo? Al
conocerme a mí mismo, ¿qué es exactamente lo que llego
a conocer?

Mah: Todo lo que usted no es.

Int: ¿Y no lo que yo soy?

Mah: Lo que usted es, usted ya lo es. Sabiendo lo que usted no es,
usted se libra de ello y permanece en su propio estado natural. Todo ello
acontece de modo ente-ramente espontáneo y sin esfuerzo.

Int: ¿Y qué descubro?

Mah: Usted descubre que no hay nada que descubrir. Usted es lo que
usted es y eso es todo.

Int: ¿Pero finalmente qué soy yo?

Mah: La negación última de todo lo que usted no es.

Int: ¡Yo no comprendo!

Mah: Es su idea fija de que usted debe ser una cosa u otra la que le
ciega a usted.

Int: ¿Cómo puedo deshacerme de esta idea?

Mah: Si usted confía en mí, crea cuando le digo que usted
es la presenciación pu-ra que ilumina la consciencia y su contenido
infinito. Dése usted cuenta de esto y viva de acuerdo con ello.
Si usted no me cree, entonces vaya usted al interior, inda-gando «¿qué
soy yo?», o enfoque su mente sobre «yo soy», lo cual
es ser puro y sim-ple.

Int: ¿De qué depende mi fe en usted?

Mah: De su penetración en el corazón de otras gentes.
Si usted no puede ver den-tro de mi corazón, vea dentro del suyo
propio.

Int: Yo no puedo hacer ni lo uno ni lo otro.

Mah: Purifíquese usted por una vida bien ordenada y útil.
Observe sus pensa-mientos, sus sentimientos, sus palabras y sus acciones.
Eso aclarará su visión.

Int: ¿No debo renunciar a todas las cosas primero, y vivir una
vida sin hogar?

Mah: Usted no puede renunciar. Usted puede dejar su casa y dar un disgusto
a su familia, pero los apegos están en la mente y no le dejarán
a usted hasta que usted conozca su mente por dentro y por fuera. Lo primero
es lo primero —conózcase a usted mismo, todo lo demás vendrá
con ello.

Int: ¡Pero usted ya me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema!.
¿No es eso co-nocimiento de sí mismo?

Mah: ¡Por supuesto que usted es la Realidad Suprema! ¿Pero
y qué? Cada grano de arena es Dios; saberlo es importante, pero
eso es solo el comienzo.

Int: Bien, usted me ha dicho que yo soy la Realidad Suprema. Yo le
creo a usted. ¿Qué es lo siguiente que tengo que hacer?

Mah: Ya se lo he dicho. Descubra todo lo que usted no es. Ni el cuerpo,
ni los sentimientos, ni los pensamientos, ni las ideas, ni el tiempo, ni
el espacio, ni el ser ni el no ser, ni esto ni eso —nada concreto ni abstracto
que usted pueda señalar es us-ted. Una mera afirmación verbal
no bastará —usted puede repetir una fórmula inaca-bablemente
sin ningún resultado. Usted debe observarse continuamente —particu-larmente
su mente— momento a momento, sin omitir nada. Esta presenciación
es esencial para la separación entre el sí mismo y el no
sí mismo.

Int: La presenciación —¿no es mi naturaleza real?

Mah: Para presenciar, debe haber algo que presenciar. ¡Estamos
todavía en la dualidad!

Int: ¿Qué hay sobre presenciar al presenciador? ¿La
presenciación de la presen-ciación?

Mah: Juntar palabras no le llevará a usted lejos. Vaya usted
adentro y descubra lo que usted no es. Nada más importa...


Yo soy Eso, Nisargadatta Maharaj